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Anales de Psicología

versión On-line ISSN 1695-2294versión impresa ISSN 0212-9728

Anal. Psicol. vol.38 no.2 Murcia may./sep. 2022  Epub 29-Jul-2022

https://dx.doi.org/10.6018/analesps.481821 

Psicología Social

Masculinidad y feminidad: una visión multidimensional

Álvaro Menéndez-Aller1  *  , Pelayo Montes-Álvarez2  , Álvaro Postigo2  , Covadonga González-Nuevo2  , Jaime García-Fernández2  , Marcelino Cuesta2  , Eduardo García-Cueto2 

1Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias, Oviedo (España)

2Universidad de Oviedo, Asturias (España)

Resumen

La investigación de la Masculinidad y la Feminidad posee una larga trayectoria. A pesar de ello, aún se continúa discutiendo sobre la naturaleza de estos conceptos. En el presente estudio, se presenta el desarrollo de la Escala de Roles de Género de Oviedo (ERGO). Se empleó una muestra de 612 participantes procedentes de la población general española (Maños = 34.2; DTaños = 15.9). Se estudió la dimensionalidad, los índices de discriminación, la fiabilidad y las evidencias de validez divergente y convergente del instrumento. Además, se estudiaron diferencias en rasgos generales (modelo Big Five) y específicos de personalidad en función del sexo, y se realizó un ANCOVA controlando las variables de Masculinidad y Feminidad. Se observó un buen ajuste a una estructura multidimensional de tres factores, con alfas de Cronbach indicando una fiabilidad buena (Socioemocional = .75; Comparación = .81; Agresividad = .77) y adecuadas evidencias de validez. Se observaron diferencias en función del sexo en varios rasgos de personalidad, pero, al controlar la Masculinidad y Feminidad, las diferencias desaparecieron. El ERGO es una prueba válida y fiable para el estudio de los roles de género. Se discute la implicación de una aproximación multidimensional de la Masculinidad y Feminidad.

Palabras clave: Masculinidad; Feminidad; Sexo; Roles de género; Big Five; BEPE; ERGO

Introducción

En 1955, John Money asentó las bases de la distinción entre sexo y género a partir de sus estudios con personas intersexo (Money et al., 1955). Desde entonces, se ha convertido en uno de los temas más prolíficos e influyentes en la discusión científica; un ejemplo de dicho impacto se puede observar en la progresiva sustitución del término sexo por el término género fundamentalmente en humanidades y en las ciencias sociales (Haig, 2004). Actualmente, la American Psychological Association (APA) define el sexo y el género como dos variables diferentes (VandenBos, 2015). De esta manera, el sexo hace referencia a los rasgos físicos y biológicos que diferencian a los hombres y a las mujeres. El género, en cambio, corresponde con los aspectos comportamentales, sociales y culturales que se consideran propios de los hombres y las mujeres, es decir, la Masculinidad y la Feminidad, respectivamente.

Asimismo, la investigación sobre la Masculinidad y la Feminidad también ha variado con el paso del tiempo. En sus inicios, ambas variables se plantearon opuestas en una única dimensión bipolar, siendo la Masculinidad uno de sus polos y el otro, la Feminidad (Fernández et al., 2007; López-Sáez y García-Dauder, 2020); así, una puntuación baja en Masculinidad implicaba una puntuación alta en Feminidad y viceversa. Los instrumentos para medir esta dicotomía utilizaban ítems donde, previamente, se habían encontrado diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres; por ejemplo, el gusto por el béisbol era un ítem muy predominante para medir Masculinidad dado que siempre se observaban diferencias estadísticamente significativas a favor de los hombres (Fernández, 2011; López-Sáez y García-Dauder, 2020). A lo largo del siglo XX, numerosas investigaciones científicas hallaron que el modelo bipolar no era capaz de explicar de forma satisfactoria la complejidad de la Masculinidad y la Feminidad (Fernández, 2011). Sin embargo, no fue hasta el trabajo de Constantinople (1973) cuando se empezó a contemplar la Masculinidad y la Feminidad como dos dimensiones independientes (Mateo y Fernández, 1991; López-Sáez y García-Dauder, 2020). A partir de entonces, los instrumentos de Masculinidad y Feminidad empezaron a evaluar en qué medida la persona se comportaba de acuerdo con los roles de género masculinos y femeninos imperantes en una cultura particular (Ward, 2000; López-Sáez y García-Dauder, 2020).

