Introducción
La investigación ha venido dando una especial importancia a la respuesta de las personas ante situaciones aversivas y sus consecuentes emociones negativas. El afecto negativo es un componente temperamental y alude a una propensión o sensibilidad a experimentar emociones negativas en situaciones de estrés. En trabajos previos se ha resaltado la importancia de los factores temperamentales por su relación con los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad (Brown y Barlow, 2009). El estudio del afecto positivo, permite analizar la dimensión temperamental complementaria, es decir, las respuestas de las personas ante estimulación apetitiva, una predisposiciñon que nos permite experimentar emociones como la alegría ante ciertos estímulos, además del interés por el entorno y la capacidad de disfrutar de dicho estímulo. Entender estos componentes temperamentales o de disposición y las respuestas emocionales pueden ser de interés a la hora de comprender diversos trastornos psicopatológicos y decidir su abordaje. Sin embargo, se conoce menos de qué manera se relacionan estas dimensiones entre sí y de qué modo participan en la regulación de las emociones puestas en marcha.
En el estudio de estas dimensiones, puede destacarse a Jeffrey Gray, quien en 1970 plantea su Teoría Neuropsicológica de la Personalidad, centrándose en el papel que el castigo y el refuerzo tienen sobre el aprendizaje (Gray, 1987). Expuso que existían personas más difíciles de condicionar ante estimulación amenazante, mientras que otras personas se condicionaban más fácilmente, debido a una mayor susceptibilidad al miedo, entendida como sensibilidad al castigo. De aquí se derivó su Teoría de la sensibilidad al Refuerzo (TSR), en la que ya se mencionan los sistemas de aproximación e inhibición comportamental, relacionados, respectivamente, con impulsividad y la ansiedad. En la revisión de la teoría (Gray y McNaughton, 2000) se proponen un sistema de aproximación (BAS, o behavioural approach system) y dos subsistemas de defensa, uno relacionado con la ansiedad, BIS o behavioural inhibition system, y otro con el miedo, FFFS o Fightflight-freeze system. En dicha revisión se hace alusión a la regulación que podía existir entre los sistemas, y como ésta determina, en función de la situación, la aparición de unas u otras respuestas. El sistema de aproximación comportamental (BAS) media reacciones a todos los estímulos apetitivos. Se vincula con el optimismo, la orientación a la recompensa y la impulsividad, estando clínicamente relacionado con las conductas de adicción, los comportamientos impulsivos y la manía (Johnson, Swerdlow, Treadway, Tharp y Carver, 2017). En el segundo sistema de defensa, el subsistema BIS, se centraría en la resolución de conflictos sobre metas en general. Sería el sistema relacionado con otras manifestaciones de ansiedad, distintas del pánico (Gray, 1987). Procesos como la rumia y la preocupación se asociarían con este sistema de defensa. Por último, y en términos generales, tal como apuntan Corr y Cooper (2016), el sub-sistema FFFS o de lucha-huida-inmovilidad, se encargaría de mediar las reacciones de un organismo ante todos los estímulos aversivos, relacionándose con la respuesta de miedo. Su finalidad es reducir la discrepancia existente entre la amenaza y el estado deseado de seguridad. Este sistema indicaría una hiperactivación en el funcionamiento normal que se haría evidente en cuadros como las fobias o el pánico. Estos sistemas de aproximación e inhibición comportamental se han evaluado habitualmente con instrumentos como la escala BIS/BAS (Carver y White, 1994).
Los criterios más recientes de investigación del Instituto Nacional de Salud Mental (Research Domain Criteria o RDoC; Fernandez, Jazaieri y Gross, 2016), plantean un dominio llamado Sistemas de Valencia Positiva, compuesto por constructos y subconstructos del afecto positivo, que difieren de los mencionados con anterioridad. De este modo, el dominio de los Sistemas de Valencia Positiva está compuesto de los constructos motivación para la aproximación (formado por los subconstructos de evaluación de recompensas, evaluación del esfuerzo/disposición para trabajar, expectativa/error en la predicción de recompensa y selección de acción/toma de decisiones basada en preferencias), sensibilidad inicial a la obtención de recompensa, sensibilidad sostenida/a largo plazo a la obtención de respuesta, aprendizaje de recompensas y hábitos (Olino, 2016).
Hasta ahora, se ha hecho hincapié principalmente sobre aquellos aspectos de la afectividad positiva más orientados hacia la motivación, impulsividad o sensibilidad a la recompensa, dentro de una una perspectiva conductual y motivacional de esta dimensión temperamental. Sin embargo, en lo que se refiere a los estados emocionales positivos o negativos, y la relación entre los mismos, interesa resaltar la línea de trabajos realizada por Tellegen (1985), quien hace mención de las diferencias interindividuales en cuanto a reactividad emocional, tanto positiva como negativa. En un intento por delimitar más exhaustivamente el afecto negativo y positivo, Watson, Clark y Tellegen (1988), desarrollaron la Positive And Negative Affect Schedule (PANAS), que evalúa esencialmente la intensidad con la que determinadas emociones, positivas o negativas, aparecen en distintos momentos (en la última semana, en los últimos días, en este momento...). Estos autores partieron del planteamiento del afecto positivo y el afecto negativo como dos dimensiones diferentes, no como dos polos de una dimensión, pudiendo encontrar niveles altos o bajos de cada uno, que se manifestarían a través de unas u otras emociones. De este modo, bajos niveles de afecto positivo se relacionarían con la tristeza y el letargo, y con estados de ánimo depresivos, fatiga y suicidabilidad; niveles elevados del afecto negativo se relacionarían con el nerviosismo, la hostilidad, y con la ansiedad y el miedo (Watson, Stasik, Ellickson-Larew y Stanton, 2015).
