Uno más de la familia. Frederick George Cotman, 1880
No me digáis que no os llama la atención este cuadro: mientras la familia se dedica al noble arte de la pitanza, un caballo asoma el hocico para llenar su panza, y es recompensado con un chusco de pan. Todo sin que nadie se inmute: cuchillo en mano, la abuela; absorto en sus cavilaciones, el niño pelirrojo de la derecha; trincha que te trincharás, el primogénito; muy dulce, la niña, y con mano extendida del lazo… ni siquiera el perro faldero (en sentido literal esto último) se despeina. Sin duda alguna, se trata de un caballo con suerte este aparatoso comensal.