Introducción
Mujer de 45 años cajera reponedora de supermercado en la ciudad de Madrid, sin antecedentes relevantes de interés que, durante jornada laboral en turno de tarde, poniéndose el uniforme en almacén, refiere dolor en cara lateral de brazo derecho. Posteriormente, al día siguiente presenta una lesión eritematosa en cara lateral de brazo derecho y un exantema generalizado pruriginoso (Figura 1).
Por todo ello, acude al día siguiente a urgencias de su centro de salud donde la dan de alta con diagnóstico de picadura de insecto y probable reacción alérgica en relación; y tratamiento con corticoterapia tópica. Cuatro días después, la trabajadora consulta de nuevo en su centro de salud por náuseas, malestar general e insomnio siendo tratada como infección viral gastrointestinal. Tras diez días con síntomas, acude al Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde se objetivó en la exploración física, la mancha negra y ante la sospecha diagnostica picadura de garrapata se puso tratamiento profiláctico con Doxiciclina. Se recogieron serologías siendo posteriormente positivas para Rickettsia Coronii. Siendo diagnosticada de Fiebre Botonosa Mediterránea tardía. Un mes después del inicio de síntomas continúa seguimiento en consultas de Medicina Interna por irregularidades del ritmo cardíaco y artritis en ambas rodillas. Mantuvo la incapacidad temporal durante aproximadamente 6 meses.
Antecedentes
La Fiebre Botonosa Mediterránea es una enfermedad zoonótica febril aguda causada por Rickettsia conorii y transmitida a los humanos por la garrapata marrón Rhipicephalus sanguineu.
Fue descrita por primera vez en Túnez en 1910 como un síndrome clínico denominado “fièvre boutononneuse” o fiebre macular, debido a la erupción que lo acompañaba. Posteriormente, se detectaron casos de Fiebre Botonosa Mediterránea en otros países mediterráneos. Y fue en 1927 cuando se dio la descripción de escara de inoculación conocida como “tache noire”. Hoy en día, la fiebre botonosa mediterránea se considera endémica en la cuenca del Mediterráneo, pero también puede afectar a los viajeros que regresan de esta zona.
La Fiebre Botonosa Mediterránea se presenta como una triada clásica: fiebre, exantema generalizado con afectación palmo-plantar y la mancha negra. Sin embargo, también pueden presentarse características clínicas atípicas como dolor de cabeza, artralgias y mialgias, linfadenopatía local, hepato-esplenomegalia y síntomas gastrointestinales y complicaciones multiorgánicas graves.
Discusión
La mayoría de las veces, al realizar el diagnóstico diferencial de exantema generalizado pruriginoso (causa alérgica, medicamentosa, infecciones bacterianas, virales, fúngicas, estrés…) se deja a un lado las enfermedades por picaduras. Es importante cambiar esa mentalidad dado que el aumento de este tipo de enfermedades es exponencial1.
Una historia clínica completa, que recoja las características de la enfermedad actual y dirigida por aparatos, deben registrarse los factores epidemiológicos de riesgo para la infección (basados en las fuentes y ruta de transmisión de la enfermedad) así como factores de riesgo generales presuponen un debilitamiento de la respuesta del paciente. También, es importante realizar una exhaustiva exploración física, completa y minuciosa.
En múltiples ocasiones, se descarta la presencia de animales y de viajes y las eliminamos de la lista. Únicamente se cuenta en este tipo de enfermedades en medio rural, sin embargo, la incidencia de esta enfermedad ha aumentado en la última década2.
Los primeros síntomas de esta son notablemente inespecíficos o pueden aparentar una infección viral haciendo difícil su diagnóstico. Por ejemplo, incluso en áreas donde la incidencia es alta, 60 - 75% de los pacientes con Rickettsia reciben un diagnóstico diferencial diferente en su primera visita al médico, que es un determinante en el retraso del diagnóstico3.
Conclusiones
Las características clínicas tempranas son como cualquier otra enfermedad febril tropical. La presencia de una erupción eritematosa discreta que respeta la cara o la presencia de una escara ayudan al diagnóstico5,6. Un diagnóstico y tratamiento tardío de Fiebre Botonosa Mediterránea nos lleva a un aumento de sintomatología en fase avanzada: irregularidades del ritmo cardíaco, artritis e incluso anomalías en el sistema nervioso que podrían prevenirse si tuviéramos en cuenta las enfermedades por mordedura y picadura de garrapata en nuestro día a día como médicos del trabajo. Se debe tener siempre en mente este tipo de enfermedades cuando el trabajador esté en contacto con materiales importados.