Desde esta perspectiva orientada a los aspectos emocionales activados, se construye el instrumento Response to Positive Affect (RPA; Feldman Joormann y Johnson, 2008). Este instrumento tiene como finalidad la evaluación de las respuestas cognitivas de las personas ante emociones positivas. Ofrece tres factores: rumia positiva centrada en la emoción (Pensamientos recurrentes y positivos acerca de las emociones que se están sintiento. Por ejemplo: “Piensas en lo feliz que te sientes”), amortiguación (Estrategias orientadas a reducir la intensidad de una emoción dada. Por ejemplo: “Piensas: 'mi racha de buena suerte se va a terminar pronto”), y rumia positiva centrada en la persona (Pensamientos recurrentes y positivos sobre sí mismo o sus capacidades. Por ejemplo: “Piensas en lo orgulloso que estás de ti mismo”). La novedad que presentaría esta escala con respecto a planteamientos previos (e.g., Bradburn, 1969; Warr, Barter y Brownbridge, 1983) es que se refiere a la relación existente entre afecto negativo y positivo, tratando de esclarecer el proceso de regulación entre ambos y, consecuentemente, se refiere a posibles estrategias cognitivas de regulación de emociones. En los instrumentos clásicos de balance afectivo se alude principalmente a un equilibrio que tiene que ver con las estrategias de afrontamiento, si bien no se evalúan los procesos cognitivos expresamente (Amor, Holgado-Tello, Lasa-Aristu, Domínguez-Sánchez y Delgado, 2015).
La regulación emocional se refiere a procesos que controlan, evalúan y modifican la naturaleza y curso de las respuesas emocionales según las demandas ambientales (Klemanski, Curtiss, McLaughlin y Nolen-Hoeksema, 2017). En consecuencia, el estudio de la regulación emocional, desde este punto de vista, se enlaza con la investigación sobre el estrés y coping. Las estrategias de coping se definen como los esfuerzos, tanto cognitivos como ed.ed, que tienen como finalidad gestionar demandas específicas, internas o externas, que exceden los recursos del individuo (Lazarus y Folkman, 1984). El concepto de coping engloba estrategias centradas en el problema y estrategias centradas en la emoción. Serían estas últimas las que se relacionarían, sin ser equivalentes, con el concepto de regulación emocional. La principal diferencia reside en las emociones que se abordan y la dirección de dicho abordaje. De este modo, mientras que las estrategias de coping centradas en las emociones tratan de incidir únicamente sobre emociones negativas con el fin de minimizarlas, la regulación emocional puede llevarse a cabo para alterar emociones tanto negativas (e.g., rumia y preocupación) como positivas, con la finalidad tanto de potenciarlas como de minimizarlas (Gross, 1998; Klemanski et al., 2017).
Siguiendo la perspectiva de Gross (1998), el desarrollo del instrumento RPA permite analizar los componentes de la regulación emocional tanto para emociones positivas como negativas, incluyendo las respuestas cognitivas o de regulación emocional cognitiva. La regulación emocional cognitiva trata, de manera consciente o no consciente, de modificar la magnitud y/o tipo de experiencias emocionales sobre situaciones o emociones negativas, constituyéndose en un elemento transdiagnóstico de los trastornos de ansiedad, depresión y de la conducta alimentaria (Aldao y Nolen-Hoeksema, 2010).
A lo largo de las revisiones y metaanálisis realizados sobre este tema, se ha aludido con frecuencia a la relación entre distintos trastornos psicopatológicos y la regulación de las emociones negativas (Sloan et al., 2017; Yoon, Dang, Mertz y Rottenberg, 2018). En este sentido, abordar las estrategias que se llevan a cabo ante situaciones y emociones positivas podría proporcionar una visión más completa sobre los elementos transdiagnósticos de trastornos de tipo impulsivo. Se incluirían aquí la manía del trastorno bipolar o las adicciones. Por ejemplo, en estudios anteriores se ha observado que los factores de rumia positiva de esta escala se relacionan con niveles subclínicos de hipomanía (Carver y Johnson, 2009; Johnson y Jones, 2009).
Por otro lado, existen trabajos que tratan de abordar el afecto positivo en relación con la psicopatología, generalmente en forma de afecto positivo bajo y afecto negativo elevado -ansiedad y depresión- (Watson y Naragon-Gainey, 2010). Sin embargo, hay muchas menos aportaciones de aquellas manifestaciones clínicas en las que el afecto positivo es elevado y el afecto negativo bajo/alto (e.g., Stanton et al., 2018) y, especialmente, cómo se relacionan dichos sistemas comportamentales de aproximación e inhibición.
Al hilo de la relevancia que el instrumento tiene en el ámbito clínico, el objetivo general de este trabajo es hallar las propiedades psicométricas del instrumento RPA (Feldman et al., 2008) en población española. Para ello, se proponen como objetivos específicos: (a) Estudiar la estructura factorial de la escala RPA; (b) Hallar la invarianza de medición de la escala RPA con respecto al sexo y la condición paciente/control; y (c) Analizar la consistencia interna y evidencias de validez de la escala y sus factores. Se predice que se hallará una estructura similar a la obtenida por los creadores de la escala y que habrá invarianza de medición entre sexos y la condición grupo de pertenencia (paciente/control). Se espera hallar una consistencia interna adecuada y evidencias de validez concurrente con respecto a indicadores de ansiedad, depresión y somatización, junto con la sensibilidad al castigo y a la recompensa (Gray, 1987).
Método
Participantes y procedimiento
El estudio se realizó con una muestra total de 976 sujetos (72.7 % mujeres) tras hallar la distancia de Mahalanobis y eliminar a 10 sujetos por presentar valores atípicos en la escala RPA (Liu, Gao, Wu y Zhao, 2018). El 70.5 % de la muestra corresponde a estudiantes universitarios (últimos cursos de Psicología y Criminología), con edades comprendidas entre 18 y 23 años (Medad = 20.21, DT = 1.14). El 21.8 % de la muestra, corresponde a población no universitaria con edades comprendidas entre los 24 y los 72 años (Medad = 24.23; DT = 9.13) (principalmente familiares de los estudiantes universitarios). El 7.7 % de la muestra, está representada por 75 pacientes entre los que predominan los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos (58.9 %). Las edades de este grupo oscilaron entre los 18 y 65 años (Medad = 27.53, DT = 10.90). La muestra de estudiantes y población no universitaria se unió en un único grupo de población general para realizar los análisis estadísticos.
