Introducción
Experimentar un suceso traumático puede generar una serie de consecuencias psicológicas adversas, como la depresión, ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) (Ehntholt y Yule, 2006). La literatura ha mostrado que la interacción con un animal de compañía ha resultado efectiva en la reducción de dichos síntomas, así como de otros problemas de salud (Allen, 2003; Friedmann y Son, 2009; Leftowitz, Paharaia, Prout, Debiak y Bleiberg, 2005; Parshall, 2003; Souter y Miller, 2007).
Algunos investigadores han propuesto que el tener un animal de compañía está asociado con niveles más bajos de depresión (Clark Cline, 2010), mientras que otros no han encontrado una relación (Siegel, Angulo, Detels, Wesch y Mullen, 1999). Por su parte, Hart (2010) informó que quienes viven con gatos reportaron menos sentimientos de soledad, ansiedad y depresión a diferencia de aquellos que no tienen gatos.
Las personas con TEPT suelen tener condiciones de salud mental comórbidas, como trastornos del estado de ánimo, ansiedad y los trastornos por consumo de nicotina, drogas y alcohol (Smith, Goldstein y Grant, 2016) donde las consecuencias pueden ser disminución del funcionamiento de la salud mental, mala calidad de vida e incapacidad para reintegrarse plenamente en la sociedad (Gellis, Mavandadi y Oslin, 2010; Goldberg et al., 2016).
Entre las poblaciones con más evidencia científica sobre el TEPT se encuentran los veteranos de guerra, los estudios con esta población son de relevancia por su incidencia de TEPT, así como sus implicaciones. En un grupo de 30 veteranos se encontró que éstos informaron sentirse más tranquilos, menos solos, deprimidos y menos preocupados por su seguridad y la de su familia desde que su compañero perro llegó a vivir con ellos (Stern et al., 2013). Otros estudios muestran que militares activos y veteranos con perro de servicio, tenían una sintomatología de TEPT significativamente menor que aquellos sin perro de servicio, además de un mayor bienestar psicosocial, menos sintomatología depresiva, mayor funcionamiento social y una mejor calidad de vida en general (O'Haire y Rodriguez, 2018; Rodriguez, Bryce, Granger y O'Haire, 2018).
En este sentido, se ha propuesto que los animales también tienen el potencial de mejorar el bienestar general y la conexión social. En términos de bienestar psicológico, Epley, Akalis, Waytz y Cacioppo (2008) encontraron que cuando las personas eran inducidas experimentalmente a sentirse solas, eran más propensas a ver a sus animales de compañía como una fuente de apoyo. Por su parte, McConnell, Brown, Shoda, Stayton y Martin (2011), encontraron que los animales de compañía disminuían en sus dueños la negatividad causada por el rechazo social. En este sentido, Kanat-Maymon, Antebi y Zilcha-Mano (2016) encontraron que cuando las personas que tenían animales de compañía experimentaban una mayor necesidad de apoyo por parte de su éste, tenían un mayor bienestar. Sin embargo, el apoyo de los animales de compañía no se asoció a una menor angustia psicológica en sus dueños.
La literatura sobre los aspectos positivos del bienestar mental, como el bienestar subjetivo o la felicidad es poca. Los estudios que han evaluado la felicidad a menudo han encontrado hallazgos mixtos (McConnell et al., 2011). En una muestra representativa a nivel nacional, el Pew Research Center no encontró diferencias entre quienes tienen animales de compañía y quienes no los tienen, respecto al porcentaje de personas que se identificaron como "muy felices" (Pew Research Center, 2006). De igual forma Bao y Schreer (2016) no encontraron diferencias significativas en felicidad, emociones positivas o emociones negativas entre quienes tienen animales de compañía y quienes no los tienen. En los dos estudios anteriores, tampoco encontraron diferencias en la felicidad entre los dueños de gatos y perros (Bao y Schreer, 2016; Pew Research Center, 2006).
Los humanos forman fuertes vínculos con los animales. Esta compleja interacción se ha evidenciado durante desastres naturales, donde las personas arriesgan sus propias vidas para salvar a las de los animales o pierden la vida intentándolo (Heath, Voeks y Glickman, 2001; Heath, Kass, Beck y Glickman, 2001).
