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Actas Urológicas Españolas
versión impresa ISSN 0210-4806
Actas Urol Esp vol.29 no.1 ene. 2005
ORIGINAL
Evolución de las características clínicas, ecográficas y patológicas de
los pacientes con indicación de ecografía transrectal
y biopsia de próstata entre 1994 Y 2003
F. Herranz Amo, J.Mª Díez Cordero, F. Verdú Tartajo, I. Castaño González, M. Moralejo
Gárate, J.I. Martínez Salamanca, R. Cabello Benavente, J.I. Monzó
Servicio de Urología. Hospital General Universitario "Gregorio Marañón". Madrid.
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El cáncer de próstata es la neoplasia no cutánea más frecuentemente diagnosticada en USA y la segunda causa de muerte por enfermedad oncológica después del cáncer de pulmón. Se estima que en el año 2004 se diagnosticaran en USA 230.110 nuevos casos y morirán por esta enfermedad 29.900 hombres1. La incidencia en la Comunidad de Madrid en el año 2000 fue de 100,4 casos x 100.000 hombres2.
La American Cancer Society3 y la American Urological Association4 recomiendan la realización anual de un tacto rectal y una determinación de PSA en los sujetos mayores de 50 años y una expectativa de vida superior a los 10 años, siendo deseable que se aporte información sobre los riesgos y posibles beneficios del diagnostico precoz del cáncer de próstata. La introducción del PSA en la clínica y la biopsia transrectal ecodirigida han producido un aumento de los pacientes sometidos a biopsia5 con una efectividad que oscila entre el 11% y el 44%6,7, de los diagnósticos de cáncer8, así como una migración en el estadio y en los niveles de PSA9.
El objetivo de este artículo es evaluar los cambios en el tiempo que se han producido en las características clínicas, ecográficas, bioquímicas y patológicas de los pacientes sometidos a ecografía transrectal y biopsia de próstata en un periodo 10 años (1994-2003).
MATERIAL Y MÉTODO
La ecografía transrectal (ETR) y biopsia de próstata ecodirigida se introdujeron en nuestro Centro a finales de 1993. Desde 1994 se recogieron de forma prospectiva en una base de datos de SPSS distintas variables clínicas, ecográficas y patológicas de las biopsias realizadas por el autor. Los criterios para la indicación de biopsia han evolucionado con el paso del tiempo: 1- Desde 1994 a 1997 se indicó biopsia a todos los pacientes con tacto rectal sospechoso o PSA mayor de 10 ng/ml, cuando el tacto rectal era normal y el PSA estaba entre 4-10 ng/ml. solo se biopsiaron los pacientes en los que se identificó un nódulo ecográfico de distinta ecogenicidad o los que presentaron un PSAD > 0,15; 2 - En 1998 se cambio la técnica de determinación de PSA en nuestro Centro y se realizó un estudio para definir el punto de corte efectivo del PSA y del índice de PSA10. Se indicó biopsia a todos los pacientes con tacto rectal sospechoso o PSA > 2,5 ng/ml.; 3 - Desde 1999 hasta el 2003 se indicó biopsia de próstata a todos los pacientes con tacto rectal sospechoso o PSA > 10 ng/ml., en los pacientes con tacto rectal normal y PSA entre 3,5 y 10 ng/ml. se efectuó biopsia cuando el índice de PSA (PSA libre dividido por PSA total) fue inferior a 27. Todos los pacientes realizaron preparación rectal mediante enemas de limpieza y profilaxis antibiótica oral. La ecografía transrectal se realizó con un ecógrafo Brüel & Kjaer modelo 3535 con un transductor transrectal multiplanar a 7,5 Mhz. con canal de biopsia integrado tipo 8551, colocándose al paciente en posición de litotomía. El 97% de las exploraciones fueron realizadas por el autor y el resto por un MIR supervisado por el autor. La exploración se inició con la realización de un tacto rectal clasificándose los pacientes según la TNM actual en ese