Para una entidad como la nuestra, que basa su razón de ser en la formación del médico, un simposio dedicado precisamente a cómo hay que formar a los facultativos en la fase más crítica de su aprendizaje, la época de residente, es una gran oportunidad para aprender y mejorar. Y seguro que aprenderemos y mejoraremos, ya que el Dr. Pere Mestres, co mo nos tiene acostumbrados en todos los cursos que organiza, ha escogido unos ponentes de muy alto nivel y reconocida experiencia en este temario.
Como médico ejerciendo en la sanidad pública desde hace casi treinta años, sé que la calidad asistencial se basa preferentemente en disponer de unos buenos recursos materiales y en un buen nivel de conocimientos del personal sanitario, en donde el médico desempeña un papel capital. El médico irá incorporando estos conocimientos a lo largo de toda su vida profesional, pero como he dicho antes, ‘la residencia’ (el MIR) será el momento clave, ya que todas estas informaciones y conocimientos que irá recibiendo (conceptos propios y generales de la especialidad, la relación con los compañeros y los pacientes, el método para captar información, las nuevas tecnologías...) son los primeros que asimilará y seguro que marcarán unas pautas y unos hábitos que el facultativo adoptará durante toda su vida profesional. De ahí la importancia capital de lograr una excelencia en esta etapa formativa.
Me gustaría, de forma breve, hacer una reflexión que no tiene relación directa con lo que he mencionado, pero sí se relaciona con la posibilidad que tienen los estudiantes catalanes de poder acceder precisamente a este sistema formativo MIR. En Cataluña existe la paradoja de que, cada año, muchos estudiantes con vocación médica no pueden hacer su carrera preferida por las altísimas notas exigidas para matricularse en las facultades de medicina. Por otro lado, la falta de médicos (sobre todo especialistas) en nuestros centros sanitarios es alarmante y está siendo solventada preferentemente con médicos extranjeros, Paralelamente, tenemos unos centros sanitarios formativos para hacer una residencia de alto nivel que cada año se llenan de médicos de otras zonas del estado; estos médicos, una vez han aprendido el oficio, vuelven generalmente a su territorio de origen. En conjunto, un gran despropósito que deja el sistema sanitario catalán sin el número adecuado de especialistas para mantener una correcta calidad asistencial.
Por eso, como en otros muchos ámbitos, y con urgencia, hay que hacer que estos temas (plazas universitarias y plazas MIR) se lleven exclusivamente desde el territorio y no de forma centralizada por personas con demasiada frecuencia desconocedoras y poco implicadas con las realidades periféricas (si es que podemos decirlo así).