Introducción
Durante el período de pandemia por la COVID-19 se ha producido en todos los sistemas sanitarios del mundo una importante sobrecarga de uso de servicios de salud1. Se ha utilizado de forma casi constante el uso de la consulta telefónica, con una pérdida del contacto directo profesional-usuario que las tecnologías informáticas no pueden sustituir2 totalmente. Las actividades a demanda han superado cualquier planificación, con la consecuente repercusión en la implementación de las actividades preventivas o en las barreras de accesibilidad tecnológica de ciertas personas mayores y colectivos socioculturales1,2; de hecho, la eficacia de las intervenciones preventivas se incrementa con elementos como la empatía, la calidad de la relación profesional-paciente y la calidez de la comunicación clínica, aspectos que se alteran con la atención a través de herramientas electrónicas2. Por otra parte, la pandemia, de naturaleza comunitaria, ha favorecido el compromiso de los ciudadanos con la corresponsabilidad y la importancia del empoderamiento en el control de la enfermedad, junto con la percepción de que el sistema sanitario por sí solo es insuficiente para evitar las enfermedades3.
Los grupos de personas mayores pueden ser más vulnerables a los determinantes de la salud asociados a la pandemia de la COVID-19, especialmente por la mayor gravedad de sintomatología y mortalidad asociada a este grupo de edad4. La edad se ha mostrado como una variable de estudio relevante en la incidencia de riesgos asociados a la pandemia5 y, en este sentido, los expertos han sugerido que las personas mayores se enfrentarán a consecuencias físicas, sociales, tecnológicas, económicas y psicológicas como resultado de la pandemia 6,7,8.
La respuesta global a la COVID-19 se ha descrito como “demasiado poca y tarde” con esfuerzos nacionales e internacionales a un ritmo no planificado ante numerosos aspectos de esta situación que siguen siendo inciertos9. No obstante, esta experiencia puede servir para implementar protocolos mundiales que preparen escenarios futuros y nos permitan estar listos ante situaciones similares9. La Organización Mundial de la Salud insta a sus Estados miembros y a todos los actores mundiales a orientar las inversiones en investigación de calidad y sensibilizarse con las personas mayores sobre los posibles impactos adversos de la pandemia COVID-19 10,11,12,13.
Las pandemias pueden tener impactos en las personas mayores, que varían desde el riesgo de exposición y la susceptibilidad biológica a la infección hasta las implicaciones sociales, tecnológicas y económicas; igualmente, es probable que las experiencias de las personas varíen según sus características biológicas y su interacción con otros determinantes de la salud14,15. Numerosos estudios a nivel mundial, sugieren que la edad en sí misma es el factor de riesgo más importante para la enfermedad grave de COVID-19 y sus resultados adversos para la salud16,17.
Objetivos
Metodología
Diseño y sujetos a estudio
Se realizó un estudio analítico-observacional de carácter transversal, en una zona básica de salud que atiende a una población total de 26.195 habitantes de perfil rural situada al sur de la Comunidad Valenciana (España) de influencia mediterránea. El tamaño muestral alcanzado fue de 158 pacientes, el tipo de muestreo fue aleatorio, estratificado, proporcional por tipo de asistencia/consulta en atención primaria: consultas derivadas de la enfermedad COVID-19/otras patologías no COVID-19. Los sujetos fueron seleccionados durante 3 meses, según iban apareciendo en las agendas de enfermería y la disposición a participar en el estudio.
La atención sanitaria desde marzo del 2020 se vio modificada debido a la pandemia y se procedió a un cambio de modelo asistencial, consensuado a través de protocolos procedentes de órganos de gestión del sistema sanitario que indicaban cómo actuar. Para su atención, se dividió a los pacientes entre los que presentaban clínica respiratoria y los pacientes con otras patologías.