Varios estudios reportan los efectos que tienen los animales sobre algunos trastornos psiquiátricos en las personas. Sin embargo, la evidencia sobre el impacto que pueden tener los animales de compañía sobre el bienestar y la felicidad es heterogénea. Por lo anterior, realizar estudios donde se indague este efecto positivo, aportaría información que contribuya a un mejor entendimiento de la compleja interacción entre las personas y sus animales de compañía.
La investigación sobre el vínculo humano-animal puede traer beneficios. Así, el desarrollar programas de apoyo oportunos y adecuados para incentivar una mejor recuperación después de alguna situación traumática, así como promover la resiliencia), son aspectos clave para mejorar la calidad de vida de las personas. Por lo antes mencionado, el objetivo del presente estudio consistió en comparar los niveles de felicidad subjetiva entre personas que tenían animales de compañía y quienes no los tenían, después de experimentar un suceso traumático.
Método
Participantes
Se utilizó un muestreo no probabilístico completándose una muestra intencional de 98 personas residentes en México. Los criterios de inclusión fueron: ser mayor de edad (18 años) y menor de 50 años, haber vivido o ser testigo de un evento considerado como traumático en los últimos tres años y valorar su gravedad como moderada, fuerte o extrema. Se excluyó a quienes lo valoraron como leve.
Se incluyeron en el estudio 98 personas, de los cuales 49 tenían mascota cuando sucedió el evento traumático y 49 no tenían. La edad promedio de los participantes fue 31.4 años (D.E. = 9.3), 65.3 % mujeres y 34.7 % hombres. En cuanto a su estado civil, 49.0% eran solteros, 44.9 % casados o en unión libre, 3.1 % viudos y 3.0 % separados o divorciados al momento de la evaluación.
Instrumentos
Para identificar el tipo de evento traumático experimentado por las personas, se utilizó la Lista de Verificación de Eventos de vida para DSM-5 (LEC-5) de Weathers et al. (2013). La lista consta de 16 situaciones estresantes que pueden suceder a lo largo de la vida, así la opción de incluir otra situación no enlistada. La persona debe indicar si la situación le sucedió a ella o fue testigo. Adicionalmente la persona puede indicar si aprendió algo del evento, si fue parte de su trabajo, si no está seguro de haberlo experimentado o si no le ha sucedido. Para este estudio, se realizó la traducción al español de la LEC-5 mediante el método de traducción inversa.
Para evaluar felicidad se utilizó la Escala de Felicidad Subjetiva (SHS; Lyubomirsky y Lepper, 1999), en su versión validada para México (Quezada, Landero-Hernández y González-Ramírez, 2016). La escala mide la felicidad subjetiva global por medio de declaraciones, con las que los participantes se autocalifican o se comparan con los demás. Se compone de 4 ítems tipo Likert, con un coeficiente alfa de .77 (Quezada et al., 2016).
Se aplicó la escala Monash de relación del dueño con su perro (The Monash dog owner relationship scale - MDORS-; Dwyer, Bennett y Coleman, 2006), en su versión para México (MDORS-M; González-Ramírez, Vanegas-Farfano y Landero-Hernández, 2017), que ha sido considerado el instrumento más robusto para la evaluación de la relación humano-perro, desde la percepción del humano sobre la relación (Payne, Bennett y McGreevy, 2015). La escala se basa en la Teoría del Intercambio Social, que establece que las relaciones humanas se mantienen sólo cuando el costo percibido y los beneficios obtenidos están balanceados o cuando los beneficios sobrepasan los costos percibidos. Consiste en una escala de 28 ítems tipo Likert, con opciones de respuesta que van de 1 a 5, indicando el grado de acuerdo o bien que tan frecuente el dueño interactúa con el perro. Se compone de tres subescalas: (1) interacción dueño-perro; (2) cercanía emocional percibida; (3) Costo percibido. Sin embargo, para los propósitos del estudio solo se aplicaron las primeras dos subescalas. Para la versión Mexicana, el alfa de Cronbach fue de .82 en la subescala de interacción dueñoperro; de .91 para la cercanía emocional (González-Ramírez et al., 2017).
Se incluyeron preguntas sobre la percepción de la severidad del evento (de acuerdo a tu percepción, ¿qué tan severo o grave fue el evento ocurrido?), el tiempo transcurrido desde el evento (¿cuánto tiempo ha transcurrido desde el suceso traumático?), si habían recibido acompañamiento psicológico de algún profesional (desde que sucedió el evento ¿has recibido acompañamiento psicológico de algún profesional?), el tipo de animal de compañía que tenían (¿qué tipo de mascota tenías?) y dos preguntas sobre la relación con el animal de compañía, (del 0 al 10 ¿qué tanto consideras que la relación con tu mascota representó un apoyo para afrontar situaciones estresantes? y del 0 al 10 ¿qué tan buena considerabas la relación con esa mascota?)