Sin embargo, en los últimos veinte años la concepción bidimensional de la Masculinidad y la Feminidad ha recibido críticas, especialmente en relación con el bajo porcentaje de varianza que explica, siendo inferior al 50% (Fernández, 2011). Choi y Fuqua (2003) llevaron a cabo una revisión de 23 estudios relacionados con el análisis exploratorio de la estructura factorial del Bem Sex Role Inventory (Bem, 1974), uno de los instrumentos más utilizados para el estudio de los roles de género. Los autores hallaron que, en la mayoría de los estudios, la prueba mostraba un mejor ajuste a una estructura multidimensional, explicando, además, más de un 50% de la varianza. Dicha estructura, asimismo, estaba compuesta generalmente por un factor relacionado con la Feminidad y dos o más factores con la Masculinidad. Los autores plantean, por tanto, que la Masculinidad y la Feminidad pudieran ser constructos polifacéticos, de manera que una concepción multidimensional permitiría estudiar las dimensiones que conforman ambas variables. Esta conclusión ha sido respaldada por investigaciones posteriores (Choi et al., 2006; Fernández et al., 2007).

En paralelo a los cambios mencionados con respecto al estudio de los roles de género, también se ha hallado que varían de acuerdo al contexto sociocultural del momento (García-Cueto et al., 2015; López-Sáez y García-Dauder, 2020). En el metaanálisis realizado por Moya y Moya-Garófano (2021), los autores analizaron la evolución de los roles de género en España comparando la visión social acerca de lo que era propio de hombres y mujeres en 1985 con las respuestas obtenidas en 2018. De esta manera, encontraron una tendencia hacia la igualdad, pero remarcaron que se siguen encontrando diferencias con respecto a la percepción social de lo que se considera propio de cada sexo. Estos resultados concuerdan con los hallados por Andrade (2016). La autora halló diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres en las actitudes hacia los roles de género. De forma paralela, encontró que estas diferencias eran menores en adolescentes y adultos jóvenes que en adultos mayores, de acuerdo con la tendencia a la igualdad observada por Moya y Moya-Garófano (2021). Ambos resultados implican que, a pesar de los cambios que se están observando en la sociedad, se siguen encontrando diferencias entre hombres y mujeres con respecto a comportamientos y actitudes (Eagly et al., 2020).

De la misma manera, se siguen encontrando diferencias en personalidad en función del sexo, en concreto, en las variables del Modelo Big Five (Costa y McCrae, 1985). Así, se ha observado que las mujeres puntúan más alto en Neuroticismo y en Amabilidad y los hombres, en Extraversión, Responsabilidad y Apertura a la Experiencia (Furnham y Treglown, 2021; Pedrosa et al., 2010; Schmitt et al., 2017; Smith et al., 2019). Mac Giolla y Kajonius (2018) estudiaron si estas diferencias en personalidad dependían de la política de igualdad de género del país. Para ello, evaluaron una muestra procedente de 22 países divididos en función del Índice Global de Brecha de Género, una valoración de la igualdad de género en un país calculado a través de aspectos políticos, económicos, sanitarios y educacionales (World Economic Forum, 2020). Los autores hallaron que, cuanto mayor era el índice y, por tanto, mayor era la igualdad de género en el país, mayores eran las diferencias en personalidad entre hombres y mujeres.

