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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.79 no.12  dic. 2004

 

ARTÍCULO ORIGINAL 


ENFERMEDAD DE BEHÇET OCULAR. ESTUDIO RETROSPECTIVO 

OCULAR BEHÇET DISEASE. RETROSPECTIVE STUDY

TORRES RM 1, YÁÑEZ B 2, HERRERAS JM 3, CALONGE M 4

 

RESUMEN

Objetivo: Estudiar las características clínicas, pronóstico visual y respuesta terapéutica a fármacos inmunosupresores en pacientes con Enfermedad de Behçet Ocular (EB).
Pacientes y método:
Estudio retrospectivo desde Mayo de 1996 a Mayo de 2003, donde fueron analizadas las historias clínicas de 17 pacientes (33 ojos) con enfermedad de Behçet.
Resultados:
La relación entre hombre/mujer fue de 12/5. Las manifestaciones extraoculares más frecuentes fueron las úlceras orales (100%) y lesiones cutáneas (88%). A nivel ocular: uveítis anterior en un 59%, uveítis posterior en 76% y panuveítis en un 88%. La agudeza visual mejoró en 11 (33,3%) ojos, se mantuvo estable en 18 (54,5%) ojos y cuatro (12,1%) ojos perdieron dos líneas o más de visión. El tratamiento más utilizado fue con colchicina y ciclosporina (59%). Siete (41,1%) pacientes tuvieron que recibir tres fármacos simultáneamente.
Conclusiones:
La EB puede producir pérdida irreversible de la visión, sin embargo el pronóstico visual es bueno (85%) de mediar tratamiento inmnosupresor.

Palabras clave: Uveítis, enfermedad de Behçet, inmunosupresores, tratamiento.

SUMMARY

Objective: To study clinical features, visual prognosis and response to immunosuppressive drugs in patients with ocular Behçet Disease (BD).
Patients and methods:
clinical data of 17 patients (33 eyes) were retrospectively reviewed from May 1996 to May 2003.
Results:
The male/female ratio was 12/5. The commonest manifestations were oral ulceration (100%) and skin lesions (88%). Anterior uveitis was present in 59%, posterior uveitis was in 76% and panuveitis was in 88.1%. Visual acuity improved in 11 (33.3%) eyes, remind stable in 18 (54.5%) eyes and four (12.1%) eyes lost two or more lines. Main drug therapy consisted of colchicine and cyclosporine (59%). Seven patients had received three drugs simultaneously.
Conclusions:
BD can lead to an irreversible visual loss; however, the visual prognosis is good (85%) if immunosuppressor treatment is implemented (Arch Soc Esp Oftalmol 2004; 79: 599-604).

Key words: Uveitis, Behçet’s disease, immunosuppressors, treatment.


Recibido: 7/4/04. Aceptado: 17/12/04.
Unidad de Inmunología Ocular. Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada. Universidad de Valladolid. Valladolid. España. 
1 Licenciado en Medicina.
2 Doctor en Medicina.
Los autores manifiestan no tener interés ni haber recibido apoyo económico para la realización de este trabajo.

Correspondencia:
J.M. Herreras
Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA)
Edificio de Ciencias de la Salud
Avda. Ramón y Cajal, nº 7
47005 Valladolid
España
E-mail: herreras@ioba.med.uva.es

 

INTRODUCCIÓN

La enfermedad de Behçet (EB) es una afección inflamatoria sistémica de etiología incierta caracterizada clásicamente por producir ulceraciones orales, genitales, inflamación intraocular y lesiones cutáneas, aunque también puede afectar otras partes del organismo (1-4). A nivel ocular, puede desarrollar uveítis anteriores, con o sin hipopión, vasculitis retiniana con afectación de venas, arterias y vasos de la coroides, panuveítis recurrentes (5) y menos frecuentemente, alteraciones de la superficie ocular (1,2,4-6).

La EB presenta una distribución mundial con una incidencia variable, siendo más frecuente en países del Mediterráneo y de la costa de Asia (1,2,7). También es dispar la afectación entre hombres y mujeres, siendo más frecuente en los primeros entre la tercera y cuarta década de la vida (7,8). Las personas portadoras del alelo de histocompatibilidad HLA B51 tienen mayor predisposición a expresar la enfermedad y de que ésta sea más agresiva (5,8,9). Estos datos sustentan un origen multifactorial, donde tanto factores genéticos como ambientales y geográficos actuarían sobre el desarrollo de la enfermedad, a lo que también se agregan hipótesis infecciosas (2,5,9).

