INTRODUCCIÓN
De carácter multidisciplinar, normativo, doctrinario, de conductas reductoras y eliminadoras de riesgo, la bioseguridad es una combinación de buenas prácticas que vienen revolucionado los procesos de trabajo en salud1 por medio de la adopción de prioridades y estrategias.
En esa perspectiva, investigaciones han identificado diferentes acciones para cambiar el comportamiento de profesionales de salud, especialmente sobre el uso continuo de equipamientos de protección individual2 y colectiva3, buscando aumentar la concienciación profesional para una práctica segura y globalizada.
Considerando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)4, la bioseguridad en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pasó a ser foco de investigaciones debido al número de pacientes graves que demandan cuidados de alta complejidad, lo que torna al profesional de enfermería susceptible a contraer enfermedades derivadas de procedimientos que envuelven riesgos biológicos, químicos, físicos, ergonómicos y psicosociales5.
Por esta razón, la atención a los problemas de bioseguridad, junto a los trabajadores de enfermería que actúan en estas unidades, se hace necesaria para reducir los riegos de contaminación y accidentes en el trabajo6.
Estudios identificaron los profesionales de enfermería como la categoría que está más susceptible a accidentes de trabajo, debido al mayor número de exposiciones con material biológico. La elevada exposición se relaciona con el hecho de ser el mayor grupo de profesionales en los servicios de salud, tener más contacto directo en la asistencia, así como por la frecuencia y tipo de procedimientos realizados7)(8.
En este panorama, se instituyó en Brasil la Norma Reglamentadora de número 32 (NR 32), del Ministerio de Trabajo y Empleo, con el objetivo de establecer las directrices básicas para que los establecimientos de salud puedan implementar medidas de protección a la seguridad y a la salud de los profesionales9.
A pesar de esas directrices y medidas preventivas, la baja adhesión de esos profesionales en la utilización de equipamientos de protección individual (EPI) y colectiva (EPC), sumada a la no adopción de las medidas de precaución, están relacionadas al conocimiento y actitud de los profesionales. Se destacaron entre los factores que predisponen a la baja adhesión: la dificultad de adaptación al uso del EPI, la inadecuación del equipamiento, la desmotivación, la sobrecarga de trabajo, la estructura física inadecuada, la ausencia o inaccesibilidad de los equipamientos en el centro de enfermería y la falta de conocimiento de los riesgos ocupacionales (10.
Frente a esto, el objetivo del estudio fue evaluar el conocimiento e identificar factores que influyen en la adhesión a las recomendaciones de bioseguridad junto a los profesionales de enfermería de las Unidades de Cuidados Intensivos de un hospital referencia en el Estado de Sergipe/Brasil.
MATERIAL Y MÉTODOS
Estudio cuantitativo, descriptivo y de cohorte transversal, desarrollado en tres unidades de cuidados intensivos (general, quirúrgica y pediátrica) de un hospital de gran tamaño del estado de Sergipe, Brasil, con capacidad física de 574 camas, que presta atención por medio de diversas especialidades, siendo campo para el desarrollo de actividades de enseñanza, investigación y extensión.
La población del estudio fue constituida, inicialmente, por 230 profesionales de enfermería, siendo 176 técnicos de enfermería y 54 enfermeros, distribuidos en tres turnos de trabajo. De este total, fueron excluidos 49 profesionales por estar de vacaciones y licencia para tratamiento de salud. Después, la muestra de 181 participantes fue obtenida por conveniencia y, en seguida, fueron excluidos 36 cuestionarios por estar incompletos, resultando en 145 participantes efectivos para la presente investigación.
El presente estudio contempló los siguientes criterios de inclusión: profesionales de enfermería que trabajasen por lo mínimo seis meses en la unidad investigada y como criterios de exclusión profesionales de enfermería que estuvieran de vacaciones, licencia médica o que no se encontraban presentes en la unidad en los momentos de la recolección de datos.
El estudio se inició después de la aprobación por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad Federal de Sergipe sobre Certificado de presentación para apreciación ética n.º 25183913.2.0000.5546.
La recolección de datos fue realizada en el período de octubre de 2014 a febrero de 2015, por medio de un cuestionario adaptado y auto-aplicable, compuesto por 24 preguntas de múltiple elección15. Se resalta que fue solicitada autorización previa de los autores. El instrumento es compuesto de dos partes: datos para caracterización de la muestra y preguntas relativas a las recomendaciones de bioseguridad.
Antes de iniciar la recolección de datos, los entrevistadores obtuvieron el consentimiento de los participantes que fueron abordados durante el cambio de turno y en el horario de descanso para no interrumpir las actividades asistenciales.
El software Graphpad Prism 5 fue usado para el análisis de los datos, con aplicación de estadística descriptiva, generando medias, desvío padrón y comparando las respuestas de ambas categorías, por medio del test t de Student.
