El desempleo es uno de los problemas más acuciantes de los países desarrollados. Los pasados años de crisis económica internacional han reducido la tasa de empleo en los países integrados en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) hasta el 65%, llegando a casos como el de España donde sólo 54 de cada 100 personas en edad de trabajar tienen empleo (OCDE, 2014).
Los gobiernos afrontan esta situación mediante dos estrategias fundamentales: la concesión de ayudas económicas (políticas pasivas) y la puesta en marcha de iniciativas destinadas a aumentar la ocupabilidad de las personas desempleadas (políticas activas). Las políticas activas se pueden dirigir a los empleadores (incentivos a la contratación) o a las personas desempleadas. Para apoyar a estas últimas se llevan a cabo principalmente dos tipos de acciones: la formación para el empleo y la orientación profesional.
La formación para el empleo consume la mayor parte de los recursos económicos en políticas activas, aunque sus resultados no son siempre positivos. En su análisis sobre el emparejamiento en el mercado laboral español entre los años 1986 y 2004, Alujas y López-Tamayo (2006) encuentran un efecto nulo de los programas de formación a nivel macroeconómico, poniendo en duda que los programas mejoren la intensidad de búsqueda de los desempleados o su elegibilidad para un puesto de trabajo.
El segundo tipo de acciones, la orientación profesional, sí parece tener un efecto positivo sobre la empleabilidad. En un reciente metaanálisis basado en 47 estudios sobre el impacto de intervenciones con personas desempleadas (Liu, Huang y Wang, 2014), se encontró que las probabilidades de obtener un empleo eran 2.67 veces más altas en las personas que participaron en algún tipo de intervención en comparación con las que no, demostrándose además que las intervenciones eran más eficaces si incluían técnicas de motivación. Así mismo, Aramburu-Zabala (2003) encuentra un mejor resultado de inserción para las personas que han recibido una intervención específica diseñada desde una orientación cognitiva frente a otra de orientación conductual.
La motivación es, entonces, un aspecto clave. De hecho, un objetivo fundamental de la orientación profesional es crear una actitud positiva hacia las conductas de búsqueda de empleo (Aramburu-Zabala, 2003; Caplan, Vinokur, Price y van Ryn, 1989; Eden y Aviram, 1993; Feather, 1992; Izquierdo y López, 2012; Montilla, 2005; Piqueras, 2003; Tiggemann y Winefield, 1984) y sus modelos de intervención se nutren de las técnicas de cambio de las grandes orientaciones de la psicoterapia (Alconada, 2003; Altuna, 2005; de Pablo, 1996; Piqueras y Rodríguez-Morejón, 1997).
Si la motivación y las actitudes son elementos relevantes para la búsqueda de empleo, se hace necesario desarrollar herramientas que permitan medir este tipo de variables en un contexto de orientación profesional. Desgraciadamente, los técnicos que aplican las acciones de orientación carecen a menudo de formación y de instrumentos especializados para desempeñar su labor (Aramburu-Zabala, 1998; Izquierdo Rus, Hernández Pina, Maquilón Sánchez y López Martínez, 2011; OCDE, 2004).
El objetivo de este estudio es presentar evidencias sobre la fiabilidad y validez de una herramienta-la escala de Expectativas de Control Percibido de Búsqueda de Empleo (ECPBE)-diseñada para valorar expectativas específicas de búsqueda de empleo que permitan: a) seleccionar qué personas se pueden beneficiar más de los programas de orientación profesional y b) cuantificar el impacto de la orientación sobre las expectativas de control (Piqueras, Rodríguez-Morejón y Rueda, 2008).
Modelo teórico de la escala ECPBE
Como modelo general, la ECPBE se encuadra dentro de la denominada psicología del control personal, adoptando un enfoque integrativo multidimensional que se fija especialmente en el denominado control percibido (Palenzuela, 1989). Desde una perspectiva del tiempo (Nuttin, 1985), se distinguen tres interpretaciones del control percibido dependiendo de si aluden al pasado, presente o futuro. En cuanto al tiempo pasado, se hace referencia por ejemplo a la perspectiva atribucional en la línea de Weiner (1972, 1981). El control percibido, tal como ha sido considerado en la literatura sobre libertad percibida (v. gr., Harvey, Harris, & Lightner, 1979), estaría más vinculado al tiempo presente. Por último, las expectativas de control representarían el control percibido orientado al futuro, que es la perspectiva elegida para construir la ECPBE.