También se han observado diferencias entre hombres y mujeres en rasgos más específicos de la personalidad. Postigo et al. (2021) analizaron la personalidad emprendedora de 1170 participantes empleando la Batería para la Evaluación de la Personalidad Emprendedora (BEPE; Cuesta et al., 2018). En su estudio, encontraron diferencias estadísticamente significativas en función del sexo en la Tolerancia al Estrés y la Toma de Riesgos, de manera que los hombres puntuaban más alto que las mujeres. Sin embargo, no hallaron diferencias entre hombres y mujeres en la variable Locus de Control Interno ni en la Motivación de Logro. La variable Locus de Control Interno se define como el grado en el que una persona considera que las consecuencias de sus actos dependen de sí mismo (Cuesta et al., 2018); asimismo, la Motivación de Logro se contempla como el deseo de obtener metas cada vez más elevadas (Cuesta et al., 2018). A pesar de que los autores no hubiesen hallado diferencias en función del sexo en ambas variables, investigaciones previas encontraron diferencias entre hombres y mujeres en conceptos similares. De esta manera, Araújo et al. (2019) estudiaron las expectativas académicas de estudiantes de primer año de universidad y encontraron que las mujeres mostraban expectativas mucho más pesimistas acerca de sus logros que las exhibidas por los hombres. A su vez, Ferradás et al. (2018) estudiaron las diferencias entre hombres y mujeres con respecto al self-handicapping (la tendencia a considerar que los logros académicos se verán truncados por factores externos). Los autores observaron que las mujeres consideraban, en mayor medida que los hombres, que sus logros futuros no dependerían de su esfuerzo. Por tanto, es conveniente continuar estudiando si los hombres y las mujeres muestran diferencias en las variables Locus de Control Interno y Motivación de Logro.

También es importante estudiar si las diferencias en función del sexo están en realidad influenciadas por las puntuaciones en Masculinidad y Feminidad. Pedrosa et al. (2010) estudiaron esta distinción en la Fluidez Verbal, la Orientación Espacial, el Neuroticismo y el Razonamiento Abstracto. Al analizar las diferencias en función del sexo, encontraron diferencias en las variables, con los hombres puntuando más en Orientación Espacial y Razonamiento Abstracto y las mujeres, en Fluidez Verbal y Neuroticismo. Sin embargo, al controlar las puntuaciones en Masculinidad y Feminidad, observaron que las diferencias desaparecían. Según los autores, los roles de género pudieran estar favoreciendo que hubiera diferencias en función del sexo en variables cognitivas y de personalidad.

Como se ha podido observar, el estudio de los roles de género ha cambiado enormemente en los últimos años. Asimismo, qué se considera socialmente propio de hombres y mujeres también ha sufrido enormes cambios en el último siglo. Por tanto, se considera necesaria la creación de un nuevo instrumento de Masculinidad y Feminidad que atienda no sólo a los roles de género actuales sino también a la naturaleza multidimensional de estos. Dicho instrumento, también, permitirá entender si algunas diferencias que se han encontrado entre hombres y mujeres pudieran estar explicadas por las puntuaciones en Masculinidad y Feminidad.

De esta manera, el principal objetivo del presente trabajo consistió en la creación de una escala de Masculinidad y Feminidad. A partir de este objetivo, se desglosan otros más específicos, como el estudio de las propiedades psicométricas de la prueba: la dimensionalidad, los índices de discriminación de los ítems y la fiabilidad del instrumento, así como la búsqueda de evidencias de validez divergente y convergente entre las escalas de la prueba. Por último, se comprobó la influencia de la Masculinidad y la Feminidad en las diferencias en función del sexo en variables de personalidad; en concreto, la Amabilidad, la Apertura a la Experiencia, el Locus de Control Interno, la Motivación de Logro, la Tolerancia al Estrés y la Toma de Riesgos.

Método

Participantes

Inicialmente, la muestra empleada estuvo compuesta por 711 participantes. Sin embargo, se eliminaron 99 casos por no cumplir los criterios establecidos; específicamente, por no contestar adecuadamente a todas las preguntas del cuestionario de control atencional. De esta manera, la muestra final consistió en 612 participantes (55.4% mujeres) procedentes de todo el territorio español. El rango de edad comprendió entre los 18 y los 83 años (M = 34.2; DT = 15.9).

Instrumentos

Escala de Roles de Género de Oviedo (ERGO)

Consistió en un autoinforme creado “ad hoc” para el presente estudio con el objetivo de evaluar Masculinidad y Feminidad. La Masculinidad se definió como las actitudes y conductas propias de hombres y la Feminidad, como aquellas propias de mujeres.

