Introducción
Los trastornos músculo-esqueléticos son definidos como enfermedades crónicas que tienen una alta prevalencia en los países desarrollados, además de ser la causa principal de morbilidad, incapacidad, absentismo laboral y utilización de servicios de salud1. La investigación de los Trastornos Músculo-esqueléticos Relacionados con la Práctica Instrumental (TMRPI) se ha abordado habitualmente desde las disciplinas de la salud de la Medicina y la Fisioterapia, de hecho, se habla comúnmente de una Medicina de las Artes Escénicas y recientemente se ha incorporado con fuerza el creciente ámbito de la seguridad laboral en sus diferentes vertientes1.
La interpretación musical es una actividad física realizada en interacción con un instrumento musical que exige movimientos de los miembros superiores muy rápidos y repetitivos con habilidad, que requieren además una buena postura. Paralelamente, suele ser necesario un gran volumen de ensayo e interpretación para alcanzar las exigencias de la música profesional1.
Se han realizado numerosos estudios sobre la prevalencia de los TMRPI en músicos en el mundo2, siendo en 1998 cuando se definió por primera vez en un artículo de la siguiente manera: “dolor, debilidad, entumecimiento, hormigueo u otros síntomas que interfieren con la habilidad para tocar su instrumento al nivel al que se está acostumbrado3.” Esta definición se creó ante la necesidad de excluir quejas leves y transitorias que podrían interferir en la validez de los resultados ya que, en una revisión sistemática creada por los mismos autores, se redujo la prevalencia de los TMRPI de un 39%-87% hasta un 39%-47% al excluir las quejas menores, de manera que otros autores la siguen utilizando hoy en día.
El objetivo de esta revisión sistemática será conocer la evidencia científica acerca de la prevalencia de lesiones musculoesqueléticas en músicos.
Material y Métodos
Para llevar a cabo esta revisión, se realizó una búsqueda sistemática en las bases de datos de Pubmed, Medline y Cinahl empleando los términos MeSH “musculoskeletal diseases” y “epidemiology” y el término libre “musicians” unidos por el operador booleano AND. La búsqueda se llevó a cabo entre los meses de marzo y abril de 2018.
De los resultados obtenidos en las búsquedas se excluyeron aquellos que fuesen revisiones sistemáticas o cartas, que no se centrasen en el objetivo del estudio, que se repitieran en las distintas bases de datos y que estuvieran escritos en un idioma distinto al español o inglés.
En la Figura 1 se muestra el diagrama de flujo según las normas PRISMA, donde se observan los resultados de las búsquedas realizadas, así como los estudios excluidos.
Resultados
A continuación, se muestran las características metodológicas de los estudios en la Tabla 1 y los resultados obtenidos en la Tabla 2.
Brief Pain Short Form (BPSF); Desórdenes Témporo-Mandibulares(DTM); Estudiantes Medicina (EMe); Estudiantes músicos (EMu); Hombre (H); Horas diarias (h/d); Instrumento(instr); Mujer (M)); Profesionales (P); Problemas relacionados con la práctica instrumental (PRPI) Secciones del cuestionario (S); Self Reporting Questionnaire (SRQ); Terapia Ocupacional (TO); Trastornos Músculoesqueléticos (TM).
Discusión
Tras haber realizado la presente revisión sistemática se esclarece que existe una marcada prevalencia de lesiones músculoesqueléticas, tanto en poblaciones de estudiantes músicos, como de músicos profesionales.
Existen artículos cuyo objetivo de investigación fue el estudio de la prevalencia de los trastornos músculoesqueléticos de los músicos en general2,4,15, mientras que otros investigadores analizaron aspectos más específicos. Entre ellos, Woldendorp et al.12 evaluaron la influencia del mantenimiento de ciertas posturas en el padecimiento de TMRPI en bajistas y contrabajistas profesionales. Ioannou et al.5) comprobaron cuál es el enfoque que utilizan los músicos a la hora de afrontar o tratar sus problemas músculoesqueléticos. Por otra parte, Pampel et al.8 examinó si los desórdenes temporomandibulares podrían constituir una enfermedad ocupacional en músicos de viento. Analizados los objetivos de las diferentes investigaciones, se observa una clara variabilidad en torno a los aspectos estudiados, lo que demuestra que existen diversos factores que influyen en los TMRPI y que estos aspectos deben de ser abordados tanto desde los servicios de salud como desde el ámbito de la seguridad laboral1.