momento, para el estudio se han reclasificado en la base de datos todos los pacientes a la TNM de 1997. Se consideró como tacto rectal sospechoso cuando se identificó un nódulo o una zona de mayor consistencia que el resto de la glándula, las próstatas con una mayor consistencia de forma global no se consideraron como sospechosas. Tras la introducción del transductor se calculó el volumen de la glándula prostática según la formula del elipsoide (cálculo realizado por el software incluido en el ecógrafo). Se consideró como nódulo ecográfico identificable, toda alteración de la ecogenicidad en la zona periférica. Se realizó biopsia transrectal de la glándula prostática con un sistema automático de punción y agujas calibre 18 G que extraen cilindros de 17 mm. de longitud. Las biopsias se realizaron en la parte más lateral de cada lóbulo prostático intentando incluir en ellas la mayor cantidad de tejido de la zona periférica y los nódulos de distinta ecogenicidad que se identificaron. A los pacientes con tacto rectal no sospechoso y a los que tenían un nódulo palpable susceptibles de prostatectomía se les realizaron 3 biopsia de cada lóbulo, a los pacientes con nódulo palpable y no susceptibles de prostatectomía se les realizaron entre 2 y 4 biopsias. La media de punciones de la serie fue de 5 ± 1,2 (2-8). De la base de datos se han extraídos los casos sometidos a la primera biopsia con el objetivo de evaluar si se han producido modificaciones en las características clínicas, ecográficas y patológicas. Debido a los cambios en las indicaciones de biopsia ya comentados podemos identificar 3 periodos bien diferenciados - 1994-1997, 1998 y 1999-2003 - en los que las indicaciones de biopsia fueron distintas. Comparamos la evolución anual de las siguientes variables: edad, PSA, hallazgos al tacto rectal, hallazgos en la ETR, existencia de cáncer en la biopsia y score de Gleason. Para su análisis estadístico hemos estratificado el periodo de 10 años de la serie en 4 grupos: 1994-1997, 1998, 1999-2000 y 2001-2003. Hemos dividido el periodo 1999-2003 en dos con el objetivo de detectar si existen variaciones en el tiempo aún con las mismas indicaciones de biopsia. Los pacientes con cáncer de próstata fueron agrupados en grupos de riesgo según los criterios de D´Amico11 con el ajuste a la clasificación TNM-97 realizada por Cooperberg12: 1. Riesgo bajo: PSA ﮐ 10 ng/ml., score ﮐ 6 y estadio T1-2a; 2. Riesgo intermedio: PSA entre 10,1 y 20 ng/ml. o score 7 o estadio T2b; 3. Riesgo elevado: PSA > 20 ng/ml. o score ≥ 8 o estadio T3-4. Para las variables cualitativas se aplicó el test de la Chi cuadrado, ANOVA para el resto de las variables cuantitativas, excepto el PSA que se utilizó el test de Kruskal-Wallis. Para la representación gráfica de los resultados hemos utilizados gráficos de porcentaje acumulativo por años. RESULTADOS En el periodo comprendido entre 1994 y 2003 se realizaron 4.133 ETR y biopsia de próstata, de ellas 3.284 (79,5%) fueron primeras biopsia y van a ser la población diana de este estudio. Se excluyeron 206 (6,3%) pacientes por pérdida de los siguientes datos: edad - 35 (1%), PSA 90 (2,7%), tacto rectal 21 (0,6%), volumen ecográfico 27 (0,8%), nódulo ecográfico 1 (0,03%) y anatomía patológica 32 (1%). Por lo tanto, quedan 3078 (93,7%) pacientes válidos para el estudio. La edad media de la serie fue de 68,2 ± 7,4 (37-92) con una mediana de 69 años. La media de PSA fue de 43,9 ± 556,3 (0,1 28600) con una mediana de 10 ng/ml. En la Tabla 1 se describen las características clínicas de los paciente sometidos a ETR-biopsia y de los pacientes con diagnostico de cáncer de próstata. En la Tabla 2 se relacionan los hallazgos al tacto rectal con los ecográficos. Los pacientes con tacto rectal