El diseño de este trabajo fue expost-facto, para un método transversal, una única medida. No se llevó a cabo un procedimiento específico de control de variables extrañas.
La muestra fue seleccionada por accesibilidad, con estudiantes que, tras haber sido informados por escrito sobre las características y fines del estudio, decidieron participar voluntariamente en la investigación. Los datos de población general no universitaria se obtuvieron mediante muestreo de bola de nieve, a partir de los participantes universitarios. En lo que a la muestra clínica respecta, los participantes fueron obtenidos de un centro privado de psicología clínica, y fueron clasificados dentro de las distintas clases diagnósticas en función de los criterios del DSMIV-TR (American Psychiatric Association, 2000), por psicólogos con más de 20 años de experiencia clínica. De este modo, se clasificaron en trastornos depresivos (n = 20), trastornos adaptativos (n = 7), trastornos disociativos (n = 1), trastornos de la conducta alimentaria (n = 6), de ansiedad (n = 23), esquizofrenia y otros trastornos psicóticos (n = 3), trastornos bipolares (n = 1), trastornos somatomorfos (n = 3), trastornos sexuales (n = 1) y otros trastornos aplicables al eje I (n = 2). Todos los participantes firmaron un consentimiento informado donde se garantizaba el anonimato de sus datos, y la exclusiva utilización de éstos con fines de investigación.
El instrumento de Respuesta al afecto positivo o RPA (Feldman et al., 2008) fue traducido profesionalmente por una nativa del inglés con conocimientos de psicología clínica. Posteriormente fue revisado por cinco psicólogos expertos en psicología clínica para revisar el ajuste de los ítems a la prueba original, y su adecuación a las respuestas de un grupo de diez participantes, la mitad de los cuales eran pacientes.
Instrumentos de evaluación
Los instrumentos que se describen a continuación se administraron a través de un formulario online de Google Drive en el orden en el que se describen.
Datos sociodemográficos
Contiene preguntas acerca del nivel de estudios, sexo, estado civil y edad.
Respuesta al Afecto Positivo (Response to Positive Affect, RPA;Feldman et al., 2008). El instrumento RPA incluye, en primer lugar la siguiente consigna: “indique si usted piensa o hace lo que se dice en dichas afirmaciones cuando se siente feliz, excitado o entusiasmado “. Está formado por 17 ítems referidos a una lista de afirmaciones sobre posibles reacciones ante emociones positivas. Cada ítem proporciona cuatro opciones de respuesta, en escala tipo Likert ordinal en función de la frecuencia con que dichas reacciones le ocurren a la persona ante emociones positivas (1: nunca/casi nunca, 2: algunas veces, 3: a menudo, 4: casi siempre/siempre). Cuenta con tres factores que evalúan tres posibles reacciones: rumia positiva centrada en la emoción (ejemplo de ítem: Disfrutas del momento), amortiguación (Ejemplo: Te recuerdas que estos sentimientos no van a durar), y rumia positiva centrada en la persona (Ejemplo: Piensas que estas desarrollando tu potencial). Los autores del cuestionario obtuvieron adecuados indicadores de consistencia interna (α Cronbach: Estrategias centradas en la emoción = .76; α Amortiguación = .72; α Estrategias centradas en la persona = .73 (Feldman et al., 2008).
Cuestionario de Salud General del Goldberg (GHQ28) versión de Lobo, Pérez-Echeverría y Artal (1986). Es una prueba de screening destinada a población general, que ofrece una valoración global de la salud y disfunción social. Consta de 28 ítems agrupados en 4 subescalas: síntomas somáticos (por ejemplo: ¿Ha padecido dolores de cabeza?), ansiedad e insomnio (por ejemplo: ¿Sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño?), disfunción social (por ejemplo: ¿Se ha sentido capaz de tomar decisiones?) y depresión grave (por ejemplo: ¿Ha pensado en la posibilidad de “quitarse de en medio”?). Se han informado adecuadas propiedades de fiabilidad (testretest r = .90) y evidencias de validez (Lobo et al., 1986). El punto de corte se sitúa entre cinco y seis puntos para una sensibilidad del 84.6 % y una especificidad del 82 %. (sensibilidad entre 44 % y 100 % y especificidad entre 74 % y 93 % (Lobo et al., 1986). Con la muestra del presente estudio, la consistencia interna de las subescalas utilizadas fue de α = .79 para síntomas somáticos, α = .82 para ansiedad, y α = .78 para depresión.
