Pierre Janet (1889, 1920) fue el primer autor que ofreció una aproximación explicativa de la disociación. Englobó en la disociación tanto la separación de la consciencia de contenidos y procesos mentales tales como la memoria, la emoción, la voluntad o las sensaciones como los síntomas somáticos caracteristicos de la histeria (González Ordi y Miguel Tobal, 2000; Kihlstrom, 1994).
Históricamente los trastornos conversivos y somatoformes se han considerado de naturaleza disociativa. En la actualidad, la American Psychiatric Association (APA, 2014) excluye los trastornos conversivos y somatoformes de los disociativos, aunque esta separación se debe más a una cuestión práctica que a una cuestión teórica. La separación en el DSM-5 enfatiza la importancia de la exclusión de trastornos orgánicos que puedan explicar los aparentes síntomas neurológicos que aparecen en el trastorno de conversión y los trastornos somatoformes (Holmes et al., 2005).
En cambio, la Clasificación Internacional de Enfermedades, version 10 (CIE-10; Organización Mundial de la Salud, 1992), en este sentido, sí une el trastorno de conversión con los trastornos disociativos, incluyendo el estupor disociativo, los trastornos de trance y posesión, los trastornos disociativos de la motilidad, las convulsiones disociativas y las anestesias y las pérdidas sensoriales disociativas.
La inclusión de los trastornos de conversión dentro de los trastornos disociativos sigue siendo para muchos autores imprescindible. Para Scaer (2001), los síntomas y signos neurológicos que caracterizan la conversión constituyen alteraciones perceptivas basadas en traumas previos y que representan la misma escisión de la consciencia que se da en los trastornos disociativos.
En el sentido de entender la disociación como un proceso que englobaría distintos tipos de síntomas, algunos autores han diferenciado entre “disociación psicoforme” y “disociación somatoforme” (Nijenhuis, Spinhoven, Van Dyck, Van der Hart y Vanderlinden, 1996). La disociación psicoforme o psicológica englobaría todos aquellos síntomas disociativos en los que se ven alterados procesos psicológicos, como alteraciones en la memoria, la identidad, la percepción del ambiente y del entorno. Por otro lado, la disociación somatoforme o somática estaría compuesta por todos aquellos síntomas disociativos que afectan al cuerpo, experiencias, reacciones y funciones somáticas (Nijenhuis, van der Hart, Kruger y Steele, 2004).
Paralelamente, en los últimos años se ha desarrollado también la posición teórica que defiende la existencia de distintos subtipos de disociación: desapego y compartimentalización.
Cardeña (1994), Putnam (1997), Allen (2001) y Brown (2002) han propuesto el término de desapego, que englobaría experiencias y síntomas como la desrealización, la despersonalización y las experiencias extracorporales, donde el individuo experimenta estados alterados de consciencia caracterizados por la sensación de separación, ya sea de sí mismo o del entorno (Holmes et al., 2005). Estas experiencias suelen presentarse conjuntamente (Allen, Console y Lewis, 1999; Steinberg, 1993) y experimentarse con gran malestar. En estos síntomas de desapego puede identificarse un continuo que iría desde experiencias de desapego cotidianas, que suelen aparecer en situaciones de fatiga y cansancio, hasta el propio trastorno de despersonalización.
Por otro lado, la compartimentalización englobaría la amnesia disociativa y síntomas aparentemente neurológicos (trastorno de conversión), como la parálisis conversiva, la pérdida sensorial, las pseudoconvulsiones o problemas somáticos (Engel, Walker y Katon, 1996), que son los síntomas centrales en la propuesta de Janet (1920) en la conceptualizacíón de la histeria. En este grupo también se incluiría los síntomas de disociación somática, como visión en túnel, y problemas de índole somático (Nijenhuis et al., 1996). Pese a que los mecanismos psicológicos que subyacen a este tipo de disociación no están claros y hay una necesidad de mayor investigación en el campo, Brown (2004) y Cardeña (1994) proponen que estos síntomas se producen por la falta de habilidad del individuo para traer a la consciencia información que debería ser accesible o tener bajo control volitivo funciones que normalmente lo son.
