El modelo estético corporal en Occidente se basa en la idea de que un cuerpo delgado y en forma es sinónimo de belleza y atractivo. Este ideal de belleza es ampliamente difundido a través de los medios de comunicación y ejerce una fuerte presión sobre las mujeres, especialmente las más jóvenes. Como resultado, muchas mujeres se sienten presionadas para cumplir con estos estándares y pueden recurrir a comportamientos perjudiciales para lograrlo. Las conductas nocivas asociadas a la búsqueda del cuerpo perfecto pueden incluir dietas restrictivas, en las cuales se limita severamente la ingesta de alimentos; ejercicio excesivo, que va más allá de los límites saludables; conductas purgativas, como vómitos autoinducidos o uso de laxantes; y en algunos casos, cirugías estéticas. Estas conductas pueden tener consecuencias negativas para la salud física y mental de las personas que las llevan a cabo (Seekis y Barker, 2022).
La delgadez como una aspiración a perseguir se puede observar en los medios de comunicación masiva y las redes sociales, que abruman con imágenes asociadas a belleza, prestigio social, y éxito (Moradi y Tebbe, 2022; Seekis y Barker, 2022; Thompson et al., 1999), esto ha sido examinado en diversos estudios (Hockey et al., 2021; Jankauskiene y Baceviciene, 2021; Papp et al., 2013). Por ejemplo, en una investigación realizada con 225 adolescentes, se encontró que la insatisfacción corporal medió la relación entre las influencias socioculturales relacionadas con la apariencia y la autoestima (Papp et al., 2013). En otro estudio se examinó a 391 adolescentes mujeres de Estados Unidos, a través de un modelo de ecuaciones estructurales. Los hallazgos explicaron que las influencias de los compañeros y los medios son más importantes que las presiones de los padres (Shroff y Thompson, 2006).
El Modelo Tripartito de Influencia explica cómo ocurren estas asociaciones. Este esquema postula que los agentes sociales, como la familia, amigos y los medios de comunicación, fijan los ideales de apariencia y delgadez para las mujeres (Thompson et al., 1999; Tylka, 2011). Se ha teorizado que estos componentes sociales son factores de riesgo para el desarrollo de una imagen corporal negativa (Thompson et al., 1999). La conciencia de estos esquemas parece no ser nociva, pero su internalización, la cual se refiere a incorporar estos ideales como valores propios sobre el cuerpo, llegándose a convertir en la principal meta de una persona (Schaefer et al., 2019), puede ocasionar el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA).
El Modelo Tripartito de Influencia (Figura 1, Keery et al., 2004, Thompson et al., 1999) predice que existe una fuerte relación entre comentarios asociados con la apariencia (p. ej., burlas sobre el peso, mensajes críticos sobre la elección de alimentos, etc.) y los TCA en mujeres jóvenes. Otros investigadores han apoyado el papel de los pares y los progenitores como predictores de insatisfacción corporal y TCA (Leonidas y Santos, 2015; Tezlaff et al., 2016).
Un ejemplo de la utilización de este modelo (Figura 1) es la investigación de Keery et al. (2004). En este estudio se evaluó a 325 adolescentes. Los componentes que se analizaron: las influencias socioculturales (compañeros, padres, medios de comunicación) y los factores de mediación (internalización del ideal de delgadez, comparación social), que predecirían la insatisfacción corporal. Además, se planteó que la insatisfacción corporal tendría una influencia directa en la restricción y en los síntomas bulímicos. Los hallazgos indicaron que la internalización y la comparación social mediaron completamente la relación entre la influencia de los progenitores y la insatisfacción corporal y mediaron parcialmente la relación entre la influencia de los pares y la insatisfacción corporal. Además, la internalización y la comparación mediaron parcialmente la relación entre la influencia de los medios de comunicación y la insatisfacción corporal (Keery et al., 2004).
Por otro lado, se ha observado que la exposición a los medios sobre la imagen corporal tienen un gran impacto en las mujeres. Se ha señalado que la insatisfacción corporal y el impulso por la delgadez está asociado con un mayor efecto de ciertos tipos de programas de televisión (Hrafnkelsdottir et al., 2022). Además, el auge que han generado las redes sociales como Instagram, Facebook o TikTok, que ofrecen un entorno muy visual (Mabe et al., 2014), ha propiciado mayor presión social sobre la imagen corporal de las jóvenes (Sadeh-Sharvit y Hollon, 2020).
