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Revista Española de Enfermedades Digestivas

versión impresa ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.107 no.8 Madrid ago. 2015

 

TRABAJOS ORIGINALES

 

Concordancia diagnóstica entre la cápsula endoscópica y enteroscopia de doble balón en la hemorragia digestiva media en un centro de referencia

Diagnosis agreement between capsule endoscopy and double-balloon enteroscopy in obscure gastrointestinal bleeding at a referral center

 

 

Enrique Pérez-Cuadrado Robles1, Pilar Esteban Delgado1, Blanca Martínez Andrés1, Luis Eduardo Zamora Nava2, José Luis Rodrigo Agudo1, Silvia Chacón Martínez1, Emilio Torrella Cortes1, Jamal Shanabo1, Antonio López Higueras1, Eduardo Muñoz Bertrán1, Hacibe Hallal1, Rafael Latorre3, Octavio López-Albors3, Federico Soria4, Paloma Bebia Conesa1 y Enrique Pérez-Cuadrado Martínez1

1 Unidad de Intestino Delgado. Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Morales Meseguer. Murcia, España.
2 Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Méjico.
3 Departamento de Anatomía. Universidad de Murcia. Murcia, España.
4 Centro "Jesús Usón". Cáceres, España

Este trabajo ha sido financiado con el Proyecto 12024/PI/09 (Fundación Séneca, Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, España).

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción y objetivo: la capsula endoscópica y la enteroscopia de doble balón son técnicas de reconocido valor en el estudio de la hemorragia digestiva media, habiendo numerosos factores que pueden afectar a su rendimiento diagnóstico. El objetivo del presente estudio es el de caracterizar y definir los niveles de concordancia entre ambas focalizando en el tipo de lesión, en una gran cohorte de pacientes de un centro de referencia.
Material y método: entre los años 2004-2014 se administraron 1.209 cápsulas en 1.078 pacientes y se realizaron 381 enteroscopias en 361 pacientes con hemorragia digestiva media.
Resultados: en 332 pacientes (edad media: 65,22 ± 15,41, 183 hombres) se realizaron ambos procedimientos. Ambas técnicas tuvieron un rendimiento diagnóstico similar (70,5% vs. 69,6%, p = 0,9). El rendimiento diagnóstico global de la enteroscopia fue superior en pacientes con una cápsula previa positiva (79,3% vs. 27,9%, p < 0,001). La concordancia diagnóstica entre los resultados por cápsula y enteroscopia para cada lesión fue muy buena para pólipos (0,89 [95% IC: 0,78-0,99]), buena en las lesiones vasculares (0,66 [95% IC: 0,55-0,77]), tumores (0,66 [95% IC: 0,55-0,76]) y moderada para úlceras (0.56 [95% IC: 0,46-0,67]). Los divertículos (0,39 [95% IC: 0,29-0,5] tuvieron una concordancia razonable. Los resultados entre ambos procedimientos difirieron en 73 pacientes (22%).
Conclusiones: el presente estudio evidencia que aunque el rendimiento de la cápsula endoscópica y la enteroscopia de doble balón de forma global sean similares, hay numerosos factores que pueden modificar estos valores, siendo el principal el tipo de lesión.

Palabras clave: Enteroscopia. Hemorragia digestiva media. Cápsula endoscópica. Lesión de Dieulafoy. Angioectasia.


ABSTRACT

Background and aim: Capsule endoscopy and double-balloon enteroscopy are well-recognized procedures in obscure gastrointestinal bleeding, with many factors that may influence their diagnosis yield. The aim of the present study was to characterize the degree of agreement between both techniques with focus on the type of lesion in a large cohort of patients at a referral center.
Material and method: One thousand two hundred and nine capsules were administered in 1,078 patients and 381 enteroscopies were performed in 361 patients with obscure-gastrointestinal bleeding from 2004 to 2014.
Results: Both procedures were carried out in 332 patients (mean age: 65.22 ± 15.41, 183 men) and they have a similar diagnosis yield (70.5% vs. 69.6%, p = 0.9). Overall enteroscopy diagnosis yield was higher within patients with a previous positive capsule endoscopy (79.3% vs. 27.9%, p < 0.001). The degree of agreement was very good for polyps (0.89 [95% CI: 0.78-0.99]), good for vascular lesions (0.66 [95% CI: 0.55-0.77]) and tumors (0.66 [95% CI: 0.55-0.76]) and moderate for ulcers (0.56 [95% CI: 0.46-0.67]). Diverticula (0.39 [95% CI: 0.29-0.5]) achieved a fair agreement. The results of CE and DBE differed in 73 patients (22%).
Conclusions: The present study confirms that although overall diagnostic yield by capsule endoscopy and double-balloon enteroscopy is similar, there are many factors which can modify these values, mainly the type of lesion.