De este modo, recogiendo las propuestas teóricas y empíricas de los últimos años, la disociación englobaría distintos subtipos de síntomas (ver figura 1), involucrando diversos procesos, pero manteniéndose siempre la característica central de la escisión de la consciencia y la voluntariedad del sujeto.
El estudio de las variables psicológicas presentes en la disociación se ha centrado casi exclusiviamente en la disociación psicológica (amnesia, despersonalización/desrealización, absorción), encontrándose que los individuos con tendencia a disociar presentan mayores niveles de neuroticismo (De Silva y Ward, 1993) y apertura a la experiencia (Watson, Harrison y Slack, 2000) son más sugestionables (Chae, Goodman, Eisen y Qin, 2011; Eisen, Morgan y Mickes, 2002; Eisen, Qin, Goodman y Davis, 2002; Merckelbach, Muris, Rassin y Horselenberg, 2000; Wolfradt y Meyer, 1998) y poseen mayor propensión a la fantasía (Merckelbach, Horselenberg y Schmidt, 2002; Merckelbach, Muris y Rassin, 1999). Del mismo modo, se encuentra una relacion inversa entre la presencia de síntomas disociativos y edad (Maaranen et al., 2008; Ross, Joshi y Currie, 1990).
Respecto a la disociación somática (síntomas conversivos), se ha encontrado que los disociadores presentan mayores niveles de alexitimia, ira y mayor tendencia al afrontamiento evitativo (Kaplan et al., 2013; Meyers, Fleming, Lancman, Perrine y Lancman, 2013).
Existe poca literatura científica que relacione variables emocionales y de personalidad con ambos tipos de disociación: psicológica y somática. Por este motivo, este estudio tiene como objetivo explorar la relación entre las variables que más se han asociado a la disociación (personalidad, sugestionabilidad, edad, alextimia y dificultades en la regulación emocional) con la disociación psicológica y somática.
Método
Participantes
La muestra estuvo formada por 389 participantes voluntarios de la población general. Posteriormente se eliminaron 34 participantes por no haber completado la batería correctamente. La muestra final quedó compuesta por 355 participantes. Las edades dentro de la muestra se encontraban entre los 18 y los 65 años (M = 34.88 y DT = 14.43). La distribución del sexo fue de un 40.28% varones (n = 143) y de un 59.72% mujeres (n = 212). En el subgrupo de varones la media de edad fue de 35.47 (DT = 14.88) y en el subgrupo de mujeres de 34.67 (DT = 14.13).
Instrumentos
Para llevar a cabo esta investigación se utilizaron los siguientes instrumentos de evaluación (en el orden en que aparecen):
Escala de Experiencias Disociativas II (DES-II; Carlson y Putnam, 1993; Icarán, Colom y Orengo-García, 1996). Escala de 28 ítems autoinformados que recoge la presencia de experiencias y fenómenos disociativos, como amnesia, despersonalización, desrealización y absorción. La fiabilidad test-retest oscila entre .78 y .93 y la consistencia interna es de .93. En la muestra utilizada se obtuvo un alfa de Cronbach de .91.
Cuestionario de Disociación Somatoforme (SDQ-20; Nijenhuis et al., 1996). Este cuestionario está formado por 20 ítems que evalúan síntomas de disociación somática, los cuales no poseen explicación neurológica ni médica, como analgesia, dolor localizado, visión en túnel o crisis pseudoepilépticas. Para el presente estudio se utilizó la versión traducida por Holm (2002). En la versión original, el SDQ ha mostrado muy buena consistencia interna, con un alfa de Cronbach de .95 (Nijenhuis et al., 1996) y una validez convergente con el Cuestionario de Disociación (DIS-Q) de .82 y .71, así como con el DES (Bernstein y Putnam, 1986) de .85. En el presente estudio el instrumento mostró un alfa de Cronbach de .84.
