INTRODUCCIÓN
En el ser humano proliferan una serie de factores que condicionan el estilo de vida saludable, como los hábitos alimenticios, el consumo de sustancias nocivas o la realización regular de actividad física (AF), lo cual puede influir sobre el estado de salud de las personas. Está comprobado que la adolescencia es un periodo de tiempo muy importante en el que se crean y consolidan determinados comportamientos que conforman un estilo de vida activo y saludable 1,2, lo cual también puede tener su proyección en la edad adulta 3. Es necesario que desde el ámbito escolar se promuevan estrategias encaminadas al control del estatus ponderal y la adopción de hábitos saludables, para así favorecer la calidad de vida 2. De hecho, se ha convertido en una necesidad de salud pública analizar, desde un contexto académico, aspectos relacionados con la alimentación, el consumo de alcohol y la condición física relacionada con la práctica regular de AF 4.
A pesar de que está acreditada la importancia de la dieta mediterránea (DM) para la salud de las personas, en la actualidad existe un alejamiento de este patrón alimentario 5, el cual se hace más acusado en la adolescencia y se refleja también en la edad adulta 6. Incluso hay estudios que afirman que un conocimiento adecuado del estilo de vida saludable genera más conciencia en las personas sobre la importancia de seleccionar los alimentos adecuados 7. El consumo excesivo de alcohol en adolescentes puede conducir a un alejamiento de un estilo de vida saludable 8, asociado en ocasiones a menores niveles de competencia física 9.
El índice de masa corporal (IMC), como un indicador del estatus ponderal, se puede relacionar con los hábitos alimenticios, la AF y el consumo de alcohol 10. Respecto a las diferencias por sexo, los resultados no son unánimes. Algunos autores 11 no encontraron diferencias significativas entre la autopercepción del estado ponderal y de la condición física a nivel general (se asoció un buen nivel de condición física a una práctica regular de AF) de los sujetos analizados. Sin embargo, un reciente estudio asoció un elevado IMC con un bajo nivel de calidad de vida, guardando relación el estado nutricional en la infancia con el nivel de calidad de vida en la edad adulta 2.
Otro de los grandes pilares de un estilo de vida saludable es la realización regular de AF. En este sentido, se percibe un menor consumo de alcohol a medida que los adolescentes practican más AF 12. De igual manera, es importante conciliar la práctica de AF con una alimentación adecuada para consolidar una buena salud 13. También existen diferencias por sexo. Las mujeres que hacen más AF cuidan más su alimentación y consumen menos sustancias nocivas, mientras que en los hombres no siempre se aprecia esta tendencia 14.
Resulta importante conocer las principales motivaciones hacia la práctica de AF, ya que cuando se practica libremente, deseando hacer esa actividad, las motivaciones son más fuertes y duraderas en el tiempo 15. De hecho, el conocimiento de la motivación hacia la práctica física-deportiva puede ser de gran ayuda a la hora de entender determinados comportamientos de las personas 16. Sin duda, se reconoce la importancia que tiene la motivación para el incremento de la realización de AF y el seguimiento de una dieta adecuada, como mecanismo más eficaz para controlar el IMC hasta niveles de estatus ponderal óptimos. Todo esto favorece un estilo de vida saludable y repercute positivamente en la salud 17.
La práctica regular AF de moderada a vigorosa, la adherencia a la DM, así como el consumo de alcohol pueden estar relacionados con factores motivacionales. Sin embargo, no existe información suficiente que relacione estas variables en adolescentes. Por consiguiente, el objetivo de esta investigación fue conocer la práctica de AF, la adherencia a la DM, el estatus ponderal y el consumo de alcohol, para así poder determinar en la muestra analizada si existe asociación entre la motivación hacia la realización de práctica física-deportiva y el sexo, la edad, el IMC, la DM, el alcohol y la AF.