Key words: Enteroscopy. Obscure gastrointestinal bleeding. Capsule endoscopy. Dieulafoy's lesion. Angiodysplasia.


 

Introducción

La cápsula endoscópica (CE) y la enteroscopia de doble balón (EDB) han demostrado ampliamente su utilidad en la hemorragia digestiva media (HDM) de intestino delgado (ID) (1), aunque se ha descrito que ambas técnicas podrían dar falsos negativos en determinadas lesiones (2,3). Sin embargo, el nivel de concordancia diagnóstica entre ambas para cada tipo de lesión no está bien establecido, con distintas etiologías predominantes de HDM en el mundo occidental y oriental (4,5). En cuanto a la concordancia para los distintos tipos de lesión, la mayoría de estudios al respecto son series cortas, con escasa evidencia científica. Hay pocos metaanálisis que analicen este rendimiento diagnóstico de forma comparativa (6,7), siendo los divertículos y el sangrado sin lesión identificada demostrable las únicas lesiones con un rendimiento diagnóstico estadísticamente distinto entre ambas modalidades.

El objetivo del presente estudio fue el de evaluar la concordancia diagnóstica de ambas técnicas en un centro de referencia, analizando los distintos factores que podrían intervenir en estos valores.

 

Métodos

Pacientes

Se incluyeron todos los pacientes con diagnóstico de HDM en los que se realizó una CE y una EDB en nuestro hospital entre enero del año 2004 hasta abril de 2014. La HDM fue definida de acuerdo a la Sociedad Americana de Gastroenterología (8) y el tipo de hemorragia (manifiesta u oculta) fue considerado. En todos los pacientes se realizó una endoscopia digestiva alta y una colonoscopia sin hallazgos significativos que explicaran el sangrado, así como otras técnicas de imagen en muchos casos. Muchos de los pacientes fueron referidos a nuestro hospital desde otros centros. Los pacientes con un diagnóstico previo que pudiera explicar de forma clara la HDM, como la enfermedad de Crohn ya diagnosticada, fueron excluidos del estudio.

Definiciones

Se consideró una CE o EDB positiva cuando se detectó una fuente de sangrado que pudiera explicar la hemorragia, aun en el caso de que la lesión originaria no fuera identificada. Los hallazgos fueron considerados clínicamente significativos (positivos) si podían explicar el cuadro clínico del paciente. En caso contrario la prueba fue considerada negativa.

Las linfangiectasias, petequias, erosiones aisladas o cualquier entidad que no pudiera explicar la HDM del paciente fueron por tanto clasificadas como resultado negativo. Para ambas pruebas, cuando se diagnosticaron varias lesiones potencialmente causantes de la HDM, se consideró sólo la de más alto potencial hemorrágico para el análisis. Los hallazgos identificados por CE y/o EDB fueron categorizados en los siguientes grupos: lesiones vasculares, úlceras y/o erosiones múltiples, tumores, pólipos, divertículos y sangrado intraluminal sin lesión objetivada. Todos los pacientes dieron su consentimiento informado para realización de ambas pruebas. El Comité Ético del Hospital Morales Meseguer revisó y aprobó la realización del presente estudio.

Procedimientos: cápsula endoscópica y enteroscopia de doble balón

Se usó la CE para ID (Given Imaging Ltd, Yoqneam, Israel) con deglución del paciente en ayunas de al menos 8 horas o con introductor mediante endoscopia si fue necesario. La localización de la lesión fue determinada por el tiempo de tránsito respecto del píloro y/o Bahuin, considerándose el tiempo de paso gástrico e intestinal. Se definió una exploración total del ID cuando la CE alcanzó el ciego durante su tiempo de grabación y la limpieza fue suficiente. La lectura fue realizada por tres endoscopistas expertos (EPCM, ALH, HH). No fueron consideradas para el análisis las cápsulas realizadas durante el mismo periodo pero posteriores a la EDB del paciente.