Para su elaboración, se siguieron los siguientes pasos. En primer lugar, se pidió a un total de 30 personas que, de forma individual, detallasen en una hoja conductas y actitudes propias de hombres y de mujeres, tal y como son entendidas por la sociedad. Los participantes pertenecían a la población general española, sin ningún requisito para su participación excepto la mayoría de edad. De esta manera, se obtuvo un total de 41 conductas y actitudes de mujeres y 36 de hombres. En segundo lugar, se formularon ítems reescribiendo dichas conductas y actitudes de manera que no hiciesen referencia explícita a ningún sexo y atendiesen a conductas y actitudes propias. Por ejemplo, “Las mujeres se depilan” se cambió a “Me depilo”. En tercer lugar, se elaboró una encuesta para valorar si cada una de dichas conductas y actitudes eran efectivamente consideradas propias de hombres (Masculinidad), de mujeres (Feminidad) o neutras. Esta encuesta fue respondida por 128 psicólogos titulados. Aquellos ítems considerados neutros (con un consenso de más del 50% de los encuestados) fueron eliminados, así como los ítems que no fuesen considerados propios sólo de hombres o sólo de mujeres por, al menos, el 75% de los participantes. De esta manera, se obtuvieron 48 ítems, 23 para Masculinidad y 25 para Feminidad. Posteriormente, un equipo de tres expertos en Psicometría revisó ambas subescalas, siguiendo las recomendaciones para la construcción de escalas de roles de género planteadas en Baber y Tucker (2006). Atendiendo a dichas recomendaciones, se observó que un ítem en la escala de Masculinidad y tres ítems en la de Feminidad no empleaban un lenguaje completamente neutro. Por tanto, fueron eliminados. De esta forma, cada escala estuvo compuesta, finalmente, por 44 ítems tipo Likert, con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Amabilidad

Subescala del NEO Five Factor Inventory (NEO-FFI; Costa y McCrae, 1985), concretamente, de la adaptación española de Cordero et al. (2008). Se define como la cualidad de una persona relacionada con el altruismo, la simpatía y el cuidado de los demás. La escala estaba compuesta por 12 ítems tipo Likert (α = .83 en el manual), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Apertura a la Experiencia

Subescala del NEO Five Factor Inventory (NEO-FFI; Costa y McCrae, 1985), concretamente, de la adaptación española de Cordero et al. (2008). Hace referencia a la característica de una persona que se interesa por lo novedoso, lo original y lo artístico. La escala estaba compuesta por 12 ítems tipo Likert (α = .83 en el manual), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Locus de Control Interno

Subescala de la Batería para la Evaluación de la Personalidad Emprendedora (BEPE) (Cuesta et al., 2018). Se refiere a la atribución causal de que las consecuencias del comportamiento dependen de uno mismo. La escala estaba compuesta por 10 ítems tipo Likert (α = .85 en el artículo original), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Motivación de Logro

Subescala de la Batería para la Evaluación de la Personalidad Emprendedora (BEPE) (Cuesta et al., 2018). Se define como el deseo de alcanzar estándares de excelencia, i.e. lograr y mejorar objetivos. Esta escala estaba compuesta por 10 ítems tipo Likert (α = .86 en el artículo original), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Tolerancia al Estrés

Subescala de la Batería para la Evaluación de la Personalidad Emprendedora (BEPE) (Cuesta et al., 2018). Hace referencia a la resistencia de percibir estímulos externos como estresantes gracias al uso adecuado de estrategias de afrontamiento. Esta escala estaba compuesta por 10 ítems tipo Likert (α = .84 en el artículo original), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Toma de Riesgos

Subescala de la Batería para la Evaluación de la Personalidad Emprendedora (BEPE) (Cuesta et al., 2018). Se refiere a la tendencia y predisposición de las personas a asumir cierto grado de inseguridad que les permitirá lograr una meta que presenta más beneficios que las posibles consecuencias negativas. Esta escala estaba compuesta por 10 ítems tipo Likert (α = .87 en el artículo original), con cinco opciones de respuesta, donde 1 significaba estar “completamente en desacuerdo” con lo expresado en el ítem y 5, estar “completamente de acuerdo”.

Escala de Atención

Se utilizó una escala formada por nueve ítems con el objetivo de medir el grado de atención prestada a los enunciados de los ítems y asegurarse de que las respuestas no estuviesen siendo dadas al azar. Cada ítem ofrecía cinco opciones de respuesta, del 1 al 5, y se pedía que se escogiese una en concreto (“Por favor, marque la opción 1”).

Procedimiento

La aplicación de las pruebas se llevó a cabo a través de la creación de un formulario online. Los ítems de los diferentes cuestionarios fueron aleatorizados, junto con la escala de control atencional, con la condición de que dos ítems seguidos no perteneciesen a la misma dimensión. La muestra empleada en el estudio se obtuvo mediante un muestreo de bola de nieve, empleando distintas redes sociales.

