Se trata de un extenso trabajo (53 páginas) producto de la colaboración de The Lancet, la Organización Mundial de la Salud y Unicef. El objetivo es examinar las barreras y los requisitos necesarios para lograr situar a los niños y adolescentes en el centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A continuación, se resumen algunas de las conclusiones.
Vivimos un tiempo como ningún otro antes. Nuestros niños tienen por delante un futuro de grandes oportunidades, pero se encuentran también frente a amenazas globales, como la crisis climática, que los sitúan en claro peligro. El futuro del planeta es el futuro de los niños.
El marco de los ODS plantea objetivos de tal complejidad que el mundo parece estar paralizado. Esta Comisión propone impulsar un nuevo movimiento global para colocar a los niños en el centro de los ODS. Para ello se propone trabajar y llamar a la colaboración en torno a varias claves.
Primero, mediante un enfoque intergeneracional, para mostrar que los beneficios de intervenir para mejorar la salud y el bienestar infantil se multiplican a lo largo de la vida del niño y sus descendientes.
Segundo, concretando una agenda para lograr que las familias, las comunidades y los gobiernos puedan garantizar la adherencia y cumplimiento en condiciones de equidad de los derechos de los niños, reconocidos ampliamente en la Convención de los Derechos de los Niños.
Tercero, construyendo un proyecto colectivo con una gobernanza apropiada, lo que requiere adoptar cambios a nivel local, nacional y global, así como engranar los mecanismos de conexión y coordinación entre niveles, para obtener los máximos efectos.
Cuarto, incluyendo la regulación de la publicidad y mercadotecnia comercial dirigida a la población infantil y juvenil, pues constituye un elemento clave en la protección infantil.
Finalmente, lo que se puede medir, debe medirse. Hay un importante déficit de información y procedimientos de evaluación y rendición de cuentas en torno a los avances en la consecución de los ODS.
Aunque impresionada por la envergadura de la tarea propuesta, esta Comisión es optimista acerca de las posibilidades de cambiar este mundo. Se necesitarán políticos audaces, líderes comunitarios valientes y agencias internacionales que estén dispuestas a cambiar radicalmente su forma de trabajar. Sin excusas y sin tiempo que perder.