La EDB fue realizada bajo sedación profunda o anestesia general. No se administró una preparación especial para el abordaje anterógrado excepto un ayuno en las 12 horas previas al procedimiento. Para el abordaje retrógrado se administró una preparación similar a la de la colonoscopia. Se emplearon tres tipos de enteroscopios con distintos canales de trabajo, grosor del endoscopio y sobretubo, EN-450p5, EN-450t5 and EN-580T (Fuji Film® Saitama, Japón). El abordaje (anterógrado, retrogrado), la localización de la lesión y el tiempo del procedimiento fueron considerados. La elección del abordaje anterógrado o retrógrado en primera intención se basó en la presentación clínica y en los datos obtenidos mediante CE. Cuando el abordaje idóneo no estaba claro se prefirió la vía oral. La EDB la realizaron tres endoscopistas expertos (EPCM, JS, PED) que conocían los resultados de la CE previa. La inyección con tatuaje se realizó de forma sistemática para marcar la distancia máxima del ID explorado y/o la localización de la lesión. Finalmente, las complicaciones asociadas a ambas técnicas fueron recogidas.

Análisis estadístico

Las variables categóricas fueron comparadas con el χ2; o el test exacto de Fischer. Las variables continuas de distribución normal y no-normal se analizaron por el test de la t de Student y test de la U de Mann-Withney respectivamente. El test de McNemar fue empleado para analizar los datos apareados. Un valor de la p < 0,05 fue considerado estadísticamente significativo. Por último, la concordancia diagnóstica entre los resultados de la EDB y CE fue definida como la identificación del mismo tipo de lesión por ambos procedimientos para el mismo paciente y proceso. El nivel de acuerdo diagnóstico se ha evaluado por medio del índice kappa con un intervalo de confianza (IC) del 95% interpretando sus valores como sigue: 0 a 0,19 (escasa), 0,2 a 0,39 (razonable), 0,4 a 0,59 (moderada), 0,6 a 0,79 (buena) y 0,8 a 1 (muy buena). Se empleó el paquete estadístico SPSS v.21 (IBM, SPSS Inc., Chicago, IL, USA).

 

Resultados

Cápsula endoscópica y enteroscopia de doble balón

Los distintos procedimientos realizados están presentados en un flujograma en la figura 1. Durante el periodo 2004-2014 se realizaron 1.768 capsulas, de las cuales 1.209 (68,4%) fueron en 1.078 pacientes por HDM manifiesta (n = 249, 23,1%) u oculta (n = 829, 76,9%). Nueve de las mismas fueron ubicadas en ID con introductor mediante endoscopia (AdvanCE® delivery device, US endoscopy, Ohio, USA). Setenta y una pruebas (5,9%) se consideraron insatisfactorias debido a complicaciones como retención de la CE (n = 34) o fallo técnico (n = 12) así como a mala preparación (n = 25). La retención fue a nivel de ID en 10 casos debido a estenosis por enfermedad de Crohn (n = 6), tumores (n = 3) o adherencias (n = 1) que se resolvieron mediante EDB (n = 5), cirugía (n = 2) o espontáneamente (n = 3). El resto de retenciones fueron a nivel de estómago (n = 20) y esófago (n = 4) resolviéndose con la retirada de la cápsula mediante endoscopia digestiva alta (n = 14) o de forma espontánea (n = 10). Dado que parte de las cápsulas insatisfactorias fueron repetidas, finalmente sólo se consideraron nulas en 41 pacientes (3,8%).

 

 

En el mismo periodo de tiempo, en 621 pacientes se realizó una EDB en nuestro centro, siendo en 361 de ellos (58,1%) por HDM. Se realizaron 381 EDB empleando un abordaje anterógrado (n = 277, 76,7%), retrógrado (n = 64, 17,7%) o combinado (n = 20, 5,5%). El tatuaje fue realizado en el 85,7% del total de pacientes. En cuanto a las complicaciones derivadas de la técnica, hubo 2 perforaciones y una pancreatitis aguda (9). Todos los pacientes se recuperaron con manejo conservador excepto uno en el que una perforación en sigma al inicio del procedimiento requirió manejo quirúrgico urgente.

Análisis comparativo entre ambas técnicas

Si se tiene en cuenta el abordaje combinado con ambas técnicas, se realizaron los dos procedimientos en 332 pacientes (edad media: 65,22 ± 15,41 años, 183 hombres) con una mediana de tiempo de 30 días (rango: 0-352) entre ambas. En 37 pacientes (11,1%) se realizó la EDB con un intervalo de tiempo superior a los 90 días debido a las siguientes razones: retraso de procedimiento por alto riesgo anestésico (n = 15), rechazo inicial del paciente (n = 9), otros motivos (n = 13). Con respecto a la CE, los tiempos medianos de tránsito gástrico e intestinal fueron de 18 (rango: 1-480) y 237 (rango: 28-518) minutos, respectivamente. La exploración total de ID con CE se obtuvo en 298 pacientes (89,8%). La mediana de tiempo de la EDB fue de 75 minutos (rango 7-220) y sólo en 18 pacientes (5,4%) la enteroscopia fue completa. La mayoría de los pacientes sin una CE en los que se realizó EDB directamente fue por HDM masiva y/o urgente, alteraciones post-quirúrgicas o contraindicaciones a la CE.