Previo a la aplicación de la prueba, los participantes debían dar su consentimiento informado. El anonimato de cada participante fue cuidadosamente respetado, manteniéndose la confidencialidad y asegurando el cumplimiento de la Ley de Protección de Datos (Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales), así como de los artículos 34 y 37 del Código Deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos (Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias, 2015).

Análisis de datos

Para estudiar la dimensionalidad del ERGO, se realizó un análisis factorial exploratorio. Previamente, se calculó el índice KMO y el estadístico de Bartlett con el objetivo de comprobar la idoneidad de los datos para la realización de un análisis factorial. Una vez se confirmó, se procedió con el análisis factorial. Se empleó una matriz de entrada de correlaciones policóricas. Asimismo, se empleó un método de extracción de mínimos cuadrados no ponderados robusto y un método de rotación oblicua (Promin), ya que se entiende que las dimensiones del test correlacionan entre sí (Ferrando y Lorenzo-Seva, 2014). Para estudiar el número de factores que era recomendable extraer, se llevó a cabo una implementación óptima del Análisis Paralelo (Timmerman y Lorenzo-Seva, 2011). De forma iterativa, se eliminaron aquellos ítems que mostraron cargas factoriales superiores a 0.3 en más de un factor, dado que los ítems con carga mixta no contribuyen a la definición de un factor especifico (Fabrigar y Wegener, 2012). Se emplearon dos índices de ajuste para confirmar el ajuste de los datos (Hu y Bentler, 1999): CFI, cuyo valor debe superar .900, y RMSR, cuyo valor debe ser inferior a 0.080 para considerar un ajuste bueno (Hoyle, 2012). Por último, se calculó el porcentaje de varianza total explicada por los factores.

Para calcular el índice de discriminación de los ítems del ERGO, se utilizó el coeficiente de correlación parcial ítem-test, eliminando el influjo del primero; como criterio, se consideró que cualquier ítem con un índice inferior a .3 sería eliminado (Hernández et al., 2016). Para estimar la fiabilidad de los instrumentos, se utilizó el coeficiente alfa de Cronbach.

Para las evidencias de validez divergente y convergente entre las subescalas de la prueba, se utilizó el coeficiente AVE (Fornell y Larcker, 1981; Hair et al., 2009). Se considera que hay validez convergente entre las escalas si el índice AVE de cada escala es mayor de 0.5. A su vez, el índice AVE se puede considerar una evidencia de validez divergente entre las escalas si la correlación al cuadrado entre dos escalas es inferior a los índices AVE del par de escalas considerado.

Para analizar las diferencias en función del sexo en las puntuaciones del ERGO y las variables de personalidad, se emplearon ANOVAs sucesivos aplicando la corrección de Bonferroni. Para calcular el tamaño del efecto, se empleó la eta cuadrado parcial considerándose valores de .010 a .039 un tamaño del efecto pequeño, de .040 a .110, moderado y de .111 a .200, grande (Lenhard y Lenhard, 2016). Se tomó la decisión de emplear ANOVAs en vez de varias pruebas t de Student con el objetivo de poder comparar los resultados obtenidos con el análisis de la covarianza llevado a cabo posteriormente. De esta manera, para analizar la influencia de la Masculinidad y Feminidad en aquellas variables de personalidad donde se hubiesen observado diferencias en función del sexo, se llevaron a cabo ANCOVAs sucesivos aplicando la corrección de Bonferroni, controlando las puntuaciones de una o más escalas del ERGO.

Los datos fueron analizados con el programa IBM SPSS (Versión 24) y el FACTOR (Versión 10.10.02) (Lorenzo-Seva y Ferrando, 2020), empleando en cada análisis un nivel de confianza del 95%.

Resultados

En primer lugar, se comprobó la idoneidad de los datos para la realización de un análisis factorial. Tanto el estadístico de Bartlett como el KMO indicaron que los datos eran idóneos (estadístico de Bartlett = p < .01; KMO = .79). El Análisis Paralelo recomendó una estructura factorial de tres dimensiones. Al analizar que ítems cargaban en cada uno de los factores, se comprobó que dicha estructura era coherente y consistente con la teoría multidimensional (Choi y Fuqua, 2003). Siguiendo el criterio de eliminación de ítems (cargar alto en más de un factor), se eliminaron 28 ítems de forma iterativa (Fabrigar y Wegener, 2012). Finalmente, el ERGO se redujo a 16 ítems y el análisis factorial exploratorio indicó un buen ajuste a una estructura tridimensional (CFI = .961; RMSR = 0.041) (Hoyle, 2012), explicando un 54.54% del total de la varianza.