RESULTADOS
En relación a la caracterización de la muestra de los 145 profesionales, se observó que 71,7%(104) eran técnicos de enfermería y 28,3%(41) enfermeros.
De ese total, 77,2% (112) eran del sexo femenino, 70,3% (102) tenían entre 22 a 35 años y 76,6% (111) tenían hasta diez años de experiencia en la profesión. En relación a la adhesión a la vacunación, 77,9%(113) relataron haber sido inmunizados contra Hepatitis B, con tres dosis.
De los 104 técnicos de enfermería, 24% (25) de ellos poseían también curso superior de graduación, con predominio de cursos en las áreas de ciencias de la salud (16,3% - 17) y ciencias humanas (7,7% - 8).
En el análisis referente al conocimiento acerca de bioseguridad, adquirido durante la formación, 88,3% (128) afirmaron haber recibido esa actualización en contenido curricular. De ese total, 57,2% (83) buscaron la actualización del conocimiento hace más de dos años, aún informaron que lo hicieron por medio de lecturas en revistas científicas, estudios online en sitios electrónicos y momentos presenciales con participación por medio de entrenamiento en servicio, cursos, conferencias y simposios.
Sobre la higienización de las manos (HM) con agua y jabón, 97,9%(142) de los profesionales mencionaron realizar este procedimiento antes/después del contacto con los pacientes y antes/después de remoción de los guantes estériles o de procedimientos. Y, referente al uso de guantes, 92,4%(134) mencionaron utilizar guante estéril o de procedimiento con la manipulación de materiales con riesgo de exposición.
El conocimiento de la propiedad de inhibición del crecimiento microbiano del alcohol a 70%, fue referido por 51%(53) de los técnicos de enfermería y 71%(29) de los enfermeros, presentando significancia (p=0,0306). También, 62,5%(65) de los técnicos de enfermería y 85,3%(35) de los enfermeros afirmaron que esta solución no poseía la propiedad de potencializar la eliminación de suciedad y material orgánico (p= 0,0074).
Así, 63,4% (66) de los técnicos y 83% (34) de los enfermeros refirieron que este producto podría ser usado en la ausencia de suciedad visible (p=0,0225). Con relación a la recomendación de uso “solamente durante el contacto con el mismo paciente”, 86,5% (90) de los técnicos de enfermería y 97,5% (40) de los enfermeros afirmaron no conocer esta recomendación, siendo el ítem significativo (p=0,04970).
Se observó en el análisis del ítem “riesgo de desarrollar infección en la mucosa ocular del profesional después del contacto con sangre” que 52% (54) de los técnicos y 83% (34) de los enfermeros afirmaron existir riesgo si el paciente presentase alguna enfermedad infecciosa transmitida por la sangre, con significancia de 0,0022.
Sobre las posibles infecciones que pueden ser adquiridas debido a la naturaleza del trabajo en UCI, 96,6% (140) de los profesionales mencionaron la Hepatitis B, C y el VIH, entre las principales. En relación a la realización de exámenes serológicos después de un accidente de trabajo envolviendo fluidos corporales, 90,3% (131) afirmó que deben ser realizados exámenes para VIH, Hepatitis B y C (en el día del evento, tres, seis y doce meses) después del accidente.
Cuestionados sobre las medidas de precaución estandar, los entrevistados afirmaron que las medidas consisten en usar EPI, lavar las manos, ser vacunados contra hepatitis B y tirar material punzante en recipiente de paredes rígidas, con porcentaje de 100% (104) y 95% (39), para los técnicos y enfermeros, respectivamente (p=0,0233). Contrariamente, 100% (104) de los técnicos y 95% (39) de los enfermeros consideraron que usar máscara facial, protectores de pies descartables, alcohol 70% para fricción de las manos y ser vacunados contra tétanos no son consideradas medidas que garanticen efectivamente la bioseguridad (p=0,0233).
Fueron también apuntadas dificultades sobre el uso de los equipamientos de protección individual (EPI), destacando que 38,6% (56) de los entrevistados manifestaron dificultad en la utilización de gafas protectores, 15% (22) en el uso de dos tipos de EPI, entre guantes, máscara y gafas, 9% (13) en el uso de todos los equipamientos, 6,2% (9) en tres tipos de EPI, entre máscara, guantes, gafas y capa, 5,5% (8) para máscara y 3,4% (5) para el uso de capa/delantal.
La principal dificultad mencionada para el uso de esos equipamientos fue la indisponibilidad en la unidad, siendo 29% (42) para uso de gafas y 23,4% (34) para uso de la capa. Con el uso de la máscara, 68% (71) de los técnicos y 85% (35) de los enfermeros afirmaron no tener dificultad (p=0,0365). Se destaca que para el 74% (77) de los técnicos de enfermería y 90% (37) de los enfermeros (p=0,0321) el cristal empañado de las gafas no fue identificado como dificultad para su adhesión.
