INTRODUCCIÓN
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los principales retos en salud pública mundial, ya que en los últimos años la prevalencia de obesidad en esta población ha aumentado rápidamente1-2. La obesidad es factor de riesgo para adquirir enfermedades crónicas no transmisibles3, como diabetes mellitus tipo II4, hipertensión arterial5 y resistencia a la insulina6, patologías que en conjunto contribuyen a la aparición de síndrome metabólico1.
Para Estrada-Velasco y Cols. (2015), los principales factores que desencadenan esta enfermedad incluyen los malos hábitos alimenticios, antecedentes de obesidad en los padres de familia y la inactividad física7. Camarinha y Cols. (2016), mencionan que los principales potenciadores para el desarrollo de la obesidad infantil son tener padres con obesidad, un estatus socioeconómico bajo, presentar un peso elevado al nacer, tener un estilo de vida sedentario y los patrones alimenticios8.
En los últimos años se han producido cambios en la alimentación de las personas, debido a una mayor oferta de alimentos, al aumento en el tamaño de las porciones y a la falta de tiempo para consumirlos, dejando de lado la dieta tradicional9. Otros autores afirman que México ha sufrido una transición nutricional, caracterizada por el consumo de alimentos procesados adicionados con altas cantidades de grasa, azúcar y sal, por el aumento en el consumo de comida rápida, a consecuencia del poco tiempo disponible para elaborar alimentos en casa, al aumento de la publicidad y los bajos costos de alimentos procesados, que junto con la inactividad física tienen como consecuencia una vida marcada por la obesidad3 10-11.
Un estudio realizado en México por Ruiz y Cols. (2015), detalló que varios estudios de investigación demostraron la presencia de estilos de vida no saludables en escolares y que la mayoría de su tiempo lo pasan en actividades completamente sedentarias12. Por su parte Quizan-Plata y Cols. (2014), reportaron un estilo de vida sedentario en escolares mexicanos y concluyen que el período escolar es un momento estratégico para promover una buena alimentación y un estilo de vida activo, ya que los escolares pasan gran parte del día en la escuela13.
En México y Chile se han llevado a cabo diferentes estudios de intervención basados en actividad física y educación nutricional, ambos países presentan un grave problema de obesidad infantil, estos estudios concluyen que las intervenciones educativas tienen efectos positivos sobre la disminución de IMC, aumento de consumo de alimentos saludables y horas de actividad física13-16.
En la actualidad el consumo de bebidas azucaradas ha llamado la atención debido a su elevada ingesta. Estas bebidas se consumen a nivel mundial y con gran alcance para los escolares17. Las bebidas saborizadas, carbonatadas y los jugos de fruta son consideradas bebidas azucaradas18, las cuales tienen un alto contenido energético, son de alto índice glucémico y bajo índice de saciedad, factores que se han relacionado con un mayor consumo de kilocalorías al final del día19.
Se ha observado un incremento en el consumo de este tipo de bebidas en niños mexicanos; asimismo, esto se atribuye a la amplia gama de anuncios comerciales por televisión en horario infantil y por la mercadotecnia empleada por las grandes empresas refresqueras que motivan el consumo de sus productos20-21.
En diversos estudios se ha reportado un alto consumo de azúcar proveniente de bebidas22-24, por tal situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de azúcar no sobrepase el 5% de las calorías totales diarias, con la finalidad de reducir las problemáticas asociadas al consumo excesivo de azúcar25.
Kostecka (2014), menciona que los hábitos alimenticios que se adquieren en edades tempranas tienden a continuar durante toda la vida, razón por la cual, surge la necesidad de crear programas que eduquen a edades tempranas sobre el tener una buena alimentación y adoptar estilos de vida físicamente activos, sin embargo, hasta el momento no se han encontrado estudios que demuestren esto26.
Por tal razón, este estudio tuvo como propósito aplicar un programa de actividad física y educación nutricional (CIMARRONES AFYN) para demostrar su efecto sobre variables antropométricas hábitos alimentarios en niños de edad escolar.
