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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.31 no.4 Granada oct./dic. 2022  Epub 17-Abr-2023

https://dx.doi.org/10.58807/indexenferm20225411 

Cartas al Director

La Covid-19 desde la academia: trocar el miedo por el cuidado

O Covid-19 da academia: troque o medo pelo cuidado

Elisabete Pimenta Araújo-Paz1 

1Escola de Enfermagem Anna Nery, Universidade Federal do Rio de Janeiro. Rio de Janeiro, Brasil

Sr. Director: Sin duda resulta de interés reflexionar sobre cómo vivimos y lo que aprendimos durante la pandemia de Covid-19 en el medio universitario. Yo lo haré respecto a lo vivido en la Escuela de Enfermería que hoy administro como directora. En marzo de 2020, cuando en Brasil se anunció la pandemia en las primeras semanas, una de las medidas más importantes y determinantes del control de la pandemia fue poner a la población en aislamiento. Con comercio, oficinas cerradas, hospitales recibiendo cada día más personas con síntomas respiratorios y condición clínica grave, como saturación de oxígeno menor que 95%, disnea grave con cuadro de insuficiencia respiratoria grave.

En nuestro país, Brasil, mucho tuvo que hacerse para que la población pudiera ser atendida de manera rápida. Sufríamos porque en las atenciones de nuestras unidades primarias necesitamos cambiar la rutina de atención. Dejamos de ver a los usuarios con problemas crónicos como hipertensión arterial sistémica y diabetes mellitus, no podíamos o debíamos como profesionales de salud realizar las visitas domiciliarias de rutina, para no exponer a ninguna persona al riesgo de contagio. En cada unidad se trabajaba con estrictos protocolos de protección individual y muchas veces el miedo estampado en nuestras caras no dejaba engañar que la situación era incierta y atemorizante.

De modo general, no conseguíamos sonreír por una frase dicha sin pretensiones entre colegas, ni nos saludábamos en la cocina y los turnos en los hospitales eran de prisa para sacar a una persona de una situación de gravedad respiratoria, que necesitaba monitores, respiradores, cambios de decúbito, cuidados de higiene y principalmente de un cariño que no podían corresponder, no podían siquiera expresar su agradecimiento, apenas podían sentir la presencia de otra persona.

En nuestra Universidad, la movilización fue intensa, con la solicitud de participación en actividades remotas, destinadas a la orientación sobre cuidados preventivos, como uso de mascarilla o higiene de las manos con gel hidroalcohólico, que fueron exhaustivamente divulgados en cartillas que los estudiantes prepararon. Nuestros estudiantes y profesores no cesaban en esfuerzos para divulgar actividades de extensión junto a las comunidades, pero la incertidumbre de que la pandemia sería vencida rápidamente alejó a amigos, hijos, nietos y familiares en un movimiento de preservación intensa, a la espera del inicio de la vacunación contra la Covid-19, única alternativa posible para los profesionales de la salud, incluidas las enfermeras, los técnicos y los auxiliares de enfermería. Una mezcla de esperanza, confianza y desesperación guiaba los días y las noches, que parecían sin un final feliz.

Nada en nuestro cotidiano pasó de modo pacífico, pues el horizonte de vida estaba en la creencia de que las vacunas salvarían al mundo de la enfermedad. Muchos de nuestros compañeros de trabajo presentaron síndrome de pánico, trastornos de ansiedad, depresión severa y tuvieron que ser atendidos por profesionales de salud mental para tratamiento. Incluso con las emociones ya deterioradas y a pesar de todas las dificultades de nuestro gobernante mayor, que minimizaba en los medios la gravedad de Covid-19 como enfermedad fulminante, la enfermería no dejó en ningún día de ejercer su actividad y de hacer como Florence Nightingale, acompañar y vigilar, consolar a cada paciente y sus familias con noticias.

Fue difícil superar nuestros miedos también como docentes, pues incluso alejados por fuerza de nuestras actividades académicas, fuimos convocados a contribuir con los colegas en los hospitales universitarios, a asumir cuidados de enfermería, a realizar entrenamientos para los profesionales que fueron contratados para actuar en las unidades de terapia intensiva, muchos hasta que no tenían la preparación adecuada para actuar en un ambiente tan adverso y con muchas incorporaciones tecnológicas para mantener a los pacientes con vida. Aun así, frente a un nuevo injusto, incierto adversario que se llamaba Covid-19, poco a poco íbamos ganando seguridad, íbamos obteniendo victorias con nuevas tecnologías de cuidado, con cada alta hospitalaria que participábamos, de modo interdisciplinario en el sistema único de salud, que demostró que en él reside la potencia de la salud pública brasileña.

Nuestra actuación docente también se mostró en acciones de voluntariado con estudiantes de enfermería en instituciones de larga duración, llevando cariño y alegría en los cuidados de ancianos que quedaron al margen de visitas de familiares y necesitaban conversar, ver en los jóvenes estudiantes de enfermería el verdadero interés por ellos y su salud, su sueño, cómo se estaban alimentando. También en la organización de cestas básicas para familias totalmente carentes por perder sus empleos y ocupaciones, los estudiantes y docentes mostraron preocupación social, produciendo cartillas informativas, podcast, entre otras acciones comunitarias. En esas horas no se tenía miedo, sino cuidado con uno y con el otro.

Todavía puedo reflejar qué horizonte tenemos ahora que la vacunación ha llegado al 70% de la población adulta mayor de dieciocho años. Fuimos a lugares lejanos, ciudades ribereñas en la Amazonia, vacunamos indígenas en los rincones más lejanos de la selva, estuvimos en el semiárido nordestino, en todas partes en las ciudades, en los campos, en el cerrado. Creo que puedo decir que somos la resistencia, somos resilientes y queremos en el escenario mundial abandonar el miedo a la muerte, a la enfermedad implacable, al futuro incierto porque tenemos la ciencia a nuestro lado, en un esfuerzo vigoroso e intenso y poco a poco estamos venciendo, recuperando nuestra capacidad de mirar la vida hacia el futuro y no solo en el presente del día a día.

He aquí que la gestión del cuidado de la enfermería durante la pandemia, que aún no ha sido superada, pero controlada con las vacunas, también ha traído la certeza de que nuestros profesionales, sean profesores o asistenciales, son aptos para responder por los desafíos impuestos por las enfermedades, conscientes de que con ciencia se puede avanzar con seguridad en nuestra acción más compleja que involucra consideración, paciencia, afectividad y resolutividad: el cuidado.

Dirección para correspondencia: bete.paz@gmail.com

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