En el transcurso de la enfermedad pueden aparecer episodios recurrentes de oclusiones vasculares en la retina que afectan a la visión de forma seria e irreversible, por lo cual se han empleado diversos fármacos inmunosupresores para intentar controlar los brotes, que hasta el momento carecen de un tratamiento curativo, completamente efectivo y seguro. Teniendo en cuenta que la EB es relativamente frecuente en nuestro medio, su potencial gravedad y la falta de una homogeneidad terapéutica, se han analizado de forma retrospectiva las características clínico-epidemiológicas, el pronóstico visual y la respuesta terapéutica a fármacos inmunosupresores en 17 pacientes que presentaron EB y afectación ocular, en un medio geográfico determinado, con el fin de averiguar si estas características son similares a lo descrito en otros estudios.

PACIENTES Y MÉTODO

Se analizan de forma retrospectiva las historias clínicas de los pacientes con EB y afectación ocular diagnosticados entre mayo de 1996 y mayo de 2003, y atendidos en la unidad de Inmunología Ocular de nuestro centro. El criterio diagnóstico utilizado fue el establecido en 1990 por el «Grupo Internacional para el Estudio de la EB» (3).

Sólo fueron incluidas las historias clínicas de pacientes que tuvieran un seguimiento mínimo de 6 meses, en los que se analizaron los siguientes parámetros: sexo, edad, signos clínicos oculares y extraoculares, agudeza visual (escala de Snellen), tratamientos (tipo de fármacos, duración, respuesta y efectos adversos) y presencia del alelo de histocompatibilidad HLA B51.

RESULTADOS

De los 17 pacientes, 12 (71%) fueron varones y 5 (29%) mujeres. Todos fueron caucásicos y el HLA B51 fue positivo en 9 (52,9%). La edad media de presentación de la enfermedad fue de 27 años (rango entre 5-52). El seguimiento medio fue de 38 meses (rango entre 7 y 84 meses).

Las manifestaciones clínicas extraoculares se presentan en la tabla I, siendo más frecuentes las úlceras orales (100%), las lesiones cutáneas (88%) y las articulares (71%). 

El neuro-Behçet se desarrolló en 2 (12%) pacientes, ambos de sexo masculino. El test de patergia fue positivo sólo en 1 paciente. Las manifestaciones oculares se muestran en la tabla II, donde se observa que las más frecuentes fueron las uveítis anteriores (59%) (de las cuales sólo en dos pacientes fue detectado hipopión) y las vasculítis retinianas y vitritis (ambas 76%). Quince pacientes (88%) presentaron panuveítis.

 

En la tabla III se compara la agudeza visual inicial con la final, del grupo en general (sin discriminar tratamientos) y se observa que en 11 ojos (33,3%) mejoró (cuatro ojos pasaron de 0,9-0,5 a 1,0, uno pasó de 0,4-0,2 a 1,0, uno pasó de 0,4-0,2 a 0,9-0,5, cuatro pasaron de 0,1 a 0,9-0,5 y uno paso de 0,1 a 0,4-0,2), en 18 ojos (54,5%) se estabilizó y en cuatro ojos (12,1%) la agudeza visual se deterioró (tres pasaron de 1,0 a 0,9-0,5 y uno pasó de 0,9-0,5 a 0,4-0,2).

Todos los pacientes recibieron en algún momento esteroides de forma tópica, sistémica y/o periocular para reducir la intensidad de los brotes y posteriormente fueron retirados progresivamente. En la tabla IV se detallan los inmunosupresores utilizados y la duración media de los tratamientos (rango de 1 a 84 meses). La combinación de colchicina (1-2mg/día v.o.) y ciclosporina A (5 mg/kg/día) se utilizó inicialmente en 12 (70,6%) pacientes, en quienes se evaluó de forma bimensual la función renal, hepática y los niveles sanguíneos de ciclosporina. Ante una respuesta terapéutica insuficiente, en siete de éstos pacientes se debieron agregar los siguientes fármacos: azatioprina (2 mg/kg/d; 4 casos, 23,5%) o metotrexate (15-25 mg/semana; dos casos, 11,7%), o el micofenolato mofetilo (2 g/d; un caso, 5,9%). El clorambucilo (hasta un máximo de 8 mg/d) se reservó para casos de enfermedad retiniana severa, utilizándose en un total de seis casos (35,3%): como tratamiento inicial en cinco casos y en reemplazo de la combinación de ciclosporina-colchicina en un caso. En tres de los pacientes tratados con clorambucilo de forma inicial se obtuvo remisión, se pudo retirar el tratamiento, y éstos han mantenido inactividad de la enfermedad por un período de 12 meses (hasta la actualidad). En los pacientes tratados con clorambucilo se realizaron analíticas sanguíneas cada 6 semanas y en varones en edad fértil se recogió semen para almacenar en banco de esperma antes de comenzar el tratamiento. En general, los efectos adversos más comunes fueron gastrointestinales, cutáneos, neurológicos y la supresión de la médula ósea, pero sólo un paciente debió suspender el tratamiento (con Clorambucilo) por aplasia medular. Hasta el momento, en ningún paciente se ha detectado patología neoplásica.

