INTRODUCCIÓN
La enfermedad por coronavirus (COVID-19) es un síndrome respiratorio agudo causado por un nuevo coronavirus, SARS-CoV-2. Los primeros casos se identificaron en China a fines de 2019 y, en solo unos meses, se extendió por todo el mundo1, su expansión acelerada excedió cualquier capacidad de planificación, pronóstico y respuesta, causando las mayores tasas de morbilidad y mortalidad, conocidas hasta ahora en el siglo XXI2. En ese contexto dramático el 11 de marzo de 2020 fue considerada pandemia3.
Datos obtenidos del John Hopkins University & Medical4 el 22 de noviembre de 2021 indican 258.079.329 casos confirmados y se registraron 5.157.195 muertes por COVID-19. En el Perú, el Ministerio de Salud5 reportó al 27 de noviembre 2.234.075 casos confirmados, 201.108 fallecidos y 91.762 dados de alta, situación que va en aumento cada día.
Esta crisis sanitaria ha evidenciado la precariedad y fragilidad de los sistemas de salud del mundo que han estado sometidos a una creciente presión asistencial. Así mismo, la pandemia ha dejado al descubierto la escasez de profesionales de la salud especialmente de enfermeras para manejar la atención desde la primera línea6. En este escenario, el personal de enfermería, ha desempeñado un papel protagónico y con ello se ha reconFigurado el estatus social de la profesión y su labor en tiempos de pandemia, dejando ver las capacidades y sus potencialidades ante una emergencia sanitaria internacional7.
El cuidado es un bien interior que persigue y define a los profesionales de enfermería, pero en esta pandemia los principios del cuidado integral del paciente y de cuidado personal entraron en conflicto debido al aumento de la presión laboral, el riesgo de infección, el estrés físico y emocional, los cambios en la vida laboral diaria, y la insuficiente disponibilidad de equipo de protección personal (EPP) adecuado8.
Por lo tanto, apoyar psicológicamente a las enfermeras/os es esencial para preservar la salud a corto y largo plazo, especialmente cuando los niveles de estrés ocupacional son muy altos. Las instituciones deben garantizar el bienestar psicológico de estos profesionales con el uso de diferentes estrategias que deben centrarse en la prevención, el apoyo y el tratamiento9.
Teniendo en cuenta la crisis causada por el nuevo coronavirus, las condiciones y enfermedades laborales y el posible impacto emocional en los profesionales de enfermería, surge la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuáles son las condiciones de trabajo y los factores asociados con la COVID-19 en el personal de enfermería que cuidan a pacientes sospechosos y confirmados? Para dar respuesta, el objetivo del estudio fue determinar la prevalencia de la COVID-19 en el personal de enfermería, las condiciones de trabajo y sus factores asociados.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio cuantitativo, descriptivo de corte transversal del tipo web-survey realizado entre los meses de noviembre 2020 a febrero de 2021 con personal de enfermería de tres hospitales públicos de Perú: El Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, Hospital II Vitarte y Hospital II San Isidro Labrador localizados en la ciudad de Lima. Estos hospitales, durante la pandemia, implementaron servicios exclusivos para la atención de pacientes con sospecha y diagnóstico de COVID-19.
La muestra del estudio fue por conveniencia a través de un proceso de muestreo no probabilístico; para el cálculo fue utilizada la fórmula de estimación de proporciones para una población conocida (N=1.180), con un nivel de confianza de 95% y un margen de error de 3%, obteniéndose finalmente una muestra de 513 participantes.
Los criterios de inclusión considerados en el estudio fueron: Enfermeras y técnicos / auxiliares de enfermería que trabajan en la atención de pacientes con COVID-19, experiencia de trabajo en la Unidad de pacientes hospitalizados o en la UCI con un tiempo igual o superior a seis meses. Los criterios de exclusión fueron: profesionales que se encuentren de vacaciones o con licencia por enfermedad durante el período de recolección de los datos y la no aceptación al consentimiento informado.
Para la recolección de datos, los participantes tuvieron acceso al enlace del formulario web-based survey, el mismo que fue enviado vía redes sociales. El formulario contenía el consentimiento informado y el instrumento que constó de dos secciones: La primera recogió información sociodemográfica tal como sexo, edad, grado de instrucción, condiciones de la vivienda, con quien vive, uso de transporte para dirigirse al trabajo, ingresos familiares y factores de riesgo que presenta el personal.
La segunda sección incluyó preguntas como si tuvo diagnóstico positivo de COVID-19, forma de movilizarse a su centro de trabajo, información sobre las condiciones de trabajo, trabaja en más de un lugar, la disponibilidad de Equipos de Protección Personal (EPP) y si tuvo capacitación previa para la atención a pacientes con la COVID-19.