De igual manera, se ha observado que un factor de riesgo para un TCA puede ser la familia (Burke et al., 2021). En este sentido, las pacientes con una psicopatología alimentaria generalmente describen un entorno familiar crítco, coercitivo, sin comunicación y con grandes expectativas por parte de los padres (Quiles Marcos et al, 2013). Las mujeres con bulimia nerviosa (BN) han informado mayor intrusividad, específicamente la invasión materna a la privacidad, celos y competencia entre madre e hijas (Hilbert et al., 2014). Además, las madres que tienen un trastorno están más insatisfechas con el funcionamiento familiar y ellas mismas comúnmente se encuentran angustiadas por su figura y peso (Martínez et al., 2010).
Otros estudios (Anderson et al., 2021; Cerniglia et al., 2017; Leonidas y Santos, 2015) han mencionado que las familias, tanto con un TCA como quienes no lo padecen, pueden transmitir problemas de alimentación, pero tal influencia puede no ser suficiente para la aparición de un TCA, ya que se requiere un factor adicional de vulnerabilidad -ya sea biológico o experiencial (Tetzlaff et al., 2016).
En cuanto al impacto de los pares, diversos estudios (Clark y Tiggemann, 2006; Cortez et al., 2016; Ferguson et al., 2014a) han vinculado comentarios relacionados con el cuerpo y la sintomatología alimentaria. Se ha encontrado que la presión de los compañeros por la delgadez puede ser el principal predictor de insatisfacción corporal en adolescentes, particularmente con comentarios realizados por personas del sexo opuesto (Jankauskiene y Baceviciene, 2021).
Otro estudio indagó que las jóvenes aprenden actitudes y comportamientos (p. ej; hacer dietas, purgas) de sus pares, sin embargo, dentro de la evidencia se ha observado que las amistades no inciden tanto como para desarrollar estas preocupaciones compartidas por la alimentación, por lo que solo es uno de los factores que es importante tomar en cuenta (Culbert et al., 2015). De esta forma, es necesario centrarse en el efecto que ejercen los pares sobre el modelo estético corporal y de belleza sobre todo en mujeres jóvenes, y que puede ser un factor desencadenante para un TCA.
El presente estudio
Las teorías socioculturales, incluido el Modelo Tripartito de Influencia Sociocultural (Thompson et al., 1999), han sido probadas en diferentes muestras (Hardit y Hannum, 2012; Jankauskiene y Baceviciene, 2021; Keery et al., 2004; Schaefer et al., 2021). Si bien el modelo ha ganado apoyo empírico en las adolescentes y mujeres jóvenes (Webb et al., 2018), aún falta desarrollar evidencia en pacientes mujeres con psicopatología alimentaria en América Latina, en especial en México.
Por ello se planteó la siguiente hipótesis: existe una influencia de los modelos socioculturales (publicidad, familia y situaciones sociales) con la insatisfacción corporal en las pacientes con TCA, dando lugar a la pregunta de investigación ¿las presiones socioculturales como los medios de comunicación y redes sociales, la familia y los compañeros contribuyen a una mayor insatisfacción corporal, lo que derivaría en sentimientos de baja autoestima, miedo a engordar y mayor deseo de perder peso en las pacientes con TCA? De tal manera que el objetivo del presente estudio fue probar un modelo explicativo basado en el Modelo Tripartito de Influencia (Thompson et al., 1999), en una muestra clínica de pacientes mujeres con trastornos de la conducta alimentaria: anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa y trastorno de alimentación no especificado (TANE).
Método
Muestra
Estuvo conformada por 195 pacientes mujeres de una clínica de trastorno de la conducta alimentaria, con un rango de edad de 12 a 30 años (M = 18.63, DT = 2.87); se incluyeron jóvenes con AN, BN y TANE, que fueron diagnosticadas mediante una entrevista clínica de acuerdo con los criterios del DSM-5 (APA, 2013). En la Tabla 1 se observa las características de las pacientes.
Instrumentos
Entrevista diagnóstica de acuerdo con los criterios del DSM-5. Es una entrevista semiestructurada que establece un diagnóstico de trastorno de la conducta alimentaria de acuerdo con los criterios establecidos en el DSM-5. Ha sido traducida y validada en diferentes países, incluido México (Glasofer, 2017).