Inventario de Sugestionabilidad (IS; González-Ordi y Miguel-Tobal, 1999). Este inventario está formado por 22 ítems que ofrecen una medida general de sugestionabilidad y engloba cuatro subescalas: fantaseo, absorción, implicación emocional e influenciabilidad. Las características psicométricas del IS indican una buena estabilidad test-retest de .70, una buena consistencia interna, con un alfa de .79 (González-Ordi y Miguel-Tobal, 1999). En la muestra el IS mostró un alfa de Cronbach de .85.
Escala de Alexitimia de Toronto (TAS-20; Páez et al., 1999; Parker, Bagby, Taylor, Endler y Schmitz, 1993). Esta escala formada por 20 ítems y ofrece una puntuacion global en alexitimia, así como en las tres subescalas de (1) dificultad para identificar sentimientos, (2) déficit en el lenguaje emocional y dificultad para comunicar sentimientos y (3) pensamiento concreto y muy operacional. Los índices de fiabilidad en la adaptación al castellano muestran una buena consistencia interna, con un alfa de Cronbach de .78 y una fiabilidad test-retest de .71, siendo su fiabilidad en la muestra utilizada de .85.
Escala de Dificultades en la Regulación Emocional (DERS; Gratz y Roemer, 2004; Hervás y Jódar, 2008). La DERS ofrece una puntuación total en dificultades y puntuaciones en cinco factores que se centran en dificultades relacionadas con determinados procesos: (1) escala de atención hacia las emociones, (2) escala de confusión en la identificación de las emociones, (3) escala de rechazo de las emociones, (4) escala de interferencia de las emociones y (5) descontrol en la regulación de las emociones y sensación de desbordamiento de éstas. El instrumento mostró un alfa de Cronbach de .94 en el presente estudio.
Inventario de Personalidad NEO Revisado (NEO PI-R; Costa y McCrae, 1992; Seisdedos Cubero, Costa, McCrae, Pamos y Cordero Pando, 1999). El inventario evalúa los factores del modelo de los cinco grandes, con cada una de sus diversas facetas: neuroticismo (ansiedad, hostilidad, depresión, ansiedad social, impulsividad y vulnerabilidad), extraversión (cordialidad, gregarismo, asertividad, actividad, búsqueda de emociones y emociones positivas), apertura (fantasía, estética, sentimientos, acciones, ideas y valores), amabilidad (confianza, franqueza, altruismo, actitud conciliadora, modestia y sensibilidad a los demás) y responsabilidad (competencia, orden, sentido del deber, necesidad de logro, autodisciplina y deliberación). Los índices de fiabilidad muestran una buena consistencia interna, que oscila entre .90 y .82 para los distintos factores.
Procedimiento
El procedimiento para la recogida de los datos fue a través del método de muestreo de bola de nieve. Se contó con la colaboración de estudiantes de diversos grados universitarios, así como alumnos de posgrado de distintas universidades. A estos alumnos se les explicó el procedimiento de muestreo de bola de nieve y se les indicó que buscaran tres hombres y tres mujeres de su entorno para realizar el protocolo de evaluación, intentando que tanto un hombre y una mujer se encontrasen entre los intervalos de edad de 18 a 35, 36 a 50 y de 51 a 65 años. Se les indicó que los voluntarios debían firmar en un primer momento el consentimiento informado y posteriormente rellenar el protocolo de evaluación en una o dos sesiones.
Resultados
Todos los datos recogidos y los análisis estadísticos han sido realizados con el paquete estadístico SPSS (versión 20).