Entre las expectativas de control, se distinguen las expectativas generalizadas de control interno-externo del refuerzo (Palenzuela, 1989; Rotter, 1966), habitualmente conocido como locus de control (LOC), y las expectativas de autoeficacia (Bandura, 1977). Por otro lado, dentro de lo que se conoce como modelos de expectativa-valor, la expectativa ha sido abordada habitualmente como una expectativa de éxito o de resultados (v. gr., la teoría del aprendizaje social de Rotter, 1954; véase para una revisión de estos modelos Feather, 1982).
Así, a la perspectiva de Bandura (1977) que distingue entre expectativas de autoeficacia y expectativas de resultados, cabe añadir las expectativas de locus de control desarrolladas por otros teóricos del aprendizaje social cognitivo como Rotter (1954, 1966). Desde esta postura integradora, se construye el denominado modelo de Expectativas Generalizadas de Control-EGC de Palenzuela (1990), que estudia conjuntamente los tres tipos de expectativas: las expectativas de autoeficacia, las expectativas de locus de control y las expectativas de éxito (o de resultado). Véase al respecto, una representación gráfica en la figura 1.
Las expectativas de autoeficacia se entienden como la confianza que una persona tiene en su capacidad para llevar a cabo una conducta concreta (Bandura, 1977).
Las expectativas de locus de control representan la percepción que una persona tiene sobre si un acontecimiento (resultado) es contingente con su conducta o sus propias características personales relativamente permanentes (Luciano Soriano y Visdómine Lozano, 2006; Rotter, 1966). Las expectativas LOC pueden distinguir dos dimensiones: locus de control interno (LOC-I), cuando la persona considere que tiene control respecto al resultado o locus de control externo (LOC-E), cuando crea que este depende de factores ajenos su voluntad. En el LOC-E se pueden incluir la faceta de personas influyentes o poderosos (Levenson, 1972) o las facetas de creencia en la suerte y creencia en el destino (Rotter, 1966).
Finalmente, las expectativas de éxito expresan la probabilidad subjetiva de ocurrencia de un resultado deseado (Kuhl, 1985), es decir, hasta qué punto una persona cree que alcanzará sus metas (Locke y Latham, 2002) independientemente de su valoración acerca de su capacidad y de sus creencias de control.
Definición de las expectativas de control de la escala ECPBE
La ECPBE ha sido desarrollada desde esta perspectiva teórica, asumiendo que las expectativas pueden medirse con distintos grados de especificidad-generalidad (Rotter, 1975) y entendiendo que uno de esos aspectos específicos son las creencias de control percibido en la situación de búsqueda de empleo. Para construir la ECPBE, se consideró la importancia que tienen las expectativas con el denominado optimismo fundado -expresión con la que se ha descrito la relación entre las expectativas de control interno, la autoeficacia y el éxito (Contador, Fernández-Calvo, Palenzuela, Miguéis y Ramos, 2012)- y más específicamente con el optimismo en la búsqueda de empleo (Mohanty, 2010). Así, la escala evalúa tres expectativas de naturaleza positiva u optimista (expectativas de autoeficacia, éxito y LOC-I), que darán lugar a tres subescalas y el LOC-E, considerando sólo, dada la naturaleza específica de la ECPBE, las facetas de poderosos (gente influyente) y suerte, integrando ambas en una única subescala. Cada uno de estos constructos se define de la siguiente manera:
Autoeficacia de búsqueda de empleo (AEB): hace referencia a en qué medida la persona se siente competente para ejecutar las conductas implicadas en la búsqueda de trabajo. Así, un desempleado con baja autoeficacia considerará que no sabe confeccionar un buen currículum o hacer una buena entrevista de trabajo, por ejemplo. Se incluyen en este constructo las creencias sobre la propia capacidad para superar los rechazos o fracasos que conlleva la búsqueda de empleo. La autoeficacia es una expectativa muy estudiada en los procesos de búsqueda de empleo (Díaz, Beas Collado, Pérez y Salanova Soria, 2003; Fort, Jacquet y Leroy, 2011; Liu, 2011; Liu et al., 2014; Llorens, Beas y Cifre, 1999; Vuori y Price, 2015).