MATERIALES Y MÉTODO
PARTICIPANTES
Participaron en este estudio, de carácter descriptivo, exploratorio, comparativo y de corte transversal, que pretende expresar una visión general de la realidad estudiada y analizar si fluctúa la motivación hacia la práctica de AF, relacionando comparativamente ésta variable con otras como el sexo, edad, IMC, DM, Alcohol y práctica de AF, mediante un muestreo aleatorio simple 18, en el cual el tamaño de la muestra se estimó con un margen de error del 5%, un total de 648 adolescentes, de seis centros de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) repartidos por el suroeste de Andalucía, de los cuales el 50,9% eran chicas, con una edad comprendida entre los 12 y los 16 años (media ± desviación estándar: 13,87 ± 1,31 años). Los datos se tomaron en el curso académico 2016-2017 durante los meses de mayo y junio. El reparto muestral por sexo y curso se puede observar en la Figura 1. Como criterios de inclusión se consideraron cumplimentar todos los cuestionarios, aportar el consentimiento informado de los padres/tutores legales y no tener ningún tipo de enfermedad que haya impedido hacer AF regular en los últimos tres meses, o algún tipo de restricción médica que afecte a alguna de las variables analizadas.
VARIABLES E INSTRUMENTOS
Variables predictoras
Para valorar la adherencia a la DM, se aplicó el test de adhesión a la dieta mediterránea KIDMED 19, ampliamente utilizado en adolescentes españoles 5,19,20,21. Este instrumento está compuesto por un total de 16 preguntas dicotómicas con respuesta afirmativa/negativa (sí/no). Las respuestas positivas suman 1 punto (ítems 1, 2, 3, 4, 5, 8, 9, 10, 11, 13 y 15) y las respuestas negativas restan 1 punto (ítems 6, 12, 14 y 16). La puntuación obtenida da lugar al índice KIDMED, mediante el cual se ha clasificado a los participantes en tres categorías: adherencia alta, para una puntuación igual o superior a 8; adherencia media, para una puntuación entre 4 y 7; y adherencia baja, para una puntuación igual o inferior a 3.
Para analizar el consumo de bebidas alcohólicas se utilizó la escala del consumo de alcohol, extraída del cuestionario Escala de Consumo de Alcohol 22. Este instrumento ha sido adaptado al español 23 y para este estudio solo se utilizó el ítem relativo a la cantidad y frecuencia de alcohol, categorizado en cuatro opciones de respuesta (puntos de corte): no consume (0), escaso consumo (1), consumo medio (2) y consumo excesivo (3).
El nivel de AF se calculó mediante el International Physical Activity Questionnaire (IPAQ), adaptado a adolescentes europeos (IPAQ-A) 24. Para esta investigación se seleccionó el ámbito AF durante el tiempo de ocio, deporte y tiempo libre (dividida en AF caminata, moderada y vigorosa). Esto va a permitir clasificar a los sujetos en activos y sedentarios.
Variable criterio
Para el estudio de las motivaciones hacía la práctica de AF se utilizó el cuestionario de auto-percepción sobre la adecuación y predilección de la actividad física en niños (CSAPPA) 25. Este instrumento está compuesto por un total de 20 ítems agrupados en tres factores. Las opciones de respuestas son de tipo Likert con cuatro puntos, donde 1 es "no identificado" y 4, "totalmente identificado". Los tres factores y sus correspondientes ítems son: factor adecuación (ítems 6, 10, 11, 12, 13, 15 y 18), factor predilección (ítems 1, 3, 4, 7, 8, 9, 14, 16, 19 y 20) y factor disfrute (ítems 2, 5 y 17). La consistencia interna determina valores alpha de Cronbach () aceptables, lo cual indica una buena fiabilidad para el factor adecuación (0,70), predilección (0,72) y disfrute (0,72).