Al respecto del procedimiento de limpieza en la presencia de contaminación de superficies con materiales biológicos, específicamente en la cama del cliente, 48,3% (70) afirmó que debe ser realizada inmediatamente la desinfección con alcohol a 70%, y 40,7% (59) consideró necesaria la limpieza inicial con agua y jabón, seguida de alcohol a 70%. Em relación al descarte de basura producido, 84,1% (122) informaron la necesidad de acondicionarla en bolsa plástica blanca debidamente identificada.
DISCUSIÓN
La muestra participante de esta investigación, por la edad, puede ser considerada como una población joven y productiva, similar a estudios realizados con profesionales de enfermería en unidad de cuidados intensivos12)(13.
En relación al tiempo de actuación, la mayor parte de los profesionales participantes poseían hasta diez años de experiencia. En investigación realizada con profesionales de la enfermería de unidad terapia intensiva, fue verificado que 64% (16) de los profesionales tenían tiempo de experiencia menor de cinco años (12. Aún se afirma que, para cada año de práctica, los riesgos de accidentes en el trabajo disminuyen. Por lo tanto, profesionales con menos de cinco años de trabajo presentan más posibilidades de sufrir accidentes ocupacionales14.
De los profesionales técnicos entrevistados, un porcentaje poco significativo cursó graduación. Datos que corroboran con estudio realizados en el nordeste, con profesionales técnicos de UCI y de la Urgencia, donde 28,97% (53) de ellos tenían curso de graduación15.
Del total de profesionales, la mayoría afirmó que durante su formación tuvieron actualización sobre la temática hace más de dos años, siendo que el medio más utilizado fueron las revistas científicas y sitios electrónicos, similar a investigaciones12)(16. De esta forma, se puede inferir que profesionales de enfermería vienen manifestando gran preocupación sobre su actualización.
La educación, sin duda, es un instrumento potente para corregir el descompas entre la formación, el ejercicio de la práctica, los principios y las directrices del SUS entre profesionales de la salud17. El componente educativo en instituciones de salud es esencial para el desarrollo de competencias profesionales, así como un factor fundamental para el alcance de la calidad en la asistencia y la experiencia práctica en enfermería.
En la higienización de las manos (HM) con agua y jabón, la mayoría de los profesionales demostró conocimiento acerca de las recomendaciones, corroborando con otros estudios2)(18. Se destaca que la realización de la HM, durante la práctica profesional en salud, contribuye a la prevención de Infecciones relacionada con la Asistencia a la Salud (IRAS) interrumpiendo el ciclo de transmisión de patógenos19.
En esta muestra, la mayoría de los profesionales informaron siempre utilizar guantes estériles o de procedimientos al manipular material con riesgo biológico. En contrapartida, estudio sobre bioseguridad muestra que en las punciones venosas ejecutadas por profesionales de enfermería, 68% fueron realizadas sin guantes de procedimiento20. También, se destaca que el EPI más frecuentemente usado durante la realización de procedimientos son los guantes16. Al respecto, se puede destacar que el conocimiento que el profesional no necesariamente puede significar la adhesión al mismo, cabiéndole la concientización sobre el uso adecuado de los EPI.
En lo que se refiere al conocimiento sobre la propiedad de inhibición del crecimiento microbiano del alcohol a 70%, la mayoría, pero no la totalidad, de los profesionales presentan este conocimiento. Al respecto, estudio11 afirmó que 58,8% de los participantes respondieron que el alcohol es utilizado debido a su capacidad de esterilización, 18,7% debido a la capacidad de reducir y eliminar la materia orgánica de las manos, y 14,1% debido a la inhibición del crecimiento bacteriano.
Según ANVISA, la fricción de las manos con preparaciones alcohólicas debe tener duración de 20 a 30 segundos, siendo efectiva para reducción de la carga microbiana de las manos. Su utilización puede sustituir la higienización con agua y jabón, desde que no haya presencia de suciedad aparente21.
Los profesionales mencionaron que entre las principales infecciones a ser adquiridas por la naturaleza del trabajo se encuentran la Hepatitis B, C y el VIH. En consonancia con el estudio, 96,3% de los participantes identificaron el VIH y el virus de las hepatitis B y C como principales infecciones relacionadas al trabajo11. También fue verificada una gran preocupación por parte de los profesionales con relación a las enfermedades infectocontagiosas22.
Al respecto del conocimiento relativo al período de realización de exámenes serológicos después del accidente de trabajo incluyendo fluidos corporales, la mayoría mostró tener conocimiento. Se resalta que la evaluación médica después de exposiciones ocupacionales es imprescindible para analizar la gravedad de la exposición, así como para prescribir e indicar la quimioprofilaxis en el menor tiempo posible23.
