Introducción
A lo largo de la historia, muchas personas que han sido célebres en su época han acabado siendo olvidados debido a factores como ser eclipsados por otras figuras contemporáneas o bien por la falta de registros en su momento. Este fenómeno se produjo de forma muy habitual entre aquellos que antaño se dedicaron a la sanidad más allá de los profesionales de la medicina, como fueron los practicantes, las matronas y las enfermeras. Conocer el pasado, tanto las profesiones como los profesionales de estas y sus actuaciones, es necesario para poder comprender el presente y entender las circunstancias en las que hoy en día se encuentra la enfermería.1,2
Tras el Desastre del 98, España atravesó por un periodo social regeneracionista al perder las últimas colonias de ultramar. Sin embargo, no por ello fue una época que trajo paz al país. La Guerra de Melilla se inició en julio de 1909, cuando la población bereber del Rif se rebeló atacando a las obras del ferrocarril minero de la ciudad africana. Ante esto, España movilizó a 3 Brigadas Mixtas (la 1ª de Madrid, la 2ª del Campo de Gibraltar y la 3ª de Cataluña), enviando primero a la 3º, junto a sus reservistas. Se bombardearon los aduares costeros para intentar disuadir a los rifeños, pero los ataques bereberes continuaron con éxito gracias a los conocimientos del terreno y la inexperiencia de las tropas españolas. Para el día 26 de ese mes, los rifeños inutilizaron 100 metros de la vía férrea, lo que hizo que el mando militar movilizara dos columnas junto a un convoy de reparaciones. Una de estas columnas se extravío y acabó en el Barranco del Lobo, donde un millar de soldados fueron masacrados en una emboscada.3 Aquellos soldados heridos fueron repatriados y tratados en diferentes localidades, destacando las infraestructuras hospitalarias y de caridad de la ciudad de Cádiz.4 Con el tiempo, el entreno de las tropas y el empleo de nuevas tácticas, se fueron ocupando territorios marroquíes hasta que, en el mes de noviembre, tras la victoria española en Atlaten, se comenzó a negociar la paz. La contienda se había saldado con 2.235 heridos, 858 muertos y un gran malestar en la sociedad.
A pesar de la finalización de la guerra en Melilla, seguía habiendo reductos rebeldes que continuaron con los levantamientos, desembocando en la guerra del Rif. Los nuevos focos se focalizaron en Yebala, cerca de la ciudad capital del protectorado español: Tetuán. Asimismo, el inicio de la I Guerra Mundial, a pesar de la neutralidad española, hizo resaltar el ocaso de la Restauración. La crisis de 1917 no fue un hecho aislado, dado que significó un conjunto paralelo de crisis militar, política y social. Con respecto a la primera crisis, existía una división notable entre las tropas africanistas y peninsulares, debido al malestar de las Juntas de Defensa (organizaciones militares creadas por este último grupo) ante los privilegios de ascenso y salarios que se les otorgaba a los africanistas durante la Guerra del Rif, por lo que reivindicaban sus aspiraciones profesionales y un cambio de gobierno.5
El punto de inflexión que marcó la campaña militar y el futuro del país fue el desastre de Annual. En la fecha del 21 de julio de 1921, las tropas del líder rifeño Abd el-Krim asediaron Annual. [Figura 1] Al día siguiente, las tropas españolas fueron masacradas durante su huida, contabilizándose unos 15.000 soldados entre españoles e indígenas, aumentando el descontento de la población, tanto civil como militar, y el rechazo hacia la campaña en Marruecos; además de la exigencia de responsabilidades entre las personas implicadas en los funestos acontecimientos y en toda la corrupción derivada de la guerra, aspectos que se verían reflejados en el Expediente Picasso.6 La desorganización gubernamental y militar, la tensión social y la crisis económica harían que, el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, apoyado por el rey Alfonso XIII, diera un golpe de Estado, instaurando una dictadura entre cuyos objetivos estaba acabar con la guerra en África.7
Fuente: adaptado de Archivo Histórico de la Biblioteca Nacional Hispánica (http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000226390&page=17).
