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Psychology, Society & Education

versión On-line ISSN 1989-709X

Psychology, Society & Education vol.15 no.1 Córdoba ene./abr. 2023  Epub 18-Mar-2024

https://dx.doi.org/10.21071/psye.v15i1.15508 

Artículos

Prevalencia y correlatos de la violencia en el noviazgo en las adolescentes y jóvenes mexicanas

Prevalence and correlates of dating violence among Mexican adolescent and youth women

Rogelio Rodríguez-Hernández1  *  , Nemesio Castillo Viveros1  , Esteban Eugenio Esquivel-Santoveña1 

1Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Ciudad Juárez (México)

Resumen

El propósito del presente estudio fue conocer la prevalencia y correlatos de la violencia emocional, física y sexual reciente en relaciones de noviazgo en una muestra nacional representativa de mujeres mexicanas solteras de 15 a 24 años (n = 7,140; Medad = 19.3; DT = 2.7). La fuente de información fue la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021 (ENDIREH-2021) y se usó un marco ecológico y una perspectiva del conflicto para organizar e interpretar la información. Se encontró que el 19.9%, 2.7% y 2% de las participantes vivieron violencia emocional, física y sexual, respectivamente, en una relación de noviazgo durante el último año. Los factores asociados con los abusos fueron la condición de discapacidad, la violencia vivida en la infancia y por la familia actual de forma reciente, el tiempo con la pareja, el empleo y la participación social. En tanto, las variables que disminuyeron la probabilidad de violencia fueron la escolaridad y el sostener actitudes ante la igualdad de responsabilidades en hombres y mujeres. Estos hallazgos tienen implicaciones para las políticas de atención y prevención de la violencia en el noviazgo.

Palabras clave: Violencia en el noviazgo; Mujeres; Juventud; Correlatos

Abstract

The purpose of this study was to know the prevalence and correlates of recent emotional, physical, and sexual violence experienced in dating relationships among a representative national sample of 15 to 24-year-old single Mexican women (n = 7,140; Mage = 19.3; SD = 2.7). The source of information was the National Survey on the Dynamics of Relationships in Households 2021 (ENDIREH-2021) and an ecological framework, and a conflict perspective were used to organize and interpret the information. It was found that 16.32%, 2.66% and 2% of the participants had suffered emotional, physical, and sexual violence, respectively, in a dating relationship during the last year. Factors that increased the risk of dating violence were disability condition, violence in childhood, recent violence by the family, time with the partner, employment, and social participation. Variables that protected from abuse were school years, and attitudes toward equality among men and women. These findings have implications for policies aimed at ending preventing dating violence.

Keywords: Dating violence; Women; Youth; Correlates

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2012) define a la violencia de pareja como “cualquier comportamiento dentro de una relación íntima que causa daño físico, psicológico o sexual a los involucrados” (p. 1). Esos comportamientos incluyen actos de violencia física, emocional, sexual y conductas de control. Al analizar encuestas de diversos países, este organismo estima que en Latinoamérica el 25% de las mujeres de 15 a 49 años han experimentado violencia física y/o sexual de una pareja masculina alguna vez en la vida y el 8% durante el año previo al estudio (OMS, 2021). Este problema afecta la salud física y mental de las víctimas (Lawrence et al., 2012).

