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Revista Española de Enfermedades Digestivas
Print version ISSN 1130-0108
Rev. esp. enferm. dig. vol.105 n.1 Madrid Jan. 2013
https://dx.doi.org/10.4321/S1130-01082013000100008
IMÁGENES EN PATOLOGÍA DIGESTIVA
Hidrotórax loculado: una complicación inusual de la cirrosis hepática
Loculated hydrothorax: An unusual complication of hepatic cirrhosis
Rogger Álvaro Bendezú García, Marta Lázaro Sáez, Álvaro Hernández Martínez, Gustavo Óliver Patrón Román, Marco Antonio Rodríguez Manrique, Sergio Amat Alcaraz y José Luis Vega Sáenz
Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Torrecárdenas. Almería
Introducción
La ascitis es la complicación más común de la cirrosis hepática y supone un factor de mal pronóstico. De localización predominantemente abdominal, puede en ocasiones afectar el tórax, representando un reto para el médico cuando presenta una morfología peculiar como en la ascitis intratorácica loculada.
Caso clínico
Varón de 67 años con cirrosis hepática de origen enólico y sin antecedentes cardiopulmonares que ingresa por un cuadro de encefalopatía hepática secundario a estreñimiento. En radiografía de tórax se observó una lesión radiopaca, redondeada y con bordes regulares en hemitórax izquierdo que no existía en controles previos (Fig. 1) iniciándose tratamiento antibiótico empírico ante la sospecha de una neumonía. En la TC torácica la colección era de bordes lisos y regulares y con contenido de densidad "agua" planteándose la posibilidad de una ascitis intratorácica loculada (Fig. 2). El paciente mejoró rápidamente de sus síntomas, pero al alta persistía la lesión anteriormente descrita, la cual desapareció al cabo de un mes con terapia diurética (Fig. 3).
Discusión
El hidrotórax hepático o ascitis intratorácica es el derrame pleural en un paciente con cirrosis y en ausencia de alguna enfermedad cardiopulmonar (1). De localización mayoritariamente derecha (2), puede presentar un aspecto loculado por la existencia de adherencias o tabiques entre ambas pleuras, lo que impide que el líquido se desplace hacia zonas declives. En su presencia, es importante considerar la posibilidad de un hemotórax o empiema como diagnósticos diferenciales. En nuestro caso, la ausencia de clínica respiratoria, las características radiológicas de la lesión y la evolución favorable con diuréticos permitió confirmar el diagnóstico. Es recomendable la TC torácica para descartar enfermedades pulmonares, mediastínicas o pleurales e incluso la toracocentesis ante la sospecha de empiema o hemotórax. El tratamiento consiste en terapia diurética, toracocentesis o la colocación de una derivación portosistémica percutánea intrahepática si no hay respuesta al tratamiento médico (3), pudiendo incluso plantearse procedimientos quirúrgicos (4).
Bibliografía
1. Cárdenas A, Arroyo V. Management of ascites and hepatic hydrothorax. Best Pract Res Clin Gastroenterol 2007;21:55-75. [ Links ]
2. Lazaridis KN, Frank JW, Krowka MJ, Kamath PS. Hepatic hydrothorax: Pathogenesis, diagnosis, and management. Am J Med 1999;107:262-7. [ Links ]
3. Xiol X, Castellote J, Cortes-Beut R, Delgado M, Guardiola J, Sese E. Usefulness and complications of thoracentesis in cirrhotic patients. Am J Med 2001;111:67-9. [ Links ]
4. Meyer CA, White CS, Sherman KE. Diseases of the hepatopulmonary axis. RadioGraphics 2000;20:687-98. [ Links ]