Variables de confusión controladas
Se registraron el sexo y la edad mediante un cuestionario sociodemográfico. Para determinar el estatus ponderal, se midió el peso y la talla de los participantes y se calculó el IMC, por edad y sexo. Los valores fueron clasificados en sobrepeso y obesidad según las tablas estandarizadas por percentiles en base a estudios internacionales 26 y nacionales. El IMC se ajustó según las tablas de Orbegozo en 2004 27, por las que se determinaron los puntos de corte de IMC en el percentil 85 (sobrepeso) y percentil 97 (obesidad), y Orbegozo en 2011 28, con percentil 79 (sobrepeso) y percentil 97,5 (obesidad).
Procedimiento
Para la toma de datos en el trabajo de campo se contó con la autorización del centro escolar y del profesorado y con el consentimiento escrito de los padres o tutores legales. Los cuestionarios fueron administrados por el mismo investigador dentro de una única sesión, en el horario habitual de clase, durante 30 minutos. Se ofrecieron unas breves instrucciones y se aseguró a los participantes la confidencialidad de las respuestas emitidas. La participación fue totalmente voluntaria. Los encuestados no recibieron ninguna compensación académica o monetaria por su contribución. Todos los datos fueron tratados de forma anónima mediante un sistema de códigos. La investigación fue desarrollada siguiendo las directrices éticas de la Declaración de Helsinki vigente (revisión 2013), cumpliendo en todo momento con los máximos estándares de seguridad y ética profesional para este tipo de trabajos.
Análisis de datos
Los análisis se realizaron con el programa estadístico Statistical Package for Social Science(r) software (SPSS - 22.0 v. Chicago, Illinois, Estados Unidos), estableciéndose la significancia estadística en un valor de p ≤ 0,05. Se realizaron pruebas de normalidad (test de Kolmogorov-Smirnov) y un estadístico descriptivo. Para comprobar las relaciones entre variables se realizó la prueba t de Student para muestras independientes y se analizó la homogeneidad de las varianzas (prueba de Levene). El test de correlación de Pearson se utilizó para estudiar las correlaciones entre variables. Se hizo un análisis de regresión lineal para observar la relación entre el sexo (0 = chico y 1 = chica), la edad (en años), el IMC, el índice KIDMED, el nivel de AF (0 = activos e 1 = inactivos) y el consumo de alcohol como variables independientes, y los diferentes factores motivaciones de la escala CSAPPA como variable dependiente. Los análisis de regresión se realizaron variable a variable, incluyendo el resto como covariables, de forma conjunta para ambos sexos para aumentar la potencia estadística.
RESULTADOS
Los descriptivos generales (Tabla 1), que relacionan sexo y curso, muestran una alta adherencia a la DM en ambos sexos y cursos (entre el 61,10% y el 90,20%), encontrándose diferencias significativas (p < 0,01) en las chicas en relación al curso académico. El consumo de alcohol fue entre abstemio y moderado en alrededor del 90%, en ambos sexos, pero las diferencias significativas aparecen en las chicas (p < 0,001). La práctica de AF es superior en los chicos en todos los cursos y más baja en las chicas, donde además existen diferencias por curso (p < 0,001). El IMC, aunque es ligeramente superior en los chicos, determina diferencias en ambos sexos (p < 0,05).
DM: dieta mediterránea; AF: actividad física; IMC: índice de masa corporal; DE: desviación estándar; NS: no significativo. Los valores son porcentuales (%) para adherencia a DM, consumo de alcohol y práctica de AF; los valores son media ± DE para la variable IMC. Los valores p < 0,05 son estadísticamente significativos.
La Tabla 2 muestra el análisis descriptivo de los resultados, junto con la prueba de Levene, mediante el test t de Student para muestras independientes. Se evidencia la existencia de diferencias significativas entre sexos, siendo los chicos los que tienen una mayor práctica de AF (p ≤ 0,05). En el resto de variables no se encontraron diferencias significativas.
F: femenino; M: masculino; DT: desviación típica; SVI: se han asumido varianzas iguales; NVI: no se han asumido varianzas iguales.