En la Tabla 1, se presentan los pesos factoriales. Como se puede observar, los ítems que cargan en el factor Socioemocional hacen referencia a las relaciones interpersonales y a la expresión emocional; en el factor Comparación, a la comparación entre sexos y las responsabilidades en la pareja y en el factor Agresividad, al disfrute de la agresividad verbal y visual.

Tabla 1 Pesos factoriales de los ítems del ERGO 

Es importante mencionar que, durante el proceso de creación de la escala, los ítems que conforman el factor Socioemocional fueron valorados mayoritariamente en el juicio de expertos como propios de roles tradicionalmente femeninos (Feminidad). En el caso del factor Comparación y Agresividad, a su vez, los ítems que forman ambas escalas fueron valorados mayoritariamente como propios de roles tradicionalmente masculinos (Masculinidad).

En la Tabla 2 se presentan los coeficientes de correlación entre factores. Nótese como los factores Comparación y Agresividad (relacionados con la Masculinidad) correlacionan positivamente entre sí y negativamente con la escala Socioemocional (relacionado con la Feminidad).

Tabla 2 Matriz de correlaciones inter-factor 

A continuación, se estudiaron los índices de discriminación de los ítems de cada escala. Todos los ítems mostraron índices superiores a .30, con rangos de .630 a .705 (Socioemocional), de .721 a .771 (Comparación) y de .571 a .703 (Agresividad).

Con respecto a la fiabilidad de las subescalas del ERGO, en la Tabla 3 se presentan los coeficientes de fiabilidad de las pruebas utilizadas. Como se puede observar, todos los coeficientes indicaron una fiabilidad buena (superior a .70) o excelente (superior a .80) de acuerdo a los estándares revisados de Hernández et al. (2016). El menor coeficiente alfa correspondió con la escala Socioemocional (α = .75).

Tabla 3 Alfa de Cronbach de los instrumentos empleados 

A continuación, se estudiaron las evidencias de validez divergente y convergente entre las escalas a través del coeficiente AVE (Fornell y Larcker, 1981; Hair et al., 2009). Se calculó para las escalas Socioemocional (AVE = 0.36), Comparación (AVE = 0.43) y Agresividad (AVE = 0.48) y, aunque se tratan de valores cercanos, ninguno supera el criterio de 0.5. A su vez, las correlaciones al cuadrado entre las escalas del ERGO son inferiores a los índices AVE de cada escala, de manera que se puede considerar como una evidencia a favor de la validez divergente entre las escalas de la prueba.

En cuanto al análisis de las diferencias en las puntuaciones del ERGO y las variables de personalidad en función del sexo, se llevaron a cabo ANOVAs sucesivos aplicando la corrección de Bonferroni; de esta manera, se considera una diferencia estadísticamente significativa cuando la p se halla por debajo de .005.

Con respecto a las subescalas del ERGO, se observaron diferencias estadísticamente significativas en la escala Socioemocional (p < .001), con un tamaño del efecto moderado (η2 = .108), y en la escala Comparación (p < .001) y la escala Agresividad (p < .001), con un tamaño del efecto grande (η2 = .324 y η2 = .147, respectivamente) (Lenhard y Lenhard, 2016). Observando las medias, se encontró que las mujeres puntuaban más alto en la escala Socioemocional mientras que los hombres puntuaban más alto en las escalas Comparación y Agresividad.

En cuanto a las variables de personalidad, se detectaron diferencias estadísticamente significativas en la escala Tolerancia al Estrés (p < .001), con un tamaño del efecto moderado (η2 = .067), y las escalas Amabilidad (p < .001) y Motivación de Logro (p < .001), con un tamaño del efecto pequeño (η2 = .035 y η2 = .020, respectivamente). Observando las medias, se encontró que las mujeres puntuaban más alto en Amabilidad y Motivación de Logro mientras que los hombres puntuaban más alto en Tolerancia al Estrés.