Éxito de búsqueda de empleo (EXBE): sería la estimación subjetiva sobre las posibilidades globales que una persona tiene de conseguir un puesto de trabajo (Locke y Latham, 2002; Saks, 2006). Una persona con grandes expectativas de éxito pensará que tiene muchas posibilidades de aprobar una oposición, por ejemplo. Las expectativas de éxito han resultado ser un buen predictor de la colocación (Montilla, 2002; Piqueras et al., 2008).
Locus de control de búsqueda de empleo: creencias que una persona tiene sobre en qué medida conseguir un trabajo va a depender de su propia conducta. Este constructo ha sido también ampliamente estudiado en el contexto del desempleo (Caliendo, Cobb-Clark y Uhlendorff, 2014; Cobb-Clark, 2015). El constructo es multidimensional y en la escala se incluyen dos dimensiones:
Locus de control interno de búsqueda de empleo (LCIBE): creencias que apoyan que los resultados son contingentes a la propia conducta. Buscadores de empleo con locus interno son aquellos que consideran que cuanto más se esfuercen en buscar o formarse, más probabilidades tendrán de encontrar trabajo.
Locus de control externo de búsqueda de empleo (LCEBE): en contraposición a las internas, las expectativas de locus de control externo serán las creencias sobre la influencia que tendrán factores ajenos a su control. Una persona desempleada con locus de control externo considerará que encontrar trabajo dependerá de la suerte o de la decisión de terceras personas sobre las que no puede influir (otros influyentes). Hay que señalar que cuando se habla de búsqueda de empleo, la percepción de locus de control externo-en su dimensión de personas influyentes-puede resultar adaptativa considerando su valor para el desarrollo del control secundario (Heckhausen y Dweck, 1998): si una persona percibe que sus conductas difícilmente le llevarán a conseguir empleo por carecer de contactos o acceso a personas influyentes, puede plantearse cambiar sus aspiraciones o revisar sus metas (Schaie y Willis, 2003).
Método
Elaboración de los ítems
Para la construcción de la ECPBE se han tenido en cuenta los principios y estrategias sugeridos por Jackson y colaboradores para la construcción de escalas de personalidad (Jackson, 1970, 1971; Jackson y Paunonen, 1980): a) la importancia de la teoría psicológica de base, b) la necesidad de suprimir la varianza de estilos de respuesta, c) la importancia de la homogeneidad así como las posibilidades de generalización de la escala y d) la importancia de fomentar la validez convergente y discriminante en los comienzos del desarrollo del test. Todos estos principios están recogidos de una u otra forma en lo que Jackson (1970) llamó “un sistema o estrategia secuencial en la construcción de escalas de personalidad” y que se ha tomado como punto de referencia metodológico en la construcción de la escala. En el proceso de construcción se diferencian tres fases:
Una primera en que la teoría tendrá el protagonismo, que es la fase de generación de ítems y, en términos de validez, el objetivo es conseguir una buena validez teórica, esto es, un fuerte vínculo teórico entre los ítems y el constructo subyacente.
En la segunda fase se realizan propuestas preliminares de ítems con el objeto de ir afinando algunos aspectos formales de las escalas; en esta fase, además, se realizan ya análisis factoriales exploratorios para ir estudiando la adecuación de los ítems.
En una tercera fase se llevan a cabo los análisis psicométricos de los ítems: 1) la evaluación de los ítems por su saturación de contenido convergente y discriminante, 2) la evaluación de los ítems por su saturación con la deseabilidad social, 3) la evaluación de la homogeneidad y consistencia interna del contenido de los ítems postulados y 4) la validez factorial de las dimensiones postuladas.
Estas tres fases son interactivas, de tal forma que una vez desarrollado el bloque de ítems, atendiendo especialmente a su validez teórica y después de los estudios preliminares y el definitivo análisis psicométrico, se podrá volver a prestar atención a la teoría si algún ítem no reúne buenas propiedades psicométricas.
En una primera versión se trató de incluir ítems que sirvieran para abarcar el mayor número de matices posibles para estudiar las expectativas de control, lo que permitió afinar y simplificar la herramienta. La que en este estudio se presenta es la segunda versión de la escala que hemos llamado de Expectativas de Control Percibido en Búsqueda de Empleo (ECPBE). En la tabla 1 se presentan los ítems con las siglas indicativas de las expectativas (subescalas) que trata de medir la ECPBE.