Para terminar con la problemática de África, se mandó retirar las tropas, lo que no gustó al ala "africanista" del ejército, cuyo descontento, junto al de la sociedad, se acentuó con la retirada de efectivos en marzo de 1924, cuando las tropas marroquíes, gracias a las condiciones meteorológicas, atacaron de nuevo, causando un número de bajas aun mayor que en Annual y la ocupación de parte del protectorado.8 Seguidamente, a principios de 1925, los rifeños derrotaron a Francia en la batalla de Uarga, lo que hizo que el país galo interviniera asistiendo a España en el Desembarco de Alhucemas en septiembre de ese mismo año en un gran despliegue militar.9 Esta operación finalizó con la victoria española, la pacificación total de la zona en octubre y, en 1926, en la rendición de Abd el-Krim.
A lo largo del conflicto militar, el Cuerpo de Damas enfermeras de la Cruz Roja Española, con su propia formación sanitaria a través de diferentes manuales específicos para dicha profesión,10 actuó en la zona de Marruecos, especialmente en los hospitales provinciales.11 Paralelamente, los practicantes militares realizaron sus labores sanitarias tanto en la retaguardia como en los diferentes frentes de combate, de tal forma que ambas figuras sanitarias pudieron asistir al mayor número de soldados heridos durante la campaña.12 Uno de los practicantes militares implicados en el frente de batalla, y que han quedado en el olvido con el paso del tiempo, fue Daniel Pajares Colodrón, siendo la figura central de nuestro estudio.
Los objetivos son, pues, ofrecer una síntesis biográfica acerca de la trayectoria académica y profesional de Daniel Pajares Colodrón, determinar sus actuaciones sanitarias en la campaña de Marruecos y estudiar los diferentes reconocimientos que obtuvo a lo largo de su trayectoria militar como practicante.
Metodología
Se ha realizado una investigación de tipo biográfico,13 empleando metodología heurística y análisis documental.14-17 Para ello, se ha efectuado una búsqueda y revisión de documentos, libros, artículos, monografías y prensa histórica; tanto en papel como en formato electrónico, tanto actuales como históricos, que pudiesen aportar información relevante para formar un esquema conceptual certero sobre la vida y actuaciones profesionales del practicante militar Daniel Pajares Colodrón, destacando especialmente su completa hoja de servicios militares y el reconocimiento de su labor en la sociedad de la época.18 En este caso, al ser una investigación histórica sobre una persona en particular, se ha tenido en cuenta el R.D. 1708/2011. En concreto, citamos el artículo 28º de dicha normativa que trata sobre la consulta de archivos de carácter restringido por contener datos personales.19
Para la localización de los documentos analizados, se han utilizado varias fuentes de información historiográfica procedentes de diversos archivos, bibliotecas y hemerotecas para los años 1895-1936:
- Archivo de la Academia de Caballería de Valladolid (AACV).
- Archivo General Militar de Segovia (AGMS).
- Archivo Virtual de la Real Academia de la Historia (AVRAH).
- Archivo Universitario de la Universidad de Valladolid (AUUVA).
- Registro Civil de Nava del Rey (RCNR).
- Agencia Estatal del Boletín Oficial del Estado, en su colección histórica de la "Gaceta de Madrid".
- Biblioteca Virtual de la Defensa (BVD).
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (BVPH).
- Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España (HDBNE).
- Hemeroteca digital del diario "El Norte de Castilla" (HENC).
Dada la situación sanitaria en los meses de 2020 y 2021 debido a la pandemia por COVID-19, y a las consecuentes medidas legislativas preventivas de carácter sanitario sobre restricciones de la movilidad entre Comunidades Autónomas y cierres perimetrales locales, se ha recurrido en ocasiones a contactar con los diferentes archivos por medios telefónicos o a través de correo electrónico.
Biografía de Daniel Pajares Colodrón (1895-1936)
Formación académica y militar
Daniel Pajares Colodrón nació el 25 de julio de 1895 en la población vallisoletana de Nava del Rey.I [Figura 2] Sus primeros años de vida transcurrieron en su localidad natal junto a sus padres Anastasio Pajares, uno de los barberos del municipio, y Mónica Colodrón. Completó sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto General y Técnico de Valladolid, obteniendo el graduado de Bachiller en el año 1916.II Tras finalizarlos, continuó estudiando en la Escuela Normal Superior de Maestros de la provincia de Valladolid, donde años más tarde, en septiembre de 1918, superó los requisitos necesarios para graduarse en la titulación, obteniendo el certificado de enseñanza no oficial de la carrera de Magisterio.III
Fuente: Museo del Ejército. Nº de inventario: MUE-55050 (http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/es/consulta/registro.do?id=33960).