La violencia de pareja es un fenómeno complejo y multifacético, por lo que este trabajo se centra en la que sucede en los noviazgos juveniles desde el marco de los conflictos interpersonales. Desde dicha perspectiva, el conflicto de interés (de cada individuo) es inherente a toda relación interpersonal y una forma disfuncional de dirimir dichos conflictos es a través de la fuerza (para avanzar los propios intereses). Los niveles altos de conflicto de interés, entonces, están vinculados a hostilidad entre los miembros del grupo o pareja (Straus, 1979). El noviazgo juvenil es un espacio de intimidad y apoyo, pero también puede ser un escenario en el que el conflicto de interés, la falta de habilidades de resolución de conflictos y comunicación pueden derivar en hostilidad y métodos disfuncionales/violentos, trastocando el bienestar de las víctimas y convirtiéndose a su vez en factor de riesgo para los abusos en las parejas adultas (Gómez, 2011). Existen estudios en México (e.g. Casique, 2018; Espinobarros-Nava et al., 2018; Esquivel-Santoveña et al., 2019; Rojas-Solís, 2015) y en el contexto internacional (López-Barranco et al., 2022; Marcos et al., 2022; Tomaszewska y Schuster, 2021) que evidencian la prevalencia y dinámicas de violencia en el noviazgo en ambos sexos, mostrando que son cualitativamente distintas a las encontradas en relaciones más consolidadas (Castro y Casique, 2010; Rojas-Solís, 2015). Por tanto, el presente estudio analiza los abusos en el noviazgo, desde un marco de resolución de conflictos cotidianos, inherentes (aunque no exclusivos de) a los noviazgos. Si bien la literatura sobre violencia en el noviazgo ha encontrado relevante indagar la magnitud del fenómeno en ambos sexos, debido a las características de la fuente de información utilizada el análisis presentado contempla a mujeres mexicanas en relaciones de noviazgo.

La extensión y consecuencias de la violencia en el noviazgo lo convierten en un problema social y de salud que es menester estudiar en los países en vías de desarrollo, concretamente en México, para contar con información objetiva que enriquezca los diagnósticos sobre el problema y que fundamenten las políticas que lo atiendan.

El entendimiento de la violencia en el noviazgo implica indagar en los factores que la potencian y la inhiben. Para ello, se debe considerar que la violencia está determinada por factores individuales y sociales que actúan conjuntamente y en formas complejas. De esta manera, un enfoque ecológico es útil para comprender a cabalidad los determinantes de la violencia en los contextos donde ocurre (Dutton, 1995).

Particularidades del noviazgo y de la violencia en el noviazgo

El noviazgo es definido como una relación diádica que involucra interacciones sociales y actividades compartidas con intenciones explícitas o implícitas de continuar hasta que una o ambas partes la termine o establezcan otra relación de mayor compromiso (por ejemplo, la cohabitación o el matrimonio) (Straus, 2004). En cuanto a sus significados, para los adolescentes y jóvenes estas relaciones representan romanticismo, confianza, respeto y apoyo (Morales-Rodríguez y Diaz-Barajas, 2013). Asimismo, el sentido y expresiones del noviazgo varían a través de las sociedades y a la par de los cambios respecto a, entre otros fenómenos, los roles de género, las relaciones familiares y afectivas, así como la influencia de las tecnologías digitales en la vida cotidiana (Castro y Casique, 2010; Leadbeater et al., 2018; Rojas-Solís y Flores, 2013).

Ahora bien, en el noviazgo puede presentarse la violencia. Si bien las agresiones suceden en cualquier tipo de vínculo interpersonal, los abusos en el noviazgo adolescente y juvenil tienen características distintas a los que suceden en las parejas adultas. En este sentido, Muldford y Giordano (2008) plantean que la relativa igualdad de poder entre los miembros, la falta de experiencia en la negociación de las relaciones románticas adolescentes y la influencia de los pares en la vida social de la pareja dan matices particulares a la violencia en los noviazgos. A lo anterior se ha agregado la falta de dependencia económica de la mujer hacia el hombre en las parejas juveniles (con la implicación vivir una relación más igualitaria, sobre todo en la toma de decisiones y la autonomía) (Castro y Casique, 2010).

Prevalencia de violencia en el noviazgo a nivel internacional y en México

Los estudios de prevalencia de la violencia en el noviazgo realizados a nivel internacional muestran, en líneas generales y con un panorama variado, proporciones de victimización importantes en adolescentes y jóvenes. Por ejemplo, el estudio paradigmático de Straus (2004) realizado con estudiantes de 31 universidades en 16 países arrojó que la perpetración de violencia física reciente hacia una pareja iba del 17.1% al 44.7% en hombres y mujeres.