El tratamiento de los datos se realizó con el software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) v. 26, se procedió con la limpieza de datos considerando como criterio de eliminación a aquellos casos que tenían por lo menos un dato perdido; de los 567 que respondieron el formulario fueron eliminados 72 participantes quedando como muestra final 495 datos válidos.
Se efectuó el análisis bivariado a través de la prueba Chi cuadrado para las variables categóricas; en las variables numéricas se comprobó el ajuste de la distribución de los datos a una distribución teórica y, al no comprobarse los supuestos de normalidad, se realizó el análisis a través de la U de Mann Witney. También se calcularon los Odds Ratio (OR) para analizar la ocurrencia de la COVID-19. El análisis se realizó considerando una significancia de 0.05.
La autorización para realizar el estudio fue aprobada el 30 de octubre de 2020 mediante resolución N° 42-IETSI-ESSALUD-2020, en el marco de la pandemia por COVID-19.
RESULTADOS
De los 495 profesionales de las tres instituciones de salud, 63% (312) eran del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, 20% (99) del Hospital San Isidro Labrador y 17% (84) del Hospital de Vitarte.
La prevalencia de personal de enfermería contagiados por la COVID-19 fue de 47.3%. Las variables sexo (OR=0.912, p=0.727), estado civil (OR=1.225, p=0.270), edad (OR=0.986, p=0.135) y número de personas en que viven en el hogar (OR=1.053, p=0.189) no mostraron asociación a la enfermedad. La variable escolaridad fue la única que mostró asociación significativa (OR=1.500, p=0.044), evidenciando una probabilidad de tener COVID-19 de 1.5 veces mayor en los que tienen estudios superiores frente a los que poseen estudios de posgrado (OR=1.50, p=0.04).
Las variables relacionadas con el trabajo como categoría profesional (OR=1.275, p=0.181), ser jefe o coordinador (OR=1.277, p=0.485), haber recibido entrenamiento (OR=1.154, p=0.455), trabajar en área exclusiva COVID (OR=1.275, p=0.201), trasladarse en transporte público (OR=1.254, p=0.308), trasladarse en auto privado (OR=1.033, p=0.897), utilizar transporte por aplicación (OR=0.854, p=0.607), transportarse caminando (OR=0.892, p=0.803), utilizar otro tipo de transporte (OR=2.530, p=0.116), falta de EPP (OR=1.137, p=0.480), y tiempo de trabajo (OR=1.000, p=0.878) no presentaron asociación significativa con la COVID-19. Respecto al sueldo ninguna categoría mostró asociación (p>0.05).
Nota: * Prueba U de Mann-Whitney ** En Perú el salario mínimo corresponde a S/. 930.00 soles o su equivalente a USD $ 226.83.
En cuanto a las variables relacionadas con la disponibilidad de equipos de protección personal como la falta de EPP en la institución (OR=1.137, p=0.480), respirador N95 (OR=0.913, p=0.64), respirador elastométrico (OR=1.709, p=0.244), mascarilla quirúrgica (OR=1.860, p=0.170), gafas protectoras (OR=1.367, p=0.386), mandilón descarTable (OR=1.179, p=0.442), protector facial (OR=0.844, p=0.656), guantes descarTables (OR=1.732, p=0.455), protector de calzado/botas descarTables (OR=0.672, p=0.274), gorro descarTable (OR=0.941, p=0.885), chaqueta descarTable (OR=1.425, p=0.163), pantalón descarTable (OR=1.239, p=0.352) y la falta de mameluco descarTable (OR=0.916, p=0.697) no mostraron evidencia suficiente para afirmar asociación con la presencia de la COVID-19.
En cuanto a las variables relacionadas con la salud como el pertenecer al grupo de riesgo (OR=0.802, p=0.317), enfermedad cardiovascular (OR=0.661, p=0.426), enfermedad respiratoria (OR=0.730, p=0.410), diabetes (OR=0.805, p=0.645), neoplasia (OR=0.472, p=0.290), persona inmunodeprimida por medicamentos (OR=0.730, p=0.63), enfermedad autoinmune (OR=0.411, p=0.318), estar embarazada (OR=1.117, p=0.893), ser mayor de 60 años (OR=0.792, p=0.694), ser fumador (OR=0.526, p=0.343), ser obeso (OR=1.120, p=0.813), y otros riesgos (OR=1.388, p=0.310) no mostraron evidencia suficiente para afirmar asociación con la presencia de la COVID-19.