Coincidente en estas fechas, ingresó en las filas del Ejército como recluta en la Caja de Reclutas de Medina del Campo (Valladolid), donde permaneció hasta el 8 de febrero de 1919, cuando fue enviado a realizar su instrucción como soldado a la tercera compañía del primer batallón del Regimiento de Infantería de Isabel II de Valladolid. Allí realizó su formación como militar y, tras prestar juramento a la bandera el día 20 de marzo de 1919, presentó guarnición hasta finales de dicho año.IV
Entrado ya el año 1920, continuó prestando sus servicios en el mismo Regimiento de Infantería hasta que, en la revista de octubre, pasó al empleo de Cabo, bajo elección de su coronel, quien le destinó como guarnición en la primera compañía del primer batallón hasta el siguiente año, cuando fue enviado a licencia ilimitada por exceso de personal. Tras solicitar voluntariamente su reingreso en filas, en agosto de 1921 es promovido, por elección, al escalafón de Sargento, continuando sus labores en su mismo destino.
Más tarde, en febrero de 1922, se le concedió el ingreso en la primera fase de "reenganche", es decir, su retirada de la licencia ilimitada, manteniendo los beneficios que le correspondían según la Ley de reclutamiento de 1912.V En abril, solicitó las licencias necesarias para poder contraer matrimonio con Bernardina Rodríguez Benito,VI con quien, el día 12 de ese mes, contrajo matrimonio.VII Unos días más tarde, según oficio de la Capitanía general, se le concedió al sargento Pajares un nuevo destino en el batallón expedicionario de su regimiento, situado en Melilla, donde se incorporó el día 29 a la 4ª compañía del citado batallón. En esta situación se encontró hasta el día 4 de julio cuando, una vez más, fue concedida la licencia ilimitada por exceso de plantilla. Ese mismo día, embarcó a bordo del "Montemayor", llegando al día siguiente a Málaga y el día 6 a Valladolid. Una vez en su provincia natal, volvió a incorporarse a su anterior destino del Regimiento de Infantería para prestar sus servicios de guarnición por el resto del año.
A raíz de los sucesos de Annual, en el año 1921, se decidió crear un cuerpo especifico de practicantes militares para organizar la atención sanitaria en las campañas del Rif. En septiembre del mismo año, se convocó un concurso-oposición para ocupar plazas de practicantes profesionales del Ejército. Estas plazas se repartieron entre aquellos poseedores del título de practicante y aquellos que, aunque no lo poseían, fueran o hubieran actuado como tales en las Comandancias de tropas de sanidad.20 Aunque no disponemos de constancia documental sobre su formación como practicante, posiblemente la mayor parte de los conocimientos sanitarios militares obtenidos fueran similares a los expuestos en el Manual del Sanitario-Practicante (1915).21 Se conoce que, unos años más tarde, concretamente el 5 de enero de 1923, Daniel Pajares fue nombrado Practicante Militar, por haber obtenido el primer puesto en la oposición para el cambio de escala, manteniendo la antigüedad según la RO de 23 de noviembre de 1921.VIII,IX [Figura 3]
Labor sanitaria tras la campaña militar de Marruecos
Aunque se tratará más tarde de forma específica, Daniel Pajares desempeñó su labor como practicante militar en Ceuta y en la colonia española en el norte de África hasta principios de 1930. En este mismo año, fue destinado a la Academia de Caballería de Valladolid.X Así, el 16 de febrero, se puso fin a su larga etapa en África, volviendo a su tierra de origen. En esta institución permaneció por el resto del año y parte del siguiente, desempeñando la asistencia sanitaria como botiquín durante las prácticas militares que realizaban los alumnos por los pueblos de la región.