no sospechoso y sin nódulo ecográfico identificable representaron el 52,3% (1610) de la serie. En el 37,8% (1164) de los pacientes se confirmó la existencia de un cáncer de próstata. La edad media de los pacientes con cáncer fue de 70 ± 7,4 años frente a los 67 ± 7,3 (p=0,0001) de los sujetos sin cáncer. Los pacientes con cáncer presentaron una media de PSA de 88,5 ± 888,6 ng/ml. frente a 16,8 ± 125,5 (p=0,001) de los casos sin cáncer. La relación entre los hallazgos al tacto rectal y los ecográficos en los pacientes con cáncer se detalla en la Tabla 3. Los pacientes diagnosticados de cáncer con tacto rectal no sospechoso y sin nódulo ecográfico identificable representaron el 23,7% (276) del total de los casos. Comparación entre los distintos periodos: Edad media La edad media en los pacientes remitidos para ETR y biopsia ha disminuido en los distintos periodos (69,4 ± 7,3; 67,9 ± 7,6; 67,5 ± 7,5 y 67,5 ± 7,2; p=0,0001). En los pacientes diagnosticados de CP también se ha observado esta disminución de la edad al diagnostico (70,7 ± 7,4; 70,3 ± 7,2; 69,3 ± 7,4 y 69,1 ± 7,4; p=0,01). Antígeno específico prostático (Fig. 1) Los pacientes que se remitieron a ETR y biopsia con PSA entre 4,1-10 ng/ml. han aumentado de forma muy importante, desde un 29,3% hasta un 64,7% (p=0,0001). Esto se ha mantenido en el subgrupo de pacientes diagnosticados de cáncer de próstata, de 25,1% a 54,1% (p=0,0001). FIGURA I. Evolución del PSA en los pacientes sometidos a ETR-biopsia Tacto rectal (Fig. 2) El porcentaje de pacientes con tacto rectal no sospechoso que fueron remitidos para ETR y biopsia aumentó desde un 57,9% hasta un 76,7% (p=0,0001). En los pacientes diagnosticados de CP se ha mantenido este aumento de 23,4% a 45,9% (p=0,0001). FIGURA 2. Evolución de los hallazgos al tacto rectal en los pacientes Nódulo ecográfico (Fig. 3) En los pacientes sometidos a ETR y biopsia el porcentaje en los que se identificó un nódulo ecográfico disminuyo desde el 60,1% hasta el 30,2% (p=0,0001). De la misma forma en los sujetos diagnosticados de CP la identificación de un nódulo ecográfico disminuyó desde un 82% hasta un 56,6% (p=0,0001). FIGURA 3. Evolución de la existencia de nódulo ecográfico en los pacientes Incidencia de cáncer y score de Gleason (Fig. 4) La incidencia de CP ha disminuido desde un 39,4% hasta un 34,3% (p=0,03). Se observa un aumento progresivo del score 7, una disminución de los score 8-10 desde el año 1998 y una desaparición de los score 2-4 desde el año 2000 (p=0,0001). FIGURA 4. Evolución de la existencia de cáncer en la biopsia (gráfico Grupos de riesgo (Fig. 5) Se observa un aumento progresivo del grupo de bajo riesgo desde un 9% hasta un 18,1%, al igual que un aumento del grupo de riesgo intermedio de 20,2% a 43,1% y una disminución del grupo de alto riesgo de 70,7% a 38,7% (p=0,0001). FIGURA 5. Evolución según su clasificación en grupos de riesgo En el grupo de bajo riesgo se observa un aumento importante de los pacientes sin alteraciones al tacto rectal (Fig. 6) desde un 47,4% hasta un 81,1% (p=0,007) y una disminución hasta la desaparición de los scores inferiores a 5 (p=0,0001). FIGURA 6. Evolución de los niveles del PSA, hallazgos al tacto rectal En el grupo de riesgo intermedio (Fig. 7) se observa un aumento de los pacientes con PSA < 10 ng/ml. (de 25,9% a 67%, p=0,0001), una disminución de los pacientes en estadio T2b (de 17,3% a 3,4%, p=0,01) y un aumento del score 7 (de 50,6% a 92%, P=0,0001). FIGURA 7. Evolución de los niveles del PSA, hallazgos al tacto rectal En el grupo de riesgo elevado (Fig. 8) se mantienen sin cambios los niveles de PSA (p=0,4) y los hallazgos al tacto rectal (p=0,4), mientras que se detecta una disminución de los score 8-10 (de 72,1% a 