INTRODUCCIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Para el diagnóstico en niños y adolescentes se han utilizado diversas medidas antropométricas y corporales siendo el indicador más sencillo el índice de masa corporal (IMC). Este se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de la talla en metros (1,2).
La obesidad constituye uno de los problemas de salud pública más importantes y de tendencia creciente (sobre todo en países desarrollados), estableciéndose como una de las grandes epidemias del siglo XXI. De 1975 a la fecha las tasas de obesidad casi se han triplicado. En el grupo de 5 a 19 años de los niños, niñas y adolescentes el 33,6 % se encuentra con sobrepeso u obesidad, y el 7,3 % en el grupo de menores de cinco años (3).
Teniendo en cuenta lo anterior, uno de los mayores desafíos de la salud pública será, el tratamiento de la obesidad. La obesidad es considerada una enfermedad crónica y multifactorial (como lo es el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal). Además, la escasa actividad física que realizan los niños, niñas y adolescentes, desemboca en una vida sedentaria y hábitos alimenticios no saludables que agravan el problema (4).
Sin embargo, las causas de la obesidad en el periodo de la infancia a la adolescencia no son solo en cuestión de los estilos de vida, como el sedentarismo y la ingesta calórica excesiva en comparación con el gasto calórico. También existen factores como la motivación para la adquisición de hábitos saludables como lo es la actividad física (5).
Existe un sólido respaldo científico de que la práctica regular de actividad física, en adecuada forma e intensidad, ayuda en la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas. Por lo tanto, un estilo de vida saludable se relaciona positivamente con el desarrollo y crecimiento en dichas etapas (4,6).
Hoy en día, se busca que cualquier tipo de trabajo físico desde edades tempranas, sea con el mínimo esfuerzo o incluso si es posible excluido, estimando que el 81 % de la población de adolescentes en edad escolar en el mundo no realizan suficiente actividad física en las intensidades recomendadas y el 55 % de los niños entre 8 y 11 años no realizaba actividad física fuera de la escuela, creando así un comportamiento sedentario, poca motivación para la práctica deportiva y diversas dificultades para adquirir hábitos saludables, favoreciendo así el deterioro de la salud (7).
Se ha demostrado que por muy completa y eficaz que pueda ser la combinación de una actividad física adecuada y la restricción calórica en la disminución de problemas metabólicos como la obesidad, más del 50 % de los individuos que pierden peso lo recuperará en los próximos 12-30 meses, esto por la falta de apego al nuevo estilo de vida saludable, y la poca autoeficacia para persistir en el proceso, por lo que las intervenciones para el tratamiento de la obesidad deberían incorporar un componente conductual, de motivación y comportamental (8).
Estos datos señalan la necesidad de incluir factores intrínsecos como las creencias, la motivación y el comportamiento para mejorar las conductas hacia los estilos de vida saludables, como la actividad física de los niños, niñas y adolescentes, la autoeficacia basada en la teoría social cognitiva juega un papel fundamental en este campo, ya que permite transformar la creencia que tiene el individuo, en acciones determinadas para el logro de sus objetivos y metas positivas en una situación específica como lo es la adherencia a algún programa de intervención que mejore su salud (9).
Esta teoría plantea el juicio que posee el individuo sobre su competencia, motivación y capacidad para hacerle frente de forma satisfactoria a circunstancias o retos de la vida, siempre por su propia convicción, por lo cual, la autoeficacia, funciona como un indicador de adherencia al cambio y por consiguiente a un estilo de vida saludable, entre ellos, la actividad física (10).
Por consiguiente, los niños, niñas y adolescentes que muestran elevados niveles de autoeficacia son las que se comprometen más con el cambio y el cumplimiento de las actividades físicas.
Teniendo en cuenta que, en la actualidad, el tratamiento de la obesidad mediante intervenciones que contemplan la práctica de actividad física es una cuestión muy estudiada, aún genera debate y polémica, hacia los aspectos internos del propio niño o adolescente.