En agosto de 1931 cayó enfermo y se le concedió una licencia de dos meses de descanso, en los que volvió y permaneció en Nava del Rey. Al finalizar este periodo, se dispuso su cambio de la Academia de Caballería de Valladolid al Hospital Militar de Valladolid como agregado.XI
Asimismo, a finales de este año se publicó la eximición del pago del impuesto de utilidades por hallarse recibiendo un salario inferior al de Alférez y similar al de tropa.XII En el Hospital Militar de Valladolid desempeñó su labor en los servicios de enfermería y cirugía desde su incorporación en 1931 hasta 1933, cuando se integró en la 2ª sección, 4ª subsección, del grupo A del Cuerpo Auxiliar Subalterno del Ejército (CASE) de dicho Hospital; manteniendo la antigüedad del 4 de enero de 1923 y un sueldo anual de entorno a las 5.000 pesetas.XIII No obstante, dicha antigüedad sufrió una rectificación, donde se asignó la fecha de 8 de febrero de 1919 y la pertenencia a dicho Cuerpo.XIV
Con fecha de 22 de febrero de 1933, juró fidelidad a la República, tal como se determinaba en el Decreto del 22 de abril de 1931,XV siendo este el último hecho destacable de estos años. Continuando la misma temática, se sabe que se dispuso un Decreto por el cual todos los militares, independientemente de su posición, tendrían la prohibición de adherirse o afiliarse a cualquier movimiento de carácter político. Es por ello por lo que el practicante Pajares hizo constar por escrito, en torno al mes de agosto de 1934, no pertenecer a ningún partido, asociación ni sociedad de carácter político ni a ninguna organización ni entidad de carácter sindical ni societario.XVI Sus deberes profesionales continuaron en el CASE del Hospital Militar de Valladolid sin mayor alteración en estos años hasta 1936.
Controversia en torno a su fallecimiento
Según consta en los documentos oficiales del expediente militar del practicante y a través de la prensa del bando sublevado,IV tras el inicio del levantamiento el día 18 de julio de 1936, Daniel Pajares se adhirió al "Glorioso Movimiento Nacional" mientras continuaba prestando sus servicios en el CASE del hospital militar. El día 23, se unió al equipo quirúrgico formado por el teniente médico Juan Romeu Guallado para asistir, en el quirófano del Hospital Militar de Valladolid, a los heridos de Valladolid y del frente del Alto del León (Guadarrama). El día 25, mientras la enfermera Sagrario del Amo y el practicante Daniel Pajares se encontraban de viaje en un vehículo hacia la localidad de San Rafael (Segovia) para trasladar a unos heridos, se vieron involucrados en una emboscada, donde fallecieron ambos por disparos de armas de fuego.XVII,XVIII Esta sería la versión oficial de los hechos y la que trascendería en el tiempo.
Sin embargo, existe una versión alternativa en la que el practicante pudo haberse encontrado en el bando opuesto. Como se publicó el día 26 de julio de 1936 en el diario El Norte de Castilla,XIX cerca de Boecillo (Valladolid), el practicante se encontraba camino a San Rafael junto a otros acompañantes, cuando, a la altura de Laguna de Duero, el vehículo en el que viajaban se saltó un control militar republicano. Esto provocó que los soldados de éste arremetieran contra el vehículo, acabando con la vida del practicante y la enfermera. Por último, se encuentra una versión más, testimonio de un ciudadano de la Nava del Rey de la época, Carlos González Maestro, el cual aseguró que en el pueblo se dieron en torno a 100 fusilamientos por parte de falangistas, encontrándose Daniel Pajares entre las víctimas.22
La asistencia sanitaria de Daniel Pajares en la guerra del Rif y en el Protectorado español de Marruecos (1923-1930)
Según su hoja de servicios militares,IV debido a su promoción como practicante militar en 1923, abandonó el Regimiento de Infantería Isabel II nº 32 y fue destinado a la Jefatura de Sanidad Militar de Ceuta para prestar servicios al Tabor (unidad militar del ejército colonial más pequeña que un batallón) del Grupo de Regulares de Tetuán nº 1; siendo uno de los grupos de mayor actividad en las campañas de Marruecos.23 Para finales de enero se incorporó a su nuevo destino donde, tras recibir un mes de formación en la zona, marchó a su primera misión como practicante en la región de Xauen. [Figura 4]
En la posición de Xauen permaneció hasta el día 10 de marzo prestando servicios de asistencia sanitaria a heridos que provenían del frente de batalla. Pasado este día, volvió a la comandancia de Tetuán para continuar realizando sus servicios de asistencia. Tras esto, continuó rotando entre los distintos cuarteles de la zona (la cual se encontraba en el peor momento en lo que se refiere a levantamientos y ataques por parte de los rebeldes) yendo primero en el mes de mayo hacia Draa-El-Asef, después retornó a Xauen, luego se desplazó hacia Zoco-El-Arbaa, Tetuán y, finalmente, en diciembre, volvió a Draa-El-Asef donde terminó el año. A su vuelta a Xauen en el mes de agosto, su Tabor se vio involucrado en uno de los episodios más sangrientos del año: el combate de las Peñas de Kaiat. Tras dicho enfrentamiento, se le concedido al Tabor nº1 la Medalla Militar Colectiva.
