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Nutrición Hospitalaria
versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611
Nutr. Hosp. vol.18 no.5 Madrid sep./oct. 2003
Original
Estudio de hábitos alimentarios en población femenina comparando grupos con patología y sin patología alimentaria
F. Suárez González*, F. Vaz Leal**, J. A. Guisado** y L. Gómez Lozano***
* Médico de familia. ** Médico Psiquiatra. *** Diplomada en Enfermería. Departamento de Psiquiatría de la Facultad de
Medicina de Badajoz. España.
Resumen Objetivo: Analizar sujetos femeninos del medio rural, para detectar trastornos alimentarios, y factores relacionados con ellos; aislar dichos factores, y prevenir el desarrollo de trastornos alimentarios en atención primaria, así como valorar la continuidad en las alteraciones en población general, subclínica y bulímica. (Nutr Hosp 2003, 18:259-263) Palabras clave: Población rural. Sexo femenino. Trastornos alimentarios.
| STUDY OF EATING HABITS IN FEMALE POPULATIONS COMPARING GROUPS WITH AND WITHOUT FOOD-RELATED PATHOLOGY Abstract Goal: To analyze female subjects in the rural setting to detect food-related disorders and factors associated with these. To isolate these factors and prevent the development of food-related disorders in Primary Health Care. Also to assess continuity in the alterations in the general, sub-clinical and bulimic populations. (Nutr Hosp 2003, 18:259-263) Keywords: Eating-related disorders. Female gender. Rural population. |
Correspondencia: Félix Suárez González.
Castillo Villagarcía de la Torre.
06006 Badajoz.
Recibido: 15-VII-2002.
Aceptado: 10-I-2003.
Introducción
Los estudios realizados en población clínica afirman que los trastornos alimentarios están ligados al sexo femenino claramente, ya que el 90-95% de los pacientes son mujeres1-3; se suele dar al final de la niñez, durante la adolescencia y al inicio de la juventud4, manteniéndose cifras bajas de inicio del trastorno tras los 25 años5.
Se da en jóvenes con un buen rendimiento intelectual, que tienen éxito en sus estudios, son autoexigentes, perfeccionistas y desean agradar a los demás.
Los estudios realizados en poblaciones no clínicas6 demuestran que un 11,5% de los probandos de sexo femenino puntúan 30 o más en el EAT (Eating Attitudes Test)7, y presentaron actitudes alimentarias y conductas similares a los sujetos con anorexia nerviosa.
Algunos estudios en población de secundaria8, han encontrado puntuaciones elevadas en las escalas que evalúan los trastornos alimentarios, insatisfacción con la imagen corporal, preocupación con el peso, y tendencia al perfeccionismo9.
Ya hace tiempo que se acepta que los factores biológicos, psicológicos y sociales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la bulimia y varios investigadores han sugerido que la persecución de la delgadez es el elemento nuclear para el desarrollo de este trastorno10-13.
Material y métodos
El estudio se llevó a cabo en tres poblaciones:
Población general: 127 mujeres de 14 a 25 años, estudiantes de secundaria del sudoeste español, de zonas rurales.
Población subclínica: 56 diagnosticadas en la Facultad de Medicina de Badajoz (Departamento de Psiquiatria) (FMP).
Población clínica: 63 (FMP).
El reclutamiento de los sujetos fue voluntario, y dado que existen estudios anteriores que demuestran la fiabilidad y validez de cuestionarios sobre trastornos alimentarios en población no clínica, éstos se incorporaron a nuestro estudio; los datos se obtuvieron mediante cuestionarios que fueron analizados estadísticamente mediante procedimientos de análisis de regresión simple, χ2, varianza de un factor (Anova de una vía), y análisis de regresión logística; se manejaron los datos con el programa SPSS para Windows, versión 10, en castellano.
La inclusión en grupos en la primera fase del estudio se realizó en función de los datos aportados por los cuestionarios empleados; en la entrevista diagnóstica realizada por un psiquiatra o un psicólogo clínico experto en manejo de trastornos alimentarios se descartó o confirmó la posible existencia de un trastorno alimentario actual en los sujetos del grupo en estudio. Los profesionales que entrevistaron a los sujetos de la muestra procedente de la población general fueron los mismos que habían confirmado el diagnóstico en los pacientes del tercer grupo (grupo clínico).