Ítems y subescalas |
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1. Para encontrar trabajo tendré que esperar a que mejore mi suerte (LCEBE). |
2. Soy capaz de soportar los inconvenientes que conlleva la búsqueda de empleo (AEBE). |
3. Creo que estaré poco tiempo en el paro (EXBE). |
4. Cuanto más me esfuerce en buscar trabajo más posibilidades tendré de encontrarlo (LCIBE). |
5. Lo que más me ayudaría a encontrar trabajo es contar con parientes y conocidos influyentes (LCEBE). |
6. Estoy capacitado para superar los rechazos cuando busco empleo (AEBE). |
7. Tengo muchas esperanzas de que me den trabajo (EXBE). |
8. Encontrar trabajo es algo que va a depender, fundamentalmente, de mí (LCIBE). |
9. Sin recomendaciones es muy difícil conseguir trabajo (LCEBE). |
10. Creo que puedo comportarme adecuadamente en una entrevista de trabajo (AEBE). |
11. Creo que hay muchas posibilidades de que termine encontrando un buen empleo (EXBE). |
12. Encontrar trabajo dependerá del tiempo que dedique a buscarlo (LCIBE). |
Participantes
Para la obtención de la muestra se aprovechó la puesta en marcha por parte del Servicio Público de Empleo (INEM) de un modelo de intervención motivadora dirigido a la activación de personas desempleadas con dificultades de inserción, denominada Desarrollo de los Aspectos Personales para la Ocupación (DAPO; de Pablo, 1996; INEM, 2000), por toda la red de oficinas de empleo del Estado a lo largo del año 1996. Se solicitó a los técnicos orientadores encargados de su impartición que aplicaran la escala en el proceso de selección de las personas desempleadas que integrarían los grupos de intervención. Esto proporcionó una muestra de 1.365 participantes, 976 mujeres y 389 hombres, con una edad media de 29.6 años. El número elevado de mujeres refleja un hecho relacionado con la desigualdad de género en el mercado laboral: las mujeres sufren una mayor permanencia en desempleo y, en general, se muestran más dispuestas a participar en este tipo de intervenciones que los hombres.
Instrumentos para la validez convergente-discriminante
A continuación se detallan las escalas criterio utilizadas para la evaluación de la validez convergente-discriminante. Dado que en algunos casos no se han utilizado las escalas completas sino una selección de ítems, en la tabla 2 se presentan los ítems utilizados de cada una de las escalas.
Escala de Autoeficacia General (AG) (Sherer et al., 1982), utilizada como criterio para la subescala de autoeficacia de búsqueda de empleo AEBE. La escala AG completa consta de 23 ítems. Se han seleccionado 6, 3 positivos y 3 negativos, los que mejor comportamiento psicométrico han demostrado en estudios anteriores (Palenzuela, 1988).
Escala de Optimismo Disposicional (OD) (Scheier y Carver, 1985), utilizada como criterio para la subescala EXBE. La escala de 8 ítems está muy relacionada con el constructo de expectativa de éxito. Se han seleccionado 4 ítems, 2 positivos y 2 negativos.
Escala de Expectativas de Control Percibido Generalizadas (Rodríguez Morejón, 1994). La escala mide tres tipos de expectativas: autoeficacia, éxito y locus de control. Se utilizaron como criterio para validar la subescala LCIBE los 3 ítems de locus de control interno.
Escala de Locus de Control (Levenson, 1972). Incluye 24 ítems que miden expectativas generalizadas de locus de control interno y externo. Se han seleccionado los 8 ítems, 4 de la subescala de locus de control externo personas influyentes y 4 de la subescala suerte. Los ítems de internalidad de la escala de Levenson (1972) no se utilizaron porque presentan algunos problemas de diseño que se derivaron de la indefinición del constructo locus de control interno en 1972, cuando todavía no se distinguía bien de las expectativas de autoeficacia.