Cuestionario de Sensibilidad al Castigo y Sensibilidad a la Recompensa (Sensitivity of Punishment and Sensitivity to Reward Questionnaire, SPSRQ; Torrubia, Ávila, Moltó y Caseras, 2001). El SPSRQ está formado por 48 ítems, con opción de respuesta verdadero/falso, divididos en dos subescalas, de 24 ítems cada una, que miden los conceptos de Sensibilidad al castigo (SC) y Sensibilidad a la recompensa (SR) de la Teoría de la Sensibilidad al Refuerzo (Gray, 1987). Los creadores del instrumento obtuvieron adecuados indicadores de fiabilidad (α Cronbach SR = .78 y α SC = .83, Torrubia et al., 2001). Un ítem del cuestionario que mediría la SR sería: ¿A menudo le resulta difícil resistir la tentación de hacer cosas prohibidas? Por el contrario, un ítem correspondiente a la SC sería: ¿Prefiere no pedir una cosa si no está seguro de que se la darán?. La consistencia interna con la muestra de este estudio fue de α = .85 en la SC y α = .77 en la SR
Análisis de datos
Se analizaron los estadísticos descriptivos de los ítems de la escala RPA. Se realizó un análisis factorial exploratorio, con correlaciones policóricas, por el procedimiento de mínimos cuadrados no ponderados, con el objetivo de obtener la validez de constructo. Para ello, se empleó el software Factor 9.2 (Lorenzo-Seva y Ferrando, 2013). La solución extraída fue sometida a un análisis factorial confirmatorio (AFC) con el método de estimación de mínimos cuadrados ponderados diagonales robustos con el software Lisrel 8.7. El ajuste del modelo se evaluó con los siguientes criterios de bondad de ajuste: Chi cuadrado Satorra-Bentler, Comparative Fit Index (CFI), Non-Normed Fit Index (NNFI), cuyos valores deben ser superiores a .90 (Baumgartner y Homburg, 1996), Root Mean Square Error of Approximation (RMSEA) y su intervalo de confianza al 90 % y Standardized Root Mean Square Residual (SRMR), cuyos valores deben ser inferiores a .05 para ser considerados adecuados y entre .05 y.08 para considerarlos aceptables (Schermelleh-Engel, Moosbrugger y Müller, 2003). Posteriormente, se realizó la evaluación progresiva de la invarianza de la escala RPA entre sexos, por un lado, y de grupo, por otro, realizando un AFC multigrupo para comprobar si los parámetros estimados son invariantes entre varones y mujeres y entre pacientes y grupo de comparación. El ajuste de los modelos se evaluó atendiendo al ∆CFI y ∆RMSEA. Existe invarianza si el ∆CFI y ∆RMSEA es < .01 (Cheung y Rensvold, 2002).
Para comprobar la consistencia interna de la escala se halló el coeficiente alfa ordinal de cada factor y el coeficiente Omega de McDonald como índice de fiabilidad global. Para hallar la evidencia de validez concurrente, se realizaron correlaciones bivariadas de Pearson, a dos colas, entre los factores (rumia positiva centrada en la emoción, amortiguación y rumia positiva centrada en la persona) y los factores de las escalas GHQ-28 (Síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión grave) y SPSRQ (Sensibilidad al castigo y a la recompensa).
Resultados
Análisis descriptivos
Se calcularon las medidas de tendencia central, dispersión y correlaciones de Pearson entre las variables de estudio expuestas en la Tabla 1.
Variable | Media (DT) | Asimetría | Curtosis | K-Sa (p) | K2b |
---|---|---|---|---|---|
Ítem1 | 2.87 (.85) | -.36 | -.44 | .241 (<.001) | 17.19 |
Ítem2 | 2.59 (.94) | -.17 | -.75 | .223 (<.001) | 27.18 |
Ítem3 | 3.07 (.84) | -.58 | -.25 | .228 (<.001) | 55.85 |
Ítem4 | 3.08 (.88) | -.61 | -.40 | .239 (<.001) | 67.90 |
Ítem5 | 3.34 (.98) | -1.02 | .60 | .257 (<.001) | 183.67 |
Ítem6 | 1.77 (.88) | .96 | .23 | .269 (<.001) | 154.10 |
Ítem7 | 1.40 (.75) | 1.97 | 3.38 | .426 (<.001) | 1096.20 |
Ítem8 | 2.13 (.92) | .42 | -.54 | .249 (<.001) | 41.23 |
Ítem9 | 1.98 (.91) | 1.18 | .53 | .235 (<.001) | 62.58 |
Ítem10 | 1.60 (.82) | 1.16 | .53 | .343 (<.001) | 180.62 |
Ítem11 | 1.73 (.87) | 1.03 | .34 | .288 (<.001) | 178.79 |
Ítem12 | 1.70 (.88) | 1.04 | .19 | .314 (<.001) | 175.78 |
Ítem13 | 1.54 (.80) | 1.30 | .83 | .374 (<.001) | 306.06 |
Ítem14 | 2.75 (.84) | -.31 | -.36 | .268 (<.001) | 22.97 |
Ítem15 | 2.67 (.93) | -.25 | -.73 | .232 (<.001) | 31.78 |
Ítem16 | 2.65 (.98) | -.15 | -.96 | .200 (<.001) | 41.22 |
Ítem17 | 2.44 (.91) | .13 | -.75 | .237 (<.001) | 25.89 |
Total | 39.35 (6.75) | .063 (<.001) | 51.99 | ||
Sujetos sin psicopatología | 39.24 (6.44) | -.13 | 1.63 | ||
Pacientes | 40.68 (9.71) | -1.17 | 5.36 |
Nota.a: Prueba de Kolmogorov-Smirnov para testar la normalidad univariante; b: valor experimental del estadístico de contraste conjunto k2.
Destaca en la muestra las puntuaciones de las variables de compromiso con la preparación (M = 5.74, DT = 1.34) y optimismo (M = 1.64, DT = 0.82), ya que la primera muestra la media más alta y la segunda desviación típica más alta, y la otra variable, la media más baja y la una desviación típica media a baja.
En la Tabla 1, se presentan los estadísticos descriptivos de los ítems de la escala RPA con la muestra al completo y la puntuación total media de la muestra sin psicopatología frente a la muestra de pacientes. La asimetría fue inferior a dos puntos y la curtosis inferior a tres excepto en el ítem 7 . El test de Mardia fue = 35.35 (p < .001) indicando que los datos no siguen una distribución normal multivariante. Se calculó una t de Student entre muestras sobre la puntuación total en la escala RPA, no se hallaron diferencias estadísticamente significativas (t(974) = 1.78, p = .075, d = 0.12).
Análisis factorial exploratorio
Se realizó un análisis factorial exploratorio (AFE) con el método de estimación mínimos cuadrados no ponderados con la matriz de correlaciones policóricas y rotación promin. La prueba de esfericidad de Barlett mostró una buena relación entre los ítems estudiados, y, por lo tanto, una adecuada aplicabilidad del análisis factorial (χ2(136) = 6131.7, p < .001), junto con el test KMO (KaiserMeyer-Olkin) con valor = .88. El determinante indicó que la matriz de datos es factorizable (.0017). Para decidir el número de factores a extraer se empleó el análisis paralelo y el criterio de información Bayesiano (BIC). El primero, recomendó una solución de dos factores y el segundo, una solución de tres factores. Teniendo en cuenta el número de factores extraídos por los autores, se tomó la solución de tres factores.