64,6%, P=0,0001). FIGURA 8. Evolución de los niveles del PSA, hallazgos al tacto rectal Comparación entre el periodo 1999-2000 y el 2001-2003: No se han detectado cambios en la edad de los pacientes remitidos para ETR y biopsia (p=0,8) ni en los diagnosticados de CP (p=0,7). Los pacientes con PSA entre 4,1-10 ng/ml. han aumentado tanto en los sujetos remitidos a ETR y biopsia (P=0,0001) como en los diagnosticados de CP (p=0,002), al igual que los pacientes sin anormalidades en el tacto rectal (p=0,0001 y p=0,04), disminuyendo los pacientes con nódulos ecográficos (p=0,04 y p=0,02). La incidencia de CP en las biopsias ha disminuido (p=0,0001), ha aumentado la proporción de score 7 (p=0,004) y existe una tendencia a aumentar los pacientes clasificados en el grupo de riesgo intermedio a costa fundamentalmente del grupo de alto riesgo (p=0,09). DISCUSIÓN El interés creciente por el diagnostico precoz del CP (incremento del uso del PSA como marcador tumoral en Atención Primaria, revisiones de empresa y consultas de Urología) ha producido en estos últimos 10 años una serie de modificaciones, tanto en las características de los sujetos que son seleccionados para biopsia de próstata, como en los pacientes diagnosticados de CP. En los pacientes remitidos para ETR y biopsia hemos observado, al igual que otros autores13, una disminución de la edad media, niveles más bajos de PSA, disminución de las anormalidades al tacto rectal y disminución de la existencia de alteraciones ecográficas en la próstata. La primera consecuencia de biopsiar a pacientes cuyos factores de riesgo de padecer un CP tienen menos peso, ha sido la disminución de la incidencia de biopsias positivas como se refleja también en las series de otros autores5. Este aumento en los falsos positivos supone que cada vez sometemos a más pacientes sin CP a las posibles complicaciones de la biopsia de próstata14,15 y al estrés psicológico, a él y a sus familiares, que conlleva todo el proceso de indicación, realización y espera del resultado de la biopsia. Un porcentaje no despreciable de estos pacientes deberán de someterse a más de una biopsia debido a la aparición de PIN de alto grado16, atipia glandular17 o persistencia en la elevación de PSA18, esto supone un incremento en la utilización de los recursos y de los costes necesarios para el diagnostico de CP. En los pacientes diagnosticados de CP también hemos observado una migración de los factores pronósticos clínicos: más estadios T1c, más pacientes con niveles de PSA entre 4 y 10 ng/ml. y menos pacientes con alteraciones ecográficas identificables, como otros autores13. Sin embargo hemos observado la desaparición de los score de Gleason 2-4, la disminución de los score 5-6 y 8- 10, aumentando el score 7. La explicación a este aparente paradoja, mejora de los factores pronósticos clínicos y empeoramiento de los patológicos, se basa en los cambios de la interpretación del sistema de Gleason con el tiempo y a que su reproducibilidad tanto intra como interobservador se estima entre el 60% y el 90%19. Smith y cols.20 revaluaron 23 biopsias de próstata realizadas entre 1989 y 1991 y 32 realizadas entre 1998 y 2000 para evaluar la variabilidad intraobservador (cada patólogo revisó las mismas biopsias que realizó inicialmente). Hubo un cambio significativo de score de Gleason en el 44% de las biopsias del primer periodo y del 31% en las del segundo. En las biopsias de 1989-1991 después de la regradación se observó una supragraduación del 35% y una infragraduación del 9%, mientras que en las biopsias de 1998-2000 los cambios fueron del 9% y del 22% respectivamente. Kondylis y cols.19 revaluaron 82 especimenes de biopsia de próstata realizadas entre 1975 y 1984 que inicialmente fueron clasificadas