Deseabilidad Social (DS) (Reynolds, 1982). Se utilizó la escala de Marlow-Crowne reducida, de la que se han tomado solamente 4 ítems. Esta escala no está directamente relacionada con ninguna de las 4 subescalas del ECPBE. Se utilizó con la intención de poder detectar posibles errores de medición relacionados con la deseabilidad social. En este sentido sería con esta escala DS con la que los ítems de la ECPBE deberían mostrar las más bajas correlaciones.
Análisis de datos
Con objeto de comprobar la validez convergente y discriminante, se llevaron a cabo correlaciones de cada ítem de la ECPBE con el total de su subescala (excluida la contribución del propio ítem) así como con las escalas criterio descritas en el apartado anterior. Además, se obtuvieron los coeficientes alfa de Cronbach de las subescalas de la ECPBE para comprobar la consistencia interna. También se realizaron análisis factoriales exploratorios para comprobar la validez factorial. Para todos los análisis se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 19.
Resultados
Validez convergente y discriminante
La matriz de correlaciones puede verse en la tabla 3. Los ítems correlacionan alto con aquellas subescalas más próximas teóricamente (en todos estos casos las correlaciones son significativas al p < .001).
Autoeficacia de búsqueda de empleo (AEBE). Los ítems de la escala AG obtienen correlaciones más altas con la subescala AEBE que con ítems de otras subescalas. Podemos considerar que los ítems de autoeficacia de búsqueda de empleo se relacionan de forma significativa con las escalas que miden autoeficacia general y que se diferencian claramente de las que miden otros constructos. Las correlaciones con éxito son también altas, cosa normal dada la gran relación teórica entre los constructos de autoeficacia y éxito.
Éxito de búsqueda de empleo (EXBE). También en este caso los ítems de la OD correlacionan más alto con los ítems de la subescala EXBE. Por el mismo motivo que en el análisis anterior, la segunda correlación mayor se da con las escalas de autoeficacia.
Locus de control interno de búsqueda de empleo (LCIBE). Se observa que los ítems de LCIBE dan correlaciones más altas con la subescala de locus de control interno LCI de la escala de Escala de Expectativas de Control Percibido de Rodríguez Morejón (1994).
Locus de control externo de búsqueda de empleo (LCEBE). Se obtiene una clara correlación entre los ítems de LCEBE y los ítems que miden el locus de control externo de la escala de Levenson (1972).
El buen resultado de la escala ECPBE en cuanto a su relación con otras escalas es suficiente garantía de validación si tenemos en cuenta que se miden expectativas referidas a una actividad muy específica (buscar empleo). No hay que olvidar que en teoría podrían darse situaciones de diferencias entre los mismos constructos cuando los niveles de análisis difieren mucho entre general y específico (una persona pueden sentirse muy competente en su vida en general y poco capaz de buscar trabajo).
Fiabilidad: homogeneidad y consistencia interna
En la tabla 3 también se presentan las correlaciones entre cada uno de los ítems del ECPBE con el total de su subescala correspondiente (de la que se excluye en cada caso el ítem que se correlaciona).
Todos los ítems correlacionan más con los ítems de su subescala que con las otras subescalas. Esto es indicativo de una adecuada homogeneidad interna. Además, las correlaciones de cada subescala son muy similares entre sí. Así mismo, en las pruebas de validación también se mantienen puntuaciones homogéneas alrededor de los constructos de cada subescala.
Respecto a la consistencia interna, el coeficiente alfa de Cronbach se calculó de forma separada para cada subescala: AEBE = .626, EXBE = .769, LCIBE = .687, LCEBE = .621. Como medida más general, se obtuvo también el coeficiente alfa de Cronbach para las 3 subescalas de naturaleza positiva-optimismo fundado-señaladas en el apartado teórico (AEBE, EXBE y LCIBE), alcanzando el coeficiente más alto con un valor de .797.
Deseabilidad social
En la tabla 3 se observó que los ítems de la ECPBE correlacionan más alto con sus propias subescalas que con la escala de deseabilidad social. Tan solo los ítems de autoeficacia de búsqueda de empleo obtienen correlaciones relativamente altas en DS, pero con valores menores que con su propia subescala AEBE.
