La infancia de Cristo . Gerrit van Honthorst, hacia 1620
En mi quehacer diario, más de una vez –y de dos– me he encontrado con padres que me dicen que sin la ayuda de sus hijos no serían hombres de provecho. La idea central de este cuadro es la misma, pero en un contexto religioso: sin la luz de Cristo, San José no podría afanarse en sus labores de carpintería. En este caso, no por un aliento moral, aunque también, sino por una mera, simple y llana necesidad energética. Y es que, presbicias aparte, qué bien se trabaja cuando se consigue ver.
Se nota que a van Honthorst (1590-1656) le encantaba la figura de Caravaggio y la utilización del claroscuro. No en vano, estudió en profundidad la obra de este, tanto en Roma como en Utrecht y Londres.