Los tres factores explicaron un 63 % de la varianza y los ítems cargaron en los mismos factores que en la escala original. El primer factor extraído se corresponde con el que los autores de la escala denominaron “amortiguación” donde saturaron los ítems 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13. El segundo factor, se corresponde con la “rumia positiva centrada en emociones” (ítems 1, 2, 3, 4 y 5) y el tercer factor, se corresponde con la “rumia positiva centrada en la persona” (ítems 14, 15, 16 y 17). En la Tabla 2 se muestran las cargas factoriales y el porcentaje de varianza explicada de cada factor.
Ítems | F1 | F2 | F3 |
---|---|---|---|
10. Te recuerdas que estos sentimientos no van a durar. | .798 | ||
8. Piensas en las cosas que podrían salir mal | .788 | ||
11. Piensas que es demasiado bueno para ser verdad | .757 | ||
6. Piensas: “mi racha de buena suerte se va a terminar pronto” | .735 | ||
9. Piensas en cosas que no han ido bien para ti | .731 | ||
7. Piensas: “no merezco esto” | .704 | ||
12. Piensas en lo difícil que te resulta concentrarte | .489 | ||
13. Piensas que la gente creerá que estás presumiendo | .447 | ||
4. Notas que estás lleno de energía | .836 | ||
1. Piensas en lo feliz que te sientes | .792 | ||
2. Piensas en la fuerza de lo que sientes | .714 | ||
3. Piensas en las ganas que tienes de hacerlo todo | .666 | ||
5. Disfrutas del momento | .447 | ||
15. Piensas que estás desarrollando tu potencial | .901 | ||
16. Piensas en lo orgulloso que estás de ti mismo | .818 | ||
17. Piensas que consigues todo lo que intentas | .758 | ||
14. Piensas en todo lo que estás consiguiendo | .743 | ||
% Varianza explicada | 32.1 % | 23.9 % | 7 % |
Nota.F1: Amortiguación; F2 = Rumia positiva centrada en emociones; F3 = Rumia positiva centrada en la persona.
Análisis factorial confirmatorio
Se exploraron tres modelos mediante un AFC con el método de estimación mínimos cuadrados ponderados diagonales robustos y la matriz asintótica de covarianzas, dada la naturaleza ordinal de los datos y el incumplimiento de la normalidad multivariante, El Modelo 1, exploró una estructura unidimensional, el Modelo 2 exploró dos factores; por un lado, el factor amortiguación y por otro, dada la alta correlación entre los dos factores de rumia positiva (r = .591), se unieron en un solo factor. Por último, el Modelo 3 exploró la estructura obtenida en el AFE. En la Tabla 3, se muestran los índices de bondad de ajuste. Como puede observarse, el Modelo 1 no se ajustó bien a los datos y obtuvo unos índices de bondad de ajuste inadecuados. Sin embargo, los Modelos 2 y 3, obtuvieron unos indicadores de bondad de ajuste apropiados. El modelo 3, fue más parsimonioso pues los valores en CFI y NNFI fueron cercaros a uno, RMSEA y SRMR fueron más bajos en comparación con el Modelo 2. Teniendo en cuenta estos criterios, se decidió finalmente considerar el Modelo 3 como el más adecuado en consonancia con la estructura propuesta por los autores de la escala.
Invarianza entre sexos y entre grupos (pacientes y comparación)
Se evaluó la invarianza de la escala RPA en función del sexo y el grupo mediante un AFC multigrupo. Primeramente, se realizó un AFC del modelo de tres factores analizando a varones y mujeres por separado. Los indicadores de bondad de ajuste fueron adecuados. Posteriormente se realizó un AFC multigrupo donde se estimó el modelo de línea base (invarianza configural) que estima libremente las cargas factoriales y los umbrales entre varones y mujeres sin añadir ninguna restricción al modelo. Este modelo obtuvo unos indicadores de bondad de ajuste apropiados. Seguidamente, se añadieron restricciones de igualdad en las cargas factoriales entre sexo (invarianza métrica) y este modelo comparado con el modelo de línea base, mostró un ajuste apropiado siendo el incremento en CFI y RMSEA inferior a .01. Por último, se restringieron las cargas factoriales y los umbrales a ser iguales entre sexo (invarianza escalar). Comparando los indicadores de bondad de ajuste obtenidos con los del modelo anterior (invarianza métrica), se produjo un incremento en CFI y RMSEA superior a .01, no cumpliéndose por tanto la hipótesis de invarianza escalar. Teniendo en cuenta los índices de modificación, se liberaron los umbrales de los ítems 1 y 15 y se reestimó el modelo para hallar la invarianza escalar parcial. Tras este ajuste, tanto el incremento de CFI como RMSEA fueron inferiores a .01.
Se realizó el mismo procedimiento descrito anteriormente para hallar la invarianza en función del grupo (pacientes y comparación). Se cumplió la hipótesis de invarianza configural, métrica y escalar. Estos resultados muestran evidencia de que la estructura del cuestionario ARP (contructos e ítems que cargan en cada constructo), las cargas factoriales y los umbrales son invariantes entre pacientes y sujetos sin psicopatología. Los indicadores de bondad de ajuste tanto para la evaluación de la invarianza en función del sexo como entre grupos se muestran en la Tabla 4.
