El 21 de julio de 2000, en un trágico accidente, falleció el profesor Antonio Orozco, dejando un gran vacío en el seno de la cultura gaditana, fue un gran dinamizador de actos sociales, culturales y científicos en la ciudad, además de presidir instituciones como la Real Academia de Medicina y Cirugía, la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras y el Ateneo Literario, Artístico y Científico, fundó también la Sociedad de Historia de la Medicina Hispanoamericana, con sede en Cádiz, y fue director del Instituto Bibliográfico de Información Biomédica (Excmo. Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Cádiz).
El profesor Orozco Acuaviva estudió en la Facultad de Medicina de Cádiz y se especializó en Rehabilitación. Se doctoró en 1965 con una tesis sobre la poliomielitis, dirigida por el Dr. Manuel Cruz Hernández, realizada en el seno de la Clínica de San Acacio. Impartió docencia en la citada Facultad, en las disciplinas de Patología General y de Terapéutica Física, también fue profesor de Rehabilitación Infantil en la Escuela Departamental de Medicina de Cádiz.
Siendo estudiante de medicina comenzó su interés por las cuestiones histórico médicas, disciplina a la que se dedicó en exclusiva cuando obtuvo la cátedra de Historia de la Medicina de la Facultad de Cádiz (1983), aunque su labor docente en esta materia la empezó como encargado de curso (1972-1978), pasando posteriormente a Agregado Interino (1978-1981), fecha esta última en la que pasó a Profesor Agregado Numerario, hasta alcanzar la cátedra en la fecha señalada.
En el seno de la cátedra de Historia de la Medicina realizó una gran labor docente, personalmente nunca olvidaré sus clases sobrias, elegantes, precisas, armonizando la palabra y la tiza, creando un entramado inseparable de cultura, humanismo y medicina, teniendo siempre presente en su análisis histórico no solo a los profesionales, sino también a las instituciones asistenciales y a los pacientes. Al escribir esto vienen a mi memoria clases sobre la Medicina en la Antigüedad Clásica, el Renacimiento, la Ilustración o las mentalidades médicas anatomoclínica, fisiopatológica y etiopatológica. Una publicación que nos recuerda su erudición y algunos aspectos de sus clases es, sin duda, el capítulo dedicado a La patología constitucional y heredopatológica, publicado en el libro Historia de la Enfermedad, obra coordinada por Agustín Albarracín Teulón.
Orozco creó con constancia y paciencia una escuela histórico médica, con discípulos que realizaron con él numerosas tesis de licenciatura y de doctorado, entre los que me cuento. Merece la pena recordar los seminarios que organizaba con los tesinandos y doctorandos sobre los temas en curso de cada uno de nosotros, seminarios ricos en debates, orientadores para seguir adelante con el curso de las investigaciones y que preparaban para las defensas de las tesis ante los tribunales respectivos. Eran tiempos, que pude vivir como alumno y como docente, que en el seno de las cátedras se desarrollaban cursos monográficos de doctorado a personas muy interesadas por los temas que se impartían ya que estaban muy relacionados con sus temas de investigación, al menos así sucedía en la cátedra de Historia de la Medicina del doctor Orozco. Posteriormente, hemos ido comprobando como todo esto se ha ido perdiendo, produciéndose unificaciones extrañas en la organización docente del doctorado, que restan especificidad formativa a los temas de investigación de las personas que preparan sus trabajos de Máster o de doctorado en el contexto de las historias de las Ciencias de la Salud, al igual que se recortan créditos troncales y obligatorios para estas disciplinas en las actuales carreras de Grado, circunstancias que sin duda causarían un enorme dolor al profesor Orozco.
Para no dispersarnos en nuestros comentarios, retomamos nuestros apuntes haciendo hincapié ahora en las líneas de investigación que desarrolló sobre historia de la medicina gaditana y española; véanse, por ejemplo, sus estudios sobre el Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz, los cirujanos navales de la Asamblea Amistosa Literaria de Jorge Juan, los cirujanos navales de Cádiz y "el milagro de Sevilla", los Reales Colegios de Cirugía en España, los médicos italianos en la España ilustrada, o bien la patobiografía del almirante Gravina, además de sus trabajos sobre la bibliografía médico científica gaditana, el periodismo médico, o figuras como Pedro Virgili, José Celestino Mutis, Laso de la Vega, Cayetano del Toro, los médicos escritores gaditanos o los médicos gaditanos y la obra de Giner de los Ríos, también escribió sobre la sífilis en Delicado y su Lozana Andaluza o la gloria y servidumbre de la medicina rural, y dos importantes libros: la historia de la endocrinología española y la historia médico-social del niño en Andalucía Occidental y Extremadura. Este párrafo obligatoriamente lo debemos terminar con varios etcéteras.