Con respecto a las características de la muestra, todos los autores coinciden en estudiar a poblaciones de músicos profesionales, y además 5 estudios4,5,8,12,15 han incluido también a estudiantes de música. Por otra parte, Kok et al.4 y Pampel et al.8 incluyen comparaciones entre grupos de músicos en contraposición a personas que no son músicos. Los autores que estudian la prevalencia de las lesiones musculoesqueléticas, tanto de los estudiantes músicos como de los músicos profesionales, han esclarecido que dichos trastornos aparecen ya desde la época estudiantil. Por lo tanto, las instituciones educativas deben de conocer dicha problemática para intentar prevenir su aparición o incluso implementar programas de promoción de la salud que ayuden a minimizar los riesgos de la práctica instrumental desde las primeras fases de la exposición a dicha actividad. Por otra parte, la comparación de la prevalencia de trastornos musculoesqueléticos entre los músicos y la población en general, demuestra una mayor afectación de los músicos, lo que indica que su práctica profesional induce un mayor riesgo de padecimiento de dichos trastornos en comparación con sujetos de sus mismas características que no realizan dicha práctica musical.
Con respecto al tamaño de la muestra, Lima et al.6 con 33 violinistas supone la menor muestra de estudio de los artículos analizados, mientras que Kok et al.4 con 577 músicos y estudiantes de medicina, supone la mayor. Aun así, si solo se tiene en cuenta el número de músicos profesionales, es Steinmetz et al.7 el que ha incluido la muestra más amplia, con 408 músicos profesionales, lo que indica que los estudios se realizaron tomando muestras bastante amplias y como menciona López16 en su estudio, a mayor tamaño muestral más representativa será la población y por lo tanto los resultados serán mucho más válidos.
Las tasas de respuesta de los cuestionarios variaron entre los estudios, las más altas se alcanzaron en las investigaciones de Ioannou et al.5, Lima et al.6 y Mehrparvar et al.10. El resto de estudios no sobrepasaron el 70% y hubo dos artículos que no especificaron el porcentaje de respuesta8,15. Por lo tanto, debemos de ser cautelosos con las conclusiones extraídas de estos estudios ya que, a menor tasa de respuesta, menos representativos serán los resultados.
Los grupos de investigación de Lima et al.6, Pampel et al.8 y Woldendorp et al.12 estudiaron solamente a un sector específico de músicos, mientras que los demás englobaron a varias categorías de instrumentistas. Aun así, tanto los que investigaron a un sector de músicos en concreto, como los que analizaron a músicos de orquestas enteras entre los que se incluían varias categorías de instrumentos, mostraron sus resultados por separado, aportando datos de prevalencia de patologías concretas según el instrumento utilizado.
La mayoría de los artículos no utilizaron criterios de selección en la muestra, a excepción de Kok et al.4 que se focalizaron en una población de entre los 18-30 años, Pampel et al.8 solo utilizaron hombres para su estudio, Woldendorp et al.12 músicos mayores de 18 años y Berque et al.2 que eligieron solo a aquellos músicos que fuesen permanentes en la orquesta. Por lo tanto, la mayoría de los estudios no cuentan con demasiados criterios de selección que limiten la inclusión de los participantes en función de ciertas características. De este modo, los resultados obtenidos pueden extrapolarse a la población de músicos en general.
Al analizar el tipo de intervención, todos los artículos incluían un cuestionario, bien en formato papel5,6,7,8,9,10,11,13,14,2,15 o bien, en formato electrónico4,12 acerca de los trastornos musculoesqueléticos de los músicos. Otros autores, además, lo complementaron con un examen físico de los participantes6,8,9,13,14. Uno de los principales problemas que los autores reportaron a la hora de hacer el estudio fue que no existían cuestionarios específicos para poblaciones de músicos con los que obtener información sobre los TMRPI. Por ello, en varios artículos se optó por un cuestionario “ad hoc” en el que los autores elaboraban las preguntas en función de sus objetivos de investigación9,11,12,14,2,15. Otros emplearon el Brief Pain Inventory6,2 o el Nordic Musculoskeletal Questionnaire10,14. Los demás autores no especificaron el origen del cuestionario.