MATERIAL Y MÉTODOS
El diseño del estudio fue cuasi-experimental. Para el reclutamiento se acudió a una escuela primaria, donde se presentó el proyecto CIMARRONES AFYN (actividad física y nutrición), el cual fue aceptado por los directivos de la escuela. Después se presentó el proyecto a los padres de familia para informarlos y motivarlos a participar.
El diseño del estudio fue cuasi-experimental pre/post con grupo control. De acuerdo con Campbell y Stanley en el 2017, para este diseño de estudios no es necesario realizar una aleatorización para conformar los grupos de estudio27, por lo tanto se obtuvo una muestra no probabilística por conveniencia de 35 niños, de los cuales 21 formaron el grupo experimental (GE) de acuerdo a los criterios de inclusión establecidos en el estudio (niños que asintieron participar en el estudio y cuyos padres o tutores autorizaron la participación en el estudio). El promedio de edad fue 9,5±1,1 años y el 65% fueron del sexo femenino. El resto de los participantes (n=14) formaron el grupo control (GC), quienes llevaron sus actividades normales ofertadas por la escuela y sólo fueron evaluados al inicio y al final del estudio. La edad promedio fue 9,0±1,5 años y el 64,3% fueron del sexo femenino.
Todos los padres o tutores de los participantes, tanto del GE y como del GC, firmaron una carta de consentimiento voluntario, en el que se les explicó la metodología del estudio según el caso y se les informó que podrían salir del mismo sin tener represión alguna en su escuela; asimismo, se les informó que los resultados serían publicados manteniendo el anonimato de los participantes. Para las mediciones y aplicación del programa se respetaron los aspectos éticos y los principios de la Declaración de Helsinki para trabajar con humanos.
Se midió la estatura con un estadímetro portátil (Model 214 Road Rod, Seca Corp., Hanover, MD, USA). Para la estatura máxima se ubicó a la persona de pie, descalza, con los pies juntos, rodillas extendidas, espalda en contacto con la pieza vertical del aparato medidor, los brazos a los costados con las palmas dirigidas hacia los muslos con la cabeza colocada en el plano de Frankfort, para evidenciar el vértex (la parte más prominente y alta de la cabeza). Se les indicó a los participantes que tomaran aire y sostuvieran una inspiración profunda manteniendo la cabeza fija. Un auxiliar colocó firmemente una escuadra (estadímetro) sobre el vértex. La medida se tomó al final de la tracción e inspiración profunda. Se tomó la lectura de la cantidad en centímetros al 0,1cm más cercano.
El peso se midió con una báscula electrónica (Modelo Tanita Corp., Tokio, Japón). La medición se realizó sin zapatos con ropa ligera, colocado el sujeto arriba de la báscula sin apoyarse en ningún otro sitio, se registró la cantidad que arrojó la báscula en una hoja de resultados.
El IMC se calculó mediante la fórmula IMC=peso/estatura2 (kg/m2).
La circunferencia de cintura se midió con una cinta métrica flexible con rango de 0-200cm, marca Seca, sobre el punto medio localizado entre la cresta iliaca y la última costilla, al final de una espiración normal.
Se aplicó el cuestionario The Beverage Intake Questionnaire28. Éste cuenta con un listado de bebidas que generalmente son consumidas (bebidas azucaradas, lácteas y sin azúcar), y preguntas sobre la cantidad y la frecuencia de consumo de las mismas. El cuestionario se resolvió por entrevista directa, uno a uno, con todos los participantes para eliminar las dudas sobre el mismo.
Se entrenaron y capacitaron seis jóvenes para las mediciones antropométricas y la aplicación del cuestionario. Se hizo un análisis de reproducibilidad para evaluar la consistencia interna y se procedió a la toma de mediciones y aplicación del cuestionario cuando éste dio superior a 0,85. Asimismo, las sesiones de actividad física y las de educación nutricional fueron aplicadas por especialistas en cada área.
Al inicio del estudio se midió la estatura, el peso y la circunferencia de cintura, se calculó el IMC y se aplicó un cuestionario de consumo de bebidas en ambos grupos, el experimental y control.
