En el artículo de Bermúdez-García et al [1], se describe ampliamente la realidad de la educación médica en Perú, y, entre los retos que tiene la educación médica, los autores señalan aspectos generales, como la acreditación de universidades, y aspectos particulares, como la formación docente.
Como señalan Nervi-Condori et al [2], no basta con ser médico para ejercer la docencia, ya que se precisa una formación en educación, tal como se señala en el artículo revisado, cuando indican que, para ser docente, el médico requiere tener competencias y estrategias educativas [1]. En el caso peruano, las escuelas y facultades de medicina han potenciado sus campus virtuales, los recursos digitales en bibliotecas, los programas para simulación clínica y plataformas educativas para el desarrollo de clases en el marco de la pandemia por COVID-19; y los médicos docentes han tenido que introducirse en el proceso de enseñanza-aprendizaje virtual, y acreditar competencias para trabajar en un entorno virtual.
Este aspecto ha sido descrito por Joao Costa et al [3], quienes refieren que las actuales circunstancias de pandemia han obligado a los docentes a adquirir habilidades para el 'uso de recursos en línea' y a las universidades a potenciar nuevas formas de educación a distancia, así como a propiciar programas de educación médica continua [2].
Respecto al papel docente, Nolla-Domenjó et al [4] refieren que cada vez más países exigen acreditación de tutores y actividades de desarrollo docente, e invierten en programas de educación médica, teniendo claro que ello redundará en la mejora de las prácticas educativas, en la investigación y en la transmisión de conocimientos a los estudiantes. Desde 2010, se enfatiza el papel del docente como tutor en entornos de aprendizaje virtual [5] con metodología centrada en el estudiante, donde el docente facilita el acceso a los contenidos, comparte el conocimiento y ayuda a construir nuevo conocimiento; este papel es clave para el éxito de la enseñanza en línea.
Creemos que el docente tradicional debe adquirir competencias como tutor para diseñar, facilitar y orientar los procesos cognitivos y sociales [5] que permitan el aprendizaje significativo. Como señala Franco-Moreno [6], la tutoría virtual demanda un docente que utilice estrategias educativas para el entorno virtual que le permitan estimular y evaluar el conocimiento adquirido, y que cuente con aptitudes y destrezas para cumplir su papel como tutor facilitador de los aprendizajes [5,6].
La pandemia por COVID-19 ha puesto en evidencia la necesidad de capacitarse en la docencia virtual y adaptarse a los requerimientos de la enseñanza universitaria en medicina; por ello, el médico que ejerce la docencia debe estar preparado para utilizar plataformas virtuales, generar contenido interactivo, y conocer y aplicar la telemedicina y las redes sociales, entre otras competencias.