A continuación, se estudió la influencia de la Masculinidad y la Feminidad en las diferencias halladas en Amabilidad, Tolerancia al Estrés y Motivación de Logro en función del sexo. Para ello, se controlaron una o más escalas del ERGO a través de ANCOVAs sucesivos aplicando la corrección de Bonferroni; de esta manera, se considera que existe una diferencia estadísticamente significativa cuando la p se halla por debajo de .016.

Los resultados obtenidos mostraron que las diferencias entre hombres y mujeres en Amabilidad desaparecen una vez se controlan simultáneamente las puntuaciones de los factores Socioemocional, Comparación y Agresividad (p = .130). En cuanto a Motivación de Logro, las diferencias en función del sexo desaparecen una vez se controlan de forma conjunta las puntuaciones de las escalas Socioemocional y Agresividad (p = .023). Lo mismo ocurre en Tolerancia al Estrés (p = .460) una vez se controlan las puntuaciones de las escalas Socioemocional y Comparación al mismo tiempo.

Discusión

La distinción entre sexo y género propuesta a partir de los trabajos de John Money con personas intersexo (López-Sáez y García-Dauder, 2020; Money et al., 1995) permitió analizar las diferencias entre hombres y mujeres de una forma mucho más profunda. De esta manera, se ha podido observar cómo las diferencias que, inicialmente, se consideraban producidas por el sexo, se debían a factores socioculturales, tales como la Masculinidad y la Feminidad (Pedrosa et al., 2010). El estudio de estos factores también ha evolucionado con el paso del tiempo, de una visión de continuo hasta una concepción bidimensional e, incluso, multidimensional (Constantinople, 1973; Fernández et al., 2007; Fernández et al., 2014; Fernández, 2011).

En el presente trabajo, se ha creado un instrumento para medir los roles de género imperantes en el momento actual y, a su vez, se ha estudiado si estos roles influyen en las diferencias en personalidad que anteriores investigaciones han encontrado en función del sexo.

Con respecto a las propiedades psicométricas del ERGO, el análisis factorial indicó un buen ajuste a una estructura tridimensional, formada por las escalas Socioemocional, Comparación y Agresividad, siendo la consistencia interna de las tres escalas buena o excelente. De acuerdo con los resultados del índice AVE, se pudieron observar adecuadas evidencias de validez divergente entre las escalas, pero no se obtuvieron evidencias de validez convergente entre las escalas. De todas maneras, es posible concluir que el ERGO es un instrumento fiable y válido para el estudio de los roles de género.

Con respecto al contenido de las dimensiones que forman la prueba (véase Tabla 1), se puede definir el factor Socioemocional como “los comportamientos y actitudes relacionados con una alta emotividad, calidez y empatía interpersonal”. A su vez, los ítems hacen referencia a una serie de cualidades muy ligadas a roles de género tradicionalmente femeninos, esto es, dependencia emocional, cuidado de los demás y sensibilidad emocional (Ceballo-Fontes y Oramas, 2015). De igual manera, se observaron diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones de la escala Socioemocional en función del sexo a favor de las mujeres, con un tamaño del efecto moderado. Por tanto, se podría considerar que el factor Socioemocional estaría relacionado con la Feminidad.

Asimismo, la escala Comparación se definiría como “creencias sociales acerca de las diferencias entre sexos”. El contenido de los ítems concuerda, en gran medida, con la caballerosidad y el denominado sexismo benevolente (Bria et al, 2020), relacionado con una postura condescendiente frente a las mujeres, de manera que se les percibe como débiles y en necesidad de auxilio.

La escala Agresividad comprende, sin embargo, “comportamientos y actitudes relacionados con el disfrute de la violencia y la agresión verbal”. Tanto la escala Comparación como la escala Agresividad versan acerca de cualidades relacionadas con los roles de género masculinos, esto es, una visión de las mujeres como inferiores y una tendencia al disfrute de la violencia, respectivamente (Baquerín, 2017).

En ambos factores, se observaron diferencias estadísticamente significativas a favor de los hombres, con un tamaño del efecto grande en ambos casos. Por tanto, se podría concluir que ambos factores están relacionados con la Masculinidad.