Diferencias en relación al sexo
En primer lugar, se realizó una t de Student para observar si existían diferencias en las distintas variables medidas en relación al sexo (ver tabla 1). Las puntuaciones de las medidas de personalidad no se incluyen debido a la corrección y estandarización de las puntuaciones en relación al sexo a la hora de corregir el NEO PI-R (Costa y McCrae, 1992).
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme; IS: Inventario de sugestionabilidad; TAS-2: Escala de Alexitimia de Toronto; DERS: Escala de Dificultades en la Regulación Emocional.
Como se observa en la tabla 1, existen diferencias significativas entre varones y mujeres en relación a la disociación somática, t(321) = - 2.21, p < .05, sugestionabilidad total, t(349) = - 6.25, p < .01, fantaseo, t(349) = - 3.28, p < .01, absorción, t(349) = - 2.71; p < .01, implicación emocional, t(349) = - 9.56, p < .01, influenciabilidad, t(349) = - 3.09, p < .01, la subescala de alexitimia confusión de las emociones con las sensaciones corporales, t(349) = - 2.78, p < .01, y la escala de rechazo de las emociones en el DERS, t(343) = - 2.05, p < .05, mostrando mayores puntuaciones las mujeres.
Por el contrario, los varones muestran significativamente mayores puntuaciones únicamente en la escala de desatención, t(344) = - 2.73, p < .01, de la emociones del DERS.
Dadas las diferencias halladas en relación al sexo, en los análisis posteriores se controló la influencia del sexo en las variables descritas.
Relación entre disociación psicológica, somática y edad
Para observar la relación entre edad, disociación psicológica y disociación somática se realizaron correlaciones parciales entre las variables, controlando el efecto del sexo.
Como se observa en la tabla 2, se hallaron correlaciones significativas negativas con el nivel en la DES total, así como en sus subescalas, siendo la correlación con la subescala de amnesia y despersonalización débiles, en la dirección de a mayor edad menor disociación. En relación al nivel de disociación somática, no se encontraron correlaciones significativas entre el SDQ-20 y la edad.
Relación entre la disociación psicológica y somática
Para explorar la relación entre las distintas variables de disociación, se realizaron correlaciones parciales controlando el efecto del sexo.
Como se puede observar en la tabla 3, la DES mostró correlaciones significativas con la escala de disociación somática, SDQ-20 (r = .490, p < .01), así como las subescalas de absorción (r = .450, p < .01), amnesia (r = .446, p < .01) y despersonalización (r = .418, p < .01).
Sugestionabilidad
En relación a la sugestionabilidad, se realizaron correlaciones parciales controlando la edad, entre la DES, el DSQ-20, como medidas de disociación, y el IS. Como se observa (ver tabla 4), los resultados mostraron correlaciones moderadas entre la puntuación total del IS y la puntuación total de la DES (r = .443, p < .01), la subescala de absorción (r = .486, p < .01), la amnesia (r = .303, p < .01) y entre la subescala del IS fantaseo y el DES (r = .483, p < .01), la absorción (r = .511, p < .01), la amnesia (r = .348, p < .01) y la despersonalización (r = .351, p < .01) (tablas 5-6).
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme; IS: Inventario de Sugestionabilidad. *p < .05, **p < .01.
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme; TAS-20: Escala de Alexitimia de Toronto. * p < .05, ** p < .01.
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme; DERS: Escala de Dificultades en la Regulación Emocional. *p < .05, **p < .01.
Por otro lado, se encontraron correlaciones débiles entre la puntación total del IS y la subescala de despersonalización (r = .281, p < .01), así como entre las subescalas del IS, absorción, implicación emocional e influenciabilidad, y las puntuaciones totales de la DES (r = .252, p < .01; r = .241, p < .01; r = .240, p < .01) y todas sus subescalas.
En cuanto a la escala de disociación somatoforme, SDQ-20, las correlaciones con el IS, la subescala de fantaseo y de influenciabilidad mostraron ser débiles (r = .219, p < .01; r = .257, p < .01; r = .164, p < .01), mientras que en la subescala de absorción del IS y de implicación emocional las correlaciones no fueron significativas.