Se sabe que, a principios del año 1924, los rebeldes y sus levantamientos continuaron extendiéndose con fuerza por las zonas de Xauen y de las Ghomaras.23 En enero, el practicante Daniel Pajares emprendió su marcha de vuelta a la ciudad de Xauen, donde permaneció hasta el día 19, para luego marchar hacia la cabila de Tagsut en la región del Rif. En esta posición, prestó sus servicios hasta el mes de abril. Posteriormente emprendió otro traslado al Zoco-el-Arbaa de Beni-Hassam, donde contó con un descanso de 10 días para volver a cambiar de posición, esta vez hacia Tetuán, luego hacia Xauen y, por último, volvió a Draa-el-Asef hasta el 14 de agosto, cuando volvió a su anterior destino para formar parte de la columna de Xauen. Con esta columna, se dirigió hacia la zona de la cabila del Tagsut; donde tuvo lugar la operación de más relevancia en su carrera como practicante militar.
El día 14 salió de la protección del convoy con el objetivo de recuperar la posición de Tagsut y, a su llegada a la cabila, fueron atacados por las tropas beduinas. Según su expediente militar, hubo multitud de bajas durante la confrontación, en la que el practicante Pajares ayudó a asistir en la retirada. El día 20 volvió a acompañar al convoy y, nuevamente, volvieron a ser atacados sufriendo varias bajas. Las acciones se repitieron hasta que el día 24 de agosto de 1924 tuvo lugar el mayor enfrentamiento: las tropas de regulares asediaban Tagsut mientras que el practicante Pajares, junto a su teniente médico, asistían en el puesto de socorro a los heridos que recibía del frente.
En uno de los momentos de la batalla, se solicitó al puesto de socorro, desde el frente, la asistencia al capitán Pascual del Pobil, ya que había sido herido. Dada la negativa del teniente médico a marchar al auxilio por encontrarse con otros heridos, el practicante se presentó voluntario para acudir a la línea de fuego y prestar sus servicios al oficial herido y a aquellos que se encontraran en su misma situación.
Por la dificultad del terreno y la peligrosidad del fuego de la batalla, no podía asistir al frente con los "mulos botiquín" o las carretas que se empleaban para trasportar el material sanitario. A raíz de esta situación, el practicante cargó en su mochila de curas y en los bolsillos de su ropa con todo el material que pudo, partió así al frente de batalla.
En el camino hacia el puesto donde se encontraba el capitán herido, fue tratando las heridas de algunos soldados. Cuando finalmente se encontraba terminando las curas del oficial, recibió un disparo en el brazo derecho. Pese a ello, continúo curando las heridas del capitán y de otros heridos hasta quedarse sin material. En ese momento, mientras agotaba sus recursos, recibió un segundo disparo, esta vez en la rodilla derecha: aun así, continúo asistiendo a otros heridos antes que él. Cuando terminó con el material y las curas, un sargento primero le solicitó su ayuda. El practicante acudió y le indicó que se dirigía al puesto de socorro para trasladar al oficial herido, hacerse con más material y, de paso, curarse a sí mismo.XX Antes de emprender la retirada, un teniente, subalterno del capitán anteriormente atendido, le ordenó retirarse, llevándose consigo a todo el que pudiera. Ante esto, el practicante le indicó que así lo haría, pero una vez el capitán, que tenía una pierna fracturada, estuviera a salvo. En el camino de vuelta al puesto de socorro, cuando trasladaba a los heridos, recibió un tercer disparo, esta vez en la articulación tibio-tarsiana. Esta última herida fue determinante para el practicante, que ya no podía continuar con la marcha.24 Quedó tendido junto al resto de heridos hasta que fue recogido y trasladado al puesto de socorro de la Legión y posteriormente al Hospital de Sangre de Tagsut, donde quedó ingresado.XXI
Tras recuperarse unos días en la enfermería del hospital, el día 28 de agosto se le trasladó al Hospital de Xauen, donde estuvo hasta principios de septiembre, momento en que se decide que sea evacuado al hospital de Tetuán. Sin embargo, no se trasladaría hasta finales del mes por las continuas ofensivas de las tropas rifeñas.
