Introducción
La Universidad de Antofagasta es una institución de educación superior chilena, de carácter estatal, que pertenece al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, cuya finalidad es coordinar la labor universitaria en el país.
La carrera de Medicina depende directamente de la Facultad de Medicina y Odontología de dicha universidad, y dura14 semestres académicos.
El ejercicio de la profesión médica requiere no sólo de un elevado nivel de conocimientos disciplinares, sino también de habilidades sociales que permitan relacionarse de forma eficaz con el entorno y actuar éticamente ante diversos escenarios clínicos. Por tal razón, los planes de estudio de las carreras de Medicina deben incorporar en sus currículos asignaturas vinculadas a las ciencias sociales (por ejemplo, sociología, antropología, psicología, filosofía, bioética, entre otras), para permitir que los futuros médicos comprendan al paciente y a sus familias desde un punto de vista holístico y biopsicosocial.
Por lo tanto, surge como una oportunidad de investigación conocer la relevancia y el significado que el estudiante de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta atribuye a la asignatura de Sociología (correspondiente al cuarto semestre del plan de estudios) y de esta manera conocer su percepción respecto a la vinculación de la asignatura con el quehacer profesional del médico cirujano y como instancia para comprender la arista social de los procesos de salud-enfermedad. Además, este estudio permite retroalimentar el proceso formativo de los estudiantes, lo que eventualmente conducirá a la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje en la asignatura o estimulará la innovación curricular, en consonancia con los criterios de acreditación de carreras de pregrado de la Comisión Nacional de Acreditación de Chile, que establece diversos parámetros para certificar la calidad de los programas de pregrado y posgrado que imparten universidades públicas y privadas de Chile.
Es un buen ejercicio dar un vistazo a la historia, que, en estos términos, se inicia con Hipócrates, Galeno y Paracelso, postulando por primera vez el ‘peso de los factores sociales en la salud de la población’; sin embargo, la evolución de la sociología como disciplina médica ha sido significativa y, por supuesto, cada vez alcanza más terreno; muestra de ello es que, ya en nuestra época, el médico norteamericano Charles MacIntyre utiliza, por vez primera, el término ‘sociología médica’, lo que demuestra que las ciencias sociales tienen un lugar imprescindible en el estudio de la medicina humana a través de toda la historia [1].
Con la llegada de la década de los sesenta del siglo XX, emerge la incorporación de un modelo educativo clínico-tecnológico a los programas de las universidades que impartían la carrera de Medicina, no exento de críticas de diversa consideración. No obstante, las consecuencias de dicho modelo se hicieron evidentes, la formación de un profesional médico había dado un vuelco, desde un ente cercano y al servicio de la sociedad, a un ser deshumanizado que ya no contaba con las herramientas que le permitieran comprender y atender de manera integral al enfermo [2].
Hasta entonces, la cultura médica estaba inmersa en el cientificismo y el tecnicismo, observando al paciente más como un caso clínico que como un ente biopsicosocial al cual acompañar y tratar durante su enfermedad. En respuesta a esta situación, observada en un amplio grupo de profesionales del área médica, comienza a introducirse lentamente el concepto de las denominadas ‘humanidades médicas’ en la formación de los futuros profesionales de la salud, en las cuales la sociología se comporta como un eslabón fundamental, en conjunto con otras disciplinas como la filosofía y la bioética [2].
El papel de las humanidades médicas consiste en comprender la compasión como fundamento de las relaciones humanas para lograr un cuidado verdaderamente integral que acompañe al paciente en todo el proceso de salud-enfermedad, incluyendo habilidades que involucren la comprensión, la compasión, el cuidado, el afrontamiento del dolor y la muerte, además de responsabilidad, solidaridad, respeto y aceptación por y para las personas [3].