S-Bχ2 | gl | CFI | NNFI | RMSEA [IC 90%] | ∆CFI | ∆RMSEA | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Sexo Varones (n = 267) |
237.33 | 116 | .97 | .97 | .06 [.05, .07] |
|
|
Mujeres (n = 709) | 515.76 | 116 | .97 | .96 | .07 [.06, .08] | ||
Análisis multigrupo Configural |
744.96 | 232 | .97 | .97 | .07 [.06, .07] | ||
Métrica | 865.07 | 246 | .96 | .96 | .07 [.07, .08] | -.01 | -.01 |
Escalar | 1288.48 | 251 | .94 | .94 | .09 [.09, 1.00] | -.02 | -.02 |
Escalar parcial | 1117.02 | 249 | .95 | .95 | .08 [.08, .09] | -.01 | -.01 |
Grupo Comparación (n = 901) |
474.76 | 116 | .97 | .97 | .06 [.05, .06] |
|
|
Pacientes (n = 75) | 155.38 | 116 | .97 | .97 | .07 [.04, .09] | ||
Análisis multigrupo Configural |
664.21 | 232 | .98 | .98 | .06 [.05, .06] |
|
|
Métrica | 553.28 | 246 | .98 | .98 | .05 [.05, .06] | -.01 | -.01 |
Escalar | 876.77 | 251 | .97 | .97 | .07 [.06, .08] | -.01 | -.01 |
Note.S-Bχ2: Chi2 Satorra-Bentler.
Fiabilidad y evidencias de validez
Se halló el alfa ordinal de cada una de las subescalas del RPA. El factor amortiguación obtuvo un α = .89, el factor rumia positiva centrada en emociones α = .84 y rumia positiva centrada en la persona α = .89. La consistencia interna de la escala global fue satisfactoria (McDonald's Omega = .83).
En cuanto a la evidencia de validez concurrente, las correlaciones de Pearson (Tabla 5) mostraron una fuerte relación positiva entre el factor amortiguación, los síntomas somáticos (d = 0.839), ansiedad e insomnio (d = 1.109), depresión grave (d = 1.109; GHQ-28) y sensibilidad al castigo (d = 1.067; SPSRQ), mostrando todas ellas un tamaño de efecto de moderado a alto. Se hallaron correlaciones negativas entre la rumia positiva centrada en emociones y las subescalas del GHQ-28, así como la sensibilidad al castigo y recompensa (SPSRQ), no obstante, éstas no fueron especialmente elevadas, ocurriendo lo mismo, con respecto a las correlaciones halladas entre la rumia positiva centrada en la persona con el resto de variables correspondientes a la escala GHQ-28 y SPSRQ (ver Tabla 5).
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | |
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1. Síntomas somáticos (GHQ-28) | - | |||||||
Ansiedad e insomnio (GHQ-28) | .600** | - | ||||||
3. Disfunción social (GHQ-28) | .412** | .546** | - | |||||
4. Depresión grave (GHQ-28) | .478** | .590** | .569** | - | ||||
Sensibilidad Castigo (SPSRQ) | .310** | .407** | .129* | .365** | - | |||
6. Sensibilidad Recompensa (SPSRQ) | .114* | .213** | .076 | .197** | .281** | - | ||
7. Rumia positiva (emoción) (RPA) | -.134** | -.129** | -.229** | -.223** | -.106* | .114* | - | |
8. Amortiguación (RPA) | .387** | .485** | .272** | .454** | .471** | .243** | -.174** | - |
9. Rumia positiva (persona) (RPA) | -.049 | -.053 | -.237** | -.168** | -.087 | .281** .591** | -.098** |
Nota**. significativa p < .01 (bilateral);
*.significativa p < .05 (bilateral).
Discusión y conclusiones
En este trabajo se pretendió, en primer lugar, analizar la estructura factorial de la escala Response to Positive Affect (RPA), con la intención de verificar la estructura originalmente propuesta por Feldman et al. (2008). Se propuso igualmente analizar su invarianza con respecto al sexo y la condición paciente/control, la consistencia interna del instrumento, así como la validez concurrente. Concretamente, se planteó relacionar las medidas de los distintos factores de esta escala con aquellos obtenidos en el GHQ-28 y el SPSRQ.
En primer lugar, hay que señalar que se obtuvo una estructura factorial idéntica a la de los autores originales, compuesta por tres factores, compuestos a su vez por los mismos ítems que en el trabajo original. Estos factores eran la amortiguación (F1: ítems 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13), rumia positiva centrada en la emoción (F2: ítems 1, 2, 3, 4 y 5) y rumia positiva centrada en la persona (F3: ítems 14, 15, 16 y 17).
Sin embargo, con respecto al número de factores, algunas soluciones y modelos factoriales recomendaban el uso de dos, en lugar de tres factores. Esto es debido a que los factores F2 y F3 podrían quedar agrupados dentro de uno solo (rumia positiva). Esta posibilidad se ha estudiado en trabajos previos, llegando a la conclusión de que podría entenderse la potenciación de las emociones como un único factor (Nelis et al., 2016). Es cierto, como se puede observar en la Tabla 5, que la correlación entre ambos factores es la segunda más alta. A pesar de la alta correlación, no se puede afirmar que ambos factores sean iguales. Aunque hagan referencia a la misma estrategia (potenciación de emociones positivas), los métodos utilizados para conseguir este fin son distintos. Así, en la rumia positiva centrada en la persona, se focaliza sobre sus capacidades y otros aspectos de sí mismo, mientras que en el caso de la rumia positiva centrada en la emoción, se focaliza en las sensaciones positivas que está teniendo. Por este motivo se decidió tomar como resultado final la estructura de tres factores recogida en la Tabla 2 y los indicadores favorables que confirman dicha estructura en la Tabla 3, siguiendo la propuesta de Feldman et al. (2008) y los criterios de contenido de los ítems.
Otro de los objetivos del trabajo consistió en demostrar la invarianza del instrumento. Los resultados muestran que las respuestas al instrumento RPA son independientes de que el evaluado sea mujer u hombre, e incluso, paciente o persona perteneciente a la población general.
