INTRODUCCIÓN
Aunque en las lesiones por cuerpo extraño está claramente establecido “no retirarlo” fuera del ámbito quirúrgico, en este caso se planteaba la posibilidad de extraerlo bajo control ecográfico y compresión debido a la ausencia de signos duros y a las controversias respecto al manejo del trauma cervical (1). A esto se suma que los traumas cervicales representan del 5 al 10 % de todos los traumatismos (2). Debido al tiempo transcurrido y a la posibilidad de trombosis intraluminal alrededor del alambre, se tomó en cuenta además la posibilidad de microembolias cerebrales y de otras lesiones cervicales asociadas al trauma en zona 2. Debido a la falta de factores comórbidos asociados, como longevidad y enfermedad arteriosclerótica, y con un riesgo quirúrgico aceptable, se decidió realizar la extracción en quirófano siguiendo las guías de recomendaciones mundiales (3).
CASO CLÍNICO
Aquí se describe el caso de un adolescente de sexo masculino de 17 años hemodinámicamente estable con herida cervical con cuerpo extraño procedente de urgencias. El paciente se lesionó mientras cortaba el césped de su casa, donde un trozo de alambre quedó atrapado en la maquinaria y fue expulsado hacia su cuerpo, alojándose en su cuello. El objeto había penetrado en la piel y oscilaba con los latidos del corazón. Ingresó sin remoción del objeto acompañado de su madre a la sala de emergencias de un hospital municipal de mediana complejidad. Dedido a esto, parte del equipo de cirugía vascular del Hospital Interzonal de Agudos Vicente López y Planes de General Rodríguez se trasladó al hospital donde se encontraba el paciente con el correspondiente instrumental y materiales para su resolución.
Se realizó diagnóstico clínico, radiográfico (4) y ecográfico que confirmó la lesión penetrante de la arteria carótida primitiva derecha por un alambre. No pudieron realizarse más exámenes complementarios debido a la falta de idoneidad del centro en el que se encontraba el paciente, que tenía todas las negativas de derivación por el sistema de salud, de modo tal que, con el diagnóstico clínico y los exámenes complementarios básicos, debió tomarse una decisión médica tendiente a resolver el problema con el menor impacto secundario posible, pues era clínicamente evidente que el alambre, debido a su oscilación, atravesaba la carótida (5,6) (Fig. 1).
DISCUSIÓN
La incidencia de estas lesiones de vena yugular o arteria carótida oscilan entre el 7 % y el 9 % de la totalidad de los traumas cervicales (7,8). El paciente fue enviado a quirófano sin que se retirara el alambre. Después de la anestesia, la antisepsia y la colocación de campo estéril, se realizó cervicotomía universal derecha para obtener control vascular de la ACP. La lesión diagnosticada se confirmó mediante la extracción del alambre, después de realizar un control vascular total con un pinzamiento de 6 minutos, administrando previamente 5000 UI de heparina sódica sin la utilización de shunt, de la arteria carótida común y, selectivamente, la interna y la externa. Se extrajo el alambre realizando rafia de ambas caras, posterior y anterior, con polipropileno 6-0. Se cerró la cervicotomía por planos dejando un drenaje exteriorizado por contrabertura, que se retiró a las 24 horas. El joven fue trasladado a UCI en buen estado general, sin déficit neurológico, hemodinámicamente estable, donde permaneció 48 horas libre de complicaciones (Fig. 2).
Después de las primeras 48 horas en UTI, el paciente es trasladado a sala general, donde se le realizan exámenes médicos de rutina. El Doppler asociado no revela datos patológicos y 48 horas después el paciente es dado de alta con prescripción de AAS 100 mg/día. El paciente fue controlado a través de consultas externas.
No haber retirado el alambre en el lugar de los hechos ni en la sala de urgencias permitió que el paciente pasara a quirófano rápidamente y sin mayores complicaciones en el contexto de un hospital de mediana complejidad, pero con un equipo quirúrgico entrenado en el manejo de traumas complejos (9). Su posterior extracción en la intervención, realizando breves pinzamientos totales, permitió la resolución exitosa de esta patología traumática. Si bien el paciente ingresó en una institución pública de mediana complejidad que no contaba con recursos para su eventual resolución endovascular, no existen evidencias científicas claras que avalen esta vía de abordaje percutáneo en el trauma ni la implementación de stent graft en la arteria carótida debido a trauma en un paciente joven. Debido a esto es que se decidió optar por la vía quirúrgica convencional por ser la más confiable y segura en este caso.