Los beneficios que trae la sociología dentro de la formación de un médico comienzan con un profesional apto para comprender la importancia y la vulnerabilidad del ser humano, además de analizar los diversos determinantes sociales, como las condiciones materiales, conductuales y psicosociales que influyen en la salud de los individuos y de la población, así como también procesos sociales que determinan la distribución desigual social de la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud, las circunstancias en las que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, en las que también se incluye el sistema de salud que éstas reciben, se denominan, desde 2005, ‘determinantes sociales de la salud’, que reflejan y explican las inequidades sociosanitarias, ya que estas circunstancias son el fiel resultado de la distribución del dinero y los recursos a nivel mundial, nacional y local. Bajo este contexto, es importante que el médico tenga conocimiento de dichos determinantes, para así poder prestar un servicio a la comunidad de manera integral y enfocada a sus necesidades, analizando el estado sanitario en el que se encuentra su localidad [4].
En concordancia con lo anterior, es menester documentar qué papel cumple la sociología en el proceso de salud-enfermedad.
Robert Strauss plantea que la sociología médica se divide en dos corrientes separadas, que son la sociología en la medicina y la sociología de la medicina; en este sentido, la primera nos permite entender los factores sociales que son relevantes en un trastorno de la salud en particular y estudia las causas y consecuencias de la salud y la enfermedad, mientras que la segunda pretende estudiar factores como la organización, el papel de las relaciones, las normas, los valores y las creencias de la práctica médica como forma de comportamiento humano [1]. En el caso de la asignatura que es objeto de investigación, se vincula más bien a la clasificación de ‘sociología en la medicina’ (aunque en el plan de estudio su nombre corresponda sólo al de ‘sociología’), considerando el objetivo general planteado en su programa de la asignatura: describir la relevancia de la disciplina en la comprensión de los fenómenos micro- y macrosociológicos vinculados con los procesos de salud y enfermedad, a partir de las principales corrientes clásicas y contemporáneas del ámbito de las ciencias sociales.
Por otra parte, al incorporar la sociología como rama de estudio obligatoria en la formación médica, se pretende crear conciencia en el estudiante de las responsabilidades administrativas y sociales que tendrán, y de las características socioculturales de la comunidad en donde se encontrarán inmersos, en donde desempeñarán diversas tareas, como gestionar consultorios, manejar situaciones de disyuntivas familiares, liderar equipos de salud y enfrentarse a pacientes con dificultades no sólo médicas, sino además psicológicas, sociales, de trabajo, de vivienda, entre otras [5].
Debido a lo anterior, a lo largo de la Historia se han propuesto diversas estrategias de enseñanza de la sociología en medicina, que, en diferentes formatos, pretenden lograr un equilibrio ponderado entre la teoría y el análisis de casos problemáticos. Debe existir este equilibrio, pues centrarse sólo en los conocimientos teóricos (método estándar) promueve un fácil olvido, además de basar el análisis exclusivamente en teorías generales, pero incorporar la sociología como una disciplina preclínica y además integrada en la fase clínica, donde formará parte de los casos clínicos de las diversas especialidades básicas, permitirá formar en el futuro profesional una visión más amplia e integral de su labor social [5].
Junto con lo anterior, la investigación pretende evaluar complementariamente el diseño instruccional de la asignatura. Dentro de los modelos generales de aprendizaje existentes, se incluyen clases interactivas, clases tutoriales guiadas, visitas a terreno, actividades de integración, ejemplos de pronóstico y resultados de casos de estudio, y desarrollo de debates. En el caso de la asignatura de Sociología de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta, las estrategias de aprendizaje utilizadas consideraron el aprendizaje colaborativo a través de talleres y dramatizaciones, y clases magistrales, que estimulen el aprendizaje centrado en el estudiante y el papel del docente como facilitador, en concordancia con lo planteado en el proyecto educativo institucional.
Debido a la diversidad de modelos de enseñanza-aprendizaje, se desprenden múltiples estrategias que el docente puede utilizar para impartir este conocimiento entre sus alumnos, por lo cual el estudio de la percepción que los estudiantes tienen de la relevancia de la asignatura en su formación profesional y la pertinencia de las diversas estrategias de aprendizaje utilizadas en ella y que contribuyen a lo anterior no sólo nos permiten ampliar el campo de estudio de esta arista de la medicina, sino también retroalimentar el proceso de enseñanza-aprendizaje experimentado.