Mientras se encontraba recuperándose en Xauen, el comandante general del territorio le concedió 2 meses de licencia por las heridas. Así, el 25 de octubre de 1924, abandonó África y volvió a su hogar para tomarse un descanso. Una vez finalizada su licencia de 2 meses, en enero de 1925 volvió a incorporarse al Cuerpo de Regulares de Tetuán. Durante el resto del año estuvo realizando prácticas de tiro y desembarco por las zonas del barranco de la Silla y Laucien junto a su Tabor, además de asistir las dolencias de los soldados por estos territorios, incluido Tetuán.
A partir del mes de abril de 1926, por decisión del coronel jefe de Sanidad Militar del Territorio, fue destinado al Hospital Militar de Tetuán. El 30 de abril se incorporó al servicio de cirugía en la 2ª clínica del hospital. En esta unidad realizó sus labores profesionales hasta que, en septiembre, volvió a enfermar y regresó de nuevo a su hogar con una licencia de dos meses. Tras el mismo, volvió al hospital de Tetuán para retomar su asistencia sanitaria.
Se sabe que en el protectorado español de Marruecos tuvieron lugar varias epidemias y endemias, destacando el tifus exantemático, la disentería y el paludismo; especialmente entre los años 1923 y 1926,25,26resultado de una duplicidad en la dirección de las medidas sanitarias preventivas en Marruecos entre el Ministerio de Guerra y el Ministerio de Fomento, así como a una falta de financiación de éste último para incorporar dichas medidas.27 Fue a raíz de dichas epidemias que se daban en la zona, que finalmente se le ordenó al practicante Daniel Pajares marchar hacia el Lazareto de Dar-Murcia para atender a los afectados hasta mediados de enero cuando, una vez más, fue desplazado a otra posición. Esta vez se le trasladó para formar parte de su antigua unidad, el Grupo de Regulares Indígenas de Tetuán nº1. Con esta unidad tomó parte en numerosas operaciones por todo el territorio marroquí, destacando las operaciones de toma de la provincia de Larache que se dieron entre los meses de abril y marzo de 1927 que, para el caso del practicante, estuvo asignado al campamento Rockba-el-Gozal, donde realizó servicios de campaña auxiliares a lo largo de los siguientes meses. Una vez finalizada la misma, volvió a Tetuán a finales de junio de 1927, y allí se encontró junto a su Tabor hasta diciembre, cuando regresó a Xauen para finalizar el año.
Como venía siendo habitual, a los pocos meses de cambiar de destino, se le volvió a redirigir, esta vez al Botiquín de la Plana Mayor de Tetuán, donde permaneció desde enero a agosto de 1928. El día 4 de agosto, por decisión del coronel médico Inspector del Territorio, Daniel Pajares emprendió la marcha hacia Punta Pescadores para prestar sus servicios en la enfermería y, posteriormente, en diciembre, a la del Zoco-el-Arbaa, donde se mantuvo hasta principios de 1930.
Reconocimientos a sus méritos profesionales en la campaña militar
A lo largo de los años, el practicante Pajares recibió varias condecoraciones por sus servicios prestados, principalmente en la campaña de Marruecos, especialmente por la labor desempeñada en la operación de Tagsut del 24 de agosto de 1924.