Por tal motivo el objetivo de la presente revisión sistemática es analizar las características de los programas de actividad física que mejoren la autoeficacia en niños y adolescentes con obesidad.
METODOLOGÍA
ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA
Se ha realizado una revisión sistemática de diseño observacional, descriptiva de publicaciones relacionadas con la temática; para la búsqueda bibliográfica se emplearon bases de datos con publicaciones en el campo de las ciencias de la Salud, particularmente PubMed, ERIC y Redalyc; así como Google Académico. Se puso como límite temporal en la búsqueda publicaciones desde el 2012 hasta la actualidad (2022).
Los descriptores utilizados en las bases de datos en inglés fueron “physical activity program”, “training program”, “auto efficacy”, “children”, “teenagers” y “obesity”; así como los utilizados en castellano han sido “programa de actividad física”, “programa de entrenamiento”, “autoeficacia”, “niños”, “adolescentes”, “obesidad”. Para relacionar los criterios de búsqueda se utilizó el operador “AND” y “OR”.
Para la inclusión de trabajos en la presente revisión sistemática se han tenido en cuenta los siguientes criterios: artículos originales de libre acceso, publicados en inglés y en español en los últimos 10 años; en una muestra de niños, niñas y/o adolescentes de 6 a 19 años, con sobrepeso u obesidad sin otras comorbilidades; que describieran las características del programa de ejercicio administrado, y que hayan sido intervenidos con programas de actividad física que mejoren la autoeficacia.
CRITERIOS DE SELECCIÓN
Para el diseño del diagrama de flujo (Fig. 1) se utilizó la declaración más actualizada de PRISMA (11), como referencia para su diseño, donde se incluye la identificación (3.527 artículos), evaluación (824 artículos), elegibilidad (169 artículos) e inclusión (10 artículos).
La selección de los artículos se realizó a partir de la revisión de los títulos y los resúmenes (PubMed 6; ERIC 14; Redalyc 17; Cochrane 120 y Google Académico 3,399), a través de las palabras clave empleadas, de los cuales se extrajeron las características de los programas de ejercicio físico aplicados y los hallazgos principales sobre la autoeficacia. Finalmente, de los artículos anteriores, se obtuvieron un total de 6 publicaciones que se ajustaban al resto de criterios de elegibilidad aplicados, cuatro de ellos en lengua española y dos en inglés.
EVALUACIÓN DE LA CALIDAD METODOLÓGICA
La evaluación de la calidad de los estudios se realizó mediante la escala de PEDro (12) en su versión para el idioma español. La escala representa once ítems, basada en la técnica de consenso de expertos de la lista Delphi desarrollada por Verhagen y colaboradores. El ítem 1 permite identificar la relación de la validez externa y no se contabilizó porque no se utiliza para el cálculo de la puntuación en la escala PEDro. La validez interna se encuentra en los ítems 2 y 9. Los ítems 3, 5, 6 y 7 no se tomaron en cuenta debido a que el cegamiento no está relacionado con el diseño y procedimiento de medición de las variables, por lo que se consideraron seis ítems para el análisis de la calidad metodológica de los documentos. Y en los ítems 10 y 11 permite analizar e interpretar de forma apropiada la información estadística realizada por los autores. Se consideró que los estudios tuvieron validez interna, ya que, miden lo que deben medir de acuerdo al diseño, procedimiento de las variables y método de análisis (Tabla I).
RESULTADOS
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS ESTUDIOS REVISADOS
Siguiendo los criterios de búsqueda citados en el apartado anterior, se incluyeron estudios con diseño cuasiexperimental y experimental, en algunos casos con grupos control y aleatorio.
Además, los estudios seleccionados (n = 10) presentaban las siguientes características: muestra de niños y niñas entre 6 y 19 años, sin problemas de salud o enfermedades crónicas; fueron implementados en escuelas o instancias educativas o de investigación; y la duración de las intervenciones varió de 16 a 64 semanas.
