Introducción
El envejecimiento generalizado de la población es una realidad destacada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y, con impacto económico en el cuidado de la salud, tanto preventivo como asistencial1. Este envejecimiento afecta también a la población laboral y conlleva nuevas estrategias, como el planteamiento de jubilaciones tardías que requieren de las empresas implementar nuevas medidas tales como: adaptaciones laborales, inversiones en prevención de patologías crónicas y en promoción de la salud, de forma que faciliten a los trabajadores mayores seguir activos en sus puestos de trabajo con una óptima capacidad física y cognitiva prolongando su actividad laboral con buena calidad de vida y productividad para las empresas2.
En el planteamiento preventivo de las empresas, la edad pasa a ser un factor de riesgo a tener en cuenta en los Servicios de Prevención, desde la evaluación de riesgos, al diseño de los puestos de trabajo y en la adecuación de los mismos, considerando el deterioro funcional que la edad supone como un factor de riesgo añadido3.
Surge un concepto nuevo relacionado con la edad, el de fragilidad, definida como un síndrome biológico con disminución de la reserva y resistencia a factores estresantes, resultantes de una acumulación de disminución de múltiples sistemas fisiológicos aumentando la vulnerabilidad a resultados adversos4. La edad supone per se un incremento en la fragilidad5, alterando la movilidad, con mayor riesgo de caídas y fracturas6, incremento de patologías respiratorias7, y cardíacas8 ingresos hospitalarios9, y alteraciones emocionales con incremento de procesos depresivos o deterioro cognitivo10, con alteraciones en la memoria, la velocidad de procesamiento, la resolución de problemas y la capacidad de aprendizaje de nueva información11,12.
Actualmente hay poca evidencia empírica que vincule las características ocupacionales con el envejecimiento biológico acelerado, sin embargo las características laborales adversas mantenidas se asocian con el envejecimiento biológico y sugieren que el trabajo puede ser importante para el proceso general de envejecimiento más allá de sus asociaciones con enfermedades o factores de riesgo específicos2. Las jornadas laborales prolongadas, los esfuerzos con carga física13,14, los trabajos a turnos y nocturno15 aceleran el envejecimiento de éste y puede derivar en consecuencias como bajo rendimiento laboral, disminución de la productividad, insatisfacción laboral, baja autoestima, escasas expectativas de promocionar en su carrera profesional, aumento del absentismo laboral y/o deseo de una jubilación anticipada16.
Se hace necesario actuar en prevención valorando la situación física6 y mental17 de los trabajadores de más edad para detectar precozmente las alteraciones funcionales considerando la edad como factor de riesgo en consonancia con las condiciones laborales a las que está expuesto este colectivo y establecer programas que disminuyan el riesgo de fragilidad facilitando un desempeño laboral saludable y contribuyendo así a un envejecimiento activo de la población.
Es objetivo de este estudio conocer la relación entre el envejecimiento por edad en hombres y mujeres según el tipo de trabajo desempeñado y la turnicidad. Se valora la fragilidad física, el estado emocional y el deterioro cognitivo con un enfoque preventivo y en promoción de la salud de los trabajadores.
Material y Métodos
Estudio descriptivo transversal en una población laboral española del sector de la industria química de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, con muestra representativa de 389 trabajadores (311 hombres y 78 mujeres) de edades comprendidas entre los 18 y 65 años. Los datos se recogieron durante los exámenes de vigilancia de la salud de la empresa desde noviembre de 2018 hasta septiembre de 2021, con participación voluntaria y consentimiento informado para el uso epidemiológico de los resultados, tal y como recoge la legislación española18,19.
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica del Área de Salud de Baleares (IB 4383/20).
Son criterios de inclusión: no estar en incapacidad temporal en el momento del examen de salud y completar los datos de todas las variables incluidas en el estudio:
Edad estratificada en rangos: 18-30 años, 31-45 años, 46-60 años, > 60 años. Para la valoración de envejecimiento por edad se clasifica la población en < 50 años y ≥ 50 años; Sexo: hombre o mujer. Estado civil: casado, separado o soltero. Tipo de convivencia: familiar o en solitario. Clase social y tipo de trabajo: a partir de la Clasificación Nacional de Ocupaciones del año 2011 (CON-11)20. Se tomó como referencia la propuesta del grupo de determinantes sociales de la Sociedad Española de Epidemiología21. Esta clasificación incluye seis grupos que se han reducido a tres para este trabajo: Clase I. Directores/gerentes, profesionales universitarios, deportistas y artistas; Clase II. Ocupaciones intermedias y trabajadores por cuenta propia sin asalariados; y Clase III. Trabajadores no cualificados. La CNO permite también dividir a los trabajadores en manuales (blue collar) y no manuales (white collar), El turno de trabajo: trabajo nocturno/rotativo o trabajo en turno fijo y sin nocturnidad.