En consecuencia, el objetivo general de la investigación es conocer la relevancia y el significado que el estudiante de Medicina atribuye a la asignatura de Sociología del plan de estudios de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta en su formación profesional.
Los objetivos específicos consisten en conocer la percepción del estudiante respecto a los contenidos impartidos en la asignatura de Sociología, a las estrategias de aprendizaje utilizadas, y al papel de la sociología como disciplina científica en los procesos de salud-enfermedad.
Sujetos y métodos
Se realizó un estudio cuantitativo transversal de carácter exploratorio-descriptivo para conocer la percepción de los estudiantes de segundo año de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta sobre el significado de la asignatura de Sociología en su formación como médicos cirujanos. Los informantes clave respondieron el cuestionario correspondiente, en modalidad en línea, que fue aprobado por el comité de ética e investigación científica de la Universidad de Antofagasta. La aplicación del instrumento se desarrolló en un período de dos meses, mientras que el procesamiento y el análisis de la información se extendió durante un mes.
De un universo de 61 estudiantes que cursaron la asignatura de Sociología durante el segundo semestre de 2019, todos respondieron el cuestionario enviado. La distribución por sexo del universo correspondió a 40 mujeres y 22 hombres. El procedimiento escogido para la recogida de información consistió en una encuesta descriptiva. El instrumento fue sometido a validación de contenido. Los criterios de selección definidos para el estudio fueron: estudiantes que durante el segundo semestre de 2019 cursaron la asignatura de Sociología, correspondiente al cuarto semestre del plan de estudios de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta. El instrumento consistió en un cuestionario que estableció las siguientes dimensiones: unidades de aprendizaje de la asignatura de Sociología, estrategias de aprendizaje de la asignatura de Sociología y papel de la sociología como disciplina científica en los procesos de salud-enfermedad.
Previamente a la aplicación del cuestionario, se les informó a los estudiantes de la necesidad de contar con datos relevantes para efectos de evaluación de la asignatura e introducción de acciones de mejora, con el objetivo de potenciar su relevancia en la formación humanista del médico cirujano licenciado de la Universidad de Antofagasta.
El diseño del estudio corresponde al de una investigación no experimental y considera que no involucra manipulación de variables y que se observan los fenómenos tal como ocurren. Los resultados de la medición se tabularon y analizaron de forma automática con la plataforma virtual Google Forms, mediante estadística descriptiva.
Resultados
Un 40,8% de los alumnos se mostró ‘de acuerdo’ o ‘totalmente de acuerdo’ con que las unidades de aprendizaje de la asignatura los aproximan a su futuro contexto laboral (suma de ambas categorías), mientras que el 16,4% de ellos se mostró ‘en desacuerdo’ o ‘muy en desacuerdo’ (suma de ambas categorías). Finalmente, la mayoría de los encuestados se mostró ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’, con un 42,6% (Fig. 1).
Con respecto a la integración de los conceptos sociológicos con el ámbito de la salud, existe un alto grado de acuerdo: un 8,2% de los encuestados estuvo ‘totalmente de acuerdo’ y un 57,4% estuvo ‘de acuerdo’. En suma, un 65,6% expresó su acuerdo con esta pregunta. Por su parte, un 13,1% mostró algún grado de desacuerdo y un 21,3% se inclinó por la categoría de respuesta ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’ (Fig. 2).
Respecto si las estrategias de aprendizaje permitieron al estudiante tener un papel activo en su proceso de aprendizaje, un 24,6% de los encuestados refirió estar ‘totalmente de acuerdo’ y un 57,4% ‘de acuerdo’, lo que totaliza un 82%. Por otra parte, sólo un 6,6% mostró algún grado de desacuerdo (suma de las categorías de respuesta ‘en desacuerdo’ y ‘totalmente en desacuerdo’) y un 11,5% indicó no estar ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’ con la afirmación planteada (Fig. 3).
