Sr. Director:
Respecto al comentario de Ata-Ali y cols., realizado en este número sobre el artículo publicado por nuestro grupo de trabajo "Profilaxis antibiótica en implantología oral: revisión crítica de la literatura"1, nos gustaría hacer una serie de consideraciones.
En primer lugar, en el apartado "Conclusiones" hacemos referencia a que "aunque existe evidencia de que la prescripción de 2 g de amoxicilina (o en alérgicos, 600 mg de clindamicina) una hora antes de la cirugía de implantes reduce de manera significativa el riesgo de fracaso temprano, se debería llevar a cabo una prescripción responsable de los antibióticos". Esta afirmación trata de poner de manifiesto que, hoy por hoy, ante la carencia de protocolos clínicos, la prescripción profiláctica de antibióticos en pacientes sanos, sin condicionantes anatómicos, queda en manos del criterio del clínico y, por tanto, debe analizarse cada caso en concreto.
Ya que Ata-Ali y cols. hacen referencia al metanálisis publicado por Chrcanovic y cols.(2 (2014), nos gustaría mencionar que incluyeron 13 estudios, de los cuales 6 fueron considerados de alto riesgo de sesgo, uno con un riesgo moderado, y otros 6 de bajo riesgo. Al tener en cuenta los estudios de bajo riesgo no encontraron diferencias en las tasas de fracaso y, además, alertan de la cantidad de factores de confusión existentes en los diferentes estudios. Por otra parte, Lund y cols.(3 (2015), en su revisión sistemática, sugieren que no existe un beneficio añadido al prescribir antibióticos profilácticos en pacientes sanos y en cirugías sencillas.
Una vez publicado nuestro artículo, Braun y cols.(4 (2019) realizaron una revisión sistemática y metanálisis en la que concluyeron en la misma línea de nuestros argumentos: "Los resultados sobre las tasas de fracaso de los implantes dentales no deberían justificar el uso indiscriminado de antibióticos en pacientes sanos sometidos a estos tratamientos". En este sentido, la Conferencia de Consenso de la European Association for Osseointegration (EAO) del 2015 declaró que la profilaxis antibiótica no debe ser recomendada de manera sistemática en pacientes sistémicamente sanos debido a las posibles reacciones adversas y ante la amenaza para la salud pública que suponen las resistencias antibióticas.
Es importante mencionar que la prescripción profiláctica de antibióticos reduce en el 2 % el riesgo de fracaso implantológico3 y, como bien comentan Ata-Ali y cols. en su carta previa al Director, por cada 25-50 casos, dependiendo de los autores2,3,5,6, se prevendrá un fracaso temprano. Sin embargo, a la luz de estos resultados, nos es inevitable hacernos la pregunta de si verdaderamente compensa realizarla en los casos que mencionábamos antes, en condiciones ideales en las que el paciente se encuentre sistémicamente sano y sin dificultades quirúrgicas. Como profesionales sanitarios debemos poner en una balanza el beneficio-riesgo de nuestras acciones. En un lado de la balanza ponemos un 2 % de riesgo de fracaso temprano de implantes dentales si no hacemos profilaxis antibiótica3 (teniendo en cuenta que en los diferentes estudios todos los pacientes sean los idóneos), y en el otro lado de la balanza las resistencias antibióticas. ¿Cuáles son las repercusiones del fracaso implantológico? Fundamentalmente económicas y legales para el clínico, mientras que las repercusiones de las resistencias antibióticas son devastadoras y pueden hacer que una simple neumonía se convierta en mortal. Es decir, enfrentar un problema particular frente a un problema que nos atañe a todos.
Les agradecemos sus comentarios y que nuestro artículo sirva como tema de debate, sin embargo, creemos que con ello se ha perdido de vista el objetivo de nuestro artículo, en el que tratábamos de hacer una puesta al día sobre la profilaxis antibiótica en implantología oral y sensibilizar a los dentistas y cirujanos maxilofaciales acerca de su prescripción responsable. El 10 % de las prescripciones de antibióticos en España son realizadas por dentistas7,8, por lo que tenemos un papel importante en este problema fundamental de salud pública que se nos avecina y que, hoy en día, son la causa de 25.000 muertes al año en la Unión Europea9).