Se realizó una evaluación de la muestra de artículos excluyéndose de los resultados de la presente revisión: 2.703 artículos; por “título o idioma”, 645 por “diseño, tipo de investigación, ausencia de la variable de autoeficacia en la actividad física y artículos restringidos” y 169 por la “edad o sujetos sin la exposición de obesidad”. Así, al término del proceso de selección fueron incluidos seis artículos en los cuales se llevaban a cabo programas de intervención donde tomaba un papel importante la actividad física como factor clave en el proceso de mejorar la autoeficacia hacia la actividad física y la pérdida de peso en niños o adolescentes con obesidad.
La información se clasificó por: autor y año de publicación; muestra; instrumento que midió la autoeficacia; diseño del estudio; características del programa de intervención; resultados sobre la autoeficacia; país (Tabla II).
En la tabla II se muestran los principales resultados de la intervención, instrumentos que miden la autoeficacia y las características de los programas de actividad física aplicados en esta revisión; los participantes en los estudios fueron de ambos sexos y se dividieron en grupos de control y experimental, con un intervalo de 16 hasta 508 participantes por grupo. Las edades oscilaron entre 6 y 18 años. Los instrumentos que midieron la autoeficacia fueron diversos autores (13-17) los cuales aplicaron cuestionarios, inventarios y escalas.
Las características identificadas en los programas de actividad física se relacionan con actividades estructuradas, recreativas, deportivas, juegos tradicionales, entrenamiento de fuerza y de exergaming (juegos de vídeo), donde se resalta que son los exergaming las intervenciones más efectivas. Se identifica que la duración oscila desde 10 semanas hasta 64, con una frecuencia de 1 a 3 días por semana lo cual suele ser importante para mayor adherencia y autoeficacia en los niños y adolescentes.
Los países identificados con este tipo de intervenciones fueron: México, Belén de Heredia, España, Australia y Centro Sur de los Estados Unidos (Tabla III).
DISCUSIÓN
La presente revisión sistemática demuestra que las intervenciones que incluyen la autoeficacia son más efectivas en la prevención y disminución del sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes. Se aclara que, aunque la metodología de intervención pudiera ser diversa, el simple hecho de incluir la autoeficacia, mejora la adherencia al programa, así como el gusto y disfrute por la misma. Son pocos los estudios que consideran ambas variables en niños y adolescentes con obesidad, ya que dentro de la revisión solo fueron 10 estudios los seleccionados en esta población.
En las intervenciones realizadas por diferentes autores se muestran las características aplicadas de cada programa de actividad física para niños y adolescentes con obesidad. Estas fueron comparadas con la Organización Panamericana de la Salud (18), Organización Mundial de la Salud (19) y American College of Sports Medicine (20,21), para identificar si cumplen con lo mínimo requerido de una prescripción de actividad física correcta y adecuada para la edad, obteniendo así beneficios en su salud, en la composición corporal, capacidades físicas y aspectos comportamentales como lo es la autoeficacia.
Jáuregui y cols. (22), Alberga y cols. (23), Lubans, Morgan y Callister (24) y Kyle, Hernández, Regial y Morales (10) reportan 24 semanas de trabajo de actividad física, con dos a tres días a la semana de intervención. Siendo suficiente para lograr cambios significativos en los adolescentes con obesidad, específicamente en la mejora de la autoeficacia para la actividad física, trabajo de resistencia, así como el apego y la continuidad al programa.
De la misma forma, Gómez, Platas y Pineda (25) refieren que los programas que incluyen la actividad física mejora no solo la autoeficacia en la misma, sino también el apego a los hábitos alimenticios saludables y la superación de barreras.