Cuestionario de influencia sobre el Modelo Estético Corporal (CIMEC, Toro et al., 1994). Fue desarrollado y validado en España. Ha demostrado tener buenas propiedades psicométricas con un valor α de Cronbach de .93 para la puntuación total, sensibilidad de 83.1% y especificidad de 64.4%, además de un punto de corte de 17 (Toro et al., 1994). Es un instrumento de 26 reactivos que evalúa las influencias socioculturales como la familia, amigos, publicidad, revistas, medios de comunicación que se relacionan con el modelo estético corporal en mujeres adolescentes jóvenes de 12 a 24 años. Se distinguen cinco factores: (1) Malestar por la imagen corporal, (2) Influencia de la publicidad, (3) Influencia de mensajes verbales, (4) Influencia de modelos sociales e (5) Influencia de situaciones sociales. Los reactivos se encuentran en una escala de tipo Likert de 0 = nunca a 2 = siempre, y las puntuaciones más altas reflejan una mayor influencia de los medios en la estética del cuerpo ideal. Una puntuación por encima de 17 en la escala total sería indicativa de que la persona es más sensible a la influencia de los modelos socioculturales. Fue validada para México por Pérez-Bustinzar et al., en revisión. En este estudio se observó una adecuada consistencia interna del instrumento (α = .90). El análisis factorial exploratorio mostró cuatro factores: (1) Influencia de la publicidad, (2) Influencia de los modelos sociales, (3) Influencia de mensajes y situaciones sociales, (4) Malestar por la imagen corporal. Para la realización del presente estudio se utilizaron los factores de influencia de la publicidad, influencia de los modelos sociales (familia) e influencia de los mensajes y sictuaciones sociales (situaciones sociales).
Cuestionario de Imagen corporal (BSQ, Cooper et al., 1987). Fue diseñado para evaluar la preocupación e insatisfacción por la imagen corporal (Cooper et al., 1987). Consta de 34 reactivos bajo una escala bipolar de seis opciones. Los factores que evalúa son: Insatisfacción corporal, Miedo a engordar, Sentimientos de baja autoestima a causa de la apariencia y Deseo de perder peso. Este cuestionario fue validado para mujeres mexicanas proponiendo un punto de corte de ≥ 110 y obtuvo un alpha de Cronbach de .92 (Galán, 2004). Para el presente estudio se usaron todos los factores del instrumento. Además se obtuvo una confiabilidad alpha de Cronbach de 0.88.
Procedimiento
Este estudio fue aprobado por el Comité de ética de investigación de la Clínica de Trastornos Alimentarios, Hospital Ángeles, México en 2022.. La investigación usó datos de una muestra clínica recopilados entre julio 2019 y 2022, durante el período de la situación de pandemia mundial. Las pacientes provenían de distintas partes de la República Mexicana y cumplieron con el diagnóstico DSM-5 (APA, 2013) para un TCA. Su diagnóstico fue realizado por el equipo de psicólogas de la institución. La valoración y presencia de condiciones comórbidas se elaboró por medio de una entrevista clínica.
En cuanto a la recopilación de datos, se utilizaron los expedientes electrónicos de las 250 participantes que ingresaron a la clínica durante el período de 2019-2022. Sin embargo, se excluyeron 55 pacientes del análisis debido a errores en la cumplimentación de los cuestionarios (datos incompletos) y a la presencia de otra psicopatología. Los cuestionarios utilizados en el estudio, CIMEC-26 (Pérez-Bustinzar et al., en revisión) y el BSQ (Galán et al., 2004), requieren aproximadamente 20 minutos para completarse.
Consideraciones éticas
La aprobación del estudio fue realizada por el Comité de ética de investigación de la Clínica de Trastornos Alimentarios, Hospital Ángeles, México. El trabajo se llevó a cabo según el Código de Ética de la Organización Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. Todas las pacientes firmaron el consentimiento informado en donde se especificaron los objetivos del estudio y que sus respuestas serían utilizadas únicamente con fines de investigación. Además, se les informó que su participación era confidencial y voluntaria.
Análisis estadístico
El análisis de los datos se realizó utilizando el paquete estadístico SPSS versión 25.0 (IBM, 2017). Se realizaron análisis descriptivos para examinar las características de las variables del estudio. Además, se calculó una matriz de correlación para explorar las relaciones entre las variables. Se evaluó la presencia de multicolinealidad mediante el análisis de la matriz de correlación.
