El matón del vecindario. John George Brown, 1866
Pues no: la figura del acosador no es propia de los últimos años, ni es patrimonio exclusivo de los españoles. Siempre estuvo y, siento el posicionamiento pesimista, siempre estará presente a lo largo y ancho de la condición humana.
El pintor de este cuadro tenía muy claro que el arte puede ser pedagógico y tiene la maravillosa capacidad de cambiar el mundo. Observen cómo se enfrenta la chavalada al matón: con los puños en alto, con la paciencia, con el valor de la palabra, con un dedo índice acusador, con el miedo, con el llanto. Cada cual a su modo combate la injusticia del bullying.