INTRODUCCIÓN
La adopción de un estilo de vida saludable durante la infancia y la adolescencia resulta un elemento crucial para un adecuado desarrollo físico, psicológico y social1,2,3. Hábitos como la alimentación saludable4, la actividad física regular5 o las horas de sueño6) actúan como factores de protección ante multiples problemáticas de salud entre las que destaca la obesidad7. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) insta a los gobiernos y a la sociedad civil a llevar a cabo diferentes acciones para mejorar los hábitos de alimentación y actividad física de la población, en especial en las personas más jóvenes. En el caso del Estado español se estima que el 33% de adolescentes de entre 13 y 14 años padecen sobrepeso y obesidad8. En Cataluña, concretamente, el 18,5% de niños y niñas entre 10 y 17 años presentan sobrepeso y hasta el 13,7% obesidad9.
Se han hecho campañas escolares, sociales y mediáticas10 con el objetivo de generar cambios de hábitos, pero los valores de sobrepeso y obesidad se mantienen constantes en los últimos años y parece que este tipo de intervenciones se deben reforzar, dado que existen numerosos factores biopsicosociales que pueden condicionar el logro de este objetivo11.
En Europa, el desarrollo de la eSalud, o eHealth, se ha centrado en los últimos años en la gestión de enfermedades crónicas, personalización de servicios de salud, empoderamiento de pacientes, detección temprana y prevención y mejora de la eficiencia y eficacia de las infraestructuras sanitaras. Las predicciones de 2103 estimaban que en 2015, quinientos millones de personas en el mundo utilizarían aplicaciones móviles de salud (mHealth)12.
Por otro lado, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en general, muy en particular las vinculadas a teléfonos móviles, tabletas, brazaletes electrónicos, prendas de ropa inteligentes y otros dispositivos, están ya muy extendidos entre la población adolescente. Por este motivo emerge la oportunidad de acercarse a las motivaciones adolescentes y fomentar hábitos saludables de forma creativa e innovadora13. Este tipo de intervenciones pueden potenciar el impacto de las estrategias empleadas hasta el momento al utilizar un canal potencialmente atractivo para la población adolescente.
El objetivo de este estudio fue explorar las percepciones, valores, actitudes y preferencias de adolescentes, padres y profesorado sobre el uso de las tecnologías móviles, la salud y la influencia de las tecnologías en la promoción de estilos de vida saludables. La metodología cualitativa parece ser la más apropiada dado que: a) se trata de un tema emergente b) se centra en adolescentes, población muy cambiante, y c) es la mejor estrategia para captar percepciones, valores y actitudes, que permitirán ajustar el desarrollo tecnológico a la realidad de la población diana. Los grupos focales son el método más adecuado para conocer los distintos puntos de vista y las percepciones de los participantes, así como para hacer emerger los puntos de consenso y disenso. Las técnicas de grupos focales se utilizan habitualmente en las ciencias sociales14,15 y de forma creciente en las ciencias de la salud16,17. Frecuentemente, esta técnica también ha sido utilizada en estudios dirigidos a adolescentes18,19.
Este estudio se enmarca en el proyecto europeo Personalised Guidance Services for Optimising lifestyle in teen-agers through awareness, motivation and engagement (PEGASO) cuyo objetivo es diseñar un sistema tecnológico integrado dirigido a adolescentes de diferentes países europeos, que permita mejorar sus hábitos de vida en términos de alimentación, actividad física y horas de sueño. El prototipo final del sistema será probado y validado en cuatro contextos europeos distintos: Lombardía, Inglaterra, Escocia y Cataluña20. Los resultados del presente estudio serán útiles para ayudar en este diseño y su posterior implementación y para generar nuevas preguntas/hipótesis.
SUJETOS Y MÉTODOS
Diseño. Se realizó un estudio cualitativo exploratorio y descriptivo entre abril y mayo de 2015. El análisis se realizó desde una perspectiva fenomenológica, enfoque que, partiendo de la narrativa de las personas participantes, se propone estudiar cómo las experiencias, significados, emociones y situaciones en estudio son percibidos, aprendidos, concebidos o experimentados21.
Selección de participantes. Se llevó a cabo un muestreo por conveniencia realizado en dos etapas. En la primera se seleccionaron los centros escolares participantes, siguiendo los criterios de inclusión: centros públicos o concertados, nivel socioeconómico medio y dispersión geográfica. En la segunda fase, los participantes se escogieron aleatoriamente por los tutores y profesores de los centros, sin establecer ningún criterio específico de inclusión ni exclusión. Se realizó un total de cuatro grupos focales: tres con adolescentes y uno mixto de adultos (padres, madres y profesores).