Con respecto al examen físico, Lima et al.6 realizó mediciones de rango de movimiento, fuerza de prensión y sensibilidad. El de Pampel et al.8, centrado en el sistema temporomandibular, consistió en una palpación muscular con intención de evaluar la intensidad del dolor a la prensión, movilidad de la mandíbula y sonidos anómalos en la articulación. Kenny et al.9 se centró en los miembros superiores, cuello y parte superior e inferior de la espalda principalmente, tomando medidas de rango de movimiento y fuerza. Paarup et al.14 utilizaron medidas clínicas estándar como el rango de movimiento, pruebas de resistencia, neurológicas y palpaciones de tejido blando para identificar la aparición de dolor. En el artículo de Sousa et al.13 no se especifica el tipo de análisis clínico que se lleva a cabo.
De cara a los resultados, los porcentajes de prevalencia de los trastornos musculoesqueléticos son muy variables entre los diferentes estudios. Esto puede deberse a la variabilidad de las preguntas realizadas en los cuestionarios, así como a las diferencias existentes en función del instrumento. Estudios como los de Kok et al.4, Mehrparvar et al.10 y Berque et al.2 realizaron un estudio retrospectivo analizando la prevalencia de los últimos 12 meses, obteniendo una prevalencia de TMRPI del 89’2%, 44’4% y 45’5% respectivamente. Las prevalencias referidas a algún momento de la carrera del músico variaron entre el 88’9%5, 89’5%7, 81%-95%9, 84’4%11 y 77’2%(2) según los estudios.
Los artículos que estudian la prevalencia en los últimos 3 meses, obtienen resultados más bajos, tal y como se observa en Steinmetz et al.7 con un 62’7% y Woldendorp et al.12 con un 73’8%. Las investigaciones que analizan la prevalencia en el momento en el que se realiza el cuestionario obtienen resultados de un 62’7% en el estudio de Kok et al.4, 46’56% en el de Kenny et al.9, 36’6% en el de Berque et al.2, Steinmetz et al.7 con tan solo un 8’6% y Pampel et al.8 que refiere que gran parte de su muestra padece algún trastorno.
Por otra parte, algunos autores relacionan la categoría instrumental, con un trastorno musculoesquelético específico. Esto se observa en el estudio de Kok et al.4 que encontró un mayor número de trastornos en las regiones de los hombros, cuello y parte superior de la espalda, en músicos de cuerda pulsada, percusión y teclado. Ioannou et al.5 observó una mayor prevalencia de afecciones en la espalda en los músicos de cuerda frotada (81%), viento madera en muñeca (68%) y viento metal en labios (71%). Steinmetz et al.7 indicaron que los violinistas padecen más trastornos en las regiones del cuello, hombro y muñeca izquierdas y los instrumentistas de viento metal, en la mandíbula. Mehrparvar et al.10 indica una mayor prevalencia de trastornos musculoesquelético en aquellos músicos de cuerda frotada, con respecto a otras categorías instrumentales. Ackermann et al.11 encontraron una mayor asociación entre los músicos de viento metal y los TMRPI en las regiones de espalda, cuello y hombros y en el miembro superior derecho para músicos de viento madera.
Conclusiones
Se ha confirmado que existen altas tasas de prevalencia de lesiones musculoesqueléticas en músicos y que estos se relacionan en gran medida con la categoría instrumental.
Teniendo en cuenta que se trata de una población con trastornos muy concretos, se debería elaborar cuestionarios específicos y validados para ellos que permitan un análisis más fiable.
Todos los autores obtienen los datos mediante cuestionarios, pero a mayores, alguno de ellos realiza una exploración física en la que además de conocer las principales regiones corporales dolorosas se realiza un diagnóstico más específico, para determinar sus causas fisiopatológicas.
Dada la alta prevalencia de TRMPI incluso en la etapa estudiantil, se deberían implementar medidas de prevención de estos trastornos desde las primeras etapas de formación, así como programas de promoción de la salud durante toda la carrera musical.