El rendimiento diagnóstico global para la detección de hallazgos positivos por la EDB fue superior en pacientes con una CE positiva previa respecto de los que tenían una CE negativa (79,3% vs. 27,9% respectivamente, p < 0,001), siendo también significativo este dato para la detección de lesiones de ID (79,5% vs. 46,9%, respectivamente, p < 0,001). El rendimiento diagnóstico global para hallazgos positivos fue estadísticamente superior en la CE respecto a la EDB (81,6% vs. 69,9% respectivamente, p < 0,001) (tabla I). La CE detectó 234 lesiones de ID en 271 hallazgos positivos, por lo que 37 pacientes (13,6%) tuvieron un sangrado evidenciado para la CE sin lesión causante identificada. De entre estos 37 pacientes, en 29 se confirmaron por EDB los siguientes hallazgos: angiodisplasia (n = 12), lesión de Dieulafoy (LD) (n = 8), úlcera (n = 4), tumor o pólipo (n = 1), divertículos (n = 1), varices yeyunales (n = 1), malformación arteriovenosa (n = 1) y sangrado sin lesión objetivada (n = 1). Los restantes 8 pacientes con un sangrado sin lesión identificada en CE tuvieron una EDB negativa. Por lo tanto, si consideramos sólo los hallazgos positivos con una lesión causante evidenciada, la CE y la EDB tuvieron rendimientos diagnósticos similares (70,5% vs. 69,6%, p = 0.9) (tabla II).

 

 

 

Los resultados entre la CE y la EDB difirieron en 73 pacientes (22%) (56 con CE-positiva y EDB-negativa y 17 con CE-negativa y EDB-positiva). Los 56 pacientes con CE-positiva y EDB-negativa, la CE diagnosticó angiodisplasias (n = 22, 39,28%), úlceras (n = 17, 30,4%), tumores (n = 6, 10,7%), pólipos (n = 2, 3,6%), divertículos (n = 1, 1,8%) y sangrado sin lesión identificada (n = 8, 14,3%). La mayoría de estas lesiones (n = 50, 89,3%) eran de localización yeyunal y la vía de abordaje fue oral en 45 casos (80,4%). El tiempo entre la CE y EDB en estos 56 falsos negativos de la EDB no fue significativamente distinto con respecto al total de pacientes (mediana: 31, rango: 2-310 días). Es interesante destacar, que en 5 pacientes (29,4%) en los que la CE vio una o más úlceras, la EDB describió la presencia de erosiones aisladas no significativas interpretándose la técnica como resultado negativo. Así mismo, en 6 pacientes (27,3%) en los que la CE evidenció una o más angiodisplasias, la EDB describió la presencia de un punteado hemático mínimo o petequias aisladas, considerándose insuficiente para explicar la HDM y clasificándose también como resultado negativo. Por otro lado, entre los 17 pacientes con CE-negativa que tuvieron un hallazgo positivo en la EDB fueron diagnosticados mediante esta técnica como sigue: angiodisplasias (n = 5, 29,4%), úlceras (n = 4, 23,5%), tumores (n = 5, 29,4%), divertículos (n = 2, 11,8%) y LD (n = 1, 5,9%). Así mismo, en la CE se observaron datos de subestenosis en 4 casos, mientras que se confirmó una estenosis en sólo uno de ellos por EDB.

Una comparación entre los hallazgos diagnósticos por ambas técnicas se detalla en la tabla III. Todas las lesiones fueron localizadas con ambos procedimientos con una tasa similar y los únicos hallazgos con una diferencia estadísticamente significativa en sus rendimientos diagnósticos por CE y EDB fueron el sangrado sin lesión identificada (11,1% vs. 0,3% respectivamente, p < 0,001) y la LD (0,9% vs. 3,6% respectivamente, p = 0,004). La angiodisplasia fue la lesión de ID identificada más frecuentemente en ambas técnicas (43,1% vs. 41,9%). Las úlceras se detectaron en el 12,7% de los pacientes con CE y el 9,9% de los mismos mediante EDB, pero esta diferencia no fue significativa (p = 0,1). En cuanto a los tumores, CE y EDB tuvieron 7 y 8 falsos negativos respectivamente (30,4% vs. 33,3%, p = 0,8).