Alexitimia
Para ver la asociación entre la alexitimia y las distintas escalas de disociación, se realizaron correlaciones de Pearson para la DES y correlaciones parciales con el SDQ-20, controlado como covariable el sexo.
En los resultados se observaron correlaciones moderadas entre la puntuación total en la TAS-20 y la DES (r = .432, p < .01) y las subescalas de absorción (r = .384, p < .01), amnesia (r = .390, p < .01) y despersonalización (r = .372, p < .01). La subescala de la TAS-20, confusión entre las sensaciones corporales y las emociones, correlacionó mediana y moderadamente con la DES y todas sus subescalas (r = .513, p < .01, r = .476, p < .01, r = .455, p < .01, r = .425, p < .01). Por otro lado, el resto de las subescalas de alexitimia mostraron correlaciones débiles o no significativas con la DES, exceptuando pobreza en el lenguaje emocional y la DES total (r = .312, p < .01).
En relación al SDQ-20, los resultados mostraron una correlación moderada entre el cuestionario y la subescala confusión en las sensaciones corporales de la TAS-20 (r = .344, p < .01). El resto de correlaciones entre la TAS-20 y el SDQ-20 fueron débiles o no significativas.
Regulación emocional
Se realizaron correlaciones de Pearson para la DES y sus subescalas, con la DERS y sus subescalas de confusión, interferencia y descontrol. Para las interrelaciones entre la DES y la subescala de desatención y rechazo de la DERS, así como para el SDQ-20, se realizaron correlaciones parciales controlando el sexo.
Se observaron correlaciones moderadas entre la DES total y sus subescalas y las dificultades en la regulación emocional. La subescala de desatención de la DERS mostró correlaciones débiles con la DES (r = .205, p < .01) y con las demás subescalas de la DES. En relación a la escala de disociación somática, las correlaciones con la DERS fueron débiles.
Personalidad
Dada la correlación de los factores de personalidad entre sí (ver tabla 7), con el objetivo de mostrar una mejor varianza entre los dos tipos de disociación y la personalidad, se controló la influencia de los demás factores para cada correlación entre un factor de personalidad y la disociación, siguiendo la línea de Kwapil, Wrobel y Pope (2002). Controlando la influencia de los factores se realizaron correlaciones parciales entre las dos medidas de la disociación y las facetas de cada factor de personalidad (ver tabla 8). Además, para la correlación entre el SDQ-20 y personalidad, se controló también el sexo.
Neuroticismo | Extraversión | Apertura | Amabilidad | |
---|---|---|---|---|
Extraversión | -.341** | |||
Apertura | -.017 | .401** | ||
Amabilidad | -.299** | .047 | -.010 | |
Responsabilidad | -.485** | .262** | -.008 | .226** |
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme.
* p < .05, ** p < .01.
Nota. DES: Escala de Experiencias Disociativas-II; SDQ-20: Cuestionario de Disociación Somatoforme. *p < .05, **p < .01.
En relación a la DES y las facetas de neuroticismo, los datos mostraron que la ansiedad, hostilidad y depresión correlacionan con el DES y las tres subescalas, exceptuando la ansiedad y la despersonalización. También se observó una correlación entre ansiedad social y absorción, impulsividad y DES total, así como con absorción y, por último, vulnerabilidad y DES total, absorción y despersonalización. En cuanto al SDQ-20, los datos mostraron una correlación positiva con ansiedad e impulsividad.
En extraversión, la búsqueda de sensaciones correlacionó positivamente con DES total, absorción y amnesia. Por otro lado, la faceta de gregarismo correlacionó negativamente con DES total y absorción. En el SDQ-20 no se hallaron correlaciones significativas.