Posteriormente, se aplicó el Modelo de Ecuaciones Estructurales (SEM, por sus siglas en inglés) para probar el modelo explicativo de las variables estudiadas. El SEM es una técnica que combina el análisis factorial confirmatorio con la regresión lineal múltiple, y se utiliza para probar modelos de relaciones causales teóricamente postuladas entre variables observadas y variables latentes. Su objetivo es proporcionar una estructura causal de las relaciones teóricas, permitiendo resumir el conocimiento de un fenómeno a través de un enfoque lógico y racional en su estudio.
El análisis SEM permitirá examinar y evaluar la validez de las relaciones propuestas entre las variables del estudio, proporcionando una visión más completa de cómo se relacionan entre sí. Es importante destacar que el SEM requiere una muestra adecuada y datos de calidad para obtener resultados confiables y significativos. Además, se deben cumplir ciertos supuestos y consideraciones en la implementación del modelo (Pickens et al., 2019).
Para el análisis de contraste se contemplaron tres índices de bondad de ajuste absoluto: el error medio cuadrático de aproximación a valores de la población (RMSEA), cuyo valor ideal es ≤ .5; el índice de bondad de ajuste de Joreskog (GFI), que se interpreta como una proporción de varianza explicada análoga a R2 en regresión múltiple -el criterio más comúnmente aceptado es de ≥ .9-; y el índice de bondad ajustado de Joreskog (AGFI), que ajusta el GFI tomando en cuenta los grados de libertad en el modelo a prueba. El criterio que se asigna regularmente a este indicador es ≥ .9.
Resultados
Análisis descriptivos
Los estadísticos descriptivos de la muestra clínica se observan en la Tabla 2. Cabe señalar que la puntuación promedio total en ambos instrumentos fue alta en las pacientes analizadas.
M | DT | Mín. | Máx. | |
---|---|---|---|---|
Cuestionario de Influencias de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26) | ||||
1. Influencia de la publicidad | 18.52 | 4.72 | 8 | 24 |
2. Influencia de la familia | 13.19 | 3.53 | 7 | 21 |
3. Influencia de situaciones sociales | 9.45 | 3.16 | 5 | 15 |
4. Malestar con la imagen corporal | 10.37 | 3.38 | 6 | 18 |
5. CIMEC TOTAL | 51.54 | 13.18 | 26 | 78 |
Body Shape Questionnaire (BSQ) | ||||
6. Insatisfacción corporal | 19.1 | 10.65 | 7 | 42 |
7. Miedo a engordar | 13.51 | 5.98 | 4 | 24 |
8. Baja autoestima | 10.14 | 4.58 | 3 | 18 |
9. Deseo de perder peso | 15.81 | 5.71 | 4 | 24 |
10. BSQ TOTAL | 107.16 | 44.54 | 34 | 204 |
Nota. CIMEC = Cuestionario de Influencias de los Modelos Estéticos Corporales, BSQ = Body Shape Questionnaire.
Correlación entre variables
El análisis de correlaciones bivariadas realizado en la muestra (indicado en la Tabla 3) reveló que todas las variables del CIMEC-26 (Pérez et al., en revisión) mostraron correlaciones significativas positivas de moderadas a fuertes, oscilando entre .44 y .90, con las variables del Cuestionario de Imagen Corporal (Galán et al., 2004). Estos resultados respaldan parcialmente la hipótesis de que existe una influencia de los modelos socioculturales (publicidad, familia y situaciones sociales) con la insatisfacción corporal en las pacientes con TCA ya que todas las variables predichas están relacionadas con los factores que miden imagen corporal.
Medición | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1. Infuencia de la publicidad | - | |||||||||
2. Influencia de la familia | .70* | - | ||||||||
3. Influencia de situaciones sociales | .68* | .69* | - | |||||||
4. Malestar con la imagen corporal | .72* | .79* | .72* | - | ||||||
5. CIMEC TOTAL | .89* | .89* | .85* | .90* | - | |||||
6. Insatisfacción corporal | .62* | .62* | .53* | .70* | .69* | - | ||||
7. Miedo a engordar | .58* | .60* | .44* | .65* | .64* | .80* | - | |||
8. Baja autoestima | .56* | .54* | .47* | .62* | .62* | .84* | .77* | - | ||
9. Deseo de perder peso | .57* | .54* | .46* | .61* | .62* | .74* | .76* | .71* | - | |
10. BSQ TOTAL | .66* | .65* | .54* | .73* | .73* | .89* | .89* | .90* | .73* | - |
Nota. *La correlación es significativa al nivel 0.01 (bilateral). CIMEC = Cuestionario de Influencias de los Modelos Estéticos Corporales; BSQ = Body Shape Questionnaire.