Por su parte, existen estudios de revisión y metaanálisis que han tratado de conocer las dimensiones del problema de forma más precisa. Aunque hombres y mujeres pueden ser víctimas y perpetradores de agresiones en el noviazgo, en las siguientes líneas se presentarán los hallazgos sobre recepción de abusos en mujeres. Así, Rubio-Garay et al. (2017) analizaron 113 estudios publicados hasta 2013 y con al menos 500 participantes entre 12 y 35 años, encontrando porcentajes de victimización de 1.2% al 41.2% en la violencia física, de 9.3% al 95.5% para la violencia psicológica y entre 1.2% y 64.6% en la violencia sexual. Otro metaanálisis de 96 investigaciones sobre prevalencia de violencia física y 31 de violencia sexual en noviazgos de jóvenes de 13 a 18 años arrojó porcentajes de violencia física y sexual en mujeres de 21% y 14%, respectivamente (Wincentack et al., 2017).

Cabe mencionar que una mayoría de las investigaciones revisadas en el párrafo anterior se realizó principalmente con muestras de universitarios norteamericanos y/o europeos. Además, se efectuaron con participantes de diversos rangos de edad y para evaluar la violencia usaron instrumentos diferentes, por lo que esto podría explicar la existencia de márgenes tan amplios de victimización. Sin embargo, los trabajos indican que la violencia en el noviazgo es un fenómeno extendido entre los adolescentes y jóvenes de muchos países.

En México existen estudios de prevalencia de la violencia en el noviazgo, aunque principalmente con muestras de estudiantes. De esta forma, Rivera-Rivera et al. (2007) recolectaron información de 7,960 jóvenes entre 12 y 21 años del centro del país y detectaron que el 9.88% de las participantes sufrieron agresiones físicas, el 9.37% psicológicas, y el 8.63% ambos tipos de violencia. Otro estudio utilizó la información de una muestra nacional representativa de jóvenes de 15 a 24 años, encontrando que el 2.98% de las mujeres había recibido violencia física, el 35.78% violencia emocional y el 8.16% violencia sexual en el noviazgo actual o más reciente (Castro y Casique, 2010). Por último, una investigación efectuada con 13,427 estudiantes de bachillerato de tres estados mexicanos encontró porcentajes de victimización reciente en las mujeres del orden de 46.7% en la violencia emocional, 13.4% en la violencia física y 8% para la sexual (Casique, 2018). A pesar de la discrepancia de estos resultados, estos trabajos indican que la violencia entre novios es un fenómeno cotidiano para los jóvenes mexicanos desde los inicios de la pubertad.

Factores de riesgo para la violencia en el noviazgo

A nivel internacional se han documentado algunos factores asociados a recibir abusos en el noviazgo. Como marco organizador en la revisión de estos factores se emplea un modelo ecológico, en donde se concibe la violencia como un producto de la interacción de elementos ubicados en cuatro sistemas: sistema individual u ontogénico, microsistema, exosistema y macrosistema (Dutton, 1995). Los primeros abarcan los elementos de la historia individual; el microsistema incluye principalmente a la familia y las relaciones cercanas; en tanto, el exosistema se refiere a las estructuras sociales que influyen en los contextos inmediatos de la persona, mientras que el macrosistema representa los valores culturales y sistemas de creencias.

En cuanto a los factores individuales u ontogénicos, los abusos familiares durante la infancia han predicho reiteradamente la victimización. De esta forma, un metaanálisis encontró efectos pequeños de los maltratos sexuales, psicológicos, físicos, la negligencia y el ser testigo de violencia entre los progenitores durante la niñez en la victimización femenina en relaciones de noviazgo (Hébert et al., 2019). Esto se corroboró en un estudio con estudiantes de preparatoria en México, en donde una mayor exposición a los maltratos en la infancia y distintos patrones educativos de los padres estuvieron vinculados a mayores experiencias de violencia en el noviazgo (Esquivel-Santoveña, 2019). Otros factores individuales son el consumo de alcohol y de drogas ilegales (en las víctimas) (Duval et al., 2020; Rivera-Rivera et al, 2007). Específicamente, el consumo de alcohol aumenta el riesgo de abusos sexuales (Duval et al., 2020). Asimismo, las relaciones sexuales en edades tempranas, el embarazo precoz y el número de parejas sexuales guardan relación con la victimización (Duval et al., 2020; Gracia-Leiva et al., 2019).

