En este año 2022 en el que nos encontramos tratando de empezar a salir de esta pesadilla de pandemia, en España nuestra amada profesión enfermera ha comenzado a movilizarse y a visibilizar un problema que no es nada nuevo pero que cada vez puede ir a peor: la falta de enfermeras. Desde luego, no hace falta que me remita a la evidencia científica para decir que a menos enfermeras peor calidad de atención y más riesgo para la seguridad del paciente. El cuidar es un acto característico de nuestra especie y como bien refiere nuestra gran pensadora Adela Cortina (2021), el ser humano es vulnerable y obviar esa realidad nos hace más débiles. La enfermería es la ciencia y el arte del cuidar y sin profesionales que cuiden, una sociedad cada vez más envejecida se volverá más débil, más desigual y menos humana.
Sin embargo, pienso que hay una función de nuestra profesión en nuestro país que está siendo obviada en esta crisis de escasez de profesionales y que es muy importante: la docencia. Recordemos que enfermería es una disciplina y una profesión universitaria. Si no hay profesorado de enfermería en las universidades, ¿quién va a formar en el cuidar a quienes hayan decidido dedicarse a esta profesión? Al igual que la escasez de enfermeras en el ámbito asistencial, la falta de docentes e investigadores en enfermería no es algo nuevo y como ya argumentaban Nettleton y Albany (2008), la edad de jubilación del profesorado de enfermería se va incrementando y no hay un recambio generacional suficiente en las universidades. Si no hay quien enseñe, no habrá enfermeras. Creo que bastante costó que nuestra profesión pudiera convertirse en disciplina y pudiera entrar en la universidad para al final echarlo todo por la borda.
El conocimiento se genera en las universidades. Es el lugar donde nacen las enfermeras. Sin la investigación y sin la libertad de pensamiento que ofrece la academia, no habrá innovación y desarrollo en los cuidados. Por desgracia, también quienes comenzamos a dedicarnos a la función docente e investigadora de la enfermería estamos sufriendo la escasez de oportunidades profesionales y de no tener un desarrollo justo para nuestras carreras. Las condiciones de precariedad de los profesores hacen que esta labor no sea atractiva para muchas enfermeras que se han iniciado en la labor investigadora como doctoras para generar conocimiento.
Esta crisis de escasez de profesorado en enfermería es un hecho global como refieren Boamah et al. (2021). Estos autores proponen que, para el caso de su país, Canadá, se haga una planificación del recambio generacional y mejorar la retención del nuevo profesorado. Bien es cierto, que advierten de que hay que tener en cuenta el contexto de la enfermería de cada país. Creo que, en nuestro contexto español, se deberían convocar más plazas de figuras de profesores que permitan dar estabilidad y facilitar el acceso y formación a la investigación de los profesionales y, por supuesto, dejar de abusar de la figura del profesor asociado.
Gazza (2019), opina que la falta de profesorado en enfermería es algo que como hemos mencionado anteriormente se ha venido estudiando, pero la escasez persiste. Esto conlleva a que haya menos plazas para estudiar enfermería en las universidades y, por lógica, egresen menos enfermeras. Es evidente que al igual que deseamos tener una ratio de enfermera/paciente digno, también es necesario un número de profesores universitarios en enfermería adecuado para dar una calidad de enseñanza y así también poder producir nuevas líneas de investigación. Por ello, entiendo que a la universidad es importante prestar también atención en España si deseamos seguir siendo universitarias y seguir teniendo enfermeras.
Mariani (2022), opina de forma similar. Las enfermeras docentes deben hacerse oír y darse a valer para así hacer visible la función docente y retener a nuevos docentes como es mi caso. Desde luego no deja de ser un reto como manifiesta la autora.
En definitiva, deseo dar voz a la enfermería docente universitaria y visibilizar también que es necesario cuidar a la profesión en el ámbito universitario y cuidar a quienes están enseñando esta profesión y disciplina y a quienes desean dedicarse a la misma formándose en la universidad.