INTRODUCCIÓN
La anemia se considera el trastorno por deficiencia de micronutrientes más común del mundo y puede afectar a una persona en cualquier momento y en todas las etapas de la vida (1). Se define como la afección en la que la concentración de hemoglobina (Hb) y los números de glóbulos rojos (RBC) son más bajos de lo normal e insuficientes para satisfacer las necesidades fisiológicas de una persona (2).
De hecho, los factores que contribuyen a la presencia de anemia, como la inseguridad alimentaria, el agua potable y el saneamiento, y, en última instancia, las causas más inmediatas de la anemia (p. ej., deficiencias nutricionales, enfermedades, inflamación y trastornos de la Hb) (3,4) son importante factores de riesgo global que afectan a la salud de la mujer y del niño (5).
En general, la anemia en los niños puede provocar deficiencias cognitivas y motoras que pueden conducir a dificultades en el rendimiento académico, reducción de la resistencia física, bajo peso al nacer y, posteriormente, afectación de la salud y el bienestar (6-8).
La anemia es la segunda causa mundial de discapacidad y afecta a más de la mitad de los niños en edad preescolar en los países en desarrollo y al menos al 30-40 % en los países industrializados (9,10). Por ejemplo, en el Perú, el 29 % de los niños menores de 5 años se encuentran en el quintil más bajo de pobreza y sufren retraso del crecimiento, y el 39 % tienen anemia (11).
En ese sentido, el Ministerio de Salud del Perú, basados en la alta prevalencia de la anemia observada a nivel nacional, exige a todos los niños de 6 a 59 meses la suplementación diaria de 12,5 mg de hierro (12), sin considerar los niveles de consumo de hierro y macronutrientes.
Los programas comunitarios de salud y nutrición están en funcionamiento en muchos países del mundo. Su función es, en parte, mejorar el acceso a la tecnología y los recursos, pero también es importante para fomentar el cambio de comportamiento y, de manera más general, para apoyar las prácticas de cuidado (13). Por ejemplo, en el Perú, estos programas se centran en la suplementación con hierro y ácido fólico (IFA) durante el embarazo y la suplementación continua con IFA 30 días después del parto, las gotas de hierro (sulfato ferroso) para los bebés de 0 a 6 meses, y los suplementos de micronutrientes para los lactantes de 6 a 36 meses (14).
Sin embargo, estos programas pueden verse perjudicados debido a las creencias populares, puesto que la falta de un reconocimiento suficiente de las costumbres locales y las prácticas médicas indígenas por parte de los proveedores de servicios de salud puede influir en el uso de los servicios de salud proporcionados por el gobierno (15), por lo que estudiar las creencias culturales sobre la anemia en las madres que viven en una región de elevada altitud es relevante.
De hecho, las percepciones de la comunidad sobre la enfermedad, incluidos los nombres utilizados para describirla, a menudo están determinadas por elementos socioculturales que podrían influir en la prevalencia de la enfermedad y dificultar o facilitar las intervenciones (16).
En ese sentido, las opiniones de la comunidad sobre las causas de la anemia, aunque no son exhaustivas, están en gran medida alineadas con las causas comunes en los países de ingresos bajos y medianos (es decir, deficiencias nutricionales y enfermedades infecciosas [17], respectivamente).
Por lo tanto, hasta donde se sabe, no existe una escala que permita evaluar las creencias sobre la adherencia al tratamiento por suplemento de hierro en las madres de niños con anemia, pues el desarrollo de una escala para estos fines podría ayudar a comprender y aclarar los cocimientos y conceptos sobre la anemia de las madres que tienen hijos con anemia, especialmente en las regiones de altitud.
Para tal fin, para desarrollar esta nueva escala, esta investigación se basó en el Modelo de Creencias de Salud (MCS), los que postulan que las personas tomarán medidas para prevenir la enfermedad dependiendo de si se consideran susceptibles de padecer una condición (susceptibilidad percibida), de la gravedad en la percepción, la percepción de barreras, el beneficio percibido y las señales de acción (18). Además, el MCS se ha adaptado con éxito a diversos contextos socioculturales y de actualidad (19).
Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue desarrollar y validar una escala de creencias sobre la adherencia al tratamiento con suplementos de hierro en madres de niños con anemia que viven en una región de altitud del Perú.