Procedimiento
Se invitó a responder una encuesta en línea a personas adultas residentes en México. La encuesta fue realizada a través de SurveyMonkey.com y difundida a través de redes sociales, siguiéndose un método de muestreo guiado por el participante, donde a cada persona se le pedía invitar a otra a participar. Se descartaron las encuestas que no llegaron a la última pregunta o que no cumplieran los criterios de inclusión mencionados. Todos los datos se trataron siguiendo los principios éticos de la Asociación Americana de Psicología (2017).
Análisis estadístico
Se realizaron pruebas no paramétricas debido a que las variables analizadas no se ajustaron a una distribución normal de acuerdo a los resultados de la prueba de Kolmogorov-Smirnov (p < .01). Además de analizar las diferencias en felicidad subjetiva entre quienes tenían y quienes no tenían animales de compañía, se analizaron algunas posibles variables extrañas que pudieran impactar en el nivel reportado de felicidad. Así, para determinar la asociación entre las variables continuas, se utilizó la correlación de Spearman. Se utilizó la prueba Kruskal-Wallis para la comparación entre quienes consideraron el evento como moderado, severo o grave. Para evaluar las diferencias entre las submuestras, se utilizó la prueba Chi-cuadrada (χ2) para variables categóricas y la prueba U de Mann-Whitney para las variables continuas, además se calculó el tamaño del efecto, utilizando la d de Cohen. Los cálculos estadísticos se realizaron con SPSS 24, con un nivel de significación o probabilidad exacta en los contrastes de .05 e intervalos de confianza para las estimaciones del 95 %.
Resultados
Para evaluar variables que podrían impactar en el puntaje de felicidad subjetiva, antes de analizar las diferencias entre quienes tenían y no tenían mascota al momento del evento traumático, se realizaron dos análisis con la muestra completa. Se llevó a cabo un análisis de correlación entre la felicidad subjetiva y los años transcurridos desde el evento traumático, correlación que no resultó significativa (rs = .098, p = .337). Se realizaron análisis de comparación de grupos, encontrando puntajes equivalentes de felicidad subjetiva entre quienes consideraron el evento como moderado, fuerte y severo (KW = 3.086, p = .211), entre quienes tenían pareja y personas solteras (Z =-1.529, p = .126), y entre hombres y mujeres (Z =-0.427, p = .669).
Se comparó el tipo de evento traumático enfrentado por las personas que tenían y que no tenían animales de compañía en el momento del evento (Tabla 1); los desastres naturales fue el tipo de evento que reportaron más quienes tenían animales de compañía, mientras que para quienes no los tenían fueron accidentes de transporte. Los resultados de la prueba Chi cuadrada (χ2 = 11.050, p = .525) indican equivalencia entre ambos grupos en el tipo de eventos reportados
Sin animal de compañía durante el evento | Con animal de compañía durante el evento | |||
---|---|---|---|---|
n | % | n | % | |
Desastres naturales (huracán, terremoto, inundación o deslizamientos de tierra) | 6 | 12.2 | 12 | 24.5 |
Fuego o explosión | 1 | 2.0 | 0 | 0.0 |
Accidente de transporte (por ejemplo, accidente de coche, accidente de barco, accidente de tren, accidente de avión) | 8 | 16.3 | 3 | 6.1 |
Accidente grave en el trabajo, en casa o durante alguna actividad recreativa | 3 | 6.1 | 3 | 6.1 |
Ataque físico (ser atacado, golpeado, abofeteado, pateado, golpeado) | 2 | 4.1 | 3 | 6.1 |
Ataque con un arma (haber recibido un disparo, apuñalado, amenazado con un cuchillo, una pistola, una bomba) | 4 | 8.2 | 4 | 8.2 |
Ataque sexual (violación, intento de violación, hecho para realizar cualquier tipo de acto sexual a través de la fuerza) | 1 | 2.0 | 2 | 4.1 |
Otra experiencia sexual no deseada o incómoda | 2 | 4.1 | 0 | 0.0 |
Cautiverio (ser secuestrado, mantenido como rehén, prisionero de guerra) | 0 | 0.0 | 2 | 4.1 |
Enfermedad o lesión potencialmente mortal | 5 | 10.2 | 5 | 10.2 |
Sufrimiento humano severo (tortura física o psicológica) | 3 | 6.1 | 1 | 2.0 |
Muerte violenta repentina (homicidio o suicidio de alguien cercano o conocido) | 3 | 6.1 | 2 | 4.1 |
Muerte accidental repentina (de alguien cercano o conocido) | 11 | 22.4 | 12 | 24.5 |
Nota.Las situaciones: “Exposición a sustancias tóxicas (por ejemplo, productos químicos peligrosos, radiación)”, “Combate o exposición a una zona de guerra (en el ejército o como civil)” y “Lesión, daño o muerte grave que usted haya causado a otra persona”, no fueron reportadas.