La intervención fue el Programa de actividad física y educación nutricional CIMARRONES AFYN, el cual dio inicio en el ciclo escolar 2015-2016, del mes de septiembre de 2015 al mes de junio de 2016. Se realizaron tres sesiones a la semana de actividad física y educación nutricional. Las sesiones contaron con una duración de 60 minutos, las cuales estuvieron conformadas por una fase inicial (10 minutos) de calentamiento y preparación. Una fase medular (35 minutos) con actividades físicas desarrolladas por circuito que promovían la participación activa de todos los alumnos durante toda la sesión con descansos activos evitando la inactividad prolongada. La fase final (15 minutos) fue para la vuelta a la calma, en la cual se impartieron cápsulas de educación nutricional, caracterizadas por la promoción del consumo de alimentos saludables y el evitar los alimentos chatarra. Dentro de esta intervención se ofrecieron dos talleres nutricionales para los padres o tutores de los niños del GE, haciendo énfasis en la buena disponibilidad de alimentos en casa y el tamaño correcto de las porciones alimentarias. Al GC sólo se le dio seguimiento y continuó con las actividades que la escuela les ofreció normalmente.
Al final de la intervención, se realizaron las mismas mediciones aplicadas al inicio del estudio, las que se llevaron a cabo en la escuela, y con el mismo procedimiento a los dos grupos, el experimental y control. Del mismo modo, se aplicó el cuestionario de consumo de bebidas.
Para el análisis estadístico se utilizó el paquete SPSS versión 20.0. Se realizó estadística descriptiva y distribución por cuartiles para describir las características antropométricas y el consumo de bebidas. Se aplicó un análisis de varianza 2x2 para determinar la significancia estadística por efecto de la intervención en ambos grupos. El nivel de significancia fue de 5% (p≤0,05).
Este estudio fue evaluado y aprobado por el comité científico de la Facultad de Deportes de la Universidad Autónoma de Baja California. Se consideró que las mediciones y evaluaciones no consideraron riesgos.
RESULTADOS
En la Tabla 1 se presentan las características antropométricas del grupo experimental antes y después de la intervención, expresadas en media y desviación estándar. El promedio de edad fue de 9,5±1,1 años. Hubo un incremento significativo de la estatura, el peso y la circunferencia de cintura del inicio al final del estudio. Por otra parte el IMC se mantuvo.
n=21 | Pre Media ± DE | Post Media ± DE | p |
---|---|---|---|
Edad (años) | 9,5 ± 1,1 | ||
Estatura (m) | 1,37 ± 0,09 | 1,41 ± 0,09 | 0,0001 |
Peso (kg) | 37 ± 14,2 | 39,2 ± 14,2 | 0,0001 |
IMC | 18,9 ± 4,1 | 19,06 ± 3,9 | 0,491 |
CC (cm) | 62,7 ± 13,6 | 65,5 ± 12,2 | 0,02 |
p: significancia estadística, DE: desviación estándar, m: metros, kg: kilogramos, cm: centímetros.
En la Tabla 2 se presentan las características antropométricas del grupo control antes y después de la intervención, expresadas en media y desviación estándar. El promedio de edad fue de 9,0±1,5 años. Hubo un aumento significativo de la estatura y el peso, mientras que el IMC y la circunferencia de cintura se mantuvieron.
n=14 | Pre Media ± DE | Post Media ± DE | p |
---|---|---|---|
Edad (años) | 9.0 ± 1.5 | ||
Estatura (m) | 1,3 ± 0,08 | 1,34 ± 0,08 | 0,0001 |
Peso (kg) | 31,6 ± 11,7 | 32,7 ± 11,6 | 0,0001 |
IMC | 17,8 ± 4,7 | 17,8 ± 4,6 | 0,935 |
CC (cm) | 60,1 ± 10,2 | 59,8 ± 8,3 | 0,835 |
p: significancia estadística, DE: desviación estándar, m: metros, kg: kilogramos, cm: centímetros.