Por lo que respecta a los elementos del microsistema, el estudio de Hébert et al. (2019) presentó evidencia sobre la influencia de la falta de apoyo y monitoreo de los padres en la victimización. Otro estudio de metaanálisis documentó que la parentalidad negativa, los problemas en la relación familiar y el miedo a la violencia familiar estaban relacionados con los abusos (Gracia-Leiva, et al., 2019). Respecto a los pares, hay evidencia de que la afiliación con amistades con comportamientos desviados, así como la violencia y acoso sexual por parte de estos, predicen los abusos hacia las mujeres, mientras que la amistad con pares que proporcionan apoyo protege de la violencia (Garthe et al., 2017; Gracia-Leiva et al., 2019; Hébert et al., 2019).

En las variables del exosistema se tiene que la pobreza, el residir en barrios peligrosos y el recibir apoyo de la comunidad se relacionan con la victimización (Coker et al, 2014; Gracia-Leiva et al., 2019). Asimismo, la percepción de inseguridad en la escuela se asocia con los abusos (Earnest y Brady, 2016). Por otra parte, un estudio mostró en Estados Unidos una correlación entre un índice de desigualdad de género (compuesto por variables tales como la salud reproductiva y la participación femenina en el mercado laboral) y la violencia física hacia mujeres adolescentes en el noviazgo (Gressard et al., 2015).

En el caso del macrosistema, las normas que regulan las relaciones de género se asocian con la violencia. De esta manera, los adolescentes preocupados por ser percibidos como poco masculinos tienen más probabilidad de ejercer violencia sexual (Reidy et al., 2015). Otro hallazgo de interés es el relativo a que el sostener concepciones tradicionales de los roles de género (por encima de las igualitarias) aumenta el riesgo de padecer violencia física y emocional en las jóvenes (Castro y Casique, 2010). Además, pertenecer a una minoría cultural se asocia con la perpetración y victimización en mujeres (Gracia-Leiva et al., 2019).

Como se puede apreciar, algunos de estos factores de riesgo son comunes a los de la violencia en parejas adultas, como la historia de maltratos en la niñez, el consumo de drogas y la adhesión a las normas de género (Capaldi et al., 2012). Sin embargo, hay otros que son propios de los ambientes donde transcurren las relaciones de noviazgo juveniles, como la influencia de los pares, la falta de monitoreo parental y el clima escolar.

El presente estudio

La presente investigación tiene como objetivo estimar la prevalencia de la victimización psicológica, física y sexual en relaciones de noviazgo recientes en una muestra nacional representativa de mujeres mexicanas de 15 a 24 años. Asimismo, se tiene la intención de conocer los factores riesgo individuales y sociales para la victimización siguiendo un modelo ecológico. Dada la evidencia sobre la influencia de factores sociales, contextuales e individuales en la violencia en esas relaciones, se hipotetiza que las variables ubicadas en los cuatro sistemas del marco ecológico tendrán relación con la probabilidad de que las participantes reciban abusos en el noviazgo.

Este estudio se justifica debido a que una parte de las investigaciones consultadas para este trabajo se realizó con participantes escolarizados, por lo que tener muestras de mujeres fuera del sistema educativo es una oportunidad para estimar con una mayor exactitud la violencia en los noviazgos en las jóvenes mexicanas. La relevancia de esta investigación también se deriva de la necesidad de información sobre la violencia en la tercera década del siglo XXI, en particular durante la época del confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19.

Método

Participantes

En esta investigación se usaron los datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH-2021), un proyecto llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que recaba información en una muestra representativa de mujeres mexicanas mayores de 14 años de la violencia vivida en diversos ámbitos (INEGI, 2022). Los criterios para incluir a las participantes fueron: 1) tener de 15 a 24 años; 2) ser soltera; y 3) tener o haber tenido una relación de pareja. Se excluyeron las casadas, divorciadas, viudas y/o que cohabitaran o hubieran cohabitado con una pareja. En total, las jóvenes que cumplieron esos requisitos fueron 7,140, cantidad que representa el 41.6% del total de participantes de 15 a 24 años en el proyecto (Tabla 1).