MATERIAL Y MÉTODOS
TIPO DE ESTUDIO Y MUESTRA
Se efectuó un estudio transversal en madres de niños con anemia que viven en una región de elevada altitud del Perú. La población que asistía a la consulta pediátrica de los cuatro centros de salud de la ciudad de Puno (Perú) fue de 905 madres. El tamaño de la muestra se estimó de forma probabilística (sistemática), determinándose un 22,09 % (200 madres) con un intervalo de confianza del 95 %. Se invitó a participar voluntariamente a las 200 madres; sin embargo, 192 aceptaron participar en el estudio. El rango de edad fue de 19 a 42 años con un promedio de edad de 29,1 ± 5,5 años. Las características sociodemográficas de las madres estudiadas y de los niños se pueden observar en la tabla I.
Todas las madres son oriundas de Puno (Perú). Esta ciudad está localizada a 3812 m sobre el nivel del mar, a orillas del Lago Titicaca (al sureste del país, en la meseta del Collao) y dentro de los límites de La Paz (Bolivia); su economía se basa en la minería, la agricultura, la ganadería y el turismo (20).
Se incluyeron en el estudio las madres que eran mayores de edad (> 18 años) con educación escolar secundaria (leen y escriben). Se excluyó a las madres que no completaron la escala y a las que no eran oriundas de la región (Puno, Perú). Las madres no recibieron ningún tipo de incentivo económico para desarrollar el estudio. Todo el procedimiento se realizó de acuerdo con el Comité de Ética local y la Declaración de Helsinki para seres humanos.
TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS DE APLICACIÓN DE LA ESCALA DE CREENCIAS
El proceso de recolección de datos se efectuó en los meses de julio a septiembre de 2021. La encuesta se diseñó en dos etapas. En la primera, se contactó a las madres que llegaron al control pediátrico de sus hijos (consultorios de crecimiento y desarrollo) de cuatro centros de salud de la ciudad de Puno. Aquí se les informó sobre el objetivo del estudio y se les entregó el consentimiento informado para que autorizasen su participación. En la segunda etapa se recogieron los consentimientos informados y a las que aceptaron se les proporcionó la ECATSH para madres de niños con anemia. Este instrumento se organizó en dos partes: a) variables sociodemográficas y dimensiones de la escala. Se les entregó la escala en formato físico (lápiz y papel) y se les explicó que disponían de 20 minutos para responder.
Además, en todo momento, los dos encuestadores explicaron y ayudaron a resolver dudas durante el proceso de la encuesta.
PROCEDIMIENTOS PARA LA VALIDEZ Y CONFIABILIDAD DE LA ESCALA
La validez de la ECATSH se determinó por medio de dos técnicas: validez de contenido (expertos) y validez de constructo. El primero se efectuó por medio del juicio de expertos siguiendo las sugerencias descritas por Wierseman (21). Para desarrollar esta escala nos basamos en el Modelo de Creencias de Salud, que postula originalmente la adopción de conductas de salud preventiva en los Estados Unidos y que ha sido adaptado con éxito para diversos contextos socioculturales y de actualidad (19). La operacionalización se observa en la tabla II. Se evidencian 5 dimensiones (susceptibilidad, gravedad, beneficios, barreras y señales de acción) con un total de 17 preguntas.
Se convocó a 9 profesionales de la salud (3 nutricionistas, 3 pediatras y 3 enfermeras). Todos los profesionales tenían una experiencia de 12,3 ± 4,5 años y todos tenían estudios de posgrado en el área. Se les envió vía e-mail la escala con cinco dimensiones y un total de 15 preguntas. En el instructivo se indicaba que debían evaluar cada una de las preguntas y su correspondencia a cada dimensión utilizando una escala de 1 a 5 puntos. Los indicadores evaluados fueron: relevancia, pertinencia y claridad. Para evaluar el grado en que los ítems reflejaban las áreas de contenido se utilizaron las sugerencias descritas por Escurra (22). En general, de las 17 preguntas formuladas inicialmente, los jueces sugirieron eliminar 5 preguntas (preguntas 11, 12, 13, 14 y 15), quedando conformado el cuestionario con 12 preguntas.