En cuanto a la fiabilidad del instrumento, se obtuvieron adecuados indicadores de fiabilidad para cada uno de los factores extraídos, a partir del alfa ordinal. Además, se obtuvo la consistencia interna adecuada a partir del coeficiente Omega de McDonald. Esto implica que todos los ítems de la escala están midiendo la misma variable latente. Esta variable latente podría entenderse como la regulación emocional general.
Por último, en cuanto al objetivo referido a la validez concurrente del instrumento, con respecto a los factores del GHQ-28 y el SPSRQ, hay que destacar la relación existente entre la depresión, la ansiedad y la sensibilidad al castigo, hallada en trabajos previos (Johnson, Turner e Iwata, 2003). Si se observa la correlación obtenida en la Tabla 5 entre la amortiguación y la sensibilidad al castigo, se puede verificar la relación existente entre ambas. Esto quedaría explicado porque la amortiguación de emociones positivas se desataría ante la anticipación de un estado o suceso negativo inminente. Esto se hace evidente en los mismos ítems del instrumento, entre los que se encuentra Te recuerdas que estos sentimientos no van a durar, o Piensas que es demasiado bueno para ser verdad. Adicionalmente, se ha destacado en numerosas ocasiones la alta relación existente entre la sensibilidad al castigo y la ansiedad, relación que igualmente se ha encontrado entre la amortiguación y la ansiedad. Esto está relacionado con la tendencia a utilizar estrategias de amortiguación ante emociones positivas cuando la persona anticipa un castigo o una consecuencia negativa inminente, anticipaciones que se darían con frecuencia en personas sensibles al castigo. Por último, se obtuvo que la depresión guarda una alta correlación con los tres factores del instrumento (Sensibilidad al castigo, ansiedad y amortiguación). Por tanto, se puede concluir que la amortiguación guarda una estrecha relación con el afecto negativo, y que se trataría de una estrategia más propia de personas sensibles al castigo, con tendencia a desarrollar ansiedad y estados depresivos.
Por otro lado, en cuanto a los factores de rumia positiva centrada en la emoción y la persona, también se obtuvieron una serie de correlaciones significativas, aunque algo menores, con respecto a los factores utilizados para la validez concurrente. Al estar estos factores más relacionados con el afecto negativo, las correlaciones obtenidas fueron negativas principalmente. En primer lugar, cabe destacar la correlación de F2 (Rumia positiva centrada en la emoción) y F3 (Rumia positiva centrada en la persona) con la Depresión Grave del GHQ-28. Esto resulta coherente con el planteamiento sobre la utilización de estas estrategias como protectores frente a la depresión (Aldao y NolenHoeksema, 2010). Sin embargo, se aprecia ante una correlación pequeña, especialmente en el caso de F3, lo que puede significar que el efecto de este factor sobre la depresión puede encontrarse en interacción con otra variable, y por ello no correlacionarían en mayor medida (Feldman et al., 2008). Se hace evidente que el uso de estas estrategias no es suficiente para garantizar protección frente a estados depresivos. Correlaciones similares entre estos factores de la RPA y otras escalas relacionadas con la depresión se obtuvieron en trabajos previos (Nelis, Holmes y Raes, 2015). En este mismo estudio, se encontró una mayor relación específicamente con el componente de anhedonia. En este sentido, las correlaciones obtenidas con la depresión grave puede explicarse por estar los factores de rumia positiva más relacionados con un componente concreto de la depresión.
Por otro lado, la correlación entre la ansiedad y la rumia positiva centrada en la persona no fue significativa, mientras que sí lo fue en el caso de la rumia positiva centrada en la emoción, aunque fue más baja que en el caso de la depresión. Esto puede deberse al componente común que existe entre la rumia típica de la ansiedad, sobre emociones y sucesos negativos, y este tipo de rumia, independientemente de la dirección en la que vaya (potenciación de emociones positivas o negativas). En este sentido, se podría tratar de un proceso similar, frecuente en personas que piensan mucho en general, por lo que la correlación negativa sería menos intensa para la rumia positiva.
En cuanto al factor de disfunción social, las estrategias de potenciación de las emociones positivas mostraron correlaciones negativas con éste, por lo que el uso de estas estrategias podría estar relacionado con mejores niveles de adaptación social. Por último, comparando la rumia positiva y la amortiguación, se obtuvieron correlaciones negativas bajas. Concretamente, en el caso de la rumia positiva centrada en la persona, la correlación se consideró insignificante. En general las correlaciones encontradas entre las estrategias potenciadoras y el resto de los factores son pequeñas o insignificantes, a pesar de ser negativas, lo que sí era esperable. Además, podría resultar intuitivo que las estrategias de potenciación o amortiguación de las emociones fueran excluyentes. Sin embargo, a partir de las correlaciones se observa que una persona puede utilizar indistintamente una u otra estrategia, que podría estar determinada por las situaciones, más que por variables personales o temperamentales.