Tabla 1. Características de las participantes 

x s Mín-Máx
Edad 19.3 2.7 15-24
Años de escolaridad 11.7 2.5 0-17
Número de parejas que ha tenido 2.3 1.7 1-39
Maltratos físicos y emocionales en la infancia 1.1 1.7 0-8
Violencia en la familia actual 0.9 2.7 0-30
Disponibilidad de apoyo social 4.8 .5 0-5
Pertenencia social 2.5 1.3 0-6
Actitud a la igualdad de género 4.7 .7 0-5
Porcentaje
Tiene hijos 4.7
Tiempo en la relación
Hasta tres meses 15.4
De cuatro a 11 meses 28.7
Un año o más 55.2
No recuerda 0.7
Pertenencia indígena 3
Estrato socioeconómico
Bajo 14.8
Medio bajo 55
Medio alto 20.8
Alto 9.5
Asiste a la escuela 66.5
Posee un trabajo remunerado 41.3
Condición de discapacidad 7.5
Ámbito de residencia
Urbano 79.5
Rural 20.5

Instrumentos

Se emplearon el cuestionario general y el dirigido a solteras de la ENDIREH, tomándose las secciones que representaran a las variables independientes en los cuatro niveles ecológicos (sección 2 del cuestionario general, y secciones 5 - 8, 11 - 13, 16 y 19 del cuestionario para solteras) y a las variables dependientes (sección 14 del cuestionario para solteras). Los cuestionarios están disponibles en el micrositio del proyecto (INEGI, 2022).

Así, en el nivel individual, las variables, su categorización y reactivos usados fueron: poseer un empleo (variable dicotómica; reactivo 8.4), condición de discapacidad (variable dicotómica creada con las respuestas distintas a no tiene dificultad en los reactivos sobre la incapacidad o dificultad para ver, escuchar, hablar y moverse; reactivos 19.1.1 - 19.1.8), tener hijos (variable dicotómica; reactivo 13.1), años de escolaridad (reactivo 2.7), número de parejas (reactivo 13.11.C) y tiempo en la relación de noviazgo (reactivo 13.C.3). Además, se elaboró un índice de abusos en la infancia, formado con la suma de las respuestas a cuatro reactivos sobre la victimización física y emocional durante la niñez (reactivos 12.4 - 12.7; α = .77).

Las variables independientes del microsistema fueron la disponibilidad de apoyo social y la violencia familiar. En el primer caso, con los reactivos 16.3.1 - 16.3.6 se creó un índice con la sumatoria de seis respuestas sobre la posibilidad de solicitar ayuda a personas cercanas ante situaciones cotidianas (α = .6). En la violencia familiar se construyó un índice sumando las respuestas de la participante a 11 reactivos sobre recibir agresiones físicas y emocionales por familiares en el último año (reactivos localizados en la sección 11.1; α = .77; rango 0 - 33). En ambas variables, cuanto mayor fuera el puntaje obtenido había, respectivamente, apoyo social y violencia familiar más altos.

Para las variables independientes del exosistema y macrosistema se consideró lo siguiente: en el primer caso se incluyó el estrato socioeconómico (variable ordinal), el ámbito de residencia (rural o urbano), así como los reactivos sobre la asistencia a la escuela (variable dicotómica; reactivo 7.2) y considerarse indígena (variable dicotómica; reactivo 2.1). Además, se creó un índice sobre pertenencia social con la suma de las respuestas a seis reactivos sobre la participación en reuniones sociales (reactivos 16.2.1 - 16.2.6; α = .6). Para el macrosistema se creó un índice de equidad de género con las respuestas a cinco reactivos sobre cómo deberían ser las responsabilidades de ambos géneros en tareas cotidianas (reactivos 6.1.1 - 6.1.5; α = .7). En estas dos últimas variables el crecimiento de los puntajes denotaba, de forma respectiva, mayor pertenencia social y actitudes más equitativas hacia los roles de género.

