Introducción
A finales de 2019 se dio a conocer el primer caso de Covid-19 causado por la nueva cepa denominada (SARS-CoV-2), caracterizada por la dificultad respiratoria y que fue declarada como pandemia el 11 de Marzo del 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras dispararse el número de casos detectados a nivel global y la elevada mortalidad asociada.1,2 Ante esta declaratoria, los gobiernos se vieron abocados a tomar decisiones en búsqueda del bienestar de las poblaciones; sin embargo no han sido suficientes, llevando prácticamente al colapso de las instituciones prestadoras de servicios de salud, y con ello al colapso físico y mental de los equipos interprofesionales y otras personas que allí laboran.
La atención en salud en tiempos de pandemia ha requerido un gran compromiso de los integrantes de los equipos de atención en salud, en cuanto a que se han ampliado las horas laborales, han estado expuestos continuamente a situaciones complejas marcadas por el sufrimiento tanto de quienes padecen la enfermedad como de los familiares, e incluso por su propio sufrimiento como consecuencia del desconocimiento sobre la situación, el temor a la exposición, el distanciamiento de sus familias por el miedo al contagio, la enfermedad o el fallecimiento de colegas, la angustia moral y los conflictos éticos en la toma de decisiones, la profundización de las precarias condiciones laborales o por haber sido víctimas de amenazas y violencia derivadas de la estigmatización,3 entre otras situaciones que desafían los mecanismos de regulación emocional y la capacidad de adaptación, y que han llevado a desarrollar sentimientos de temor, impotencia y culpa, así como alteraciones de salud mental relacionadas con el estrés.2,3 Sin embargo, lo más preocupante es el gran riesgo de que lleguen a la Fatiga de la Compasión o al Síndrome de Burnout, fenómenos que han sido objeto de múltiples estudios e intervenciones para su prevención y tratamiento desde antes de la pandemia,5 y que con esta se hace visible su relevancia.
Este cuestionamiento por la salud mental de los integrantes de los equipos interprofesionales que están en primera línea de atención es visible a nivel mundial, y se han comenzado a publicar múltiples estudios al respecto. En China, país donde se sitúa el origen de la pandemia, y de modo particular en Wuhan, se han documentado alteraciones de salud mental leves (34,4 %), moderadas (22,4 %) y severas (6,2 %) inmediatamente después del inicio de la epidemia, las cuales fueron especialmente notables en las mujeres jóvenes.6 En España, un estudio con una muestra de 421 profesionales reporta estrés en el 46,7 % de los participantes, ansiedad en el 37 %, depresión en 27,4 % y problemas de sueño en el 28,9 %, que se acentúan cuando han estado en contacto con personas diagnosticadas con Covid-19 o conviven con personas con enfermedad crónica7.
En Perú, un estudio realizado en dos hospitales con enfermeros de servicios de emergencias encontró algún nivel de ansiedad (leve, moderado, severo o muy severo) en el 39,1 % de los participantes, depresión en el 24,6 % y estrés en el 8,8 %.8 En Colombia, la situación es similar, una investigación de la que participaron 531 médicos generales encontró que presentaban síntomas de ansiedad leves (33,5 %; IC 95 %: 29.6-37.6), moderados (26,0 %; IC 95 %: 22.4-30.0) y severos (13,4 %; IC 95 %: 10.7-16.5), siete de cada diez médicos manifestó síntomas de ansiedad o estrés laboral, mientras que cuatro refirió síntomas relacionados con el temor al Covid-19.1
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, es innegable que la pandemia por Covid-19 ha contribuido al desarrollo de alteraciones mentales de los integrantes de los equipos interprofesionales de atención, y puede llegar a pensarse que es especialmente significativo en los equipos de enfermería, que construyen relaciones enfermera-sujeto de cuidado más estrechas. Sin embargo, son escasos los estudios que den a conocer una perspectiva desde la realidad del sujeto en el marco de la pandemia por Covid-19, donde se hace especialmente necesario asumir al otro como un sujeto cuya cotidianidad está enmarcada en un contexto que da una connotación particular a sus experiencias,9 que pueden ser fuente de conocimiento en enfermería y visibilizar la necesidad de desarrollar intervenciones y acciones frente a esta problemática. Por lo tanto, se planteó como objetivo del presente relato: describir la experiencia con respecto al cuidado durante la pandemia por Covid-19, de una auxiliar de enfermería que labora en un hospital privado de Bogotá.
Se realizó una investigación cualitativa de tipo relato biográfico, derivada de la fenomenología descriptiva que recoge la experiencia vivida por una persona y expresada por ella misma, y se asumió la propuesta metodológica de Amezcua y Hueso Montoro.10 Se contó con la participación de Laura, quien autorizó publicar su nombre, mujer de 26 años, auxiliar de enfermería en un hospital privado de cuarto nivel de complejidad, en la ciudad de Bogotá. Adicionalmente, combinaba su labor como auxiliar con sus estudios de trabajo social y a la fecha de la entrevista (noviembre de 2020) vivía con sus compañeros de trabajo debido a la pandemia. Laura fue identificada por una integrante del equipo investigador y seleccionada porque se desempeñó como auxiliar en primera línea desde el inicio de la pandemia y mostró disposición para contar su experiencia.