Respecto a los procesos de retroalimentación en la asignatura, un 52,5% de los encuestados mostró algún grado de acuerdo con la afirmación (suma de las categorías de respuesta ‘de acuerdo’ y ‘totalmente de acuerdo’), lo que fue la mayor tendencia. Por su parte, un 29,5% de los alumnos refirió no estar ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’ y un 18% estuvo ‘en desacuerdo’. Cabe destacar que ningún encuestado se mostró totalmente en desacuerdo (Fig. 4).
Cuando se consulta respecto a la relevancia de conocer los aportes de la sociología en el ámbito de la salud para asegurar la formación integral de un profesional médico cirujano, hubo una mayoría importante de alumnos que presentó algún grado de acuerdo: estuvo totalmente de acuerdo un 34,4% del total y sólo de acuerdo, un 47,5%, lo que totaliza un 81,9%. Por su parte, solo un 3,2% de los estudiantes mostró algún grado de desacuerdo (suma de las categorías de respuesta ‘en desacuerdo’ y ‘totalmente en desacuerdo’). Finalmente, un 14,8% de los estudiantes no se mostró ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’ (Fig. 5).
Cuando se consultó respecto a si la sociología como disciplina científica tiene elementos conceptuales y prácticos para la relación eficaz del médico con las personas y las comunidades, un 26,2% de los estudiantes señaló estar ‘totalmente de acuerdo’ y un 37,7% sólo ‘de acuerdo’, lo que suma un 63,9%. Sólo un 9,8% presentó algún grado de desacuerdo (suma de las categorías de respuesta ‘en desacuerdo’ y ‘totalmente en desacuerdo’). Por último, un 26,2% de los encuestados no se mostró ‘ni de acuerdo ni en desacuerdo’ (Fig. 6).
Discusión
En cuanto a los significados y la aplicación práctica de los resultados obtenidos, se evalúa positivamente el repertorio de conceptos y contenidos que aporta la asignatura de Sociología de la carrera de Medicina de la Universidad de Antofagasta para comprender el quehacer profesional del médico cirujano, como también los componentes prácticos que ayudan a materializar la relación médico-paciente-comunidad. Sin embargo, es necesario que la asignatura, junto con sus actividades curriculares, en una futura innovación curricular se revise y releve como componente de asignaturas del ámbito profesional para potenciar la aproximación al contexto laboral clínico, considerando los altos niveles de indecisión cuando se consultó respecto a ese punto y el hecho de que los estudiantes encuestados conciben que los aportes de la sociología en el ámbito de la salud contribuyen a la formación integral del médico cirujano egresado de la Universidad de Antofagasta, en consonancia con lo establecido en el plan de estudios de la carrera de Medicina de dicha universidad. Cabe valorar, además, que los contenidos impartidos en la asignatura se adaptan a las necesidades formativas del estudiante de Medicina.
Se aprecia una valoración positiva de las estrategias de aprendizaje de la asignatura, al tratarse de metodologías activas, cumpliendo con las recomendaciones del proyecto educativo institucional de la Universidad de Antofagasta, que enfatiza un modelo de enseñanza centrado en el estudiante, en el que el docente asume el papel de facilitador.
Un aspecto que hay que mejorar, además de los mencionados anteriormente, radica en los procesos de retroalimentación experimentados entre docente y estudiante, pese a existir formalmente en el programa de la asignatura y desarrollarse como tal. En ese contexto, resultaría necesario compatibilizar la retroalimentación virtual-escrita (a través de correo electrónico, que es la instancia a través de la cual se envían las rúbricas de evaluación con la retroalimentación correspondiente) con la retroalimentación grupal y sincrónica en el momento de desarrollarse las clases presenciales.