Las variables dependientes fueron la violencia emocional, física, sexual y la combinación de estas, recibidas en una relación de pareja durante el último año. En este sentido, se tomaron en cuenta los reactivos del 14.3.1 al 14.3.29, los cuales poseían un formato de respuesta tipo Likert (no ocurrió, una vez, pocas veces, muchas veces); así que al responderse distinto a no ocurrió en por lo menos uno de ellos se consideró como un caso de violencia. Estas variables se codificaron de forma dicotómica (“sin violencia” y “con violencia”).

Procedimiento

La encuesta fue aplicada cara a cara en las viviendas seleccionadas, por entrevistadoras previamente capacitadas en los aspectos conceptuales del proyecto, los instrumentos y las consideraciones éticas implicadas en el trabajo de campo, todo lo cual se describe en el sitio web del proyecto (https://www.inegi.org.mx/programas/endireh/2021/). La información se recopiló durante octubre y noviembre de 2021 y las bases de datos resultantes son información pública (INEGI, 2022).

Análisis de los datos

La prevalencia de violencia se estimó con porcentajes (IC 95%) y para conocer sus factores asociados se usó la regresión logística binaria, obteniéndose odds ratio (OR) con intervalos de confianza del 95%. Esta es una técnica estadística útil para predecir el comportamiento de una variable dicotómica en función de variables independientes de tipo categórico, ordinal y/o numérico. El programa informático empleado fue el SPSS 25 para Windows.

Resultados

En relación con la prevalencia de la violencia, se encontró que los abusos emocionales son los más frecuentes en las participantes (19.9% vivió al menos un acto de violencia emocional) seguidos de los físicos (2.7%) y los sexuales (2%). En total, 20.2% de las adolescentes y jóvenes experimentó al menos una agresión de cualquier tipo en el último año (Tabla 2).

Tabla 2. Prevalencia de violencia recibida durante el último año en relaciones de noviazgo 

Porcentaje IC 95%
Cualquier tipo de violencia 20.2 19.4 - 21.24
Violencia emocional 19.9 19.04 - 20.9
Violencia física 2.7 2.3 - 3.03
Violencia sexual 2 1.07 - 2.33

Para identificar los correlatos de la violencia se realizaron cuatro análisis de regresión logística, siendo las variables independientes las características de la participante y de su entorno en los cuatro niveles ecológicos, mientras que las dependientes fueron la violencia emocional, física, sexual o de cualquier tipo (Tabla 3).

Tabla 3. Correlatos de la violencia psicológica, física, sexual y de cualquier tipo en las participantes 

Violencia emocional Violencia física Violencia sexual Cualquier tipo de violencia
OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95%
Posee un empleo (no posee empleo) 1.2* 1.03-1.34 1.42** 1.03-1.95 1.4 .97-2 1.18* 1.04-1.35
Con discapacidad (sin discapacidad) 1.7** 1.36-2.06 1.23 .76-1.97 1.5 .9-2.5 1.7** 1.36-2.1
Tiene hijos (sin hijos) 1.22 .93-1.6 2.29* 1.42-3.7 1.14 .57-2.28 1.23 .94-1.61
Años de escolaridad .94** .91-.97 .96 .9-1.03 1 .93-1.08 .94** .92-.97
Maltratos en la infancia 1.2** 1.13-1.21 1.24** 1.15-1.33 1.2** 1.12-1.32 1.2** 1.13-1.22
Número de parejas 1.12** 1.08-1.15 1.04 .98-1.11 1.08* 1.01-1.15 1.12** 1.08-1.15
Tiempo en la relación 1.14** 1.1-1.2 1.29** 1.14-1.45 1.07 .94-1.23 1.14** 1.08-1.2
Disponibilidad de apoyo social 1.03 .92-1.16 .87 .69-1.09 .95 .72-1.26 1.01 .91-1.13
Violencia familiar reciente 1.1** 1.06-1.11 1.1** 1.05-1.12 1.08** 1.03-1.13 1.1** 1.06-1.11
Estrato socioeconómico (bajo)
Medio bajo .93 .75-1.15 1.44 .81-2.6 .87 .47-1.59 .94 .76-1.2
Medio alto .94 .73-1.21 1.76 .91-3.42 .77 .37-1.58 .93 .73-1.2
Alto .98 .73-1.31 1.31 .6-2.9 1.31 .61-2.8 .95 .71-1.28
Asistencia a la escuela (sin asistencia a la escuela) 1.13 .98-1.31 .96 .68-1.35 .88 .59-1.29 1.13 .98-1.3
Pertenencia indígena (sin pertenencia indígena) 1.34 .91-1.96 .64 .28-1.46 .42* .2-.89 1.36 .93-1.99
Residencia urbana (residencia rural) 1.11 .92-1.34 1.27 .77-2.1 .1.58 .89-2.8 1.12 .92-1.33
Pertenencia social 1.06* 1.01-1.11 1.12* 1-1.25 1.08 .95-1.22 1.05* 1-1.1
Actitudes a la equidad entre los géneros .77** .71-.83 .82* .69-.98 .78* .64-.95 .77** .72-.83