Las variables de hábitos de vida incluidas en el estudio han sido:
Para el comparativo de envejecimiento se valora, estableciendo en todos los casos como punto de corte la edad de 50 años y comparando hombres y mujeres:
el deterioro físico mediante prensión manual del brazo dominante, circunferencia de gemelo, estado de fragilidad
el deterioro emocional mediante estimación de depresión, ansiedad
el deterioro cognitivo.
La medición de la prensión manual o fuerza de agarre del brazo dominante se realizó mediante el dinamómetro analógico EH101 realizando dos repeticiones y anotando la de mayor resultado. La unidad de medida fue el kg y las medidas de referencia fueron prensión manual baja <20 en mujeres y <30 en hombres24,25,26.
Para la medición del contorno de gemelo se utilizó una cinta métrica no elástica y como unidad de medida el centímetro, se rodeó el tercio proximal del gemelo de ambas piernas, repitiendo las mediciones dos veces y calculando la media de las dos piernas. Como valores de referencia se tomó circunferencia baja <33 en mujeres y <34 en hombres27,28.
Para valorar la fragilidad se ha utilizado el cuestionario de Frail donde cada ítem es valorado de 0 a 1, siendo su clasificación: No frágil = 0, Prefrágil = 1 y Frágil entre 2 y 529,30,31.
Para la valoración del estado depresivo se utilizó el cuestionario de depresión de Beck donde cada ítem puntúa de 0 a 3 pudiendo ser la puntuación máxima 63, siendo su clasificación: Normal 0-10, Ligero trastorno emocional 11-16, Depresión clínica borderline 17-20, Depresión moderada 21-30, Depresión severa 31-4032.
La ansiedad se valoró mediante el cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (E-R) compuesto por 40 ítems y donde la puntuación máxima es 60 puntos clasificándose de la siguiente manera: Estado ansiedad bajo < 30, Estado ansiedad medio 30-44, Estado ansiedad alto > 4433,34,35.
Para el deterioro cognitivo-diagnóstico de demencia se utilizó el cuestionario de Pfeiffer constituido por 10 ítems, clasificando la puntuación de los resultados en: Normal 0-2, Deterioro cognitivo leve 3-4, Deterioro cognitivo moderado 5-7, Deterioro cognitivo grave 8-1036.
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las variables categóricas, calculando la frecuencia y la distribución de éstas. Para las variables cuantitativas se calculó la media y la desviación estándar. Se realizó un análisis de asociación bivariante mediante Media t-student y prevalencia chi cuadrado para muestras independientes. Para el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS 28.0 considerando un valor p < 0,05 estadísticamente significativo.
Resultados
Las características de la población estudiada se muestran en la Tabla 1, con diferencias significativas en todas las variables (p<0,05) entre ambos sexos excepto en la convivencia, actividad física y consumo de tabaco que, en todos los casos es superior en los hombres, pero sin diferencias significativas con respecto a las mujeres (p>0,05). Son significativas las diferencias por sexos en edad media, más alta en hombres; mayor proporción de hombres casados; en ambos sexos predomina la clase social III, pero los hombres, en mayor porcentaje desarrollan trabajo manual y las mujeres no manual y mayor proporción de hombres con trabajo a turnos. Las mujeres llevan en mayor porcentaje una alimentación saludable.
Tomando como referencia la edad de 50 años para valorar el envejecimiento, los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas (p<0,05) para los hombres en fragilidad valorada mediante el cuestionario de Frail: con mayores porcentajes de prefragilidad y fragilidad en ≥ 50 (Figura 1). No se observan diferencias significativas en hombres ni en mujeres por edad en el resto de variables relacionadas con su situación física, emocional ni en deterioro cognitivo (p>0,05) (Tabla 2).
La relación entre el envejecimiento asociado a la edad tomando como referencia la edad de 50 años y el tipo de trabajo desarrollado (manual/no manual) no muestra resultados estadísticamente significativos para los parámetros relacionados con fragilidad física, estado emocional y deterioro cognitivo (p>0,05) (Tabla 3).
El trabajo a turnos y/o nocturno no presenta una relación estadísticamente significativa respecto al envejecimiento asociado a la edad en ≥ 50 años en ninguna de las variables relacionadas con fragilidad física emocional y cognitiva (p>0,05) (Tabla 4).
Discusión
En este artículo se analiza el efecto del envejecimiento por edad partiendo de los 50 años como edad de referencia, con el objetivo de actuar en promoción de la salud y prevención primaria desde los servicios de prevención de las empresas. Las características de la población son las de trabajadores jóvenes, con edad media de 46años y con clara predominancia de hombres sobre mujeres. En ambos sexos se observan estilos de vida saludable, tanto alimenticios, más entre las mujeres, como en la práctica de actividad física regular, algo superior entre los hombres y en ambos sexos con escasa proporción de consumidores de tabaco.