 

 

De forma general, el índice kappa para hallazgos positivos fue moderado (0,41 [95% IC: 0,31-0,51]). Sin embargo, el nivel de concordancia diagnóstica entre los resultados por CE y EDB para cada lesión obtuvo resultados más dispares, siendo muy buena para pólipos (0,89 [95% IC: 0,78-0,99]), buena en las angiodisplasias (0,73 [95% IC: 0,62-0,84]) y tumores (0,66 [95% IC: 0,55-0,76]), y moderada para úlceras (0,56 [95% IC: 0,46-0,67]). Los divertículos (0,39 [95% IC: 0,29-0,5]), y la LD (0,39 [95% IC: 0,31-0,48]) tuvieron una concordancia razonable entre ambos procedimientos.

 

Discusión

En el presente estudio se describe la concordancia diagnóstica entre la CE y EDB en una serie de 332 pacientes con HDM, reflejándose una alta rentabilidad diagnóstica en ambos procedimientos evaluados por separado (81,6% vs. 69,9%). A pesar de que, de forma global, el nivel de concordancia ha sido moderado para hallazgos positivos, se ha constatado cierta variabilidad para cada tipo de lesión, obteniendo el mayor grado de acuerdo en el caso de pólipos (k = 0,89), lesiones vasculares (k = 0,66) y tumores (k = 0,66).

La CE y la EDB son procedimientos reconocidos para evaluar el ID en pacientes con HDM, habiendo una fuerte evidencia científica que sugiere que la CE debe realizarse en primer lugar (10). La mayoría de los estudios señalan un rendimiento diagnóstico similar para ambas técnicas (11-13). Un metaanálisis del año 2011 (7) describe que el rendimiento diagnóstico para la CE y EDB es del 62% y 56% respectivamente. En nuestra serie, el rendimiento diagnóstico para la detección de las lesiones de ID fue también similar para ambos procedimientos (70,5% vs. 69,6%), teniendo valores más altos que los referidos. Así mismo, la EDB detectó en nuestro estudio la lesión originaria del sangrado en un 78,4% de los pacientes en los que la CE sólo detectó una sangrado intraluminal sin lesión subyacente.

Sin embargo, el rendimiento diagnóstico puede variar en base a numerosos factores. Así, en los pacientes con HDM manifiesta o cápsula previa positiva, la tasa de hallazgos positivos para la EDB fue mayor. Estudios recientes sugieren que la EDB podría realizarse cuando la CE no es concluyente o incluso tras una CE negativa (14,15). En este sentido, en nuestro estudio, de los 17 pacientes con una CE-negativa, en 7 (41,2%) se confirmaron lesiones por EDB, que fueron falsos negativos de la cápsula. Por otra parte, en los falsos negativos de la EDB (56 casos con CE-positiva y EDB-negativa) podrían haber influido diversos factores. El tiempo transcurrido entre ambas pruebas, la dificultad en algunos casos de localizar de forma precisa lesiones en yeyuno distal/íleon proximal en la CE que podría alterar el posterior abordaje endoscópico y la baja tasa de EDB completas de todo el ID podrían justificar la ausencia de hallazgos significativos en estos pacientes.

En cuanto a la variabilidad en la concordancia según el tipo de lesión, en un metaanálisis reciente (6), el rendimiento diagnóstico de la EDB y CE fue similar para lesiones vasculares, ulceras o lesiones inflamatorias y tumores, con diferencias estadísticamente significativas para pólipos y sangrado sin lesión identificada. En nuestra serie, la CE y la EDB detectaron de forma similar lesiones vasculares (44,6% vs. 47%), tumores (7,2% vs. 6,9%), pólipos (4,8% vs. 3,9%) y divertículos (1,2% vs. 1,8%).

Marmo y cols. (16) analizaron 193 pacientes en los que la concordancia en la detección de lesiones vasculares e inflamatorias era buena, no siendo así en caso de pólipos y tumores. Por el contrario, en nuestro estudio, los pólipos y los tumores alcanzaron valores muy buenos y buenos, respectivamente. En contraste con otros estudios (17), nuestros resultados muestran una identificación similar para las angiodisplasias y los divertículos. Los únicos hallazgos con una diferencia estadísticamente significativa en el rendimiento diagnóstico entre ambos procedimientos fueron el sangrado sin lesión causante identificada y la LD.