Nota. Las categorías de referencia en las variables nominales están entre paréntesis. OR: Odds Ratio. *p< .05; **p< .01.

Al respecto, el riesgo de experimentar cualquier tipo de violencia se asoció con la mayoría de las variables de la historia individual de la participante. En este sentido, la probabilidad de vivir violencia aumenta con la condición de discapacidad (OR = 1.7, 95% CI [1.36 - 2.1]), los maltratos durante la infancia (OR = 1.2, 95% CI [1.15 - 1.24]), el tiempo en la relación (OR = 1.24, 95% CI [1.13 - 1.35]), el número de parejas (OR = 1.12, 95% CI [1.08 - 1.15]) y el trabajar (OR = 1.18, 95% CI [1.04 - 1.35]); en tanto, disminuye con la escolaridad (OR = .94, 95% CI [.92 - .97]).

Del microsistema se observó que la violencia familiar tuvo relación con la violencia emocional (OR = 1.1, 95% CI [1.07 - .12]), física (OR = 1.1, 95% CI [1.05 - 1.14]) y sexual (OR = 1.09, 95% CI [1.04 - 1.14]), pero el apoyo social no se asoció con ningún tipo de abusos. Además, del exosistema únicamente la participación social aumentó ligeramente el riesgo de violencia física (OR = 1.12, 95% CI [1 - 1.25]).

Asimismo, el poseer actitudes igualitarias ante las responsabilidades de hombres y mujeres disminuía el riesgo de experimentar violencia emocional (OR = .77, 95% CI [.71 - .84]), física (OR = .82, 95% CI [.69 - .98]), y sexual (OR = .78, 95% CI [.65 - .95]).

Discusión

La prevalencia observada en este estudio de violencia reciente en el noviazgo fue 19.9% en los abusos emocionales, 2.7% en los físicos, 2% en los sexuales, y 20.2% para cualquier tipo de violencia, lo cual muestra diferencias con otras investigaciones efectuadas en México. En este sentido, la prevalencia de violencia en este trabajo es menor que la observada en las investigaciones de Castro y Casique (2010) y Casique (2018), sobre todo en los abusos emocionales y sexuales. Estas diferencias pueden ser debidas a que dichos estudios emplearon otros instrumentos, recabaron información de muestras con perfiles distintos y trabajaron con temporalidades diferentes de violencia.

Por lo anterior, en esta investigación no se puede afirmar que la prevalencia de violencia en el noviazgo creció o disminuyó hacia la tercera década del siglo XXI, en especial durante la época del confinamiento por el COVID-19. Una revisión detallada de los resultados obtenidos en las versiones de la ENDIREH de las décadas pasadas puede dar un panorama más preciso sobre la cuestión. Sea como fuere, los resultados indican que el problema de la violencia en las relaciones de noviazgo está lejos de erradicarse en México.