Respecto a las directrices para futuras investigaciones, éstas nacen de las limitaciones del estudio, aspecto en el cual se identifica que la naturaleza cuantitativa del estudio no permitiría explorar juicios valorativos que permitirían profundizar en los resultados obtenidos. Por tanto, se plantea como recomendación la posibilidad de realizar un estudio mixto, que integre entrevistas en profundidad a los informantes claves, lo que, sin duda, enriquecerá el análisis cuantitativo realizado en la presente investigación; o, alternativamente, un estudio exclusivamente cualitativo complementario al cuantitativo realizado para esta investigación. Además, la posibilidad de incluir preguntas abiertas en el cuestionario, aun tratándose de una investigación con enfoque cuantitativo, es una posibilidad que permite conocer de forma sintética valoraciones expresadas por los informantes clave.
Los resultados de la investigación fundamentan su validez, al constatarse la participación del universo que cursó la asignatura de Sociología en el segundo semestre de 2019. Además, el estudio se realizó transcurrido un par de meses de finalización de la asignatura (tres meses, aproximadamente), lo que permitió que los informantes clave respondieran las interrogantes planteadas con precisión, al recordar con mayor exactitud la experiencia de enseñanza-aprendizaje de la asignatura. Por otra parte, sus resultados pueden extrapolarse o tomarse en consideración en los énfasis que deben contener las asignaturas de inclinación humanista en la formación del médico cirujano.
La incorporación de la sociología entre las asignaturas que cursa un estudiante de Medicina fortalece y promueve un desarrollo integral de la profesión, promoviendo la posibilidad de intervenir asertiva y efectivamente en el individuo y su entorno. Este aspecto se ve reflejado en la evaluación de la última dimensión del estudio.
En cuanto a estudios vinculados a la temática, destaca el realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México [6], que comparó su plan de estudios con universidades de prestigio a nivel mundial y consultó a médicos recién egresados y académicos para analizar si su plan de estudios daba respuesta a las exigencias sociales actuales. Los resultados de la investigación reflejaron que, en cuanto a ciencias sociomédicas, en las universidades de prestigio existe un enfoque que promueve a los estudiantes a realizar acciones preventivas y terapéuticas en sectores vulnerables, además de ser capaces de motivar el bienestar y la salud por medio de una comunicación efectiva, concluyendo que formar un médico integral es clave para la salud pública.
En segundo lugar, la Universidad de Antioquia, a través de un estudio cualitativo que usó elementos metodológicos de la teoría fundamentada, indagó sobre la percepción de los egresados de la facultad de Medicina respecto a su formación recibida durante el pregrado y el ciclo básico de asignaturas, concluyendo que la disociación entre la formación de pregrado y la realidad del escenario profesional emergió como una categoría principal, y además el fraccionamiento y la poca integración en algunas áreas de formación fueron resultados significativos obtenidos en el estudio [7]. Lo anterior guarda relación con la necesidad de una innovación curricular que permita revalorizar las humanidades en la formación del médico cirujano y, con ello, subsanar los aspectos que aparecen con porcentajes bajos de evaluación en el presente estudio.
Conclusiones
El estudio nos permite concluir que la asignatura de Sociología contribuye a la formación profesional del médico cirujano egresado de la Universidad de Antofagasta, al entregar elementos conceptuales y prácticos que permitirán desarrollar una atención de calidad a los usuarios del sistema de salud y para la salud pública del contexto geográfico en el que se desempeñan, ya que releva la importancia de las variables sociosanitarias en el desempeño [8]. En ese contexto, la sociología de la salud y sus distintas vertientes permiten integrar dichos elementos en la formación integral de un profesional de la salud [9].
El aprendizaje de los aspectos señalados anteriormente dependerá, fundamentalmente, de la innovación curricular y el diseño instruccional de las asignaturas para abordar los contenidos de sociología desde una perspectiva que asegure el significado de los aprendizajes, a través de una enseñanza centrada en el estudiante, según el diseño universal del aprendizaje.