En relación al factor de apertura, el DES total mostró correlaciones positivas con la faceta de estética, ideas y valores. Por su parte, la subescala de absorción mostró correlaciones positivas con fantasía, estética, ideas y valores. La amnesia disociativa sólo mostró correlaciones positivas con la faceta de ideas y la subescala de despersonalización correlacionó de forma positiva con las facetas de acciones, ideas y valores. En disociación somática no hubo correlaciones significativas.
En amabilidad, tanto la faceta de confianza como de franqueza mostraron correlaciones negativas con la DES y todas las subescalas. Por su parte, la DES también correlacionó de forma negativa con la faceta de modestia, la subescala de amnesia correlacionó de forma negativa con todas las facetas de la amabilidad, así como la despersonalización, que correlacionó de forma negativa con todas las facetas excepto con actitud conciliadora. En el SDQ-20 no hubo correlaciones significativas.
Por último, en relación al factor de responsabilidad, las facetas de competencia y sentido del deber correlacionaron negativamente con todas las subescalas del DES. Autodisciplina correlacionó de forma negativa con DES total y absorción y deliberación correlacionó negativamente con DES total, absorción y amnesia. En cuanto a la disociación somática, tampoco se hallaron correlaciones significativas.
Discusión
Los resultados hallados indican que la disociación psicológica y la disociación somática correlacionan significativamente, lo que resulta consistente con la literatura clínica (trastornos disociativos y conversivos) y experimental disponible hasta el momento (Engel et al., 1996; Nijenhuis et al., 1996). Por otro lado, los resultados encontrados no parecen indicar la existencia de una mayor relación entre la amnesia disociativa con disociación somática, entendiéndolos como síntomas de compartimentalización. Esta moderada relación entre los distintos síntomas de compartimentalización puede deberse a la muestra utilizada en este estudio, población normal. Es posible que la asociación y la agrupación entre síntomas de compartimentalización frente a los de desapego sea más fuerte en niveles patológicos, donde se ha observado una relación diferencial entre los síntomas de desapego en los trastornos de despersonalización (Baker et al., 2003; Simeon, Knutelska, Nelson, Guralnik y Schmeidler, 2003), y la presencia de síntomas de compartimentalización en trastornos somatomorfos (Steinberg, 1994). Resulta necesario seguir investigado este aspecto en futuros estudios.
En cuanto a la edad, los resultados muestran una relación negativa entre la edad y los síntomas disociativos, pero sólo en disociación psicológica. Estos resultados van en la línea de los encontrados por otras investigaciones previas, en las que se observa la misma relación inversa (Maaranen et al., 2008; Ross et al., 1990). Los datos obtenidos parecen apuntar a que los síntomas de compartimentalización son los que menos (o nada) se asocian con la edad. En estudios longitudinales, se ha observado que sólo el 30% de los individuos con altas puntuaciones en la DES mantienen estas puntuaciones a lo largo de varios años. Este mantenimiento en el tiempo de la presencia de síntomas disociativos se asocia con un aumento en la sintomatología depresiva e ideación suicida (Maaranen et al., 2008). Si son los síntomas de compartimentalización los que se mantienen independientemente de la edad, se puede hipotetizar que son estos síntomas los que pueden tener peor pronóstico y tendencia a la cronificación, lo que adquiere gran relevancia a nivel clínico.
En relación a la sugestionabilidad, los resultados indican que las experiencias disociativas se asocian positivamente con la sugestionabilidad. De forma pormenorizada, se observa que la subescala de la DES que mayor relación muestra con la sugestionabilidad es la subescala de absorción. Esto no resulta extraño, ya que una de las características asociadas con la sugestionabilidad es la absorción (González-Ordi y Miguel-Tobal, 1999). En cuanto a las subescalas de amnesia disociativa y despersonalización, éstas muestran correlaciones más débiles con la sugestionabilidad, por lo que puede estar indicando que la sugestionabilidad de los altos disociadores puede venir explicada más por su absorción que por los propios síntomas disociativos, lo que iría en concordancia con hipótesis y estudios previos (Dienes et al., 2009). En cuanto a las subescalas del IS, la que mayor relación muestra con la DES y sus subescalas es la escala de fantaseo. Esta característica de la disociación también ha sido documentada en estudios previos y se considera una variable íntimamente ligada a la disociación (Merckelbach et al., 2002; Merckelbach et al., 1999).