Protocolo de estudio
Se componía de ocho módulos:
Módulo A: conducta alimentaria. Uno de los más importantes compuesto por dos escalas: La IDED14 (Interview for diagnosis of eating disorders, y el EAT10, que evalúa de 0 a 120 en una escala tipo Likert; más de 30 se considera trastorno alimentario.
El BITE (Bulimic Investigatory Test Edinburgh)15, evalúa también disfunciones alimentaria; menos de 9, se considera que no tiene trastornos; entre 9 y 20, población subclínica, y > de 20 clínica.
Módulo B: actitudes hacia el cuerpo y sus funciones.
Módulo C: manifestaciones psicopatológicas generales. Con la SCL-90 (Sympton Checklist-90)16 que valora sintomatología del malestar psicológico de la semana previa.
Módulo D: estructura factorial de personalidad. 16PF (Cattells Sixteen Personality Factor)17 que evalúa 16 rasgos esenciales de personalidad.
Módulo E: manifestaciones caracteropáticas. SCID-II (Structured Clinical Interview for the DSMII- R Personality Disorders)18, que ayuda para diagnosticar en los ejes I y II, según el DSM-III-R.
Módulo F: conducta sexual.
Módulo G: datos generales.
Módulo H: uso de tóxicos.
Discusión
Según se puede observar en la tabla I, hay una diferencia de dos años en las formas completas de bulimia frente a los otros dos grupos, con dos años de retraso también en la aparición de los síntomas; esto se puede interpretar en el sentido de que la población sin patología, las disfunciones se relacionan con la preocupación por el cuerpo y el aspecto físico, posiblemente en el contexto de las relaciones interpersonales y de la relación con el otro sexo.
En los sujetos con disfunciones severas, los síntomas pueden tener que ver con los inicios de la adolescencia, como proceso de cambio, es decir con las transformaciones corporales y dificultades de identidad1- 3; así la anorexia estaría originada en lo biológico según este autor, mediando el temor en el adolescente de alcanzar un peso adulto.
En el caso concreto de la bulimia nerviosa, existe una teoría que la vincula a la existencia de un sentido del self deficiente, que pretende conseguir a través del cuerpo19.
Así en la bulimia habría un trastorno de identidad, agudizado en la adolescencia.
Los sujetos con síndrome completo tienen IMC (índice de masa corporal) (tabla II) que tiende a presentar grandes oscilaciones en su peso y se diferencian del grupo subclínico tanto en el IMC actual, como en el ideal, datos que concuerdan con otros autores20, 21, que encuentran que las formas atípicas son más realistas que las formas completas.
El grupo con síndrome completo presenta el mayor número de síntomas alimentarios de la muestra (tabla III), no así el grupo con sintomatología incompleta que presentan porcentajes inferiores en relación a estos síntomas y no utilizan fármacos (anorexígenos o diuréticos) para controlar el peso.
Los pacientes con sintomatología completa presentan igualmente una alta prevalencia de rasgos disfuncionales de personalidad (tabla IV); así se puede definir como propio un perfil A+ (persona afable e inestable), C- (inconstante en su conducta), I+ (se guía por sus emociones), O+ (tienden a actuar según aprobación o desaprobación de los demás; si se incluyen los factores adicionales, la asociación objetivable en este grupo de los factores C-, O+, I+ y Q4+ habla de la existencia de altos niveles de ansiedad en este grupo (clínico) frente a los otros dos de la muestra; este hallazgo confirma la conveniencia de utilizar en la investigaciones que impliquen a población normal métodos no clínicos ya que pueden ser más sensibles y útiles a la hora de encontrar diferencias22.
En lo referente al consumo de tóxicos, observamos en las formas completas más predisposición a consumir benzodiacepinas, cocaína, tabaco y cannabis (tabla V); esto coincide con otros estudios, que muestran la especial prevalencia del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas en la población con bulimia nerviosa23, 24.
Referencias
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