Procedimiento
En el centro de salud donde se realizó el estudio se hizo una división física de las zonas de atención, para evitar el contagio entre pacientes. Los pacientes que presentaban sintomatología sospechosa de COVID-19 eran atendidos de forma telefónica por el médico especialista durante la primera visita. Posteriormente, enfermería gestionaba los resultados diagnósticos y pasaba los pacientes positivos a la agenda médica, para que hiciera estudio de contactos y estableciera si la gravedad del paciente permitía seguimiento por enfermería o por su médico de atención primaria. En el caso de necesitar pruebas diagnósticas, complementarias, toma de constantes o cualquier cuidado, eran las enfermeras de forma presencial quienes atendían a los pacientes (tanto a domicilio como en el centro en las consultas que se habilitaron para su uso). Los pacientes con otras patologías se atendían de forma telefónica o física en zonas separadas de los pacientes COVID-19. Se crearon agendas de enfermería para la atención por COVID-19 y agendas médicas para las primeras visitas por COVID-19. Los usuarios podían solicitar la cita a través del teléfono del centro de salud y se incrementó el número de profesionales para atención de línea telefónica 900 de la Conselleria de Sanitat o el portal telemático de cita por internet18.
Criterios de inclusión. Personas mayores de 60 años que fueron atendidas en la zona básica de salud de estudio durante la pandemia COVID-19 desde el 23 de febrero de 2021 hasta el 15 de mayo de 2021, y que desearon participar en el estudio.
Criterio de exclusión. Tener discapacidad cognitiva y que no fueran capaces de responder.
Variables
Se utilizó una entrevista semiestructurada, tomando como referencia la información del Cuestionario de Salud de la Comunidad Valenciana Adaptado19, realizada de forma telefónica a los pacientes COVID-19 (n = 40) y presencial a pacientes con otras patologías no COVID-19 (n = 118). Para complementar la información se utilizó la historia clínica digital, de la que se extrajo la comorbilidad, la talla y el peso. Se consideró como variable resultado la salud y sus determinantes (biológicos, sociales, culturales) en pacientes con y sin COVID-19, y el sexo como principal variable explicativa. Además, se tuvieron en cuenta las covariables percepción de la salud, utilización de los servicios sanitarios/sociales, manejo de las tecnologías informáticas y comorbilidad.
Consideraciones éticas
Tras el informe favorable del Comité Ético de Investigación (CEI) del departamento 21, con el código de registro TFM-2021-010, se les entregó una hoja informativa del estudio a los participantes y se les solicitó el consentimiento informado. Se consideraron los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos, dispuestas por la Declaración de Helsinki como modo de participación en el estudio, y el uso de datos personales según la Ley orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales. Los datos están protegidos de uso y no están permitidos a personas ajenas a la investigación y, por tanto, se consideran estrictamente confidenciales.
Análisis de los datos
Se realizó un análisis descriptivo de todas las variables mediante el cálculo de frecuencias y porcentajes. Se calculó los grupos COVID-19/otras patologías no COVID-19 mediante tablas de contingencia, aplicando el test chi al cuadrado para comparar las variables objeto de estudio. Todos los test se consideraron significativos si p < 0,05. Se han utilizado los programas: base de datos Excel, y estadísticos SPSS 25.0.
Resultados
La muestra total fue de 158 usuarios/as, 40 personas en el grupo consultas derivadas por COVID-19 y 118 personas en el grupo consultas derivadas de otras patologías. Con edades comprendidas entre 60 y 94 años y una media de años (DE 77,297). El 40% refiere que en el hogar viven 2 miembros de media, seguido de un único miembro por hogar, con un 36,1%. En la Tabla 1 se muestran las características sociodemográficas y la comorbilidad en los pacientes con y sin COVID-19 por sexo. En ambos grupos se observó una mayor comorbilidad en los hombres, así como un mayor hábito tabáquico. Con respecto la variable de convivir en pareja, se observó asociación significativa en ambos grupos y por sexo.