El principal resultado de la investigación indica que quienes tenían animales de compañía se consideran actualmente más felices que quienes no los tenían al momento del evento traumático (Z =-2.356, p = .018), con un tamaño del efecto medio (d =-0-49). Además de comparar los niveles de felicidad entre los grupos, se compararon otras variables; en la Tabla 2 puede observarse que los grupos eran equivalentes en edad y en años transcurridos desde el evento traumático. Considerando que la diferencia en niveles de felicidad podría explicarse por otras variables se compararon algunas variables entre los dos grupos: para sexo (χ2 = 0.180, p = .671) y estado civil (χ2 = 3.838, p = .573), la prueba Chi cuadrada no resultó significativa, y tampoco para acompañamiento psicológico (χ2 = 0, p = 1.00), para lo cual 11 personas de cada grupo reportaron haberlo recibido después del evento y 38 de cada grupo indicaron que no.
Sin animal de compañía durante el evento traumático | Con animal de compañía durante el evento traumático | U de Mann Whitney |
d de Cohen | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Mediana | Media | D.E. | Mediana | Media | D.E. | Z | p | ||
Edad | 29.0 | 31.3 | 9.2 | 28.0 | 31.5 | 9.4 | -0.050 | .960 | -0.02 |
Años transcurrido desde el suceso estresante o traumático | 0.7 | 1.1 | 1.0 | 0.7 | 1.1 | 0.9 | -0.418 | .676 | 0 |
Felicidad subjetiva | 20.0 | 19.3 | 4.9 | 22.0 | 21.6 | 4.4 | -2.356 | .018 | -0.49 |
Se analizó si algunas características del evento traumático diferían entre los grupos, encontrando equivalencia entre los grupos en cuanto a cercanía del evento traumático (χ2 = 0.042, p = .838) y la gravedad de este (χ2 = 1.261, p = .532) (Tabla 3).
Sin animal de compañía durante el evento traumático | Con animal de compañía durante el evento traumático | |||
---|---|---|---|---|
n | % | n | % | |
Cercanía del evento traumático Le sucedió al participante |
28 | 57.1 | 29 | 59.2 |
El participante fue testigo y lo presenció directamente | 21 | 42.9 | 20 | 40.8 |
Gravedad del evento traumático Moderado |
13 | 26.5 | 9 | 18.4 |
Fuerte | 23 | 46.9 | 23 | 46.9 |
Extremo o grave | 13 | 26.5 | 17 | 34.7 |
Finalmente, se analizaron algunas variables en el grupo de personas que tenían animales de compañía durante el evento traumático, en la Tabla 4 se presentan los estadísticos descriptivos para las variables de relación con el animal de compañía, puede observarse que las personas consideran que sus animales de compañía son un apoyo para afrontar situaciones estresantes y que su relación con ellos es buena. Todos contaban aun con el mismo el animal de compañía al momento de la evaluación, en su mayoría perro (n = 41) y solamente ocho personas tenían gato
Con animal de compañía durante el evento traumático | |||
---|---|---|---|
Mediana | Media | D.E. | |
Del 0 al 10 ¿qué tanto consideras que la relación con tu mascota representa un apoyo para afrontar situaciones estresantes? | 7.0 | 7.3 | 2.5 |
Del 0 al 10 ¿qué tan buena consideras tu relación con esa mascota? | 10.0 | 9.0 | 2.1 |
Interacción humano-animal (MDORS) | 25.0 | 22.6 | 12.9 |
Cercanía emocional percibida (MDORS) | 39.0 | 32.8 | 16.3 |
En la Tabla 5 se presentan las correlaciones de la submuestra de las personas que tenían animales de compañía al momento del evento traumático, se encontraron correlaciones positivas y significativas entre felicidad y la percepción de la gente sobre su relación con el animal de compañía (rs = .311, p = .029), y entre algunas de las variables sobre la relación humano-animal; algunas correlaciones fueron superiores que .20 sin embargo, debido al tamaño de muestra no fueron significativas.