En lo referido a la historia de la medicina hispanoamericana destacan sus trabajos sobre la medicina andaluza en América, la sanidad militar en Indias, la expedición de Malaspina, los cirujanos navales en Hispanoamérica, las noticias médicas en las Noticias secretas de América de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, la cirugía moderna y su proyección en América, los cirujanos navales españoles en el Pacífico, las relaciones médicas entre Cádiz y Cuba en el 98, los perfiles antropológicos de San Martín y Belgrano, y una larga lista de trabajos que completan el perfil "americanista" del profesor Orozco.
No podemos olvidar sus ensayos sobre personalidades y temas de la cultura gaditana, no solo local, también hay que subrayar los referidos a la provincia; por ejemplo, sus publicaciones sobre Adolfo de Castro, Frasquita Larrea, Castelar, Manuel de Falla o los castillos en la provincia de Cádiz, éste último escrito en colaboración con Pablo Antón Solé, etc. Es imposible exponer aquí todas sus publicaciones de las diversas líneas de investigación que emprendió a lo largo de su vida, motivo por el que exponemos al final de esta breve nota algunas referencias bibliográficas que han dado cuenta en los últimos años sobre su vida y obra, incluida la tesis doctoral dedicada a su figura de la que es autora la profesora Gloria González Medina.
En estas líneas queremos dejar testimonio de que el profesor Orozco sigue estando presente en nuestras vidas y en nuestras investigaciones, está en nuestro recuerdo cada vez que entramos en una biblioteca o en un archivo. Pero estamos obligados a un apunte más: si traemos su recuerdo vivo aquí, a la revista Temperamentvm, es porque no podemos olvidar que se dedicó también a la docencia de las asignaturas de Historia de la Profesión y de Historia de la Enfermería, varios años en la década de los setenta y de los ochenta, primero en la Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios y posteriormente en la Escuela de Diplomados en Enfermería de Cádiz, desarrollando una línea de investigación específica de esta disciplina, y no solo eso, sino que también inculcó a personas como la que esto escribe a continuar esta labor, incentivándome incluso a introducir en los cursos de doctorado clases sobre Historia de los Hospitales e Historia de la Enfermería. Cabe recordar trabajos suyos, en esta línea de investigación, como El Protobarbero Virgili (1967), Federico Rubio, el gran maestro (1977), Ordenanzas de los Cirujanos y Maestros Sangradores de la Hermandad de San Cosme y San Damián de Cádiz, de 1701 (1981), Tres etapas históricas de la ética profesional en Enfermería (1984) o su libro Notas para la Historia de la Enfermería Gaditana (1983), etc.
En este libro se pueden encontrar datos enriquecedores sobre la Enfermería desde los siglos XV al XX; por ejemplo, sobre los Hermanos de San Juan de Dios o la labor del cuidado a las enfermas en el Hospital de Mujeres en Cádiz. Sobre la citada Cofradía de San Cosme y San Damián de los Cirujanos y Sangradores de Cádiz, estudia y reproduce en Apéndice documental las Ordenanzas de 1701, aunque en sus investigaciones pudo "elevar" el origen de esta cofradía a las últimas décadas del siglo XVII, concretamente hasta 1675. Las Ordenanzas de 1701, como apunta el profesor Orozco, pueden ser consultadas en El Archivo Histórico Provincial de Cádiz: Notaría II, Protocolo 360, ff. 229r-235v. En las mismas se ofrecen noticias sobre las obligaciones de los aprendices de sangrador, que deben presentar su limpieza de sangre, estar con un Maestro formándose durante cuatro años y que no pueden establecer tienda a menos de cincuenta casas de distancia de la de su maestro, entre otras muchas cuestiones que convierte a este documento en crucial para entender diversos aspectos profesionales sobre los cirujanos, los sangradores o las labores de quitar barbas, hacer sangrías y "echar ventosas".
En esta obra el lector podrá encontrar datos sobre los cirujanos menores, flebotomianos y practicantes, sus normativas y libros de textos de los siglos XVII al XIX, comentarios sobre revistas como El Practicante Gaditano, las primeras Escuelas de Enfermería y los manuales para la enseñanza en las primeras décadas del siglo XX, incluyendo apuntes sobre la Guerra Civil, la creación de los Ayudantes Técnicos Sanitarios y la aparición de la Escuela Universitaria de Enfermería. Un libro, Notas para la Historia de la Enfermería Gaditana, [Imagen 1] como todo el conjunto de su obra, que siempre ha guiado nuestra labor docente e investigadora.
Para finalizar esta breve nota, incluimos una fotografía realizada pocos meses antes de su fallecimiento, con motivo de la inauguración del Museo de Medicina Antigua, Ciencias Naturales y Arqueología que impulsó, en la localidad sevillana de Herrera, el enfermero don Francisco Jurado Muñoz. Sirvan estas líneas y esta fotografía para mantener vivo el recuerdo del profesor Orozco en nuestros corazones y en el seno de la historiografía enfermera española. [Imagen 2] Pensamos que la mejor manera de hacerlo es leer y estudiar su extensa obra, seguro que así seguiremos sacando provecho de ella.