DISCUSIÓN
En el estudio se identificó que la prevalencia de contagio de la COVID-19 en el personal de enfermería se aproximó a la mitad de la muestra de estudio. Los profesionales de salud han sido uno de los grupos más susceptibles a contagio por el coronavirus. Con el inicio de la enfermedad, en Wuhan, la prevalencia de profesionales contagiados fue de 3,5% a 29%10. Por otro lado, en Italia el número de contagiados, durante el inicio de la pandemia fue de 10,7%11, en España de 14%12 y Estados Unidos de 19%13.
Del personal de enfermería que participó en el estudio, alrededor de la tercera parte no recibió entrenamiento para atender a pacientes con la COVID-19. Aunque esta característica no mostró asociación significativa con la enfermedad, muchos consideran fundamental el entrenamiento y la capacitación del personal de salud para contribuir en la prevención, control, manejo de los casos, y la protección de sí mismos14. Por lo tanto, no se debe descuidar la capacitación, porque es un mecanismo fundamental para perfeccionar las competencias15, y es responsabilidad de los gestores garantizarla.
El estudio pone en evidencia que la mayoría del personal de enfermería se desplaza de su casa hacia su centro laboral en transporte público, siendo una minoría los que se transportan en auto privado, transporte por aplicación, caminando, u otro medio. El transporte público es el medio más utilizado por trabajadores esenciales, hecho que ha sido intensificado por la crisis y en un primer momento afectado también por las restricciones esTablecidas16.
En base a las características de transmisión del SARS-CoV-2 y la naturaleza de los sitios de transporte público, el riesgo de infección humana podría ser extremadamente alto debido a la duración de la ventana de tiempo de exposición, las rutas de transmisión y las características estructurales durante el viaje o el trabajo; por eso, desde el comienzo de la pandemia, según las disposiciones de los gobiernos de cada país, la mayoría de los operadores del transporte público implementaron medidas concretas para que los sistemas de tránsito ofrezcan seguridad contra la COVID-19 al personal y a los pasajeros17. Un estudio mostró que los operadores de transporte público adoptaron políticas de distanciamiento social, uso obligatorio de máscaras, detección de temperatura, rastreo de contactos, saneamiento de superficies expuestas y mejoras en la ventilación para inhibir la transmisión del virus18. Las estrategias implementadas buscaron mitigar el riesgo de contagio en espacios cerrados, concurridos y situaciones de contacto estrecho.
Otra medida fue el esTablecimiento de límites a la capacidad de transporte; tal es el caso de Reino Unido, Colombia17, y Perú19 quienes redujeron al 10%, 35%, y 50% respectivamente de su capacidad total.
En el estudio también se analizó la protección de los profesionales de salud que trabajan en la primera línea, y fue considerado fundamental debido a la contagiosidad y la virulencia de la enfermedad20, identificándose que entre el personal de enfermería que enfermó de la COVID-19, la mitad de los EPP no estaba disponible. Aunque no se encontró significancia estadística, es importante resaltar el alto riesgo de contagio que tuvieron estos profesionales a la COVID-19. Estos resultados coinciden con el estudio sobre condiciones laborales y EPP contra la COVID-19 en trabajadores de la salud en Perú, en el que solo el 53,9% recibió EPP en cada jornada laboral; el 40,6% nunca lo recibió; quienes trabajan sin relación laboral, algunas veces, y los menores de 56 años recibieron equipo incompleto. El 62,7% informó que nunca recibió una mascarilla N95 y solo el 0,5% recibió una mascarilla N95 por turno. Los materiales más entregados fueron guantes, mandilón y gorro21.
En China un estudio demostró que la infección de los trabajadores de la salud estuvo directamente relacionada con la disponibilidad de EPP adecuado10. Otro estudio en Estados Unidos y el Reino Unido evidenció que la falta de disponibilidad, el uso inadecuado y la reutilización de los EPP incrementan el riesgo de contraer la COVID-19 en los trabajadores de la salud de primera línea22. Estos hechos muestran la alta vulnerabilidad del personal de salud a enfermar y morir por la COVID-19. En ese sentido, la OMS, insta a los gobiernos y las autoridades garantizar la salud y la vida de los trabajadores sanitarios de primera línea, preservando así la de los pacientes23.
Con respecto a los factores de riesgo, en el estudio se identificó que, entre el personal de enfermería, 234 presentaban algún factor de riesgo; de ellos, el 43% se enfermó de la COVID-19. Si bien no se encontró significancia estadística, es resaltante el riesgo que tenían estos profesionales. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de que las instituciones de salud inviertan en la salud de los trabajadores.