Modelo explicativo basado en la Teoría Tripartita de Influencia
El modelo teórico en el cual se basó este estudio (Figura 1) reveló un mal ajuste a los datos, χ2(11) = 53.13, p < .05, TLI = .75, CFI = .96, RMSEA = .2. De esta manera, se desarrolló y probó un segundo modelo (Figura 2). Se agregaron relaciones entre publicidad y situaciones socioculturales sobre el malestar sobre la imagen corporal y su efecto en la insatisfacción corporal en pacientes con TCA.
La prueba del multiplicador de Lagrange (Breusch y Pagan, 1980) indicó que agregar varios caminos mejoraría el ajuste del modelo. Basado en lo anterior, en este nuevo modelo se añadió la baja autoestima relacionada con el peso y la figura, el miedo a engordar y el deseo de perder peso, las cuales se ha observado afectan a las pacientes con trastornos alimentarios. Tras la adición de estas tres dimensiones, la prueba de chi-cuadrado y los índices de ajuste revelaron un buen ajuste, χ2 (14) = 22.39, p = .001 TLI = .98, CFI = .99, AGFI = .92 RMSEA = .06. Todos los pesos de regresión fueron significativos (Figura 2).
El ajuste de los modelos anidados no se comparó formalmente, ya que no se disponía de pruebas apropiadas para datos que no se distribuyen normalmente dentro del paquete de análisis estadístico AMOS. Sin embargo, descriptivamente, los valores de chi cuadrado indicaron que este modelo propuesto con los paths agregados (baja autoestima, miedo a engordar y deseo de perder peso) se ajustaba mejor a los datos y, por lo tanto, se puede decir que el modelo propuesto fue bueno.
Comparar un nuevo modelo teórico con modelos existentes es un método útil para determinar su utilidad. En este caso, el modelo de dos vías de Stice (2001) ha recibido una evaluación extensa en los últimos años y propone que dos influencias (presión para ser delgado e internalización del ideal de delgadez) conducen a la insatisfacción corporal, la cual a su vez influye en la dieta y baja autoestima, pudiendo exacerbar la sintomatología alimentaria (Stice et al., 2017).
Discusión
El objetivo de este estudio fue evaluar el Modelo Tripartito en una muestra de mujeres con TCA de una clínica en la Ciudad de México. Los análisis realizados revelaron que las relaciones entre la influencia de la publicidad, la familia y las situaciones sociales se relacionaban con el malestar corporal, el cual a su vez influía en la insatisfacción corporal generando baja autoestima, miedo a engordar y deseo de perder peso en estas pacientes. El análisis de SEM del Modelo Tripartito y las variaciones del modelo básico mostraron que el modelo original (Thompson et al., 1999), con algunas modificaciones, se ajustaba adecuadamente a los datos de este estudio.
En la actualidad, el discurso social presente en redes sociales, publicidad y conversaciones con pares relaciona estrechamente la salud con la apariencia física, donde la delgadez se considera sinónimo de bienestar y cuidado personal (Cameron et al., 2019; Carrard et al., 2021). De esta forma, se ha observado que las presiones socioculturales sobre el cuerpo tienen un impacto en el desarrollo de sintomatología alimentaria en la cultura occidental (Cameron et al., 2019; Saucier, 2004). Sin embargo, es importante destacar que se requiere la convergencia de diferentes factores para dar origen a un TCA.
Las personas con trastornos alimentarios suelen tener una baja autoestima, lo que resulta en una percepción distorsionada de su imagen corporal (Veldhuis et al., 2020). De esta manera, los problemas psicológicos más destacados en estos pacientes están relacionados con sus actitudes hacia la delgadez y la comida. Por lo tanto, las personas con estos síntomas pueden experimentar distorsiones en la percepción de su figura y peso, sentimientos negativos hacia sí mismos y una preocupación excesiva por su peso (Arija Val et al., 2022).
En nuestro modelo, tanto el malestar como la preocupación por la imagen corporal actuaron como variables mediadoras, explicando parcialmente la relación entre las presiones socioculturales, los problemas de imagen corporal y los trastornos alimentarios Estos hallazgos son consistentes con un estudio que destacó la importancia de la internalización del ideal de delgadez entre mujeres jóvenes y de mediana edad (Jankauskiene y Baceviciene, 2021). En nuestro estudio se evidenció una influencia del malestar sobre la insatisfacción corporal, lo cual es relevante, ya que las pacientes suelen manifestar inquietud por su cuerpo, su figura y cómo son percibidas por los demás.