Los 3 grupos de adolescentes tuvieron entre 8 y 10 participantes segmentados por sexo: un grupo masculino, un grupo femenino y un tercero mixto. El hecho de separar por sexo surgió de las diferentes actitudes y usos que chicos y chicas hacen de las tecnologías22, las redes sociales23 y la percepción distinta de la salud24. Los participantes eran estudiantes de 13-15 años de tres escuelas situadas en: Barcelona (9 chicas), Sant Feliu de Llobregat (8 chicos) y Torredembarra (5 chicos y 5 chicas). Los dos primeros eran centros concertados y el tercero público. Los grupos focales con adolescentes se hicieron en horario lectivo.
El grupo de adultos contó con 12 personas: 5 mujeres u hombres con hijos adolescentes, 2 profesores de ESO y 5 adultos que eran a la vez profesores y padres de adolescentes (50% de hombres y mujeres). Se juntó a progenitores y profesores para obtener la visión de los dos perfiles de adultos que tienen mayor contacto con los adolescentes en formación, atendiendo a los diferentes roles que desempeñan en cuanto a la promoción de hábitos saludables. Para seleccionar a las personas de este grupo se llevó a cabo un anuncio en redes sociales y a través de contactos personales y la participación tuvo lugar por riguroso orden de llegada. Los participantes en el grupo de personas adultas recibieron una compensación económica de 50€. El incentivo no estaba previsto inicialmente pero debido a las dificultades de congregar a suficientes participantes se aplicó el sistema de recompensa. No obstante, no se detectó que ningún participante acudiera únicamente por el incentivo sin aportar opiniones o elementos para la discusión.
Recogida de la información. Las sesiones de grupos focales las moderó una persona experta utilizando un guion idéntico para los grupos de adolescentes y adultos (Anexo 1), que fue elaborado en relación a los tres ejes fundamentales del estudio: adolescentes y salud, tecnología en la vida de los adolescentes y uso de la tecnología para promocionar hábitos de vida saludables. El mismo guión fue utilizado paralelamente en todas las regiones donde se realizaron los grupos focales (Lombardía, Inglaterra, Escocia y Cataluña).
Las sesiones duraron entre hora y media y 2 horas en función del grupo, se grabaron en audio y después se transcribieron de manera sistemática, literal y anónima. Se solicitó el consentimiento de los participantes así como de sus padres o tutores legales en el caso de los menores de edad. El estudio fue aprobado por el comité de ética del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAP Jordi Gol).
Análisis de contenido. Se analizó el contenido identificando, codificando y categorizando los principales ejes de significado de la información recogida. En todo momento se tuvieron en cuenta las características sociales y culturales del entorno pues fueron clave para entender las influencias que recibían los jóvenes y adolescentes. No se utilizó ningún software específico para realizar el análisis de contenido.
RESULTADOS
El estudio incluyó un total de 27 adolescentes, 14 (52%) chicas de entre 13 y 15 años de edad y 12 adultos, 6 mujeres (50%).
Tras analizar los cuatro grupos focales se detectaron cuatro dimensiones de análisis: 1: concepto de salud, 2: uso de tecnologías, 3: relación entre tecnologías y salud y 4: factores contextuales. Cabe destacar que esta dimensión transversal no derivó directamente de las preguntas establecidas en el guión sino del análisis del discurso. La Figura 1 muestra la relación establecida entre estas 4 categorías.
Contexto social: Marco social y cultural. Fruto del análisis de su discurso se detectaron cinco categorías fundamentales que hacían referencia al modelo cultural de los adolescentes y tendencias sociales actuales que influencian y condicionan sus actitudes: cambios en la estructura familiar, crisis social y económica, conexión tecnológica, sociedad de consumo y predominio del lenguaje visual frente al textual (Tabla 1). Dado que la tecnología está en el centro de la vida de los adolescentes, los parámetros de socialización también cambian. Se trata de nativos digitales y se encuentran cómodos en las diferentes plataformas en línea, en la que establecen sus propios códigos y normas donde la exclusión de los adultos es clave y van construyendo su propia identidad digital. Consumen y crean contenidos digitales, y la red es una fuente de información y, por tanto, un agente educativo nuevo.
En cursiva se cita literalmente extractos del discurso. Entre paréntesis se menciona en qué grupo focal se mencionó la frase citada
Salud: definición, valores y actitudes. En relación al concepto de salud se identificaron cuatro subcategorías: concepto holístico de salud, identificación de salud/enfermedad con la edad adulta, relación directa de la salud con sentirse en buena forma y la aceptación social (Tabla 2).