Sobre el conocimiento acerca de las medidas de precaución estandar, la mayoría de los entrevistados afirmaba tener conocimiento. Esto fue semejante a investigación realizada por la Comisión de Control de Infección de Hospital Portugués constatando que 93% de los encuestados afirmaron conocer esas medidas24. Otro estudio evidenció que la mayoría de los profesionales demostró poco conocimiento acerca de las medidas de precaución y de los riesgos a los cuales están expuestos25. Este contexto nos lleva aún a reflexionar sobre la necesidad de continuar reforzando la adhesión de los profesionales sobre las medidas de bioseguridad.
Al respecto, la adhesión a la Precaución Estandar (PE) está relacionada con la seguridad individual de los trabajadores. Para controlar las infecciones hospitalarias, es necesario adoptar medidas preventivas pre y post-exposición a los riesgos. Así, la PE se fundamenta en la adopción de estrategias frente a la asistencia a cualquier paciente con sospecha de contaminación o proceso infeccioso evitando, así, la diseminación de microrganismos patógenos26
Referente a la dificultad para uso de gafas y máscara, este hecho también fue verificado en estudios27. También, la dificultad en el uso de gafas protectores estuvo relacionada, principalmente, al uso colectivo, ya que los profesionales compartieron el mismo equipamiento causando, así, una inseguridad sobre asepsia del equipamiento11.
Las dificultades en el uso de la capa/delantal estuvieron relacionadas con la indisponibilidad en la unidad, al olvido por parte del profesional, al poco tiempo para vestirla (en situación de emergencia) y la creencia de su uso ser irrelevante11. Estudio mostró que las dificultades indicadas por los profesionales para la baja adhesión al uso de los EPI están asociadas a factores organizacionales, gerenciales y relacionales, entre ellos: estructura física inadecuada, disponibilidad y accesibilidad a los equipamientos de protección, falta de rutinas, sobrecarga de trabajo, estrés, improvisación y desgaste en las relaciones de trabajo10.
En el procedimiento de limpieza comúnmente adoptado en caso de contaminación de superficies con materiales biológicos, específicamente la cama del cliente, la mayoría de los entrevistados no consideró ser necesaria la limpieza con alcohol a 70% o con agua y jabón. Frente a ese resultado, se deduce que los métodos de limpieza y desinfección en la institución estudiada precisan ser revisados. En ese contexto, de acuerdo con ANVISA28, la limpieza consiste en la remoción de suciedad visible (orgánica e inorgánica) de los objetos y superficies, pudiendo ser manual o mecánica, usando agua y jabón o productos enzimáticos y aún es considerada una etapa esencial para el suceso de la desinfección, ya que la presencia de materia orgánica e inorgánica es capaz de interferir en la eficacia de ese proceso.
En relación al descarte de basura producido, la mayoría de los profesionales afirmó la necesidad de utilizar bolsa plástica, blanca, debidamente identificada. Investigación realizada en el Hospital de Clínicas de Porto Alegre con trabajadores de enfermería, constató que, a pesar de los profesionales afirmar que realizan la separación de la basura hospitalaria, la mayoría de ellos desconoce las normas, lo que lleva a una acción inadecuada29. En consonancia, estudio desarrollado en hospital público del Paraná identificó la presencia de basura común acondicionada en bolsa plástica blanca30, lo que evidenció falta de conocimiento en la normativa.
CONCLUSIÓN
La mayoría de los profesionales demostró tener conocimiento acerca de la temática de bioseguridad sobre las recomendaciones de la HM, del uso de guantes, de las propiedades del alcohol a 70%, de los riesgos ocupacionales y sobre las medidas de precaución estandar. Sin embargo, a pesar de ser la mayoría, es necesario destacar que como mostrado en los resultados, algunos porcentajes no son significativos para la categoría estudiada específicamente sobre el conocimiento de las propiedades del alcohol y de los riesgos ocupacionales. Por otro lado, se destaca que tener conocimiento no garantiza la efectiva adhesión de esas medidas en las unidades estudiadas. Se resalta también que existe una porción de profesionales que no presentan conocimiento coherente al esperado.
Sobre los factores que dificultaron la adopción de medidas de bioseguridad, fue indicado como principal justificativa la indisponibilidad en la unidad. Sobre la contaminación de superficies, la mayoría de los entrevistados no consideró ser necesaria la desinfección con alcohol a 70%, cuestión que denota ser una fragilidad.
Frente a los resultados, es necesario continuar fomentando estrategias para adopción de medidas de bioseguridad en sintonía con la política de seguridad del paciente.
Es imprescindible que los profesionales de enfermería comprendan la necesidad del autocuidado, minimizando los riesgos ocupacionales a que están expuestos durante el ejercicio de su profesión, situación que contribuirá a la calidad en el saber-hacer en enfermería.