No COVID-19 (n = 118) | p | COVID-19 (n = 40) | p* | ||||
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Hombres (n = 50) | Mujeres (n = 68) | Hombres (n = 16) | Mujeres (n = 24) | ||||
Nivel de estudios | Sin estudios | 12 (24) | 29 (42,6) | 0,133 | 5 (31,1) | 10 (41,7) | 0,103 |
Primarios | 24 (48) | 29 (42,6) | 9 (56,3) | 14 (58,3) | |||
FP/secundarios | 8 (16) | 6 (8,8) | - | - | |||
Universitarios | 6 (12) | 4 (5,9) | 2 (12,5) | 0 (0) | |||
Estado civil | Soltero | 0 (0) | 1 (1,5) | 0,036 | 4 (25) | 0 (0) | 0,012 |
Casado | 30 (60) | 24 (35,3) | 3 (18,8) | 10 (41,7) | |||
Divorciado | 1 (2) | 0 (0) | 2 (12,5) | 0 (0) | |||
Viudo | 19 (38) | 43 (63,2) | 7 (43,8) | 14 (58,3) | |||
Convive con pareja | 30 (60) | 24 (35,3) | 0,009 | 7 (43,8) | 4 (16,7) | 0,046 | |
IMC | < 19-24,99: normopeso | 9 (18) | 22 (32,3) | 0,272 | 4 (25) | 6 (25) | 0,037 |
25-29,99: sobrepeso | 20 (40) | 24 (35,4) | 6 (37,5) | 8 (33,3) | |||
> 30: obesidad | 21 (42) | 22 (32,3) | 6 (37,5) | 10 (41,7) | |||
Hipertensión | 37 (74) | 51 (75) | 0,534 | 14 (87,5) | 20 (83,3) | 0,544 | |
Enfermedad coronaria | 30 (69) | 24 (35,3) | 0,007 | 6 (37,5) | 8 (33,3) | 0,524 | |
EPOC | 16 (32) | 8 (11,8) | 0,007 | 3 (18,8) | 4 (16,7) | 0,592 | |
Tabaquismo | 22 (44) | 6 (8,8) | 0,001 | 5 (31,3) | 4 (16,7) | 0,242 | |
Inmunosupresión | 7 (14) | 16 (23,5) | 0,145 | 2 (12,5) | 0 (0) | - | |
Cáncer | 14 (28) | 15 (22,1) | 0,299 | 6 (37,5) | 6 (25) | 0,309 | |
Diabetes | 26 (52) | 25 (36,8) | 0,072 | 6 (37,5) | 12 (50) | 0,326 |
EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica; FP: formación profesional; IMC: índice de masa corporal.
*Test chi al cuadrado, p ≤ 0,05.
En la Figura 1 se describe la valoración de la salud autopercibida por los/las pacientes con COVID 19 y con otras patologías. Se observan valores superiores en los pacientes con COVID-19 con respecto a tener una salud autopercibida como regular. El patrón cambia para el resto de las respuestas, con predominio de los pacientes no COVID-19. Respecto a la pregunta relacionada con la salud en los últimos 12 meses, los pacientes COVID-19 refieren que es peor en un 55,2%. En cambio, respecto al grado de satisfacción con los servicios sanitarios, el grupo de los pacientes COVID-19 responde que es satisfactoria en un 70%.
Cuando se analizaron los problemas relacionados con la deambulación, destacamos en los pacientes COVID-19 que el 60% tenía problemas moderados, el 25% no tenía ningún tipo de problema y el 15% tenía graves problemas para caminar.
En las consultas realizadas por los pacientes COVID-19 a los profesionales sanitarios, la demanda fue del 89% a medicina de familia, seguido de enfermería con un 61% y los médicos especialistas con un 40%. El 32,2% de los pacientes con COVID-19 refieren haber realizado una media de 2 visitas a los servicios de salud.
En la Tabla 2 se observa la utilización de los servicios sociales de la población en estudio. Observamos asociación significativa en la teleasistencia y el acompañamiento en el hogar.
No COVID-19 | COVID-19 | p* | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
n = 118 | % | n = 40 | % | |||
Apoyo aseo y cuidado personal | Sí | 52 | 44,1 | 6 | 15 | 0,001 |
Actividades de la vida cotidiana | Sí | 9 | 7,6 | 2 | 5 | 0,440 |
Comida a domicilio | Sí | 29 | 24,6 | 6 | 15 | 0,149 |
Teleasistencia | Sí | 58 | 49,2 | 14 | 35 | 0,045 |
Acompañamiento en el hogar | Sí | 40 | 33,9 | 6 | 15 | 0,016 |
*Test chi al cuadrado, p ≤ 0,05.
La Tabla 3 muestra el manejo de las tecnologías informáticas en las personas mayores. No se observó asociación significativa en las variables analizadas.