La literatura muestra que existen diferentes factores de riesgo que incrementan la posibilidad de presentar complicaciones graves y causar la muerte. Entre los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad están la edad avanzada (ser adulto mayor), pertenecer al sexo masculino, tener el hábito de fumar, sufrir de enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes mellitus, tuberculosis, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares, accidente vascular cerebral y alteración en los marcadores sanguíneos24, obesidad, que puede predisponer a las personas a presentar síntomas más graves explicado por la inflamación, la fisiología alterada y la disfunción inmunitaria25. En cuanto a la diabetes mellitus, esta causa en el organismo un estado inflamatorio crónico de bajo grado aumentando el riesgo para enfermar26.
A nivel de los marcadores sanguíneos, la función deficiente de las células T y el aumento de la interleucina 6 son factores que aumentan el riesgo y la gravedad de la infección por SARS-CoV-227. Por último, la interacción del SARS-CoV-2 y el sistema renina-angiotensina aldosterona, podría contribuir a la sobrerrepresentación de la hipertensión entre los pacientes con COVID-19 grave28.
Finalmente, la significancia estadística mostrada entre el nivel de escolaridad y la COVID-19 en el personal de enfermería, evidencia una probabilidad de riesgo 1.5 veces mayor de enfermarse en el grupo de personas con estudios superiores, en comparación con los que tienen estudios de posgrado. Este resultado concuerda con lo reportado en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición sobre la COVID-19 desarrollada en México donde las prevalencias mayores se encontraron en personas con estudios de educación secundaria y media superior, siendo menor en las personas con estudios superiores29. Un sustento adicional que reforzaría lo mencionado, se observa en la comparación de las cantidades porcentuales en el grupo que recibió entrenamiento donde existe una diferencia del 8% entre el grupo de personas que contrajeron y las que no contrajeron la enfermedad.
Entre las limitaciones del estudio se expone: La recolección de datos se realizó en plena pandemia, cuando el personal estaba sobrecargado y cansado, lo que pudo haber limitado la cantidad de participantes. Asimismo, el recojo de la información se dio desde noviembre de 2020 hasta febrero de 2021, período de fin de año y vacaciones.
El estudio aporta contribuciones al campo de la práctica, la investigación y la docencia. En el campo de la práctica, presenta las condiciones laborales y de salud de los trabajadores de tres hospitales públicos de Lima-Perú, que fueron declarados referentes en la atención de COVID-19; destaca la necesidad de invertir en la salud de los trabajadores, en equipos de protección individual y en educación continua.
La investigación, abre la posibilidad de profundizar estudios sobre las causas potenciales para contraer la COVID-19 entre los profesionales de nivel superior y sobre las experiencias de estos profesionales en un período tan difícil y único en la historia de la práctica profesional en la atención de personas con COVID- 19, además de los significados de tener la enfermedad y lidiar con las pérdidas y el dolor. Por último, en el campo docente, incentiva la necesidad de replantear los planes de estudio de las instituciones educativas superiores para que preparen a los jóvenes que ingresarán al mundo laboral para liderar los nuevos desafíos que se presentarán. La pandemia es un presagio de que el mundo está experimentando cambios y que es necesario cuidar del planeta.
CONCLUSIONES
De los 567 profesionales que respondieron al web-survey, la prevalencia de COVID-19 en los profesionales de enfermería fue de 47.3%. La variable escolaridad fue la única que mostró asociación significativa con dicha enfermedad, presentando una probabilidad de tener COVID-19, 1.5 veces mayor de los que tienen estudios supriores frente a los que poseen estudios de posgrado.
No se identificó asociación significativa a COVID-19 entre las características demográficas como el sexo, estado civil, edad y número de personas que viven en el hogar; tampoco se evidenció asociación con las variables relacionadas con el trabajo como categoría profesional, sueldo, haber recibido entrenamiento, trabajar en área exclusiva COVID-19, falta de EPP, tiempo de trabajo, trasladarse en transporte público, en auto privado, en transporte por aplicación, caminando o utilizar otro tipo de transporte.
En cuanto a las variables relacionadas con la salud no mostraron evidencia suficiente para afirmar asociación con la presencia de COVID-19 el pertenecer al grupo de riesgo; tener enfermedad cardiovascular, respiratoria y autoinmune, diabetes, neoplasia; persona inmunodeprimida por medicamentos; estar embarazada; ser mayor de 60 años; ser fumador, obeso, y otros riesgos.
La investigación aporta contribuciones importantes a la práctica, la investigación y la docencia en enfermería.