La Tabla 3 muestra la distribución de los sujetos según el estado ponderal de acuerdo con los criterios de Cole y Orbegozo, los cuales realizan una adaptación del IMC de los sujetos en función del sexo y la edad, hasta los 18 años. En base a Cole 26, se obtuvo que el 79,8% presentaba normopeso, el 17,6% presentaba sobrepeso y el 2,6%, obesidad. Igualmente, se analizó el IMC ajustado a las tablas de Orbegozo en 2004 27 y Orbegozo en 2011 28. Según estas referencias, respecto al primer estudio, el 81% está en normopeso, el 11,8% presenta sobrepeso y el 7,2%, obesidad. Según las tablas del segundo estudio, el normopeso es del 80,1%, el sobrepeso es del 17,3% y la obesidad, del 2,6%. También se refleja en la tabla la distribución del IMC con respecto a los cuatro cursos de la ESO.
En relación a la adherencia a la DM, el 14,5% presentaba una baja adherencia, el 12,1% presentaba adherencia media y el 73,4%, alta adherencia. Con respecto a algunos grupos de alimentos, el 79,5% tomaba fruta diariamente, el 39,8% ingería una segunda fruta al día, el 57,1% consumía una ración de verduras diaria, el 72,3% tomaba pescado fresco al menos 2-3 veces por semana, el 62% tomaba legumbres al menos una vez por semana y el 94,2% utilizaba aceite de oliva. Por otro lado, el 29,4% iba al menos una vez a la semana a un restaurante de comida rápida, el 19% se saltaba el desayuno, el 22,2% desayunaba bollería infantil y el 31,7 consumía caramelos y/o golosinas varias veces al día.
La Tabla 4 muestra correlaciones positivas entre algunas variables como los factores motivacionales adecuación, predilección y disfrute con la AF. También se observa una relación positiva entre el índice KIDMED y variables como la predilección y el disfrute. Por otro lado, correlacionaron negativamente variables como el IMC con los diferentes factores motivacionales y la edad.
El análisis de regresión lineal constata la existencia de una relación significativa negativa entre el factor motivacional adecuación y el sexo y el IMC (F[6,337] = 16,57; p ≤ 0,001), siendo los varones y los adolescentes con menor IMC los que se manifiestan más motivados, y positivamente la adecuación y la AF, lo cual indica que la motivación se incrementa conforme aumenta el nivel de AF. Por su parte, el factor predilección también evidenció asociaciones significativas (F[6,337] = 18,84; p ≤ 0.001), negativamente con el sexo y una asociación positiva con el KIDMED y la AF, lo cual determina que los adolescentes que tienen una mayor adherencia a la DM, al igual que los más activos físicamente, son los que sienten mayor predilección por la práctica de AF. Por último, existe asociación entre el factor disfrute y algunas de las variables analizadas (F[6,337] = 7,38; p ≤ 0,001), negativa con el sexo y positiva con el KIDMED, la AF y el alcohol, lo cual sugiere que los adolescentes que disfrutan más con la AF consumen menos sustancias alcohólicas. El resto de asociaciones encontradas se recogen de forma más específica en la Tabla 5.
DISCUSIÓN
El cuestionario KIDMED determinó niveles elevados de alta adherencia a la DM, otros estudios 29 obtuvieron peores patrones alimenticios, ya que consumían menos pescado y fruta, pero más dulces. Así pues, resulta prioritario seguir ciertas recomendaciones 30: incrementar la ingesta de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos; disminuir el consumo de grasas, acentuando la ingesta de las grasas insaturadas; reducir la ingesta de azúcares; y realizar al menos 60 minutos de actividad física diaria y variada de intensidad moderada/vigorosa de acuerdo a la fase de desarrollo del sujeto. Esto ayudaría a reducir el exceso de peso (sobrepeso y obesidad), cifrado en nuestro estudio en torno al 20%. Estos datos son muy similares a los de otras investigaciones 31, aunque discrepantes con otros estudios 32 que hallaron mayor porcentaje de obesos. Otros autores 33 confirmaron la tendencia aumentada del sobrepeso y la obesidad en paralelo al incremento de la edad de los sujetos, lo cual coincide con nuestros resultados. Aunque no todos los estudios llegan a esta misma conclusión 34.
