Se trata de un texto editorial breve en el que describe sucintamente algunas de las consecuencias de la pandemia sobre los integrantes de la primera línea de enfrentamiento con la enfermedad. En Italia, uno de cada cinco sanitarios implicados en la atención a personas con COVID-19 ha caído enfermo y algunos de ellos han muerto.

Los sanitarios han recibido importantes golpes: el agotamiento físico y mental por prolongadas y extenuantes jornadas de trabajo, el tormento por la necesidad de tomar decisiones difíciles en la clasificación de pacientes y dispositivos asistenciales, el dolor por la muerte de colegas y el miedo por la salud propia y de las familias a las que podrían llevar la enfermedad. La falta de disponibilidad de suficientes equipos de protección individual (EPI) ha sido fuente de ansiedad y riesgo real en casi todo el mundo.

Las autoridades sanitarias deben comprender la necesidad de cuidar a los sanitarios, ya que no son simples peones de una partida de combate, sino los elementos en los cuales descansa toda la efectividad de la respuesta, y no son máquinas, son simplemente humanos.