In Memoriam Francisco García Salazar (1960-2009)

 

 

Rafael Carrillo

 

 

El lunes 5 de Octubre falleció súbitamente Francisco José García Salazar, Fran para muchos de los que tuvimos el privilegio de ser amigos suyos. Había pasado el día de su onomástica, el domingo 4, en su Córdoba natal en compañía de toda su familia: padres, hermanos, mujer e hijos; se disponía a iniciar la semana, ya vestido y en su automóvil cuando le sorprendió la muerte deteniendo los latidos de su corazón de atleta.

Fue un neurocirujano extraordinario. Hizo la residencia en el Hospital Gregorio Marañón y estaba terminándola cuando yo me incorporé a él; desde Enero de 1989 fue Médico Adjunto del Servicio de Neurocirugía; a lo largo de todos estos años gozó de mi confianza, amistad y admiración como neurocirujano, como Médico (con mayúscula) y como hombre. El Servicio y, modestamente mi persona, se enriquecieron de su quehacer. Su personalidad polifacética e inquieta le impulsó continuamente a superarse en busca de la excelencia; enemigo de la mediocridad y de la rutina, a veces era capaz de encontrar en otros cualidades escondidas a simple vista.

Estudió la carrera en Córdoba, licenciándose en 1983 con un expediente plagado de Sobresalientes y Matrículas de Honor. Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid Cum Laude al defender la Tesis sobre Gliomas Cerebrales. De muchas becas y viajes a Servicios Extranjeros destaco las siguientes estancias por la repercusión en su formación y desarrollo: Universidad de Bergen de Noruega (Neurocirugía Estereotáctica). Departamento de Neurocirugía de La Universidad de California, San Francisco de Agosto 1991 a Enero 1992 dirigido entonces por Charles Wilson; allí se interesó particularmente por la Neurocirugía Funcional con Yoshio Hosobuchi. Instituto Neurológico de Sao Paulo en 1997 con el Profesor Evandro de Oliveira, afianzándose en el interés por la anatomía; le abrió paso a la Cirugía de la Base del Cráneo.

Excelente técnico dominó la cirugía de casi todas las patologías neuroquirúrgicas: rápido cuando el caso lo permitía, pero dispuesto a dedicar el tiempo necesario en jornadas prolongadas de mañana y tarde si era preciso. El Servicio del Gregorio Marañón ya tenía una tradición en Neurocirugía Funcional y el Dr. García Salazar se incorporó desde el principio a la tarea de desarrollarla y potenciarla aún más sobre todo en las facetas del tratamiento del dolor y de los movimientos anormales. Fue pionero en las lesiones DREZ a nivel espinal y bulbar; extraordinariamente hábil en las microdescompresiones vasculares, que realizó en cientos de pacientes a través de trépanos ampliados en decúbito supino en 30-40 minutos con excelentes resultados y mínima morbilidad; también pionero con el Dr. Pérez Calvo en la estimulación cortical del área motora para casos muy seleccionados de dolor; juicioso en las indicaciones para realizar implante de electrodos espinales o cerebrales profundos o bombas de morfina; más entusiasta en las de bombas de bacoflen para espasticidad.

Como investigador realizó diversos trabajos en el campo de la inmunoterapia de tumores cerebrales. En los años 90 hizo estudios trasplantando corteza cerebral en ratas. A lo largo de su trayectoria realizó múltiples trabajos de investigación clínica.

Cultivó las relaciones personales con compañeros de especialidades afines lo que aumentó su casuística en patologías que se benefician de un tratamiento multidisciplinario. Desarrolló la cirugía de base de cráneo en el Gregorio Marañón y en los últimos años participaba con el Servicio de ORL en no menos de 2 cirugías semanales.

Para mí fue un colaborador inapreciable que ayudó de forma muy destacada a elevar el prestigio del Servicio; divulgó nuestra experiencia en numerosas publicaciones y presentaciones en Congresos y Reuniones. Se volcó en trasmitir a todos los Residentes sus conocimientos, habilidades y experiencia. Profesor de la Universidad Complutense, también participó en cursos del doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid.

Formaba parte de la Junta Directiva de la SENEC en los últimos 7 años.

La formación humana, trasmitida fundamentalmente por sus padres, y la que recibió de algunos maestros en Córdoba le exigían plantearse su quehacer médico como vocación de servicio al paciente, tratando siempre de actuar pensando en el beneficio que debía obtener el enfermo. También durante el acto quirúrgico intentó guiarse de ese sentido común para "parar o seguir", clave tantas veces del éxito o del fracaso.

Vitalista, dotado de una personalidad polifacética y poliédrica. El deporte le apasionó practicándolo hasta el exceso en muchos campos: atletismo, ciclismo, corrió muchos maratones en distintos lugares del mundo; navegó con amigos; escaló las montañas míticas del planeta: Cervino en Los Alpes; Kilimanjaro en Tanzania, Aconcagua en los Andes, Cotopachi en Ecuador; Ararat en Turquía y Everest en Asia. Viajero incansable por los cinco continentes, tanto asistiendo a Congresos Internacionales como en viajes de aventura, Mali, India, Turquía... Parte de sus cenizas se van a esparcir en Turquía.

Hijo de Córdoba, admiraba el pensamiento estoico predicado por Séneca, "soporta y renuncia"... "el único bien sea la virtud, la concordia del alma, el único mal la vileza"... "no tener apego a las riquezas, aunque no las rechaza si se han adquirido honradamente", etc. Iniciado en la cultura árabe de la época califal, le fue fácil acercarse a la espiritualidad oriental. Incluso su aspecto físico, que no parecía el de un atleta de élite, recordaba los retratos de un médico-filósofo cordobés universal e ilustre: Maimónides.

Si sus compañeros y amigos estamos impresionados por la desaparición prematura de una figura tan singular, para sus más íntimos, sus padres y hermanos, su mujer Margarita y sobre todo sus hijos Pablo y Bea la pérdida es irreparable; quisiera en estas líneas expresarles el aprecio que creo compartir con la familia neuroquirúrgica española. Amigo Fran seguro que ahora disfrutas la paz que buscaste en vida; acuérdate de nosotros.