Por otro lado, la AF mantiene una correlación positiva con el índice KIDMED y negativa con el IMC. A pesar de que existen diferentes posicionamientos con respecto al tiempo e intensidad de la práctica de AF, son de gran utilidad las recomendaciones ya prescritas 30. Algunas investigaciones 35 sugieren la necesidad de hacer AF vigorosa (≤ 6 METS), precisándose que los escolares obtienen mayores beneficios para la salud cuando hacen 60 minutos/día, cinco días/semana, equivalentes a 3 METS 1,36, lo cual tiene una relación directa con la adherencia, la motivación y el sentimiento de competencia.
Se han encontrado relaciones significativas entre los motivos de práctica hacia la AF, el sexo, la edad, el IMC, el índice KIDMED, la AF y el alcohol. Desde la perspectiva de la adecuación motivacional, son los varones y los adolescentes con menor IMC los que se manifiestan más motivados, incrementándose esta motivación a medida que los adolescentes son más activos físicamente. De ahí la importancia de motivar hacia la práctica de AF y la adquisición de unos hábitos alimentarios como garantía de un estilo de vida más saludable 1,37.
Por otro lado, los escolares que tienen mayor adherencia a la DM aumentan su predilección por la AF, al tiempo que incrementan el tiempo destinado a realizar AF. Esto pone de manifiesto la necesidad de incorporar programas educativos sobre hábitos alimentarios y el fomento de la AF desde el ámbito escolar 38. Además, aquellos sujetos que disfrutan con la práctica física-deportiva son más activos, lo cual favorece una mejor alimentación 39 y una reducción del consumo de sustancias alcohólicas 40.
Las limitaciones derivadas del diseño del estudio, el tamaño, la selección de la muestra y la medición de la AF y la salud son evidentes. A pesar de que el tipo de instrumentos empleados fueron cuestionarios, todos estaban validados y muy utilizados con esta población objeto de estudio. No fueron incluidas algunas variables relacionadas con la AF, el estatus ponderal y la adherencia a la DM tales como factores genéticos, nivel de condición física, competencia motriz o nivel socioeconómico.
Entre las principales fortalezas de la investigación destacan la relación establecida entre cuatro ámbitos (alimentación, estado ponderal, IMC y práctica de AF) fundamentales para la valoración de un estilo de vida saludable y el esfuerzo de relacionar estos ámbitos con las motivaciones hacia la práctica de AF como medida predictora de conductas saludables que mejoren la salud de los adolescentes.
Como conclusión, los resultados de este trabajo indican lo siguiente: a) los escolares presentan una alta prevalencia de sobrepeso, alta adherencia a la DM, niveles no excesivos de consumo de alcohol y prevalencia aceptable de práctica de AF de intensidad vigorosa; b) los varones tienen mayor IMC y practican más AF que las mujeres; c) los adolescentes que tienen un mejor estatus ponderal son los que hacen más AF; d) con independencia de las razones, los que se sienten más motivados practican más AF; e) los estudiantes que tienen mayor adherencia a la DM son más activos; y f) los escolares que disfrutan más con la práctica de AF tienen una mejor alimentación, destinan más tiempo a hacer AF y consumen menos alcohol.
Este estudio puede ayudar a la implementación de estrategias didácticas que ayuden a los profesionales de las actividades físicas-deportivas para orientar sus propuestas prácticas hacia motivaciones de carácter intrínseco, donde se potencien el gusto por el deporte y la importancia de una alimentación adecuada, como base de un estilo de vida saludable, lo cual podría incrementar la autoestima, la competencia autopercibida y la autonomía. De igual manera, es necesaria la promoción de programas relacionados con este tipo de variables, encaminadas a la mejora de la salud, donde se impliquen diferentes sectores como la Administración educativa, los clubes, los medios de comunicación y las familias.