Los autores del estudio “Prevalencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDHA) en niños en una localidad urbana”1 publicado en esta revista, exponen entre sus conclusiones que la prevalencia de ese trastorno observado en Majadahonda (Madrid, España) es baja comparando con otros estudios publicados y opinan que pueden estar en una situación de infradiagnóstico.
Recientemente hemos realizado un estudio en una comarca de la provincia de Gipuzkoa (España) para estudiar la prevalencia de esta enfermedad en base a los diagnósticos existentes en la base de datos de Atención Primaria (AP) y hemos encontrado un resultado similar2 . Teniendo en la comarca una población media menor de 15 años en el periodo 2013-2015 de 55 672 y que, en dicho periodo, 1247 niños tuvieron una consulta en Pediatría de AP por un TDHA, nos da una prevalencia en 2015 de TDHA en niños entre 6 y 14 años de 2,7%, que es bastante próximo a la prevalencia del estudio que comentamos (2,28%).
Dejando a un lado los datos de posible sobrediagnóstico de este trastorno que han apuntado varios autores3,4 , si nos atenemos a los estudios de prevalencia basados en la administración de test diagnósticos específicos a la población infantil vemos que la prevalencia es muy diferente y oscila entre el 4 y el 7%: en Palma de Mallorca en 2007 una prevalencia del 4,6%5 , Andalucía en 2009, 4,3%6 , en Castilla y León, en 2009, la prevalencia es del 6,66%7 , en un estudio realizado en Canarias en 2012, del 4,9%8 ,y finalmente, una revisión sistemática de los estudios españoles realizada en 2012, indica que la prevalencia en menores de 18 años en España es del 6,8% (intervalo de confianza del 95% [IC 95]: 4,9 a 8,8%)9 .
Podríamos pensar que, con todos estos argumentos, tanto la prevalencia del trabajo de Tamiri et al1 . como la encontrada en el estudio realizado en Gipuzkoa, indican que existe un infradiagnóstico entre los profesionales de AP del TDHA, pero la respuesta que creemos más acertada es que la diferencia observada en la prevalencia es por la diferente metodología empleada.
La mayoría de los estudios se basan en la utilización de diversos test que cumplimentan los padres o profesores de estos niños. Así, por ejemplo, en los estudios de Mallorca5 , Castilla y León7 y Canarias8 se utilizó en los centros escolares el Attention-Deficit/Hiperactivity Disorder Rating Scales IV (ADHD RS-IV) para padres y profesores, como método para estudiar la prevalencia, mientras que en tanto el estudio de Tamiri et al1 ., como el nuestro se basa en registros de historias clínicas.
Hay dos estudios que nos pueden aclarar este punto. Uno de ellos realizado en Euskadi10 y el otro, el ya citado y realizado en Andalucía.
En el estudio realizado en Euskadi, se partía de una prevalencia recogida en las historias clínicas del 3,15% (siete casos en 222 niños estudiados) y tras la realización de la prueba ADHD RS-IV, seguida de un estudio individualizado se detectaron 17 casos más, con lo que la prevalencia ascendió al 10,8%. Algo similar ocurre en el estudio realizado en Andalucía por Lora et al5 . La prevalencia previa a la realización del estudio de TDHA entre 6 y 14 años era del 1,9% y tras la realización de los cuestionarios en los centros escolares, se obtuvo una prevalencia del 4,3%.
Existe por lo tanto una diferencia sustancial. En los casos en los que tenemos los dos datos, basados en historia clínica y datos tras un estudio en centros escolares, en el caso de Andalucía la prevalencia se multiplica por 2,2 y en el de Euskadi por 3,5. Para explicar la elevada diferencia entre el dato previo al estudio y el posterior, los autores de este último estudio atribuyen la alta diferencia a la escasa proporción de niños encuestados (solo el 38,4% respondieron a la encuesta en este estudio), lo que consideran que es posible que hayan participado una mayor proporción de niños con problemas académicos, familiares o sociales, lo que explicaría el notable aumento de la prevalencia.
La diferente prevalencia según la forma de realización del estudio de los trabajos analizados se puede observar en la Fig. 1 .
De este análisis puede obtenerse la conclusión de que en las consultas de Atención Primaria vemos un 2,5% de niños entre 6 y 14 años con TDHA y en los estudios de prevalencia se observa un 5% de media.
La interpretación de estos datos se puede realizar de dos maneras diferentes. Se podría decir que hay un 2,5% de niños con TDHA que no son detectados y que nuestro objetivo sería hacerlo, para lo cual deberíamos pasar test específicos a la población escolar, o puede ser que ese 2,5% de niños no diagnosticados corresponda a niños con síntomas no son muy manifiestos, o que no tienen repercusión en el rendimiento escolar, motivo por el que los padres no han consultado en Pediatría de Atención Primaria. Si a esos niños les realizáramos un test y una exploración psicológica más profunda, los podríamos calificar de TDHA, pero, ¿es necesario hacerlo?