Años desde el evento | Animal de compañía como apoyo para afrontar situaciones estresantes | ¿Qué tan buena consideras tu relación con ese animal de compañía? | MDORS Interacción humano animal | MDORS Cercanía emocional percibida | |
---|---|---|---|---|---|
Mascota como apoyo para afrontar situaciones estresantes | .143 | 1 | |||
¿Qué tan buena consideras tu relación con ese animal de compañía? | -.079 | .474** | 1 | ||
MDORS Interacción humano animal | .056 | .204 | .377** | 1 | |
MDORS Cercanía emocional percibida | -.063 | .200 | .224 | .727** | 1 |
Escala de felicidad subjetiva | -.004 | .040 | .311* | .163 | -.039 |
Nota.Significación: contraste bilateral:
*p ≤ .05,
**p ≤ .01.
Discusión
Los resultados mostraron que se consideran más felices aquellas personas que tenían animales de compañía al momento del evento traumático. Este resultado es interesante ya que en investigaciones previas, que han comparado personas que tenían y que no tenían animales de compañía, no se encontraron diferencia en sus puntajes de felicidad (Bao y Schreer, 2016; González-Ramírez y Landero-Hernández, 2014). No se encontró correlación significativa entre la felicidad subjetiva y la percepción del participante sobre el apoyo recibido de su perro o gato para afrontar situaciones estresantes, pero si con la percepción sobre su relación con el animal de compañía. Es así que se considera que son más felices quienes tenían animales de compañía al momento del suceso y más aún quienes consideran que su relación es mejor, sin importar si perciben apoyo por parte de su perro o gato para sobrellevar la situación estresante.
La presente investigación pretende contribuir al estudio sobre la felicidad y a la línea de investigación sobre vínculo humano-animal, en el contexto de situaciones traumáticas o estresantes que pudieran dar origen a estrés postraumático o bien a crecimiento postraumático; para lo cual se incluyeron en el estudio personas que hubieran estado expuestas a este tipo de situaciones en algún momento durante los últimos tres años y que consideraran que la gravedad de la situación fue moderada, fuerte o extrema, excluyendo a quienes la catalogaban como leve; esta decisión se basa en los planteamientos de Lazarus y Folkman (1984) quienes consideran que las respuesta al estrés se debe a como la persona valora la situación y no a la situación por sí misma y a lo documentado por García Martínez, Jaramillo, Martínez, Valenzuela y Cova Solar (2014) respecto a que la percepción de severidad del evento se relaciona con el desarrollo del síndrome de estrés postraumático y también con el crecimiento postraumático debido a que la gravedad percibida del suceso activa mecanismos que permiten el crecimiento personal.
Es así que se consideró que la valoración que hace actualmente el participante sobre la gravedad de la situación pudiera estar asociada a la felicidad subjetiva, sin embargo, no fue significativa la diferencia en felicidad subjetiva entre quienes consideraron el evento como moderado, fuerte y severo; esto pudiera explicarse con los hallazgos de García Martínez et al. (2014) quienes encontraron que hay variables mediadoras entre la percepción de severidad y las consecuencias en crecimiento personal. Asimismo, el tiempo transcurrido desde el evento tampoco se relacionó con el puntaje de felicidad.
A pesar de las limitaciones propias del tipo de muestreo, tamaño de muestra y forma de recolección de datos, se concluye que los animales de compañía pueden ayudar a la gente a lograr un crecimiento personal posterior a un evento traumático o estresante. Considerando este factor, en los tratamientos para estrés postraumático se podría incluir actividades que mejoren la relación humano animal, en el caso de personas que cuenten con animales de compañía o intervenciones asistidas con animales para quienes no los tienen. Para futuras investigaciones se sugiere replicar la presente investigación en una muestra de personas con diagnóstico de estrés postraumático, explorando sintomatología específica tras el evento y evaluando a muestras mayores y representativas que permitieran la generalización de resultados.