La información se recolectó mediante una entrevista semi-estructurada dada la posibilidad de apertura en las preguntas y de orientación de la conversación para cumplir con el objetivo del estudio. Antes de comenzar con su desarrollo, Laura fue informada del objetivo, los procedimientos y la confidencialidad. Además, aceptó participar voluntariamente y la grabación en audio. La entrevista se desarrolló en el domicilio de una integrante del equipo investigador por solicitud de la participante y comenzó con la pregunta orientadora: ¿cómo ha sido su experiencia como auxiliar de enfermería durante la pandemia del Covid-19? La participante respondió fluida y tranquilamente a las preguntas.
Para realizar el análisis cualitativo de la información que permitiera organizar y representar el contenido sobre la experiencia del sujeto, se siguió la propuesta de Amezcua y Hueso, de modo que la entrevista fue transcrita literalmente en Microsoft Word®, se realizó lectura repetida, se establecieron los temas principales, se agruparon en cinco temas y se distribuyeron los fragmentos de discurso.11 Con el fin de procurar la credibilidad, se llevó a cabo triangulación con la participante, quien tuvo la oportunidad de leer la transcripción y aprobarla, así como triangulación entre el equipo investigador; la reflexividad12 fue clave para detectar que la cercanía de una de las integrantes del equipo a la participante generó comodidad y facilitó la expresión de su experiencia, así como de los sentimientos y emociones asociados.
En cuanto a las cuestiones éticas, el estudio no implicó riesgo para la participante, se solicitó consentimiento verbal, se garantizó la confidencialidad y que los resultados no tendrían consecuencias en su vinculación laboral.
Como producto del análisis del relato, se describen una temática central, Transitar por el cambio, y cinco subtemas que se desarrollan en los siguientes párrafos: (1) Cuidar en tiempos de pandemia, (2) Entre el temor y la empatía en el cuidado, (3) Cambios en los modos de relacionarse, (4) El vínculo indisoluble entre salud física y mental, y (5) Una luz en medio de la oscuridad.
El relato de Laura permite afirmar que su experiencia como auxiliar de enfermería en un hospital durante la pandemia ha sido un transitar por los múltiples cambios que esta ha generado en todos los ámbitos de su cotidianidad. El cuidado se ha convertido en un desafío, se han incrementado las horas laborales a turnos de 12 horas en las cuales no pueden usar más de dos kits de elementos de protección personal (EPP), y cuando los turnos son de seis horas debe hacer uso permanente de los EPP y, por tanto, se ha limitado la satisfacción de necesidades básicas, incluso de alimentación y eliminación.
Cuidar a otros genera múltiples sentimientos, aunque predomina el temor y es particularmente visible tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal de la participante, y reconoce que es producto de la incertidumbre y el pensar continuamente en la enfermedad y la posibilidad de contagiarse y contagiar a sus seres queridos. Este temor, los cambios en las relaciones sociales y las escasas redes de apoyo tanto familiares como en el entorno laboral, han derivado en sentimientos de tristeza y soledad. No obstante, cabe destacar que se ha motivado para expresar mayor empatía frente a las situaciones que enfrentaban sus compañeros.
La pandemia ha traído consigo transformaciones en los modos de relacionarse con otros, tanto con los compañeros de trabajo y el núcleo familiar, como con los vecinos y desconocidos. Particularmente, Laura se alejó de su familia por el temor a contagiarlos y ha vivido la estigmatización y el rechazo por su condición de personal de salud.
Así mismo, el relato de Laura visibiliza el vínculo indisoluble entre salud física y salud mental, y cómo interactúan continuamente. Es posible reconocer que cuidar en tiempos de pandemia implica lidiar con sus propias emociones y conflictos, comprometerse con el alivio del sufrimiento ajeno cuyos motivos y formas de expresión también se han modificado en el marco de la pandemia, además de los cambios en las relaciones con otros y las condiciones laborales, han incrementado el temor, el estrés y la ansiedad, aunque Laura refiere haberlo visto más en sus compañeros que en ella misma y que la institución no presta la suficiente atención a esto. No obstante, es evidente su fortaleza pues encuentra una gran motivación al pensar que pronto cambiará esta situación.
Cabe señalar que, desde una comprensión humana del fenómeno y de la enfermería, esta experiencia es un reflejo de las implicaciones del cuidar en tiempos de pandemia, conocimiento que puede ser ampliado con más estudios primarios al respecto y frente al que existe la responsabilidad de generar intervenciones para cuidar y promover el autocuidado, especialmente de la salud mental de quienes cuidan de la humanidad en momentos de crisis como la pandemia.
Para concluir, puede afirmarse que la experiencia de cuidar en primera línea en instituciones hospitalarias durante la pandemia ha implicado a la participante transitar por los cambios, especialmente en cuanto al cuidado que brinda, los modos de relacionarse con otros y los sentimientos que de allí se derivan, que generan alteraciones en salud mental, principalmente relacionados con el temor, el estrés y la ansiedad causada por la incertidumbre. Esta experiencia hace posible ver la estrecha y continua interacción entre la salud mental y la salud física, que ponen en evidencia la necesidad de asumir la integralidad del ser humano y comprender que su experiencia va más allá de su rol como auxiliar de enfermería.