El segundo tipo de validez adoptado fue el análisis factorial exploratorio (AFE). Antes de realizar el AFE se consideraron los criterios de adecuación de la muestra de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y el valor de esfericidad de Bartlett para establecer la relevancia del análisis factorial. Además, se verificó la estructura subyacente de los datos para encontrar el mejor modelo (23). El modelo de análisis de componentes principales entregó las 5 dimensiones propuestas inicialmente (validez de contenido) y con cargas factoriales elevadas para las 12 preguntas. La confiabilidad se determinó por consistencia interna, calculando la alfa de Cronbach por pregunta y escala total.
ESTADÍSTICA
La normalidad de los datos se verificó por medio de la prueba de Shapiro-Wilk. Se analizó la estadística descriptiva de frecuencias, porcentajes, rango, promedios (X), desviación estándar (DE), asimetría, y curtosis. Para evaluar la adecuación de los ítems a los criterios de validez del contenido se utilizó la V de Aiken y se aceptaron los valores superiores de la V de Aiken ≥ 0,75 (24). Para la validez por constructo (AFE) se consideraron en el modelo de ajuste los criterios de adecuación de la muestra de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO), el valor de esfericidad de Bartlett para establecer la relevancia del análisis factorial y el índice de ajuste comparativo (CFI). El análisis proporcionó la medida de la varianza explicada, las cargas factoriales, las comunalidades y la aproximación del Chi cuadrado. Para la consistencia interna se utilizó el coeficiente de Cronbach a través de la fórmula de Spearman-Brown y Guttman (25). En todos los casos se adoptó una p < 0,05. Los resultados fueron procesados y analizados inicialmente en planillas de Excel y, luego, en el SPSS 18.0.
RESULTADOS
Los valores de la validación por contenido se observan en la tabla III. La prueba V de Aiken reflejó valores concordantes para los tres indicadores, por ejemplo, para la pertinencia entre 0,60 y 0,90, para la relevancia entre 0,75 y 0,95, para la claridad entre 0,80 y 0,90, y para la escala total entre 0,75 y 0,92.
Los valores descriptivos de la ECATSH y la confiabilidad por la alfa de Cronbach se observan en la tabla IV. La asimetría mostró valores que oscilan desde -1,64 hasta 0,06 y la curtosis desde -1,58 hasta 2,48. En ambos casos, la distribución de la muestra es normal. Además, los valores de la alfa de Cronbach por pregunta oscilaron de 0,70 a 0,81, y para la escala total fueron de 0,75.
Los valores del AFE se pueden observar en la tabla V. Las cargas factoriales agruparon 5 factores, cuyos valores van desde 0,58 hasta 0,91, mientras que las comunalidades reflejaron valores desde 0,56 hasta 0,92 en las 12 preguntas. El modelo de ajuste reflejó valores de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) 0,733, la prueba de esfericidad de Bartlett indicó un valor de 968,680 (p < 0,001). Los valores propios en las cinco dimensiones reflejaron valores desde 1,05 hasta 4,03. El porcentaje de la varianza para el factor 1 (beneficios) fue del 33,58 %, para el factor 2 (gravedad) fue de 12,61 %, para el factor 3 (señales de acción) del 10,78 %, para el factor 4 (barreras) del 9,537 % y para el factor 5 (susceptibilidad) del 7,74 %. En general, el porcentaje acumulado de la escala fue del 75,25 %.
DISCUSIÓN
El objetivo de este estudio fue desarrollar y validar una escala de creencias sobre la adherencia al tratamiento con suplemento de hierro en madres de niños con anemia que viven en una región de altitud del Perú.
Los resultados han demostrado que el Modelo de Creencias de Salud (MCS) se ha adaptado con éxito al objetivo de nuestro estudio. Los constructos que se sugieren en la literatura, como la condición de susceptibilidad percibida, gravedad, barreras, beneficios y señales de acción (18,26,27) se validaron según el panel de expertos consultado.
En su conjunto, los expertos han valorado por medio de la V de Aiken la validez del contenido, reflejando concordancia en 12 de las diecisiete preguntas (eliminando 5 preguntas), quedando conformada la escala por un total de 12 preguntas que se consideraron excelentes en términos de pertinencia, claridad y relevancia (28). Esto demuestra que el uso y la aplicación de esta escala podría tener un papel importante en la prevención y comprensión de la anemia entre las madres e incluso sobre la adherencia al tratamiento con suplemento de hierro en las madres de niños con anemia.