Si consideramos las lesiones vasculares, aunque la concordancia global es buena (0,66 [95% IC: 0,55-0,77]), los distintos subtipos de lesión vascular obtuvieron valores distintos, abarcando desde un índice kappa de 0,39 en la LD hasta de 0,73 en caso de la angiodisplasia. Si bien es cierto que la multiplicidad de esta entidad, en especial de las angiodisplasias, podría haber contribuido a aumentar su rendimiento diagnóstico y nivel de concordancia entre las mismas para ambas técnicas. Además, entre los 37 pacientes con sangrado sin lesión identificada detectada en la CE, 20 (54%) tenían lesiones vasculares confirmadas por EDB (12 angiodisplasias, 8 LD) por lo que probablemente la LD esté infra-diagnosticada, siendo responsable de aproximadamente el 21% de los sangrados detectados en CE sin lesión identificada en la misma, especialmente en casos de HDM recurrente (18,19).

Así mismo, aunque la concordancia diagnóstica sea buena para úlceras y erosiones, el diagnóstico diferencial entre las distintas enteritis, principalmente entre la enfermedad de Crohn y la enteropatía por antiinflamatorios no esteroideos puede plantear mayor dificultad en la CE que en la EDB. La subestenosis (que permite el paso de la CE) asociada muchas veces a enfermedad de Crohn también podría estar sobrediagnosticada por esta técnica ya que por EDB se confirmó la misma sólo en un 25% de los casos, no siendo así para estenosis completas con retención de la CE que en la mayor parte de los casos requirió la extracción mediante enteroscopia confirmando la misma. Además, se debe tener en cuenta que hay lesiones, como por ejemplo los divertículos, que exigen un sangrado asociado para atribuirles ser causa de la hemorragia, pudiendo así originar falsos negativos.

Por tanto, creemos que es importante en la práctica clínica evaluar de forma rigurosa el potencial hemorrágico de las distintas lesiones de ID con el fin de establecer el peso de cada una de ellas en el cuadro clínico del paciente, facilitando el manejo posterior y seguimiento del mismo. Las lesiones vasculares, por su frecuencia, pueden ser meros hallazgos en ocasiones, asociándose a otras lesiones de mayor potencial hemorrágico que sean la verdadera causa de la anemización, por lo que se debe ser cauto en la interpretación de su verdadero valor en cada caso. Es también interesante destacar, que en nuestra serie, las angiodisplasias eran múltiples en una mayor proporción en la CE que en la EDB, probablemente en relación con varios pasos de la CE por un mismo segmento de ID que sobredimensionan el número de estas lesiones.

Nuestro estudio tiene diversas limitaciones además de lo señalado. En primer lugar, es retrospectivo, con un sesgo de referencia ya que gran parte de los pacientes provenían de otros centros con HDM severa o recurrente, lo que podría incrementar el rendimiento diagnóstico global. Por otra parte, variabilidad interobservador, el intervalo de tiempo entre la CE y EDB y las diferentes preparaciones empleadas previamente a la EDB vía anal podrían también haber interferido en los resultados. Al analizar la concordancia en un intervalo de tiempo amplio, la curva de aprendizaje de los endoscopistas (20), así como el hecho de conocer previamente el resultado de la CE, son otros factores a tener en cuenta. Otra limitación de nuestro estudio es la posibilidad de detectar varios tipos de lesiones distintas en una de las pruebas y que la de mayor potencial hemorrágico no haya sido detectada por la otra, disminuyendo así el nivel de concordancia entre ambas a pesar de evidenciar las dos técnicas una de las lesiones.

En conclusión, el presente estudio evidencia que aunque el rendimiento diagnóstico en nuestro medio con CE y EDB sea similar de forma global, habiendo una concordancia moderada entre ambas, hay numerosos factores que pueden influenciar estos valores, siendo el principal el tipo de lesión. Por ello, deben conocerse las características de la concordancia en cada tipo de lesión para poder interpretar correctamente los resultados de la CE y EDB, y aplicarlos adecuadamente en el algoritmo diagnóstico-terapéutico de la HDM.

 

 

Dirección para correspondencia:
Enrique Pérez-Cuadrado Robles.
Servicio de Aparato Digestivo.
Hospital Morales Meseguer.
Avda. Marqués de los Velez, s/n.
30008 Murcia
e-mail: kikemurcia@gmail.com

Recibido: 06-01-2015
Aceptado: 11-04-2015

 

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