DISCUSIÓN

La EB afecta frecuentemente los tejidos oculares y evoluciona de forma natural con brotes y recidivas, por lo que si no es correctamente tratada puede producir lesiones irreversibles que llevan a la pérdida de la visión (7,10). Se distribuye mundialmente, con una alta incidencia en ciertos países como Japón y Turquía en los cuales representa la uveitis endógena más frecuente, constituyendo una de las principales causas de ceguera (1,11). Si bien no existen pruebas de laboratorio específicas, y el diagnóstico de EB se establece siguiendo criterios clínicos (3-5,8), existe una asociación entre la presencia del alelo de histocompatibilidad HLA B51 y la predisposición inmunogenética a expresar la enfermedad (1,2,7). Esta asociación es variable en diferentes regiones geográficas, está en relación con la etnicidad y genotipo de la población estudiada (1,2,5,9) y su presencia también puede afectar la severidad con la que se exprese la enfermedad (8). En el presente estudio, los 17 pacientes fueron caucásicos y el HLA B51 fue positivo en un 52,9%, aproximándose a las series descritas en Japón (58%) (1) aunque no fue analizada la correlación entre presencia de HLA B51 y severidad de la EB. El test de patergia positivo es un dato más a considerar para establecer el diagnóstico, sobre todo en países del Extremo Oriente; sin embargo es poco frecuente en los países del área mediterránea y América (7,8) lo cual coincide con este estudio donde sólo fue positivo en un paciente de los 17.

En la mayoría de los trabajos se encuentra que la EB es más frecuente en el sexo masculino (4,7-9,12) al igual que en este estudio, aunque otros autores destacan que estas diferencias entre sexos se están atenuando, lo cual pueda reflejar un cambio en la naturaleza de la enfermedad (1,2,11).

La expresión clínica de la EB, tanto ocular como extraocular, encontrada en este estudio fue similar a lo descrito por otros autores (1,7,12). A nivel extraocular las aftas orales y las lesiones cutáneas resultaron las manifestaciones clínicas más frecuentes, mientras que la afectación neurológica se presentó en dos pacientes (12%). A nivel ocular la mayoría de los pacientes presentaron uveítis posteriores (76%), y 10 presentaron uveítis anterior (59%). La uveítis posterior, reconocida como la causa más importante de afectación visual, en este estudio se expresó en forma de vasculítis retinianas y edema macular cistoideo. Sin embargo, es de destacar que el pronóstico visual fue bueno, teniendo en cuenta la severidad de la enfermedad y los ataques, ya que 28 (85%) de los 33 ojos mantuvieron una agudeza visual de 0,5 o más.

El objetivo de cualquier terapia para la EB es prevenir la recurrencia de brotes agresivos de inflamación intraocular, para preservar la función visual y también controlar las manifestaciones extraoculares, para lo cual no existe un único fármaco, debiéndose combinar en general dos o más (13). En el presente estudio no se detalla el número de brotes, pero se toma a la agudeza visual como marcador de respuesta terapéutica a inmunosupresores en general, sin comparaciones entre ellos.

Los inmunosupresores comenzaron a utilizarse desde el año 1970 a causa de la pobre respuesta terapéutica a los corticoides y al observar que la asociación entre estas drogas resultaba más eficaz (14). Si bien pueden presentarse efectos adversos graves, éstos pueden prevenirse mediante un control estricto realizado por un oftalmólogo familiarizado con su utilización. En el presente estudio el tratamiento con ciclosporina A y colchicina fue el más utilizado para controlar la enfermedad, como primer escalón terapéutico, en concordancia con lo descrito por otros autores (4,7,8,10,12 ). Estas drogas también han sido asociadas a azatioprina, con buenos resultados para casos más severos (10). El metotrexato o el micofenolato mofetilo, junto a la colchicina y la ciclosporina también fueron utilizados para el tratamiento de la EB, aunque en este estudio son pocos los casos así tratados por lo que no se pueden extraer conclusiones al respecto. En total siete pacientes debieron ser tratados con tres drogas inmunosupresoras, a modo de un segundo escalón terapéutico. El clorambucilo (como única droga) fue usado en casos severos, con buena respuesta en acuerdo con otros estudios (1,2,10,15) y siendo la única droga que pudo inducir remisión de la EB. Existen otros fármacos utilizados para el tratamiento de la EB ocular, como el interferon a (2a ,2b) (16,17), el tacrolimus (FK506) (12) o el Infliximab (18) (anticuerpo anti-TNF) con resultados prometedores, pero que aún deben ser evaluados de forma comparativa en estudios prospectivos.

En conclusión, en el presente trabajo se describen las características de la EB en un medio geográfico determinado y finalmente se desea remarcar que, si bien la EB puede llevar a la ceguera, esto pude impedirse a través un tratamiento inmunosupresor enérgico y oportuno. Igualmente, aún existen casos refractarios a los tratamientos actuales, por lo que resulta necesario continuar evaluando diferentes tratamientos cada vez más eficaces y seguros.

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