Por otro lado, se encontró que los factores vinculados con la victimización se encuentran todos en los sistemas o nichos ecológicos de la participante; concretamente, su historia individual, el microsistema y el macrosistema, confirmando la hipótesis planteada y demostrando la utilidad de estudiar la violencia desde un enfoque ecológico, al arrojar evidencia sobre el poder de los elementos contextuales en su existencia. En cuanto a los dos primeros sistemas, se tiene que en su mayoría impactaron los abusos. Particularmente, los abusos durante la infancia y por la familia se asociaron con la violencia en el noviazgo, replicando los hallazgos de estudios a nivel internacional y en México (Esquivel-Santoveña, 2019; Hébert et al, 2019). Asimismo, las participantes que poseían un trabajo, con un mayor número de parejas y en condición de discapacidad tuvieron más riesgo de violencia; de hecho, esta última fue la que tuvo las mayores odds ratio en los análisis de regresión logística, por lo que se debe poner más atención a este colectivo, tanto a nivel de investigación como de intervención. En cuanto a los factores protectores, una mayor escolaridad decrementaba el riesgo de abusos, confirmando lo encontrado en mujeres de otras edades y en diversos estados maritales (OMS, 2005).

Cabe destacar que la victimización no se relacionó de forma significativa con las variables incluidas en el exosistema (con excepción de la pertenencia social). Respecto al macrosistema, se encontró que el aumento en las actitudes igualitarias entre hombres y mujeres en la distribución de tareas cotidianas se asociaba con menos riesgos de vivir todas las expresiones de violencia, resultado que es similar al encontrado en trabajos previos con muestras mexicanas (Castro y Casique, 2010).

Así, algunos factores de riesgo encontrados en otras investigaciones para la victimización en mujeres de diversas condiciones maritales y edades (OMS, 2015), tales como los abusos vividos en la infancia y por la familia actual, están también presentes en los noviazgos, mientras que otros no tuvieron relaciones significativas, como el estrato socioeconómico o el ámbito de residencia. Estos hechos parecen dar apoyo a la idea según la cual la violencia en el noviazgo tiene matices distintos a la vivida en otros tipos de vínculos (Muldford y Giordano, 2008).

Como limitaciones del estudio se encuentra su carácter transversal, lo que impide inferir relaciones causales entre las variables. Asimismo, algunos indicadores proxy de los niveles ecológicos construidos para esta investigación arrojaron niveles relativamente bajos de consistencia, lo que pudo haber interferido con su poder explicativo. Otra limitante de este análisis se deriva de la inhabilidad de la ENDIREH para recolectar información diádica y/o de varones jóvenes en relaciones de noviazgo, para poder tener una panorámica de las relaciones de noviazgo en ambos sexos, como es una práctica común en los estudios sobre violencia en el noviazgo y de pareja. Dado que el conflicto y la violencia derivado del mismo es frecuente en las relaciones de pareja está justificada su inclusión, para así poder divisar intervenciones primarias y secundarias más efectivas con esta población. Como fortaleza de este trabajo está el haberse realizado con una muestra representativa de adolescentes y jóvenes mexicanas, incluyendo a quienes se encuentran fuera del sistema educativo.

Se pueden extraer algunas implicaciones para los estudios futuros y para las políticas de atención de la violencia. En primer lugar, se sugiere estandarizar las metodologías para estudiar la magnitud de la violencia en el noviazgo, con el fin de conocer con una mayor precisión el problema y sus cambios en el tiempo. En segundo lugar, en los estudios que partan de un modelo ecológico es recomendable incluir variables que han demostrado su influencia en la presencia de abusos en el noviazgo, tales como las relativas a las relaciones con los pares. A nivel de actuación, es necesaria la implementación coordinada de programas de prevención y atención de la violencia en virtud de que la victimización en el noviazgo se asoció con los abusos en la infancia y por la familia en la actualidad. También se recomienda diseñar intervenciones específicas dirigidos a las relaciones donde haya jóvenes con discapacidad y reforzar aquellos que busquen relaciones igualitarias en hombres y mujeres, toda vez que esto apareció como uno de los factores protectores de la violencia en las adolescentes y jóvenes.

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Financiación Esta investigación no ha recibido ninguna subvención específica de organismos de financiación de los sectores público, comercial o sin ánimo de lucro.

Recibido: 16 de Enero de 2023; Revisado: 24 de Marzo de 2023; Aprobado: 29 de Marzo de 2023

* Autor de correspondencia Rogelio Rodríguez Hernández - Vía de la Cosecha #13107, Fraccionamiento Vilago Segunda Etapa, Ciudad Juárez, 32472, México. adelro@hotmail.com

Conflicto de interés

Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.

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