En cursiva se cita literalmente extractos del discurso. Entre paréntesis se menciona en qué grupo focal se mencionó la frase citada
Los adolescentes mostraron una visión holística de la salud, de manera que no la conciben como ausencia de enfermedad, sino que la asocian al bienestar emocional. Vinculan la salud a sentirse bien con uno mismo, con el entorno y a tener una buena calidad de vida. Referente a la dimensión física de la salud, más presente en los chicos que en las chicas, consideran que es un tema que afecta a las personas adultas. Sin embargo la salud física sí que adquiere importancia cuando se relaciona con sentirse bien, en buena forma. Al tratar la dimensión emocional de la salud, más presente entre las chicas, se considera primordial tener una buena autoestima. Consideran que para sentirse saludable debe sentirse bien física y emocionalmente. La visión de las personas adultas no difiere mucho de la que tienen los adolescentes. Progenitores y profesorado opinan que los jóvenes están preocupados especialmente por su imagen y, por tanto, se cuidan para tener una buena apariencia física y, de esta manera, conseguir aceptación social. La principal diferencia radica en que los jóvenes mencionan que su preocupación por la apariencia física está íntimamente relacionada con su autoestima pero no lo relacionan con la aceptación social.
Uso de las tecnologías de la información. En este campo se abordaron cuatro subcategorías: conexión con los demás, elemento de entretenimiento, riesgos asociados a la dependencia excesiva y el uso omnipresente del teléfono móvil (Tabla 3). El teléfono móvil es la principal herramienta tecnológica utilizada por los jóvenes. Les permite conectarse con los otros y compartir sus experiencias a través de las redes sociales, a la vez que les permite divertirse y desconectar de sus problemas y preocupaciones. Con él tienen un sentimiento de control y poder sobre su propia vida personal, pero ponen de manifiesto los peligros para la privacidad asociados al uso de la tecnología. Desde el punto de vista de las personas adultas, las ideas son iguales a las de los adolescentes. Referente a otros instrumentos electrónicos, tanto desde el punto de vista de los adolescentes como de las personas adultas, cabe destacar que su uso no está tan extendido.
En cursiva se cita literalmente extractos del discurso. Entre paréntesis se menciona en qué grupo focal se mencionó la frase citada
Las redes sociales fueron consideradas por los adolescentes como fundamentales para su dimensión social, les permite conectar, compartir y sentirse parte de un grupo. El lenguaje visual es muy relevante y, de nuevo, el riesgo de compartir datos personales es un aspecto que conviene destacar. Las personas adultas consideran que las redes sociales ayudan a los jóvenes a construir su mundo y su vida, lejos de la vida de los adultos. Les ayuda a ser reconocidos.
Finalmente, en referencia a los juegos, más valorados por los chicos, se consideraron una herramienta tanto individual, como colectiva. Su éxito radicó en "competir contra otros, ganar", "escapar de la vida cotidiana y construir una segunda vida", "diseñar historias donde tú eres el protagonista principal". Existen algunos juegos, más centrados en aficiones, intereses, música, mascotas, que son más populares entre las chicas. Las personas adultas valoraron los juegos como una buena herramienta para ayudar a construir los hábitos de sus hijos y alumnos.
Relación entre salud y tecnología: cómo usarla para adquirir hábitos más saludables. Ante el tercer eje de discusión, en el que se relacionó la salud y la tecnología (Tabla 4), los adolescentes creían que la tecnología les podría ayudar a resolver dudas, encontrar respuestas y aprender sobre hábitos saludables en aspectos tan variados como dieta, ejercicio físico, sexo, emociones o estudios. Consideraron que la tecnología les puede ayudar a sentirse mejor con ellos mismos y más conectados con otros ayudando a adquirir buenos hábitos rutinarios o a mejorar su salud emocional y su bienestar, reforzando su autoestima gracias a mensajes motivacionales. A su vez, se consideró útil la presencia virtual de expertos, de iguales o de avatares virtuales que a través del juego, la música, los vídeos o los mensajes, les ayude a despertar la superación personal y les proporcione recompensas y/o reconocimiento, a la vez que les resuelva posibles dudas.
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos permiten tener una primera aproximación entre la salud y la tecnología en adolescentes y hasta qué punto los dispositivos electrónicos, juegos, redes sociales o aplicaciones móviles pueden jugar un papel relevante en el fomento de hábitos de vida saludables. Ponen de manifiesto que tanto los adolescentes como las personas adultas consideran que la tecnología puede contribuir a mejorar los hábitos de vida de los jóvenes, a la vez que puede contribuir a mejorar su autoestima.
