RESUMEN
Referencia del documento de práctica clínica basada en la evidencia:
Orvay-Vázquez E, Pol-Castañeda S, Castaño-Bartolomé L. Cuidados de enfermería en la paciente intervenida de cirugía de cáncer de mama. Enfermería anestesia, Reanim y Ter del dolor. 2020;5(1):1-11.
Introducción
El cáncer de mama (CM) es el tumor maligno más frecuente en mujeres en todo el mundo. Se calcula que una de cada ocho mujeres españolas lo padecerá en algún momento de su vida. En 2019 se registraron en España 33315 casos nuevos de CM en la población femenina, perteneciendo 735 a Baleares. Se estima que este año 2020 esta cifra aumente a 775, sólo en el archipiélago.
Frecuentemente estas mujeres requieren cirugía como parte del diagnóstico, del tratamiento o como medida paliativa. En el año 2018, en el Hospital Universitario Son Espases (HUSE) de Palma de Mallorca, se realizaron 338 cirugías relacionadas con CM. Sin embargo, el HUSE, no disponía de un protocolo validado para proporcionar los cuidados de enfermería antes, durante y después del proceso de hospitalización quirúrgico. El uso de planes de cuidados estandarizados se relaciona con un aumento de la calidad asistencial, por lo que se propone la creación del mismo.
Objetivo
General: Elaborar un plan de cuidados estandarizado para las pacientes que se realizan cirugía de CM.
Específicos:
Desarrollar los principales diagnósticos enfermeros según la taxonomía NANDA.
Definir los objetivos para la correcta recuperación tras la cirugía según la taxonomía NOC
Describir las actividades de enfermería en la atención previa y posterior a la cirugía según la taxonomía NIC
Métodos, fuentes de datos
Se realizó una búsqueda estructurada de la bibliografía disponible en CUIDEN, CINHAL y PUBMED a través los Descriptores en ciencias de la salud (DeCS) y los Medical Subject Headings (términos MeSH) en el caso de Pubmed, incluyéndose finalmente un total de 14 artículos. Se utilizó la taxonomía NANDA, NIC y NOC para realizar el plan de cuidados.
Resultados
Se creó un protocolo de cuidados de enfermería para atender a las pacientes intervenidas de CM donde se incluyó un glosario de términos específicos relacionados con el procedimiento diagnóstico y tratamientos quirúrgicos que suelen aplicarse, así como un plan de cuidados con actividades a llevar a cabo por parte de las enfermeras y los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, organizado según la taxonomía vigente NANDA, NIC y NOC, así como el desarrollo del proceso, como se muestra en la (Tabla 1. Plan de cuidados NANDA-NOC-NIC).
Necesidades Virginia Henderson | DIAGNOSTICO ENFERMERO | NOC | NIC | ||
---|---|---|---|---|---|
II | Déficit de autocuidado, alimentación | Cuidados personales, comer | 303 | Ayuda con los autocuidados, alimentación | 1803 |
III | Deterioro de la eliminación urinaria | Eliminación urinaria | 503 | Manejo eliminación urinaria, cuidados | 590 |
Déficit de autocuidado, uso del WC | Cuidados personales, uso del inodoro | 310 | |||
IV | Deterioro de la habilidad para la translación | Realización de transferencia | 0210 | Traslado de una superficie a otra estando echado | 21009 |
Deterioro de la movilidad física | Cuidados personales: actividades de la vida diaria | 300 |
Ayuda al autocuidado Enseñanza: actividad/ ejercicio prescrito |
1800 5612 |
|
VII | Riesgo de hipotermia perioperatoria | Termorregulación | 0800 |
Regulación de la temperatura Tratamiento de la hipotermia |
3900 3800 |
VIII | Déficit de autocuidado, baño / higiene | Cuidados personales: higiene | 305 | Ayuda con los autocuidados: baño / higiene | 1801 |
Deterioro de la integridad cutánea | Curación de la herida: por primera intención | 1102 | Cuidados de las heridas | 3660 | |
IX | Temor | Autocontrol del miedo | 1404 |
Potenciación de la seguridad Enseñanza: proceso de enfermedad |
5380 5602 |
Riesgo de retraso en la recuperación quirúrgica | Recuperación quirúrgica; convalecencia | 2304 |
Cuidados postanestesia Terapia intravenosa Cuidados de las heridas Manejo de un dispositivo de acceso venoso central (DAVC) Cuidado de las heridas: drenaje cerrado Sondaje vesical |
2870 4200 3660 4054 3662 0580 |
|
Signos vitales | 0802 | ||||
Severidad de las náuseas y vómitos | 2107 | ||||
Riesgo de baja autoestima situacional | Autoestima | 1205 |
Aceptación del estado de salud Apoyo emocional Apoyo en la toma de decisiones Asesoramiento Enseñanza proceso de enfermedad |
1300 5270 5250 5240 5602 |
|
Dolor agudo | Control del dolor. | 1605 |
Manejo del dolor Administración de analgésicos |
1400 2210 |
|
XIII | Conocimientos deficientes | Conocimiento régimen terapéutico | 1813 |
Educación sanitaria Facilitar el aprendizaje Enseñanza: proceso de enfermedad Enseñanza: actividad/ ejercicio prescrito Planificación del alta |
5510 5520 5602 5612 7370 |
Entorno seguro de asistencia sanitaria | 1934 |
Manejo de la alergia Preparación quirúrgica |
6410 2930 |
RECOMENDACIONES
El plan de cuidados recoge el desarrollo de actividades a llevar a cabo en diferentes fases:
Fase prequirúrgica, donde se explica la acogida de la paciente y familia
Fase postquirúrgica inmediata, con actividades dirigidas a la atención postreanimación anestésica en las primeras 24 horas
Fase postquirúrgica al alta, donde se dan las recomendaciones para una recuperación adecuada.