En la Tabla 3 se presenta en percentiles la frecuencia de consumo diario de kilocalorías, gramos y mililitros provenientes de bebidas del grupo experimental. En el percentil 50, el consumo diario de gramos totales de azúcar proveniente de bebidas, disminuyó al final de la intervención (26,3 a 11,6g, p=0,05). El consumo de kilocalorías provenientes de bebidas azucaradas disminuyó de 109,4 a 46kcal (p=0,05). No se encontraron diferencias significativas del consumo de kilocalorías totales al día, bebidas lácteas y bebidas sin azúcar al final de la intervención (p>0,05).
Pre | Post | p | |
---|---|---|---|
Bebida | P50 (P25 - P75) | P50 (P25 - P75) | |
Azúcar total g/día | 26,3 (11,6 - 44,1) | 11,6 (5,4 - 25,1) | 0,05 |
Kcal totales/día | 219,4 (135,5 - 458,6) | 156,7 (118,9 - 363,8) | 0,146 |
Bebidas azucaradas kcal/día | 109,4 (52,6 - 183,1) | 46 (23,6 - 110,1) | 0,05 |
Bebidas lácteas kcal/día | 96,7 (20,2 - 246,3) | 91,1 (23 - 151,2) | 0,450 |
Bebidas sin azúcar mL/día | 540 (135,6 - 720) | 462 (150,3 - 690) | 0,840 |
Bebidas azucaradas mL/día | 333,6 (179,1 - 680,4) | 165,6 (52,5 - 284,4) | 0,125 |
Bebidas lácteas mL/día | 153,6 (35,1 - 397,8) | 153,6 (40,5 - 240) | 0,488 |
p: significancia estadística, g: gramos, kcal: kilocalorías, mL: mililitros.
En la Tabla 4 se presenta en percentiles la frecuencia de consumo diario de gramos, kilocalorías y mililitros provenientes de bebidas en el grupo control. En el percentil 50, se observó un aumento del consumo de azúcar (8,6 a 36,6g), de kilocalorías proveniente de bebidas azucaradas (39,3 a 151,7kcal) y de kilocalorías proveniente de bebidas (156,5 a 381,1kcal), sin embargo, los cambios no fueron significativos (p>0,05).
n=14 | Pre | Post | p |
---|---|---|---|
Bebida | P50 (P25 - P75) | P50 (P25 - P75) | |
Azúcar total g/día | 8,6 (3,8 - 107,9) | 36,6 (20,8 - 90,7) | 0,561 |
Kcal totales/día | 156,5 (45,1 - 876,2) | 381,1 (184,8 - 629) | 0,499 |
Bebidas azucaradas kcal/día | 39,3 (11,8 - 444,1) | 151,7 (78,6 - 399,3) | 0,496 |
Bebidas lácteas kcal/día | 96,7 (0 - 309,4) | 139,4 (91 - 373,7) | 0,469 |
Bebidas sin azúcar mL/día | 102,6 (13,5 - 681,3) | 540 (456 - 1.800) | 0,086 |
Bebidas azucaradas mL/día | 210,6 (48,6 - 1.838) | 520,2 (217 - 1.076) | 0,813 |
Bebidas lácteas mL/día | 166,2 (0 - 520) | 235,2 (170 - 615) | 0,529 |
p: significancia estadística, g: gramos, kcal: kilocalorías, mL: mililitros.
DISCUSIÓN
El consumo diario de gramos totales de azúcar disminuyó al final de la intervención en el GE. Este resultado es consistente con un estudio realizado por Rito y Cols. (2013), en escolares portugueses, donde implementaron un programa de intervención durante seis meses con actividad física y educación nutricional, y al final observaron una disminución del consumo de azúcar proveniente de bebidas, también reportaron una mejora en su estado de peso y aumentaron su tiempo empleado en actividad física29.
La OMS recomienda no sobrepasar de 25g el consumo de azúcar25. En este estudio, en el percentil 50, hubo un consumo mayor a lo recomendado por la OMS en el grupo control. Existen estudios que reportan un consumo superior a dicha recomendación, sólo proveniente de bebidas en jóvenes y adolescentes22 30; en teoría, esto resultaría en un consumo mayor, ya que faltaría contabilizar el azúcar consumido de los alimentos sólidos18-19.
