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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.24 no.4 Granada oct./dic. 2015

https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962015000300014 

MISCELÁNEA

DIARIO DE CAMPO

 

Cuando no nos entendemos

When we can't understand each other

 

 

Delia Celorrio González

Acute Respiratory Medicine. Southampton General Hospital. NHS. Southampton, UK
de.celorrio@gmail.com

 

 

Cuando se acude a trabajar a un país que no es el propio, diversos factores toman parte en la adaptación del individuo. Cambian las costumbres y las maneras de tratar con las personas, de hacerse entender y de satisfacer las necesidades de los demás. En el mundo de la Enfermería cabe destacar la importancia de conocer la otra cultura, para así poder cuidar mejor de las personas teniendo en cuenta sus valores, creencias y estilos de vida. Este relato narra un ejemplo de las distintas dificultades y diferencias que nos podemos encontrar cuando nos encontramos en un país nuevo, donde las maneras de relacionar y de comunicarse no son las mismas.

Como narra la teoría de Madeilene Leininger, fundadora de la disciplina enfermera transcultural, las personas se cuidan y son capaces de interesarse por otros, aunque los cuidados de los seres humanos son universales, las formas de cuidar varían según las culturas.

Era una de esas mañanas de trabajo en el Hospital público de Southampton, Inglaterra. No una de las más atareadas, pero como era habitual sí con un ritmo constante de trabajo. Había llegado relativamente hace pocas semanas al Reino Unido y todavía estaba en proceso de adaptación. El trabajo de enfermería en el extranjero, concretamente en Inglaterra, es muy diferente al de España.

La función que desempeña cada persona del equipo es muy distinta, los auxiliares pueden tomar tensiones, medir niveles de glucemia, poner sondas vesicales... cada trabajador se debe formar para poder desarrollar diferentes funciones. Las enfermeras, por ejemplo, tienen que realizar unos cursos específicos para poder administrar medicación oral, medicación intravenosa o poner vías periféricas. Por lo que me costó varias semanas adaptarme a la manera de trabajar del Sistema Sanitario inglés, empezando sin poder dar ningún tipo de medicación. Pero cuando ya pensaba que lo iba haciendo mejor, conocí a una persona que cambió completamente mi perspectiva.

Esa mañana, estaba en la primera bay [cuarto], una de las unidades para los pacientes agudos, que se encuentra enfrente del control de enfermería, y en ella había seis pacientes. En Inglaterra separan las unidades entre hombres y mujeres, esta concretamente era de hombres.

Ese día entré al cuarto como todas las mañanas y me presenté, hablé con los pacientes y les expliqué el plan del día. Los ingleses le dan mucha importancia al trato con el paciente y se le ha de explicar y presentar al personal que le va a atender cada día. Al acercarme al segundo paciente, este estaba acompañado por su hija, una chica de unos veinte años. Su padre había tenido una crisis asmática aguda y se encontraba ingresado, pero como ella me contó hace unos años, había padecido un ICTUS que le ocasionó secuelas irreversibles. Al llevar poco tiempo, no me gustaba estar en la bay de los pacientes agudos, ya que al no controlar del todo bien el idioma y al llevar poco tiempo trabajando, a mi parecer generaba inseguridad a las familias y supongo que también a mí misma a la hora de actuar. Pero siempre me esforzaba al máximo para hacerlo lo mejor posible, por lo que hablé con la hija y le ayudé con todo lo que hizo falta.

Al cabo de unas horas, vino un enfermero a estar con el paciente, la familia le contrataba, ya que era un paciente con cuidados complejos, por lo que necesitaba ayuda la mayor parte del día. El enfermero era un chico africano de unos 35 años, se llamaba Bazi. Me ayudó mucho a la hora de movilizar al paciente y al desarrollar distintas técnicas. Durante la mañana iba observándole y me di cuenta que él también me observaba a mí. Me preguntó cómo me llamaba, cuánto tiempo llevaba aquí y por supuesto que de dónde era. Muchas personas lo preguntan cuando estás en un país que no es el tuyo, sienten curiosidad y suele ser muy agradable intercambiar diferentes puntos de vista. Le comenté que llevaría un total de siete semanas y le expliqué que al principio la situación y el proceso de adaptación no es fácil. Se han de hacer muchos trámites y todo es novedad y desconocido al mismo tiempo.

A media mañana, me comentó si podía hablar en privado conmigo. Se me hizo extraño, ya que no pensé en ningún momento que hubiera realizado algo mal. Pero no era del paciente de lo que quería hablar, si no de mí. Empezó comentándome que me había estado observado y que se había dado cuenta de ciertas cosas y me preguntó que si me parecía correcto me las podía comentar, le di permiso para ello. Me dijo que notaba que llevaba poco tiempo en el hospital, ya que mi acento era fuerte y que debía de aprender a manejarlo mejor, yo era consciente de ello, pero de lo que no era tan consciente era de las demás cosas que me dio a conocer.