Conseguir gestionar un estilo de vida saludable es un proceso holístico alineado tanto con las aportaciones de los adolescentes como con la descripción de Birchers de la definición de salud como "un estado dinámico de bienestar que consiste en un potencial psicosocial que es suficiente para satisfacer con autorresponsabilidad las exigencias de la vida específicas para la edad y la cultura"25. En vista de los resultados, una aplicación que tenga por objetivo estimular hábitos de vida saludables entre adolescentes debe tener en cuenta los diferentes perfiles de la población diana sobre la que se quiere intervenir y, por tanto, diseñarlas de manera que puedan adaptarse a diferentes tipos de comportamientos y características de los usuarios finales.
En este sentido las intervenciones de mHealth, tales como la planteada por el proyecto PEGASO, permiten el abordaje individual de determinantes clave en el cambio de comportamiento de la población adolescente, como la actitud individual, la autoeficacia o la influencia social26, e ir más allá de la transmisión de conocimientos o la reducción de barreras, determinantes clásicamente abordados por las campañas o intervenciones más generalistas. El potencial de las intervenciones de mHealth parece claro, aunque no se debe descuidar la influencia que tiene la familia, el entorno cotidiano y la comunidad sobre el estilo de vida de la población adolescente. Por este motivo también conviene proponer el uso de estas herramientas en intervenciones multicomponentes, ya sean escolares o comunitarias, que ya han demostrado un impacto positivo sobre los estilos de vida saludables27,28 y para las que la mHealth puede maximizar la eficacia. Es el caso de programas ya implementados en el entorno en el que se aplicará el proyecto PEGASO29,30 algunos de los cuáles muestran ciertos resultados favorables en población infantil31,32 y cuya metodología debería ser probada en población adolescente.
A su vez, futuras investigaciones también deberán explorar el potencial efecto que pueda tener la mHealth no solo en el fomento de hábitos saludables sino también sobre la prevención de la obesidad, ya que de momento las intervenciones multicomponente no han conseguido demostrar resultados claramente favorables33,34.
El uso de grupos focales conlleva unas fortalezas remarcables, dado que han permitido analizar las diferencias de discurso entre chicos y chicas, aspecto en el que conviene profundizar para poder diseñar aplicaciones a medida dirigidas a grupos específicos. Pese a que se desconoce el uso de grupos focales en los estadios correspondientes al diseño de aplicaciones o herramientas tecnológicas diversas, esta técnica, junto con otras estrategias de análisis cualitativo, ha sido utilizada en estudios recientes para evaluar el grado de satisfacción de adolescentes sobre aplicaciones móviles existentes35. En estos estudios se pone de manifiesto cómo los adolescentes consideran que las intervenciones tecnológicas deben ser diseñadas a medida de cada persona para conseguir una mejor adherencia35.
Las limitaciones de este estudio radican en el posible sesgo introducido en la selección de los centros escolares y de los participantes en los grupos focales, aunque tampoco era objetivo del estudio que estos centros fueran representativos de los centros de Cataluña. El proyecto PEGASO está centrado en adolescentes de nivel socioeconómico medio y los centros seleccionados se encuentran en entornos socioeconómicos que se ajustan a este criterio. Por otra parte la metodología cualitativa supone una aproximación exploratoria que permite poner de manifiesto los fenómenos y opiniones existentes así como preferencias y valores latentes que explican los discursos y posicionamientos. Los resultados a menudo dependen de la interpretación de quien investiga, aspecto que se ha intentado minimizar mediante la moderación de los grupos y el posterior análisis por parte de una persona experta y externa al proyecto, por un lado, y realizando guiones y análisis homogéneos en las zonas donde se va a implementar el proyecto PEGASO.
En conclusión, tanto los adolescentes como las personas adultas tienen una visión holística de la salud que gira alrededor de sentirse mejor y tener una buena autoestima. En relación a la promoción de hábitos saludables, adolescentes y las personas adultas consideran que para que las herramientas tecnológicas sean útiles deben ayudarles a sentirse mejor, de forma divertida y flexible, utilizando sus propios códigos de comunicación, sobre todo las redes sociales, los juegos y la música. Los responsables de salud pública tienen una gran oportunidad de potenciar la promoción de estilos de vida saludables en la población adolescente utilizando plataformas digitales como el sistema PEGASO.