según el grado de diferenciación histológica como: bien (gleason 2- 4) 46%, moderadamente (Gleason 5-7) 34% y pobremente diferenciado (Gleason 8-10) 20%. La clasificación tras la reevaluación fue: bien 1,2%, moderadamente 45% y pobremente diferenciado 52,6%. La práctica desaparición en la reclasificación de los grados 2-4 es debido a que es preciso la existencia de un patrón de arquitectura nodular, lo cual es un hallazgo muy infrecuente en los especimenes de biopsia prostática. Este sesgo de interpretación lo atribuyen los autores a la experiencia acumulada por los patólogos y a la actualización cada vez con criterios más específicos de asignación del grado, pero no pueden excluir que se esté produciendo un cambio en la biología del tumor en el tiempo19,20. Los cambios observados en las variables clínicas y patológicas conllevan a modificaciones a lo largo del tiempo en la asignación de los pacientes a los grupos de riesgo en función de las 3 variables valoradas (PSA, tacto y Gleason), sobre todo en el grupo de riesgo intermedio. Al comienzo del estudio más del 80% de los pacientes que fueron asignados al grupo de riesgo intermedio lo fueron por presentar un PSA entre 10 y 20 ng/ml., mientras que al final más del 90% de los pacientes lo fueron por un score de Gleason igual a 7 (Fig. 7). A pesar del incremento en el Gleason por cambios en los criterios de asignación, debido a la disminución de los niveles del PSA y el aumento de los estadios T1c-2a es posible que el riesgo biológico de los pacientes del final del estudio sea mucho menor que los que tenían los sujetos al principio del estudio en este mismo grupo de riesgo. Estos hallazgos coinciden con los aportados por Cooperberg y cols.12 tanto en el grupo de riesgo intermedio como en el elevado. En resumen, actualmente diagnosticamos a los pacientes de CP con unos factores pronósticos más favorables que hace una década. Pero el precio que tenemos que pagar por esta anticipación diagnóstica se traduce en: una menor efectividad de la biopsia, un aumento de la población sin CP sometida a las complicaciones físicas y al estrés psicológico que implica la realización de la biopsia, un aumento de pacientes sometidos a rebiopsia y por lo tanto, un incremento en la utilización de los recursos y de los costes necesarios para el diagnostico de CP. REFERENCIAS 1. Jemal,A; Tiwari,RC; Murray,T; y cols: Cancer Statistics, 2004. [ Links ] 2. Herranz Amo,F; Arias Funez,F; Arrizabalaga Moreno,M; y cols.: El cáncer de próstata en la Comunidad de Madrid en el año 2000. I Incidencia. Actas Urol Esp. 2003. 27:323-334. [ Links ] 3. Smith,RA; von Eschenbach,AC; Wender,R; et al.: American Cancer Society guidelines for the early detection of cancer: update of early detection guidelines for prostate, colorectal, and endometrial cancers AND update 2001: testing for early lung cancer detection. CA Cancer J Clin. 2001. 51:38-75. 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(gráfico superior) y en los pacientes con diagnóstico de cáncer de próstata
(gráfico inferior).
sometidos a ETR-biopsia (gráfico superior) y en los pacientes con
diagnóstico de cáncer de próstata (gráfico inferior).
sometidos a ETR-biopsia (gráfico superior) y en los pacientes con diagnóstico
de cáncer de próstata (gráfico inferior).
superior) y del score de Gleason (gráfico inferior) en los pacientes
con diagnóstico de cáncer de próstata.
en los pacientes con diagnóstico de cáncer de próstata.
y score de Gleason en los pacientes con cáncer de próstata y bajo riesgo.
y score de Gleason en los pacientes con cáncer de próstata y risgo intermedio.
y score de Gleason en los pacientes con cáncer de próstata y riesgo elevado.
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