Los resultados de este estudio son consistentes con otras investigaciones que han reportado el aumento de escolares con sobrepeso y obesidad como consecuencia de la ingesta de bebidas azucaradas31, debido a que son bebidas con una elevada cantidad de kilocalorías, las cuales, provocan que al final del día exista una ingesta mayor a lo recomendado32.
Por otra parte los resultados obtenidos en el grupo control son similares a los señalados en otros estudios1 4 12, los cuales refieren como una de las principales problemáticas causadas por la alta ingesta de azúcar proveniente de bebidas el desarrollo de hipertensión, diabetes mellitus tipo II y síndrome metabólico. Se ha reportado en otros estudios valores promedio altos de colesterol, glucosa y triglicéridos en escolares de la frontera México-USA, situación que pudiera estar relacionada con malos hábitos alimenticios33.
El consumo de kilocalorías provenientes de bebidas azucaradas disminuyó al final de la intervención en el GE. Este resultado es consistente con lo reportado por Vásquez y Cols. (2008), en estudiantes preescolares en un programa de intervención educativa en alimentación, nutrición y actividad física, donde se obtuvo un registro de los alimentos ingeridos en el hogar y en la escuela, donde al final de la intervención se observó una disminución en el consumo de kilocalorías34.
La OMS (2015), refiere que el desequilibrio entre la ingesta y el gasto de calorías es la causa fundamental de sobrepeso y obesidad. La importancia de reducir el consumo de kilocalorías al día proveniente de bebidas es porque este tipo de bebidas tienen un alto contenido energético, son de alto índice glucémico y bajo índice de saciedad, lo que provoca que al final del día exista un mayor consumo de kilocalorías y posiblemente una ganancia de peso25.
No hubo disminución del IMC al final de la intervención, este resultado también se ha visto reportado tanto en preescolares, escolares y adolescentes que han participado en intervenciones de educación nutricional impartidas por profesores de aula23 35. En otro estudio, con 644 escolares ingleses de 7 a 11 años de edad, se implementó un programa educativo para disminuir el consumo de bebidas azucaradas, favoreciendo el consumo de agua durante 52 semanas, sin embargo, tampoco hubo diferencias significativas en el IMC36.
El IMC reportado en este estudio no disminuyó por efecto de la intervención. En el estudio de James y Cols. (2004), reportaron un resultado similar, en el cual destacan que una posible razón por la cual sucede esto es porque el IMC de los participantes fue normal desde el inicio del estudio, lo cual dificulta su disminución37. Otros autores mencionan que los escolares que llevan una alimentación sana y adecuada a sus necesidades, aumentan de peso y estatura normalmente por su proceso biológico15 38.
Dentro de las limitaciones de este estudio, se encuentran el bajo porcentaje de retención (70%) al final de la intervención, el evaluar escolares de una sola escuela, lo cual no representa una generalidad en la población, el no contar con un grupo control, y el poco compromiso por parte de los padres de familia.
Entre las fortalezas de este estudio, se encuentran que la muestra retenida tuvo una asistencia mínima del 80% de las sesiones y cumplieron con las evaluaciones iniciales y finales. Por otro lado, es el primer estudio en el país que aborda una intervención en actividad física y educación nutricional, para promover la reducción del consumo de azúcar y kilocalorías proveniente de bebidas, así como también el promover el control de peso.
CONCLUSIONES
En el grupo experimental, se observó una disminución estadísticamente significativa del consumo de azúcar y kilocalorías al día por efecto del programa de educación nutricional, por otra parte, en el grupo control se presentó un aumento en el consumo de azúcar y kilocalorías totales proveniente de bebidas, sin embargo este incremento no fue estadísticamente significativo. El grupo intervenido tuvo un aumento de peso corporal y circunferencia de cintura, mientras que el IMC se mantuvo. Por otra parte, en el grupo control se observó un aumento en el peso corporal, mientras que el IMC y la circunferencia de cintura fueron similares. Es por esto que se evidencia que este programa promueve el control de peso a través de una alimentación sana y la práctica de actividad física sistematizada.