Se valora el impacto del factor edad en relación con: su situación física, emocional y cognitiva.
Los resultados de nuestro estudio tan solo muestran significación estadística en la prevalencia de prefragilidad y fragilidad valorada con el cuestionario de Frail, con peores resultados para hombres ≥ 50 años, Trabajos previos realizados con este cuestionario muestran la utilidad de la escala FRAIL como el primer paso en un enfoque de atención escalonada para detectar la fragilidad en una comunidad, facilitando una intervención dirigida a retrasar potencialmente el deterioro y la discapacidad futura. Sin embargo, estos trabajos se han llevado a cabo en poblaciones geriátricas, de más de 65 años y resultan difícilmente comparables con una población laboral joven como la de nuestro estudio, donde el objetivo es anticiparse a los daños.
Sin embargo, nuestros resultados revelan que las primeras alteraciones son muy precoces y aconsejan, por ello actuar en prevención de forma temprana para evitar su evolución.
Existen diferentes escalas para valorar la fragilidad y se evalúa la idoneidad de cada una de ellas considerando la factibilidad (pacientes con la prueba completa), el tiempo de administración (tiempo dedicado a la administración de la prueba) y la concordancia entre escalas (índice de Cohen kappa entre instrumentos para detectar fragilidad). Los resultados comparativos realizados entre las diferentes escalas muestran que la escala FRAIL tiene una factibilidad media del 99,4% y un tiempo medios de administración cortos (90 segundos) lo que la hace útil para la práctica diaria del profesional37.
En nuestra población los resultados de prensión manual y circunferencia de gemelo no muestran diferencias significativas respecto a la edad, observándose en mujeres una tendencia en los dos grupos de edad a presentar una prensión manual baja pero que no empeora con la edad. Los estudios comparativos muestran que esta pérdida en la prensión es notoria en edades por encima de 60 años, tanto en hombres como en mujeres y sugiere que el ejercicio físico en la mediana edad es un factor protector contra el desarrollo futuro de sarcopenia y efectivo para mantener la fuerza muscular y el rendimiento físico, como concluyen Akune et al.
En nuestro trabajo no se observan diferencias significativas respecto a la influencia de la edad, por encima de los 50 años en las valoraciones emocionales de ansiedad, depresión y tampoco con relación al incremento de deterioro cognitivo; sin embargo, se observa una tendencia en ambos sexos en ≥ 50 años a presentar rasgos de ansiedad medios/altos. La bibliografía muestra que los trastornos depresivos y de ansiedad están asociados con el envejecimiento biológico prematuro o avanzado y, en consecuencia, con un impacto adverso en la salud somática y psíquica. Estudios de intervención como el Mood Treatment with Antidepressants or Running (MOTAR) han recopilado información sobre el envejecimiento biológico, salud mental, estado físico general, biomarcadores relacionados con el estrés metabólico y determinantes genéticos y alteraciones neurobiológicas en los procesos cerebrales con el objetivo de proporcionar una mejor comprensión del impacto de estos procesos y sus terapias sobre el envejecimiento biológico, el estrés metabólico y los indicadores neurobiológicos y para orientar un tratamiento médico más personalizado. La actuación preventiva, como la propuesta en nuestro estudio, realizada desde los SPRL puede ayudar a detectar las situaciones de riesgo y evitar su posterior avance y repercusiones38.
La literatura recoge que, el envejecimiento de la población laboral y su relación con la fragilidad conlleva un peor rendimiento laboral y un mayor absentismo y, por ello, que mejorar las condiciones de trabajo en personas de más edad supondría un retraso del envejecimiento39.
En envejecimiento relacionado con el tipo de trabajo, en nuestro estudio no se han obtenido resultados significativos, pero se observa cierta tendencia a prefragilidad valorada con el cuestionario de Frail en trabajadores no manuales (White collar) al aumentar la edad ≥ 50 años). Hay pocos estudios publicados sobre el impacto del envejecimiento por la edad en relación con el tipo de trabajo desarrollado. Probablemente la mejor referencia sea la Encuesta Longitudinal Ocupacional de Salud de Suecia (SLOSH) en personas con empleo remunerado de 16 a 64 años estratificada por condado, sexo y ciudadanía. Teniendo en cuenta la proporción cada vez mayor de personas mayores en la sociedad, es una pregunta interesante si las demandas de trabajo psicosocial aumentan o disminuyen con el envejecimiento y son un factor central en la investigación sobre el estrés laboral ya que implica la necesidad de trabajar rápido, de manejar tareas difíciles o de tener muy poco tiempo para las propias tareas.