Junto al informe de alta de enfermería se administra un programa de recomendaciones orientado a fomentar el autocuidado y la recuperación precoz. Además, se añade un apartado de páginas webs y asociaciones de interés. Está enfocado en las siguientes áreas:
COMENTARIO
El CM supone una experiencia vital y un gran impacto emocional para las pacientes. El diagnóstico, la cirugía y el tratamiento son momentos críticos. A consecuencia de ellos, las pacientes sufren cambios de roles en sus vidas, tanto laboral como personal, y se enfrentan a las secuelas físicas y psicológicas del CM. Schumacher et al. describen las consecuencias psicológicas persistentes que pueden surgir tras el diagnóstico de CM (1 y según la American Cancer Society, un 22% de las pacientes sufre depresión tras este proceso. Las usuarias deben adaptarse a su nueva realidad, los profesionales de la salud que participan en este proceso así como la información que proporcionen en cada etapa juegan un papel fundamental (2-4.
Estas mujeres son atendidas por múltiples profesionales en diversos ámbitos asistenciales. Todo ello genera que la paciente reciba una información fragmentada, dificultando una mirada integral del proceso. Uno de los grandes hándicaps en estos equipos es la alta rotación de los profesionales tanto en hospitalización como en los diferentes ámbitos de salud. Disponer de un plan de cuidados estandarizado no sólo facilitará el proceso de atención por parte del equipo, sino que ayudará a reducir la variabilidad en la atención y sobretodo en la información que le llega a la paciente.
Proporcionar una información adaptada a las diferentes fases del proceso desde la sospecha al diagnóstico y los distintos tratamientos, ayuda a las pacientes a afrontar mejor la situación, aumentando a su vez la sensación de control sobre sí mismas 2,4. El artículo presenta un plan de cuidados estandarizado que contempla las actividades necesarias a desarrollar en cada momento por parte de los profesionales, además de servir como una guía para realizar educación para la salud con el objetivo de incrementar los conocimientos de las pacientes.
La paciente empoderada y debidamente informada identifica adecuadamente sus necesidades y realiza un mejor consumo de los recursos asistenciales, por ello son tan importantes los cuidados durante su estancia hospitalaria así como asegurar la continuidad de los mismos en el domicilio 3,4.
Las recomendaciones que se ofrecen al alta forman parte de un proyecto de investigación denominado “proyecto ReCiMa” que nace precisamente de esta necesidad de ofrecer recomendaciones consensuadas. Este proyecto tiene por objetivo evaluar el impacto de las recomendaciones al alta sobre el número de complicaciones derivadas de la cirugía, la percepción del conocimiento sobre alimentación, ejercicio, descanso, apoyo emocional, evitar peligros y signos de alarma y satisfacción de las usuarias sobre la información recibida.
Medir el impacto que tienen los cuidados de enfermería cuando se realizan cambios en los planes de cuidados es una oportunidad para mejorar, teniendo además la certeza de dónde se encuentran los ámbitos de mejora. El hecho de que estos profesionales puedan obtener un feedback de los cuidados prestados aumenta la adherencia al propio plan basado en la evidencia.
El hecho de que puedan llevarse las recomendaciones en un formato físico, en los documentos mencionados, facilita la consulta con tranquilidad, siendo útil en caso de dudas ya que el ingreso hospitalario supone una fuente de estrés, lo que dificulta la asimilación de la información.
Por otra parte, unificar criterios y tener una base común de información, disminuye errores e incrementa el rendimiento del equipo de salud, lo que consigue aumentar la seguridad del propio paciente (5. El programa de recomendaciones fue elaborado por la mayoría de profesionales que forman parte del equipo asistencial en las unidades donde ingresan estas pacientes, por lo que se ha creado en función de necesidades detectadas por ellos mismos, lo que supone además una mejora de la motivación del grupo. Además, servirá de apoyo al personal de nueva incorporación.
Como profesionales de la salud es nuestra responsabilidad dar una información de calidad, adaptándonos a las diferentes capacidades de las usuarias a las que atendemos (4. Es por ello que en el programa de recomendaciones se incluye la lengua de signos. El plan de cuidados estandarizado junto con estas recomendaciones basados en la evidencia son una fuente fiable de información y están desarrollados con el fin de mejorar la calidad de vida de las usuarias, convirtiéndose en una herramienta para guiar a los profesionales y empoderar a la paciente en su propia capacidad de autocuidado.
El proyecto ReCiMa puede servir como punto de partida para futuras investigaciones y seguir analizando el impacto que tienen las recomendaciones al alta en el bienestar real de las usuarias, que es el denominador común que debería impregnar nuestra práctica.