Por lo cual, el artículo reporta que la temporalidad con la que se trabajo fue suficiente para modificar los niveles de manera positiva en la autoeficacia percibida, esta como mediador positivo de la conducta. Referente a la duración y frecuencia del programa, lo mismo reporto Kyle, Hernández, Regial y Morales (10) donde su intervención tuvo una duración de 28 semanas, con dos días de práctica, identificando cambios positivos en la autoeficacia y en variables de comportamiento. Por lo contrario, Smith y cols. (26), Chen y cols. (27) y Krause y Jenny (28) solo consideraron 10 y 8 semanas de trabajo con la misma población, con un día de práctica, lo cual reporta beneficios en la conducta hacia la actividad física. Se puede suponer que pudiera deberse a la actividad física programada, la cual fue con juegos de vídeo y actividades de salud no estructuradas (boxeo, circuitos y yoga). Así mismo, el estudio que reporto una temporalidad de aplicación más amplia fue el de Gómez, Platas y Pineda (25), donde refiere una duración de 64 semanas con tres días de práctica, reportando a corto y largo plazo beneficios en la autoeficacia y otras variables asociadas.
Por otro lado, dentro de las actividades implementadas se destacan las más controladas y estructuradas, ya que los niños con obesidad pueden obtener un progreso en el factor de superación de barreras de la variable de autoeficacia percibida hacia la actividad física y hábitos saludables (10,29). Las actividades recreativas de juegos tradicionales y de salud, son planteadas por tres autores. Estos indican que lo propuesto es con la finalidad de mayor adherencia a los programas, añadiendo el criterio de multidiverso para evitar monotonía y aburrimiento en el participante (10,21,23). Respecto a lo anterior que aborda las diferencias en las intervenciones y diseños de actividades, Krause (28) propone una metodología diferente e innovadora, implementando las actividades de exergaming, las cuales incluyen videojuegos y máquinas de baile, en el cual se reportó un aumento en la autoeficacia para la actividad física, particularmente en los niños con obesidad, lo que indica que pueden tener una opinión positiva acerca de este tipo de actividad física (29).
Así en la revisión reportada por Angawi y Gaissi (30) sobre los programas que ayudan a la disminución de peso en la etapa infantil, encontraron que el 50 % de los estudios refieren que los programas deberían ser mixtos, es decir, que incluyan aspectos de autocuidado y autoeficacia, ya que son los que reportan mayores cambios durante la intervención y con un seguimiento a largo plazo. Esto lo refieren de igual manera García y cols. (9) y Mancipe y cols. (31) y Staiano (32) donde mencionan que los programas deben incluir aspectos motivacionales ya que los escolares con baja autoeficacia para la práctica de actividad física tienen mayor probabilidad de ser inactivos físicamente.
CONCLUSIONES
A diferencia de otros padecimientos de salud, el sobrepeso y la obesidad ha sido ampliamente estudiado. Existe abundante evidencia empírica que lo relaciona con muchas variables, tanto de alimentación, composición corporal, como condición física, para la disminución del peso, sin embargo, es poca la evidencia que incluye aspectos psicológicos y conductuales como la autoeficacia.
Es importante identificar lo que incluyen los programas orientados a la mejora de la autoeficacia en la etapa de la infancia, y sus características principales para el cuidado de la salud de manera integral. Lo rescatable de esta revisión sistemática es que hay muy poca evidencia de programas que trabajen con población en riesgo (obesidad infantil) y que esté orientada a mejorar la autoeficacia del individuo, ya que en la literatura encontramos una diversidad de recomendaciones hacia la práctica de ejercicios físicos, pero no incluyen aspectos intrínsecos motivacionales, o bien de autocuidado y eficacia. Esto nos permite comprender las dificultades prácticas reportadas en otros donde los instrumentos aplicados y la metodología empleada, nos llevan a la conclusión de considerar en futuros estudios variables como autoestima, auto imagen y apoyo social de los niños con obesidad y sus familias.
Por este motivo, es relevante no sólo conocer la literatura al respecto, sino, además, adentrarse en las características y particularidades de cada grupo, como un paso previo necesario para delimitar variables clave en el abordaje de esta condición, y así mismo diseñar planes y programas más integrales, donde incluyan todos los aspectos mencionados en esta investigación.