Validez factorial
Un análisis factorial de los 12 ítems de la ECPBE, utilizando análisis de componentes principales con rotación varimax, revela claramente una estructura de 4 factores o componentes que se ajustan perfectamente, por un lado, a las tres expectativas de control de naturaleza positiva (autoeficacia en búsqueda de empleo, expectativas de éxito y locus de control interno) y, por otro, al locus de control externo (ver tabla 4). De los tres ítems LOC-E que configuran este último factor, como cabría esperar, los dos referidos a la faceta “poderosos” tienen pesos similares y más altos que el único ítem referido a la faceta “suerte”.
Discusión
El objetivo de este trabajo es establecer la fiabilidad y validez de la escala de Expectativas de Control Percibido de Búsqueda de Empleo (ECPBE). De acuerdo a los resultados obtenidos, se puede considerar en términos generales que la ECPBE es una escala válida y fiable para medir las expectativas de autoeficacia, de éxito y de locus de control en búsqueda de empleo.
La herramienta presenta una buena validez convergente-discriminante, un adecuado nivel de homogeneidad y una apropiada consistencia interna. El instrumento tiene también una buena estructura factorial. Los datos de la validez convergente y discriminante, así como la estructura factorial, además, apoyarían el modelo de EGC de Palenzuela (1989) en el que se ha basado la ECPBE. Las correlaciones de los ítems de cada escala con las demás sugieren que las tres expectativas de control de naturaleza positiva u optimista pueden ser consideradas conjuntamente como una sola sub-escala, acorde con el constructo optimismo fundado (Contador et al., 2012).
Utilidad y aplicaciones futuras de la ECPBE
Contar con un instrumento de medida de las expectativas de las personas desempleadas puede representar una ventaja sustancial para el desarrollo de políticas activas de empleo. En primer lugar, la aplicación temprana del ECPBE puede identificar de forma preventiva demandantes de empleo desmotivados y facilitar su incorporación a programas de activación que mejoren su perfil motivacional con el consecuente aumento de su probabilidad de inserción.
En segundo lugar, la escala ECPBE podrá evaluar la eficacia de las actuaciones dirigidas a modificar los aspectos motivacionales de las personas que buscan trabajo mediante una aplicación pre/post que verifique cambios en las expectativas de autoeficacia, éxito o locus de control de búsqueda de empleo. Así, se podrá elegir (y en su caso, financiar) aquellas intervenciones que produzcan mayores cambios con el menor esfuerzo, pudiendo optimizar la eficiencia de los recursos dirigidos a la orientación para el empleo.
En tercer lugar, la ECPBE representa una herramienta complementaria a los numerosos inventarios y cuestionarios construidos para evaluar las conductas de búsqueda de empleo. Esto permitirá diferenciar el impacto en las conductas de los cambios operados a un nivel menos visible: la actitud de las personas desempleadas.
En definitiva, podríamos concluir que la ECPBE representa una aportación interesante a los sistemas de medida que hasta ahora se aplicaban en orientación profesional para el empleo. Además es una escala específica, con lo que se evita el riesgo de trasladar medidas diseñadas para contextos más generales o de índoles ajenas a este trabajo como serían las escalas de psicodiagnóstico.
Evaluar las expectativas de control de búsqueda de empleo es útil para las personas que buscan trabajo ya que, mejorándolas mediante intervenciones de orientación para el empleo, pueden pasar a considerar la situación de paro como una etapa más en su vida-no necesariamente negativa-en la que aprovechar y desarrollar sus recursos personales para mejorar su ocupabilidad.
Limitaciones
El instrumento de medida se centra en tres tipos de expectativas muy concretas, dejando fuera otros constructos como el control secundario, las atribuciones, la indefensión aprendida, el valor del trabajo o el auto-concepto personal y profesional que han mostrado también su utilidad en el ámbito de la búsqueda de empleo, sin olvidar que el éxito en la búsqueda de empleo depende en gran medida de elementos contextuales. Tampoco incluye los recientes avances en el campo de las emociones (inteligencia emocional, resiliencia, competencias emocionales…) que tanta literatura están generando en la actualidad bajo las etiquetas de la psicología positiva o el coaching y que sin duda también aportarán escalas y herramientas útiles para mejorar las acciones de orientación profesional.
La escala se ha validado con una muestra española y en un contexto económico concreto. Sería conveniente valorar su utilidad en diferentes condiciones: países de economías con distintos niveles de desarrollo, colectivos específicos como mayores de 45 años o personas con una permanencia prolongada en desempleo.