Como cada año, los editores de Nutrición Hospitalaria aprovechamos este primer número del año para hacer balance del año que ya terminó. También para agradecer a todo el equipo que hace posible que la revista siga delante: el Comité de Redacción, los revisores, la secretaria técnica de la revista, la editorial Arán y, por supuesto, los lectores. No todos con igual carga de trabajo, sin duda, pero con la ilusión de aportar el granito de arena que hace posible que siga ocupando un lugar privilegiado entre las revistas publicadas en lengua castellana, en especial en el campo de la Nutrición Clínica. El agradecimiento es extensivo hacia la Sociedad Científica que soporta la revista (SENPE) y a su junta directiva.
Desde la pequeña atalaya que significa dirigir una revista podemos echar un vistazo al panorama de la publicación científica y hacer, con la humildad de los pequeños, alguna breve consideración. Por eso hemos elegido titular el editorial con la frase que Galileo pronunció para señalar que era la Tierra la que se movía alrededor del sol y no al revés, y que ha quedado como manifestación de que, aunque en ocasiones se niegue la veracidad de un hecho, el hecho es verídico. Efectivamente, Nutrición Hospitalaria “eppur si mouve”.
En un mundo científico en el que el lema “publicar o morir” ha hecho medrar a un buen número de plataformas editoriales y ha transformado la última parte del proceso científico. En vez de ser los lectores y las bibliotecas quienes pagan por acceder a una publicación, son los autores quienes asumen el coste. Cinco editoriales que concentran las principales revistas científicas han obtenido 1000 millones de euros en los últimos cuatro años. Algunas de estas editoriales publican lo que se conoce como “mega-revistas”, revistas en abierto, que publican más de 2000 artículos por año, con revisiones por pares y que cobran elevados costes de publicación (1). En 2022 había 55 revistas que publicaban más de 2000 artículos cada año (más de 300 000 en ese año) (2).
Muchas de estas mega-revistas mantienen un factor de impacto elevado lo que las hace muy atractivas para los autores. Se ha creado así una suerte de dinámica en la que la cantidad desplaza a la calidad. El afán por reducir los tiempos de respuesta –y de publicación– conllevan el riesgo de disminuir el número y la calidad de las evaluaciones de los pares. ¿Quién no se encuentra todos los días en el correo electrónico una invitación para revisar un artículo o un recordatorio de que el plazo final de revisión está cerca? Una consecuencia es la dificultad creciente para encontrar revisores, cansados de hacer un trabajo ímprobo, sin más recompensa, la gran mayoría de veces, que el sentido del deber (contribuir a la difusión del conocimiento riguroso), pero que ven cómo otros se lucran de ese esfuerzo genuino.
La comunidad científica tiene que reflexionar en profundidad sobre qué modelo de difusión del conocimiento desea y, también, de la forma en que quiere evaluar el impacto de las publicaciones (3). Valorando solo el número de citas parece, a todas luces, insuficiente. Y, también, como en otros campos lleva aparejado el riesgo de la corrupción. El año pasado (2023) la Web of Science se vio obligada a descatalogar de la lista de revistas con factor de impacto a una docena de ellas con elevado número de autocitas. El caso más llamativo ha sido el de International Journal of Environmental Research and Public Health, que había publicado en 2022 casi 17 000 artículos.
Junto a estos “gigantes”, en los meses finales del año se ha añadido el papel que desempeña en las publicaciones científicas la Inteligencia Artificial, a través de herramientas como ChatGPT. Por ejemplo, JAMA Network ha actualizado su apartado de “Instrucciones para los Autores” señalando que ninguna de estas herramientas puede considerarse en la autoría y obligando a los autores a señalar en que parte del proceso científico se han utilizado en caso de haberlo hecho (4).
A Nutrición Hospitalaria no le queda otro remedio que moverse en este escenario tan cambiante. Seguiremos apostando por la calidad, también por la publicación en español –aunque sea compartida con el inglés–, por la revisión por pares, por la trasparencia en el proceso editorial y por el crecimiento ponderado. Huir, como Ulises, de los cantos de sirena que te acercan peligrosamente a las rocas. Tiempo habrá a lo largo del año que comienza para compartir con los lectores nuevas propuestas. Desde la Dirección de la revista estaremos atentos a sus comentarios y sugerencias, así como a la de los autores. No podría ser de otra manera: sin lectores y sin autores no existe publicación.
“Eppur si mouve”… Este año pasado se han publicado 176 artículos en los 6 números ordinarios y 30 en los 2 extraordinarios. La tasa de aceptación en este año que acaba es del 48 %. El tiempo medio hasta la primera decisión fue de 18 días y tiempo hasta publicación de algo más de 140 días. El CitiScore (Factor de impacto de Scopus, del grupo Elsevier) de este año subió a 2.0, lo que nos coloca en el puesto 177/309 de las revistas de Medicina indexadas y en el 90/131 en el ámbito de la Enfermería (“Nursing”). En lo relativo a las publicaciones en español los puestos que ocupa son 39/137 y 2/17, en las mismas categorías. Un índice H de Google de 61 (57 el año previo) y un factor de Impacto en 2022 de 1,2 (78/88 en el campo de Nutrition & Dietetics). En cuanto a las contribuciones por país continúa siendo España la fuente principal de artículos, seguidos de México, Brasil y Chile, ocupando ya el quinto lugar China (21 publicaciones en 2022) y Turquía el octavo lugar (13 publicaciones).
Más de 270.000 usuarios han visitado la revista según Google Analytics en 2022 y se han abierto cerca de 400.000 sesiones. Un 20 % de los usuarios proceden de España, un 19 % de México, casi un 6 % de Estados Unidos…. Leemos con gratitud todos estos datos. Competimos con gigantes, ¡pero no hemos dejado de movernos!