En definitiva, el ERGO es un instrumento multidimensional que, de forma similar a los resultados obtenidos por Choi y Fuqua (2003), posee un factor relacionado con la Feminidad y dos factores relacionados con la Masculinidad. Por tanto, el presente trabajo concuerda con investigaciones previas que abogan por un estudio multidimensional de la Masculinidad y la Feminidad (Choi et al., 2006; Fernández et al., 2014; Fernández, 2011).

Con respecto a las diferencias en las variables de personalidad en función del sexo, se han observado diferencias estadísticamente significativas en Tolerancia al Estrés, con un tamaño del efecto moderado, y Motivación de Logro, con un tamaño del efecto pequeño. De acuerdo a las medias, los hombres obtienen puntuaciones más altas en Tolerancia al Estrés y las mujeres, en Motivación de Logro. Las diferencias en función del sexo en Tolerancia al Estrés concuerdan con los resultados hallados por Postigo et al. (2021).

En el presente estudio también se hallaron diferencias estadísticamente significativas en Amabilidad en función del sexo, con un tamaño del efecto pequeño (η2 = .035), pero no en Apertura a la Experiencia. Este segundo resultado difiere de investigaciones anteriores (Pedrosa et al., 2010; Schmitt et al., 2017; Smith et al., 2019).

Sin embargo, estas diferencias en función del sexo desaparecen una vez se controlan las puntuaciones de las escalas del ERGO. De esta manera, al controlar a la vez las puntuaciones de las escalas Socioemocional, Comparación y Agresividad las diferencias en función del sexo en Amabilidad desaparecieron. De la misma manera, las diferencias estadísticamente significativas a favor de los hombres en las puntuaciones en Tolerancia al Estrés desaparecen una vez se controlan las puntuaciones de las escalas Socioemocional y Comparación a la vez. Asimismo, las diferencias en Motivación de Logro en función del sexo desaparecen cuando se controlan las puntuaciones del factor Agresividad y del factor Socioemocional de forma conjunta.

Estos resultados se asemejan a los hallados por Pedrosa et al. (2010) dado que muestran cómo las diferencias entre hombres y mujeres están controladas en mayor medida por las puntuaciones en roles de género. El planteamiento multidimensional permite, a su vez, entender qué aspectos de ambos conceptos o, mejor dicho, qué roles de género pudieran estar influyendo en la diferencia.

A través del ERGO, futuras investigaciones podrían profundizar en el estudio de la influencia de los roles de género en una gran variedad de aspectos psicológicos como, por ejemplo, la autoestima y la imagen corporal (Agam et al., 2015), la ambición (Lopez-Zafra et al., 2021) o la aceptación del sexismo benevolente en el contexto educativo (Bonilla-Algovia, 2021). Asimismo, futuros estudios podrían investigar en qué medida la Masculinidad y la Feminidad están influyendo en las variables donde, previamente, se hayan observado diferencias entre hombres y mujeres. Es importante recalcar que, mientras que el ERGO constituye un primer paso en la investigación acerca de las múltiples facetas que componen la Masculinidad y la Feminidad, futuras investigaciones pudieran asimismo generar nuevos instrumentos con un mayor número de factores.

Por último, conviene hablar de las limitaciones del presente estudio. La principal limitación del presente trabajo proviene del desequilibrio muestral, siendo la muestra principalmente joven y universitaria. A su vez, es importante mencionar que no se ha estudiado la coincidencia entre sexo e identidad de género en los participantes, de manera que no es posible determinar si la identidad de género pudiera estar jugando un papel importante en los resultados.

Conclusiones

Tras el estudio realizado, pueden sacarse las siguientes conclusiones relacionadas con los objetivos planteadas al principio. EL ERGO mostró un buen ajuste a una estructura tridimensional. La fiabilidad de las escalas del ERGO fue buena (α > .70 en las tres escalas). Los índices de discriminación de los ítems de las escalas del ERGO superan .3. Las escalas del ERGO mostraron adecuadas evidencias de validez divergente entre escalas, pero no mostraron evidencias de validez convergente. Al controlar las puntuaciones en las escalas del ERGO, las diferencias en función del sexo en la Motivación de Logro, Tolerancia al Estrés y Amabilidad cambian.

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Recibido: 31 de Mayo de 2021; Revisado: 26 de Diciembre de 2021; Aprobado: 28 de Febrero de 2022

Conflicto de interés:

Los autores de este artículo declaran no tener conflicto de interés.

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