El primer reconocimiento fue en 1926, otorgándosele la Cruz de María Cristina por los servicios prestados y méritos concedidos en las operaciones realizadas en Marruecos durante el lapso comprendido entre el 1 de agosto de 1924 y el 1 de octubre de 1925.XXII
En 1927 se le concedió la Medalla de Sufrimientos por la Patria con la pensión mensual de 50 pesetas vitalicias.XXIII En la misma línea, al año siguiente, se le concedió el día 5 de agosto el sueldo anual de 3.500 pesetas, que percibiría contando a partir del último febrero, por haber cumplido, a principios de enero, 5 años como Practicante Militar.XXIV
No obstante, aunque ya había sido propuesto en 1924,XXV es precisamente en 1927 cuando se tomaron en cuenta oficialmente sus servicios sanitarios específicos realizados en la guerra. Mientras permanecía realizando sus labores en el Grupo de Regulares en Larache, se publicó en abril de ese mismo año el inicio de la realización de un juicio contradictorio (procedimiento realizado para justificar si se es merecedor de una recompensa) para el ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando, siendo la más alta recompensa militar en España hasta la actualidad. [Figura 5] En dicho procedimiento, se tomó testimonio de los militares presentes en dicha operación para valorar la información de la que disponían. En su mayoría, los declarantes coincidieron en la descripción de los hechos, recalcando el heroísmo y valor que presentó el practicante al jugarse su propia vida para auxiliar a los heridos aun encontrándose herido de gravedad.XXI
Finalmente, en febrero de 1929, se le concedió la Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando por su asistencia a los heridos en el combate del poblado de Tagsut el día 24 de agosto de 1924, siendo el único profesional sanitario no médico en ser condecorado con la misma.XXVI,XXVII,XXVIII [Figuras 6 y 7]
Este hecho fue publicado por numerosa prensa generalista de la época, ya que fue un incentivo para ensalzar a los practicantes como profesionales sanitarios, pero cabe destacar también que fue tomado como símbolo de orgullo para los propios practicantes, aspecto que fue recogido en la prensa profesional. Un ejemplo de ello se encuentra en El Practicante Toledano:
Orgulloso puede estar el brillante cuerpo de Practicantes del Ejército, que cuenta con distinciones honrosísimas otorgadas al valor y heroísmo, a pesar de ser pequeño el número de que se compone el mencionado cuerpo. Felicitamos al señor Pajares Colodrón por la distinción merecida de que ha sido objeto, así como al cuerpo de Practicantes del Ejército, que también ha elevado los prestigios de la clase con su constante y disciplinada actuación.XXIX
Por su parte, a través del Boletín Oficial de los Practicantes en Medicina y Cirugía, y aprovechando la circunstancia, llevaron más lejos la cuestión, reclamando al Directorio Civil la regulación de sus estudios mediante la figura del Auxiliar de Medicina y Cirugía28 y un mayor reconocimiento de la labor de los practicantes en la rama militar, este último ampliamente debatido desde principios del siglo XX:29,30
Tiempo es ya de que los hombres del tantas veces probado recto proceder que hoy rigen los destinos nacionales, unan ésta a la cadena resolutiva de sus muchas justicias, y repatríen a aquéllos que en el año 1921 fueron enviados a tierras marroquíes y en donde, desde hace tiempo, esperan que el Gobierno fije en ellos tan siquiera un instante su atención. Y hora es ya también de que, una vez que está completamente convencido de su harta probada eficacia y de su verdadera necesidad, proceda de una manera decidida y en toda su amplitud a la Creación del Cuerpo Auxiliar de la Sanidad Militar, para que así tengan los Médicos militares tanto en la Península como en las Islas y Protectorado, personal auxiliar idóneo y disciplinado.XXX
El día 12 de junio de 1929, el practicante Pajares se desplazó a Madrid para recibir el ingreso en la Real Orden de Caballeros de San Fernando y la imposición de la Cruz Laureada de la citada orden, siendo impuesta de manos del rey Alfonso XIII.XXIX Por la parte asociacionista, unas semanas después, varios colegios provinciales de practicantes organizaron en Madrid un acto de homenaje, proponiéndose también asumir el coste de dicha condecoración.XXXII,XXXIII,XXXIV
Por último, en abril de ese mismo año, fue galardonado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada con 25 pesetas vitalicias, por los méritos y servicios en la Zona de Marruecos en el lapso de 1º de Octubre de 1926 a 12 del mismo mes del año siguiente.XXXV
Conclusiones
A excepción de su formación como practicante, labor profesional en el Hospital Militar de Valladolid y sus circunstancias de fallecimiento; se ha localizado abundante información que ha permitido conocer con detenimiento la vida y actuaciones sanitarias de Daniel Pajares Colodrón.
El practicante participó en numerosas operaciones militares durante la guerra del Rif, destacando su asistencia sanitaria en el frente de Tagsut en el mes de agosto de 1924. Prueba de ello son las condecoraciones que recibió con el tiempo, y que le convirtieron en uno de los practicantes más galardonados de la historia del Ejército español, así como el único sanitario no médico en ser condecorado personalmente con la Cruz Laureada de San Fernando. Respecto a la repercusión de sus hazañas en el ámbito de los practicantes, se ha comprobado que fue un hecho destacado para varias revistas generalistas y profesionales, remarcando sus acciones para así ensalzar la figura de los practicantes y, en cierta forma, conseguir una mejora en las condiciones de los mismos.