Me refiero a la propuesta de Tundidor-Bermúdez [1] de reclasificar los niveles de asimilación del conocimiento y, sin pretender alentar una discusión epistemológica, manifiesto adherirme a su propuesta.
El motivo de esta alianza no conlleva un sentido reduccionista, sino más bien pretende evitar que se deje de lado un aspecto que, al leer lo aportado por Tundidor-Bermúdez, considero importante: la creatividad, atinadamente destacada por dicho autor y que, a decir de Viniegra-Velázquez, es 'fundamento de todo progreso auténtico del cuidado de la salud de las personas' [2]. El reto de promover la creatividad ha sido tema de interés desde Bloom [3] hasta nuestros días [4].
En este orden de ideas, considero que habremos de continuar mejorando nuestras habilidades docentes para propiciar el desarrollo tanto de conocimientos de a quienes formamos, como de nuestros procedimientos de evaluación, dirigidos ambos a promover la creatividad, de tal manera que ésta se exprese en nuestras interacciones como profesionales de la salud con las personas que requieran ayuda para mantener o recuperar su bienestar físico, psicológico, espiritual y social.