Además, encontramos que la presión familiar tuvo un impacto significativo, incluso mayor que factores como la publicidad y las situaciones sociales. Estos resultados concuerdan con la literatura existente, donde se ha observado que el papel de la familia es crucial, ya que los progenitores, especialmente las madres, pueden ejercer un gran impacto en sus hijas a través de comentarios, prácticas alimentarias y dietas impuestas en el hogar. En este sentido, las presiones familiares suelen ser más consistentes que las presiones de los medios de comunicación (Cortez et al., 2016; Ferguson et al., 2014). En el caso de mujeres latinoamericanas, especialmente en México, la familia desempeña un papel predominante en la relación con la comida, por lo que era de esperar que este factor tuviera un impacto en la preocupación por la imagen corporal en nuestras pacientes.
Por otro lado, en la presente investigación, se decidió analizar por separado la presión de la publicidad, la familia y de las situaciones sociales (pares y amigas), utilizando las subescalas del CIMEC-26 (Pérez et al., en revisión), para observar cómo se comportaban de forma independiente en relación con la insatisfacción corporal y sus diversos efectos como baja autoestima, miedo a engordar y deseo de perder peso. Observamos que los factores socioculturales ejercen diferentes influencias y, a su vez, impactan de forma negativia en la percepción corporal de las pacientes. Estos resultados concuerdan con otros estudios en los que se encontró que cuanto más percibían las mujeres la presión de sus compañeros y los medios de comunicación para cumplir con los ideales de apariencia, más se involucraban en comparaciones de apariencia e internalizaban el ideal de delgadez, lo cual se asociaba con niveles más altos de insatisfacción corporal y mayor malestar psicológico (Wang et al., 2022). En resumen, nuestros hallazgos respaldan la influencia de las presiones de la publicidad, la familia y las situaciones sociales en la insatisfacción corporal, así como la baja autoestima presente en estas pacientes.
El estudio presenta varias limitaciones que deben tenerse en cuenta al interpretar los resultados. En primer lugar, los datos recopilados fueron de naturaleza transversal, lo que impide establecer relaciones causales entre las variables. Sería beneficioso realizar estudios longitudinales que permitan examinar las direcciones de las relaciones a lo largo del tiempo. En segundo lugar, la muestra utilizada fue relativamente pequeña y provenía de una clínica de la Ciudad de México, lo que limita la generalización de los hallazgos a otras poblaciones clínicas o culturas. Sería deseable contar con muestras más grandes y diversificadas para obtener resultados más amplios.
En tercer lugar, se utilizaron cuestionarios de autoinforme para medir las variables, lo que podría introducir sesgos en la información recopilada. Las respuestas de las participantes podrían estar influenciadas por factores como el sesgo de deseabilidad social o la falta de precisión en la autorreflexión. Sería beneficioso complementar los cuestionarios con otras medidas objetivas o métodos de evaluación más rigurosos.
A pesar de estas limitaciones, el estudio ofrece una importante contribución al ser el primero en probar el Modelo Tripartito en una muestra de pacientes con TCA en México. Los hallazgos resaltan la influencia de las presiones socioculturales, especialmente la presión familiar, en la insatisfacción corporal y las distorsiones cognitivas asociadas a los trastornos alimentarios.
Las implicaciones prácticas de este estudio sugieren la necesidad de desarrollar intervenciones dirigidas a reducir el impacto negativo de los medios de comunicación en la imagen corporal de las mujeres, mejorar la alfabetización mediática en la sociedad y promover estrategias adecuadas para prevenir y reducir la insatisfacción corporal. Asimismo, se sugiere la implementación de intervenciones que ayuden a reflexionar sobre los estándares de belleza, así como la inclusión de terapia familiar en el abordaje clínico de los trastornos alimentarios.
En conclusión, esta investigación resalta la importancia de las influencias socioculturales y familiares en la preocupación y el malestar por la imagen corporal en pacientes con trastornos alimentarios. Se sugiere la realización de futuras investigaciones que consideren diferentes tipos de trastornos alimentarios y que incluyan también a hombres con estas psicopatología, con el objetivo de ampliar los esfuerzos de intervención y los recursos disponibles en el campo de la salud mental.