Respecto al SDQ-20, los resultados muestran que la disociación somática se relaciona más débilmente con la sugestionabilidad. Esto podría ir en contra de la propuesta de Halligan, Athwal, Oakley y Frackowiak (2000), que proponen que debajo de los síntomas de compartimentalización en general, y de los síntomas somatomorfes y conversivos en concreto, subyacen los mismos procesos que en la sugestionabilidad hipnótica (Halligan et al., 2000).
Los resultados obtenidos en relación a la alexitimia muestran una relación moderada entre las tres dimensiones, explicada principalmente por la confusión de sensaciones, lo que va en la línea de investigaciones anteriores (Waller y Scheidt, 2004). Esto corrobora la idea de que la disociación y la alexitimia son constructos separados (Bailey y Henry, 2007; Evren, Cınar y Evren, 2012; Tolmunen et al., 2010; Zlotnick et al., 1996), ya que la alexitimia se relacionaría con un estilo cognitivo centrado en los detalles externos y una pobreza en la fantasía (Nemiah, Freyberger y Sifneos, 1976), mientras que la disociación se asocia con propensión a la fantasía (Merckelbach et al., 1999).
En relación a las dificultades en la regulación emocional, los resultados indican una marcada asociación entre la disociación psicológica y la presencia de dificultades en la regulación emocional; particularmente se relacionan más estrechamente con la confusión de las sensaciones corporales y la emoción, el rechazo de las emociones, la interferencia y el descontrol de la experiencia emocional. En este sentido, se puede entender que la disociación no se asocia con dificultades en la atención hacia a las emociones, lo que podría ir más en relación a procesos alexitímicos. Por otro lado, la disociación somática, aunque muestra el mismo patrón que la disociación psicológica (menor relación con la subescala de desatención), tiene una relación débil con la dificultad en la regulación emocional, así como en todas sus subescalas, lo que parece indicar una característica diferenciadora entre ambos tipos de síntomas disociativos.
En relación a la personalidad, la asociación entre neuroticismo y disociación parece venir explicada por las facetas de ansiedad, depresión, hostilidad y, de forma más débil, por impulsividad y vulnerabilidad. Pese a las diferencias en las facetas de personalidad, dependiendo de las subescalas de la DES, en la literatura queda patente la asociación entre disociación y ansiedad (Marshall, Jorm, Grayson y O’Toole, 2000; Mendoza et al., 2011; Segui et al., 2000), hostilidad e ira (Meyers et al., 2013) y depresión (Ferguson y Dacey, 1997).
En cuanto al factor de extraversión, las facetas muestran una asociación positiva entre búsqueda de sensaciones, la DES total y la subescala de absorción y, de forma muy débil, con amnesia. Estos datos pueden estar indicando el subtipo de perfil disociador buscador de sensaciones encontrado por Ruiz, Pincus y Ray (1999), más asociado a la apertura a la experiencia y al fantaseo, siendo un perfil no clínico. Por otro lado, también se ha encontrado una relación negativa débil entre la faceta gregarismo y la DES total y la subescala de absorción, pudiendo mostrar la asociación entre el perfil disociador más neurótico y evitador (Ruiz et al., 1999).