Me contó su historia y cómo hace unos años había venido desde África a trabajar al Reino Unido, contó que al venir se sentía muy confundido e incluso molesto a veces, ya que la gente no le entendía y tenía que repetir varias veces todo para hacerse entender. Me gustó que me dijera que entendía cómo me sentía, consuela conocer a gente que ha pasado por la misma situación y te ofrece sus consejos. Me recomendó que tenía que tener cuidado con la manera en la que me comportaba con los demás ya que las costumbres entre diferentes países pueden ser muy distintas. En ningún momento pensé que no lo hiciera correctamente, aunque cuando me lo dijo me hizo reflexionar sobre ello.

En primer lugar me comentó, que estaba en ciertas ocasiones muy a la defensiva y que porque yo pensara que las personas me trataran como si no supiera las cosas, no significaba que lo pensaran. Él me dijo que había observado que en muchas ocasiones contestaba con un I know [lo sé], que no dejaba que la gente me enseñara, y quizás fuera cierto, porque justo en ese momento lo dije de nuevo. Me contó también, que la manera de ser de los ingleses es muy diferente a la de otras culturas. Ellos no son directos y pocas veces van a dar a entender cómo se sienten. Siempre da la sensación que están bien y que todo está bajo control. Por ejemplo a ellos les costó entender que yo el primer mes, no pudiera sonreír en muchas ocasiones y también que expresara todo lo que sentía. Me acuerdo de un turno de doce horas que fue muy duro y cuando vino el personal del turno de noche nos preguntó qué tal el día, todos dijeron que muy bien y a mí me pareció que no habíamos estado en el mismo turno, a mí no me pareció mal decir que fue complicado, pero ahora cuando lo pienso, creo que se quedaron un poco sorprendidos de mi reacción.

También cuando te mandan a hacer algo, siempre te lo preguntan de una manera muy diplomática. Y puede que nosotros al no estar acostumbrados no lo sepamos gestionar.

Bazi me contaba que cuando él empezó, le solían preguntar siempre Are you sure of doing it? [¿Estás seguro de hacer esto?]. Y que él muchas veces decía que no, pero esa no era la pregunta. Era una manera de pedir que lo hiciera. Me acordé en ese momento de una noche que acudió a mi unidad una chica española para ayudar de 3 a 4 de la mañana, y cuando acabó la enfermera inglesa le comentó Thank you for coming [gracias por venir] y es una manera de decirle que ya no hacía falta que estuviera en la unidad, pero mi compañera le contestó you are welcome [de nada], por lo que la enfermera inglesa nos lo tuvo que explicar de otra manera.

Bazi también me dijo que sería mejor, siendo extranjera, que me acostumbrara a sus costumbres, y que cogiera un ejemplo, "elije a alguien que te guste y con el que te encuentres bien e intenta imitar sus costumbres, ten en cuenta su acento y así podrás ir mejorando poco a poco". La verdad que me ayudó hablar con él, a pesar de llevar unas semanas y sentirme más cómoda en el trabajo, pude darme cuenta que no me sentía igual de cómoda a la hora de tratar con los pacientes y las familias. Somos muy diferentes los unos a los otros y lo que a nosotros nos pueda parecer normal, a ellos puede que no. Me quedaba mucho por aprender todavía, y tuve mucha suerte de coincidir con una persona como Bazi.

Hay muchas personas que acuden del extranjero al hospital, llama la atención la cantidad de enfermeros portugueses, indios, africanos, filipinos o españoles que puedes ver día a día. Lo curioso es que todos nosotros tenemos un tipo de conexión y un factor en común. Pero la cultura de cada persona puede ser muy diferente, y al igual que nos ofrecen cursos para saber poner vías periféricas, saber hacer extracciones de sangre, etc., no nos ofrecen un curso para saber tratar con gente de diversas culturas y esto en muchas ocasiones puede llevar a confusiones.

Como último ejemplo, Bazi me contó que muchos pacientes ingleses no son capaces de dar a entender lo que necesitan de una manera objetiva. "Cuando tienen calor y quieren que abras la ventana o apagarles la luz no te lo van decir directamente, te comentarán que tienen calor o que no se sienten bien, eres tú el que tiene que estar un poco atento, para hacerles sentir bien".

Es por este tipo de sucesos que a veces nos vendría bien un manual de instrucciones antes de empezar, porque es una pena cuando a veces estando tan juntos y tan cerca no nos entendemos.

Cabe destacar la importancia del modelo propuesto por Madeleine Leininger, que sitúa como centro del proceso de cuidar, la consideración de los valores y la cultura de cada persona, destacando el respeto a los valores, creencias, estilos de vida, etc. Los resultados de los cuidados serán más satisfactorios cuando la relación interpersonal, basada en el respeto a las creencias y valores de la enfermera y del paciente, sea más estrecha y efectiva.

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