En esencia, una vez obtenida la validación del contenido de las cinco dimensiones y sus 12 preguntas por los expertos, utilizamos la validez del constructo (AFE). El modelo reflejó coincidentemente cinco dimensiones y 12 preguntas, cumpliendo con los criterios de los índices de bondad de ajuste en el KMO (0,733), la prueba de Bartlet (p < 0,001) y el porcentaje de explicación de la varianza (75,25 %) según lo descrito en la literatura (29,30,31).
Las cargas factoriales obtenidas en las 12 preguntas reflejaron valores desde 0,58 hasta 0,91, y en las comunalidades entre 0,56 y 0,92. Estos resultados evidencian claramente la correspondencia entre el elemento y el factor al igual que otros estudios que han utilizado el MCS para validar escalas en pacientes con cáncer y diabetes (32,33), respectivamente.
En relación a la confiabilidad, la ECATSH mostró una alfa de Cronbach de 0,75, siendo este valor aceptable según lo mencionado en la literatura (34,35), lo que garantiza la confiabilidad por consistencia interna. Además, varios estudios que han usado el MCS han reportado valores similares de confiabilidad (36,37).
En consecuencia, el MCS es una de las teorías más comúnmente utilizada en la educación y promoción de la salud para explicar el cambio y el mantenimiento de los comportamientos relacionados con la salud y sirve como marco de referencia para las intervenciones del comportamiento de la salud en general (38).
Este modelo está determinado por creencias o percepciones personales sobre una enfermedad/condición de salud y las estrategias disponibles para disminuir su ocurrencia (39), pues evaluar las creencias y prácticas de las madres por medio de la ECATSH puede permitir la adopción de conductas de salud preventiva frente a la anemia, por lo que las personas, en general, cambian sus comportamientos y estilos de vida, especialmente cuando entienden que la enfermedad es grave (40). Estos cambios deben ser sostenidos en el tiempo y a gran escala para reducir el riesgo de enfermedades futuras.
Al parecer, solo así las personas empiezan a adoptar comportamientos preventivos que posteriormente pueden permitir superar barreras y mostrar señales de acción (27) en aras de obtener beneficios potencialmente saludables (17).
En general, la ECATSH puede servir no solo a los investigadores de las ciencias de la salud sino también a las instituciones públicas y privadas para desarrollar políticas de intervención que permitan evaluar las creencias de las madres con hijos anémicos y para verificar la eficacia de los programas de intervención que tienen que ver con la adherencia y la prevención de la anemia (10).
Por lo tanto, las madres juegan un papel fundamental en la configuración de los comportamientos de salud infantil, especialmente si se trata de la anemia, pues los conceptos y las creencias erróneos sobre la anemia pueden ir en contra de la salud de sus hijos, puesto que lejos de ayudar, pueden conducir a una deficiencia continua de micronutrientes, lo que puede afectar el sistema inmunológico durante el crecimiento y desarrollo de los niños.
La investigación en general presenta algunas fortalezas, dado que es el primer estudio que valida la escala ECATSH para su uso en regiones geográficas de altitud; además, puede servir de línea de base para futuras comparaciones, con lo que se puede extender su aplicación a otras regiones geográficas de altitud. Sin perjuicio de lo anterior, el estudio también presenta algunas limitaciones que deben ser reconocidas: por ejemplo, la selección de la muestra fue no probabilística, lo que podría limitar la generalización a otras realidades; los futuros estudios deben interesarse en aplicar la escala no solo a madres de niños con anemia sino también a madres de niños sin anemia y en regiones de bajas altitudes.
En conclusión, el Modelo de Creencias de Salud (MCS) es una herramienta útil que permitió validar por contenido y por medio del análisis factorial exploratorio la escala de creencias sobre la adherencia al tratamiento con suplemento de hierro (ECATSH) en madres de niños con anemia que viven a elevada altitud en el Perú. Los resultados sugieren su uso y aplicación en los programas de salud que evalúan la prevención y el tratamiento de la anemia.