No COVID-19 | COVID-19 | p* | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
n = 118 | % | n = 40 | % | |||
Acceso a Internet | Sí | 39 | 33,1 | 11 | 27,5 | 0,328 |
Solicitud de cita previa | Sí | 10 | 8,5 | 0 | 0 | - |
Correo electrónico sanidad | Sí | 6 | 5,1 | 0 | 0 | - |
Portal de información al ciudadano | Sí | 4 | 3,4 | 0 | 0 | - |
Web historia clínica | Sí | 6 | 5,1 | 0 | 0 | - |
*Test chi al cuadrado, p ≤ 0,05.
Discusión
El objetivo de este estudio fue analizar la salud y sus determinantes en adultos mayores de una zona mediterránea durante el período pandémico COVID-19. A través de la encuesta de salud de la Comunidad Valenciana 201619 se analizaron las siguientes dimensiones: percepción de la salud, utilización de los servicios sanitarios/sociales, manejo de las nuevas tecnologías y comorbilidad.
Con respecto a las características sociodemográficas y la comorbilidad en pacientes con y sin COVID-19, por sexo se observó significación en la convivencia con pareja en ambos grupos y por sexos. Al igual que otros estudios20,21, consideramos que se debería sopesar el aislamiento de las personas mayores de una manera completa y continua, así como las posibles consecuencias perjudiciales para la salud22.
Con relación a las características de los participantes, destacamos la elevada edad media de participación, dato que está en consonancia con la esperanza de vida, como se refleja en el resumen ejecutivo del informe anual del Sistema Nacional de Salud Español de 201923, donde la esperanza de vida para la población española se sitúa en 83,4 años, con 80,4 años en los hombres y 86,2 años en las mujeres, lo que supone un aumento de 4 años desde el año 2001.
Con respecto a la dimensión de percepción de la salud, se observaron valores altos en el grupo de los pacientes con COVID-19, que manifestaron que su salud autopercibida era regular. Por el contrario, pese a observar valores bajos en la percepción de la salud, destacamos que, al igual que otros estudios17,24, los buenos resultados se obtienen con respecto a la satisfacción del sistema sanitario independientemente de la edad, el sexo y la comorbilidad.
El envejecimiento en la población y el contexto de la pandemia COVID-19, en ocasiones llevan asociados la necesidad de apoyo y la utilización de los servicios sociales, nuestros datos muestran, al igual que otros estudios19,25, una asociación significativa respecto al apoyo y al cuidado personal, la teleasistencia y el acompañamiento en el hogar.
Observamos que la utilización de los servicios sanitarios durante la pandemia de COVID-19 ha experimentado una tendencia creciente en lo que se refiere a las consultas de atención médica y de enfermería, disminuyendo la atención especializada y los servicios de urgencias, en comparación con otros estudios19 realizados, en los que predominaba la atención especializada y los servicios de urgencias hospitalarias. Este fenómeno se podría deber al miedo a contagiarse en los servicios asistenciales por coronavirus durante la pandemia.
Además, con respecto al manejo de las tecnologías informáticas, no se observó significación y los valores obtenidos fueron muy bajos en ambos grupos. La comunicación entre pacientes mayores y servicios sanitarios mediante las tecnologías de la comunicación y la información durante la pandemia de COVID-19 ha supuesto un reto y una oportunidad para su desarrollo24,26.
Entre las limitaciones destacamos las inherentes al tipo de estudio y al tamaño muestral correspondiente a un departamento de salud. No se ha estudiado el problema principal que motivó la consulta, ni la gravedad. Destacamos como posibles sesgos el de selección de la muestra y el de información de los entrevistadores.
Conclusión
Parece necesario concienciar a las instituciones y alentar también a las familias, las organizaciones voluntarias y los proyectos comunitarios, para que brinden su apoyo y se comuniquen con las personas de este grupo de edad en contextos de pandemia. De este modo, se podrían garantizar políticas y medidas de salud pública capaces de frenar la epidemia, disminuyendo las barreras al acceso sanitario teniendo en cuenta el aislamiento, los recursos sociales y la utilización de las tecnologías informáticas en las personas mayores.
Es importante fomentar el uso de los recursos sociales para mejorar la asistencia y el cuidado de las personas mayores, y así prevenir los efectos negativos de la pandemia relacionados con el aislamiento social y la discapacidad.