En este estudio realizado en Suecia se observa una disminución de las demandas laborales psicosociales y la carga de trabajo físico a lo largo del tiempo y deja una impresión positiva del proceso de envejecimiento en la vida laboral. Los autores de este trabajo afirman que no es posible determinar el motivo de la disminución de las demandas laborales, pero es probable que una mayor experiencia con el envejecimiento haga que el individuo sea más competente en el manejo de las tareas laborales. El trabajo parece volverse más fácil con el tiempo. La observación de que el efecto es mayor en los grupos de mayor edad indica que, desde este punto de vista, la vida laboral es sostenible. También indica que una extensión temporal de la vida laboral bien podría ser aceptable para muchas personas, al menos para aquellas que todavía gozan de buena salud. Esto se acentúa aún más por la reducción de la fatiga con el tiempo. Es una pregunta interesante para el trabajo futuro determinar si la mejora observada en las demandas laborales psicosociales y la carga de trabajo físico también conduce a una productividad mejorada40.
Los resultados indican que las demandas psicosociales del trabajo y la carga física de trabajo disminuyen con el tiempo, lo que puede tener implicaciones para las discusiones sobre una vida laboral sostenible y de una extensión temporal de la vida laboral. Estas conclusiones tienen algunas limitaciones e implican la necesidad de replicación en otros estudios y con medidas objetivas41.
Nuestro estudio muestra resultados sin significación estadística entre el trabajo a turnos y las diferencias observadas en personas con el rango diferencial de edad de 50 años. Se observa, sin embargo, tanto en hombres como en mujeres que, a partir de los 50 años aumentan las situaciones de ansiedad y depresión, aunque como se comenta previamente sin significación estadística. Tampoco se han encontrado diferencias significativas en trabajos similares realizados en un colectivo de personal sanitario con trabajo a turnos en su salud física, psicológica, relaciones sociales y medio ambiente, capacidad de trabajo o problemas para dormir, tal y como afirman Jordakieva et al.
La bibliografía científica afirma que, el trabajo por turnos puede tener consecuencias físicas, mentales y de seguridad entre los trabajadores42. No obstante, se admite la posible asociación entre el trabajo por turnos o nocturno y el deterioro cognitivo, aun admitiendo la coexistencia de factores laborales y extralaborales que dificultan establecer la relación de causalidad. En todos los casos se considera prioritario actuar en prevención del deterioro cognitivo en los trabajadores por turnos, lo que puede contribuir a facilitar el envejecimiento activo en ámbito laboral, al tiempo que proporciona beneficios para el sistema de salud pública43.
Vista la evolución de la fuerza laboral en todos los países y el incremento de adultos mayores que prolongan su actividad hasta edades cada vez más avanzadas la literatura actual propone incrementar la investigación en prevención del deterior físico y cognitivo de los adultos mayores que trabajan, centrado en la intersección del funcionamiento cognitivo y el trabajo, la reserva cognitiva, y las influencias ambientales en el funcionamiento intelectual, y el modelo de demandas de trabajo-recursos. Destacando la importancia del ajuste persona-entorno, y sus implicaciones prácticas para el campo de la psicología de la salud ocupacional. Esto afecta de forma especial al personal sanitario de los SPRL contando con los medios e instrumentos utilizados en este trabajo, lo que aportará información para su prevención, un primer diagnóstico y la puesta en marcha de actividades dedicadas a su control y seguimiento.
Son fortalezas de este trabajo el estudio de factores de riesgo de fragilidad física y cognitiva en población laboral de mediana edad con la finalidad de actuar desde vigilancia de la salud para la integración de un envejecimiento activo en las empresas. Se trata además, de herramientas validadas, sencillas, económicas y de fácil integración en las actividades del día a día del médico y enfermero del trabajo.
Son debilidades del estudio el tamaño muestral, su desigualdad por sexos y la edad joven de la población estudiada en la que aún no se han instaurado signos de fragilidad, pero que orienta sobre parámetros que sirven de estimación de prefragilidad y su posterior evolución a fragilidad desde las empresas.
Conclusiones
Existe una relación entre el envejecimiento asociado a la edad y la presencia de prefragilidad y fragilidad valorada con el cuestionario de Frail en hombres ≥ 50 años.
La prensión manual, la circunferencia del gemelo, la estimación de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo con los cuestionarios de Ansiedad E-R, de Beck y de Pfeiffer no muestran resultados significativos en la población laboral estudiada relacionándolos con la edad, tanto en hombres como en mujeres.
No se observa relación significativa entre el envejecimiento por edad y el tipo de trabajo desarrollado.
No se observa relación significativa entre el envejecimiento por edad y el trabajo a turnos en la población estudiada.
Es necesario incrementar la investigación en el diagnóstico precoz de alteraciones psicofísicas y emocionales asociadas al envejecimiento por edad en población laboral para actuar en prevención desde las empresas.