Finalmente, se deben relacionar estas estrategias con la sensibilidad a la recompensa del SPSRQ. Se anticipó que, al igual que existe una relación entre la amortiguación y la sensibilidad al castigo, se encontraría una relación similar entre las estrategias de rumia positiva y la sensibilidad a la recompensa, entendiendo que se trata de constructos excluyentes y complementarios. En el caso de la amortiguación se observa una correlación significativa con la sensibilidad al castigo, pero en el caso de la rumia positiva, la correlación con la sensibilidad a la recompensa es más baja de lo esperado. Es probable que los motivos para que se dé este tipo de respuestas son otros diferentes a una alta sensibilidad a la recompensa, o que haya otros aspectos que tengan más peso a la hora de determinar estas estrategias. También es posible que el instrumento no contemple las estrategias que estas personas llevan realmente a cabo. En este sentido, cabe destacar que la correlación entre la amortiguación y la sensibilidad a la recompensa fue superior a la correlación entre la rumia positiva centrada en la emoción y la sensibilidad a la recompensa. Esto puede explicarse a través de los planteamientos recogidos en el trabajo de Corr y Cooper (2016), en el cual se alude a la consecución de submetas en el proceso de consecución de la meta final. En esta línea, la amortiguación de las emociones positivas en determinados momentos (tras la consecución de cada submeta), podría favorecer la continuación del proceso, y por ello, facilitar la obtención de una recompensa mayor. De cara a trabajos posteriores, podría resultar interesante estudiar cómo la función ejecutiva podría mediar en la utilización o no de la estrategia de amortiguación por parte de personas con alta sensibilidad a la recompensa. De este modo, la no utilización de la amortiguación podría derivarse de un déficit en las funciones ejecutivas, y por ello una mayor impulsividad, que podría estar estrechamente relacionada con la manía o el consumo de sustancias. Este déficit puede encontrarse en los trastornos bipolares y trastornos por consumo de sustancias, destacándose el déficit en la inhibición de conductas (Snyder, Miyake y Hankin, 2015). Por otro lado, se ha aludido a investigaciones previas de la presencia de amortiguación en el trastorno bipolar (Edge et al., 2013; Gruber, Eidelman, Johnson, Smith y Harvey, 2011; Johnson, Mckenzie y McMurrich, 2008). También se ha relacionado este trastorno con una mayor sensibilidad a la recompensa (Johnson, Ruggero y Carver, 2005; Salavert et al., 2007). Al hilo de estas investigaciones, resulta coherente la relación hallada entre la amortiguación y la sensibilidad a la recompensa.
El presente trabajo supone una contribución de interés para el de la afectividad positiva y su relación desde el punto de vista clínico, con las limitaciones de la diversidad en las características de estos participantes. Permite comprender mejor los mecanismos de regulación de las emociones, y sienta las bases para futuros trabajos en esta línea. Sin embargo, se dan una serie de limitaciones que deben tenerse en cuenta. La principal limitación, de cara a la generalización de los resultados alcanzados, es la obtención de la muestra, para lo cual se realizó un muestreo por accesibilidad para la recogida de la gran mayoría de los datos, pertenecientes a estudiantes universitarios. Esto da lugar a que la muestra utilizada pueda no ser representativa de la población general. Sin embargo, el gran tamaño de la muestra supone una de las principales fortalezas de este trabajo, teniendo en cuenta que participó un grupo clínico y que, en el grupo no clínico, también participó población no universitaria. Con todo, sería necesario introducir algunas modificaciones para constatar definitivamente la utilidad del instrumento. Por ejemplo, un número superior de pacientes y de diferentes clases diagnósticas, lo que daría una mayor fortaleza al trabajo y podría introducir matices en las respuestas a la RPA según las características fundamentalmente de los trastronos emocionales. Por otro lado, se hace necesario un mayor control experimental sobre posibles variables extrañas no controladas, desarrollar un análisis pormenorizado de los valores perdidos, y analizar la características de la mortandad experimental, limitada en este estudio a la distancia de Mahalanobis para diez participantes excluidos.
La generalización de los resultados obtenidos en este trabajo se vería afectada también por tratarse de un diseño transversal. Además, el tema abordado por el instrumento es susceptible de provocar sesgos relacionados con la deseabilidad social por parte de los participantes. Esto puede observarse en la media de las respuestas a los distintos ítems en la tabla 1, en la que se señala que el uso de la amortiguación es bastante menos frecuente que el de la rumia positiva, lo cual puede deberse, bien a que realmente es así, o bien a la deseabilidad social ya mencionada. Sin embargo, entre las fortalezas de este trabajo puede destacarse la comprobación de la invarianza con respecto al sexo y en la condición paciente/control, y la coherencia de los resultados alcanzados con los trabajos previos sobre el instrumento (Edge et al., 2013; Feldman et al., 2008; Gruber et al., 2011; Neils et al., 2015)
Como propuesta de mejora para este trabajo, se plantea una reducción de los ítems del cuestionario, de 17 ítems a 14, eliminando aquellos que tengan una carga factorial menor que .500 (ítems 5, 12 y 13). Quedaría un factor de amortiguación compuesto por seis ítems (F1), un factor de rumia positiva centrada en la persona de cuatro ítems (F2) y un factor de rumia positiva centrada en la emoción de cuatro ítems (F3). Esta posibilidad se prevé para estudios posteriores con este prometedor instrumento, además de obtener la fiabilidad retest para verificar la estabilidad de la medida.
Sería de utilidad para la práctica clínica fomentar la investigación sobre las emociones positivas y las estrategias de regulación de emociones. Concretamente, como líneas de trabajo futuras, sería de interés aplicar el instrumento a una muestra clínica mayor a la utilizada para el presente trabajo, concretamente a trastornos del estado de ánimo (depresión y trastorno bipolar), de ansiedad, de la conducta alimentaria y consumo de sustancias. Sería igualmente relevante introducir el componente de la función ejecutiva, para comprobar su funcionamiento en esta muestra, en relación con las estrategias llevadas a cabo, como se ha apuntado previamente. La importancia de futuros trabajos en esta línea reside en la posibilidad de predicción o detección de vulnerabilidades en ciertas personas ante trastornos relacionados con el control de impulsos.
A modo de conclusión, la versión al español del instrumento RPA presenta la misma estructura factorial que la alcanzada por sus creadores (Feldman et al., 2008), con cualidades psicométricas adecuadas, pudiendo ser útil para el estudio y análisis de la rumia positiva y la amortiguación de los estados emocionales positivos, complementando otros instrumentos centrados en los procesos menos favorables de la rumia y la afectividad negativa. Con el fin de evaluar vulnerabilidades relativas a los procesos de regulación emocional, es preciso profundizar en la investigación acerca de los procesos relativos a la afectividad positiva y la impulsividad, siendo esta escala, un indicador de conexión entre los procesos de aproximación e inhibición comportamental. Finalmente, puede ser de interés constatar su estabilidad y utilidad para la evaluación, seguimiento, y planificación de la intervención ante trastornos de ansiedad, depresivos y bipolares, entre otros.