Respecto a la apertura, la disociación muestra una asociación con el factor, explicándose ésta por las facetas de ideas, valores y, en menor medida, de estética y fantasía. En relación a este rasgo, se puede observar cómo se asocia de forma diferencial con las subescalas de absorción y la subescala de despersonalización de la DES, pudiendo indicar que éste se asocia en mayor medida con síntomas de desapego y no con síntomas de compartimentalización como la amnesia. La asociación entre absorción y la faceta de fantasía se ha encontrado de forma recurrente en la literatura previa (Merckelbach et al., 2002; Merckelbach et al., 1999). En cuanto a la relación entre ideas, valores y disociación, ésta puede explicarse como la búsqueda de nuevos conocimientos y valores, en la línea del perfil disociador más unido a la búsqueda de emociones. Aun así, si bien estos resultados son consistentes con los encontrados por Ruiz et al. (1999), son contradictorios con otras investigaciones (Groth-Marnat y Jeffs, 2002; Kwapil et al., 2002), por lo que esta asociación queda lejos de estar clara.
La relacion entre amabilidad y disociación se muestra negativa, lo que indica que puntuaciones altas en disociación se asocian a menor confianza, franqueza, altruismo, modestia y sensibilidad, encontrándose esta relación sobre todo con las subescalas de amnesia y despersonalización y no tanto con absorción. En la hipótesis propuesta por Kwapil et al. (2002), estos resultados pueden explicarse por la tendencia del disociador a experimentar el mundo como más amenazante.
Por último, la disociación se relaciona negativamente con el factor de responsabilidad, explicándose por las facetas de competencia, sentido del deber, autodisciplina y deliberación. Estos datos siguen la línea de estudios previos en personalidad y disociación (Groth-Marnat y Jeffs, 2002; Kwapil et al., 2002; Ruiz et al., 1999), indicando que la disociación se asocia a una percepción pobre sobre las propias capacidades y habilidades para enfrentarse a los problemas, menor adherencia a principios y obligaciones morales, escasa motivación para la realización de tareas y metas y poca planificación sobre las acciones futuras (Costa y McCrae, 1992).
Finalmente, la disociación somática mostró asociación exclusivamente con el factor de neuroticismo, explicándose por la faceta de ansiedad y, de forma más débil, con la impulsividad. Esta relación indica que este tipo de disociación está mayormente relacionada con perfiles puramente más ansiosos. Esto concuerda con estudios previos que relacionan los trastornos somatoformes y las tendencias a la somatización con procesos relacionados con la ansiedad, el arousal y perfiles más evitadores (Baslet, 2011; Brown, Danquah, Miles, Holmes y Poliakoff, 2010; Goldstein, Drew, Mellers, Mitchell-O’Malley y Oakley, 2000; Novakova, Howlett, Baker y Reuber, 2015).
En general, se puede observar que las medidas de ambos tipos de disociación (psicológica y somática) se asocian, lo que apoya las propuestas teóricas y recoge la tradición literaria de englobar los síntomas somatoformes y conversivos como procesos disociativos (Allen, 2001; Brown, 2002; Cardeña, 1994; Janet, 1889, 1920; Kihlstrom, 1994; Nijenhuis et al., 1996; Putnam, 1997; Scaer, 2001). Aun así, ambos subtipos de síntomas disociativos muestran relaciones diferenciales, como puede ser la sugestionabilidad, las dificultades en la regulación emocional o la edad. En el caso de la alexitimia, la disociación se separa debido a su relación con la propensión a la fantasía, opuesto al pensamiento concreto que caracteriza la alexitimia.
La división actual entre los trastornos disociativos y somatomorfos puede llevar a error a la hora de comprender los mecanismos que subyacen en los procesos disociativos, pudiéndose dar un acercamiento separado a ambos fenómenos y dando lugar a una visión parcial del fenómeno disociativo. En futuras investigaciones parece de especial relevancia estudiar y evaluar ambos tipos de disociación, tanto síntomas y trastornos de compartimentalización como síntomas y trastornos de desapego, junto con los síntomas somatoformes, con el fin de aclarar la relación entre ambos, observar si existen perfiles concretos y ver si comparten las mismas características y los mismos aspectos procesuales.