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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

versão On-line ISSN 2340-2733versão impressa ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.43 no.143 Madrid Jan./Jun. 2023  Epub 31-Jul-2023

https://dx.doi.org/10.4321/s0211-57352023000100001 

Editorial

Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-2024). En la búsqueda permanente de su identidad

Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-2024). In permanent search for its identitya

Víctor Aparicio-Basauri1 

1Ex-Presidente AEN-PSM, España

La celebración del centenario de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN-PSM) nos llena de satisfacción por esta vida tan longeva y activa en el ámbito de la salud mental de nuestro país. Esta efeméride nos va a permitir revisar nuestra vida asociativa, tratar de entender las claves que nos han permitido llegar al centenario y reflexionar para vislumbrar hacia dónde podemos avanzar. El título de este editorial resalta una característica omnipresente en la historia de la AEN-PSM que, parafraseando a Pirandello, me gustaría apuntar: es y ha sido una asociación en busca permanente de su identidad. Este devenir da visibilidad a la necesidad de adaptarse a un entorno cada vez más complejo, con diversos actores y formas de entender el sufrimiento psíquico.

La historia de la AEN anterior a 1973 la conozco por los testimonios de una parte de los que estuvieron implicados en su fundación y gestión, así como por las actas de las asambleas y juntas directivas, sin olvidar el trabajo de los historiadores que buscan no solo describir, sino interpretar los diferentes pasos dados por la asociaciónb. Es obvio que cualquiera de nuestras lecturas u observaciones sobre esta historia no están exentas de nuestros filtros emocionales e ideológicos, y, por eso, sobre los mismos hechos encontramos interpretaciones muy diversas. Desde mi ingreso en la AEN en 1973 he tenido un conocimiento directo de su evolución y, sobre todo, de los profundos cambios acontecidos en esa década y la siguiente, que dieron lugar a la primera asociación de salud mental multiprofesional de nuestro país.

Debemos resaltar tres fechas que han cobrado un significado especial en la asociación porque dan comienzo a los tres periodos que describen nuestra historia:

  • - 1924, el año de la fundación en la ciudad de Barcelona en los días 29 y 30 de diciembre con el apoyo de 64 asociados y el aliciente de contar con una conferencia de Emil Kraepelin.

  • - 1949, cuando Vallejo Nájera refunda la asociación tras el tiempo de silencio posterior a la guerra civil.

  • - 1977, momento en el que un grupo de jóvenes psiquiatras, miembros de la clandestina Coordinadora Psiquiátrica, ganan las elecciones a la Junta Directiva y promueven el cambio a una asociación multiprofesional que se convertiría, después, en la AEN-PSM.

Durante el primer cuarto del siglo xx, la aparición de la primera asociación profesional de neuropsiquiatras estuvo favorecida por los avances en el campo de las neurociencias en España: la aportación científica del premio Nobel (1906) Santiago Ramón y Cajal y su escuela; la fundación en Barcelona (1911) de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de Cataluña; y la publicación de la revista Archivos de Neurobiología (1919), que va a reunir los trabajos científicos de investigadores y clínicos relacionados con las neurociencias. La revista la fundaron G. Rodríguez-Lafora, discípulo de Ramón y Cajal, J. M. Sacristán y el filósofo Ortega y Gasset, y nació con una vocación muy amplia donde colaboraron hombres de la talla de Marañón, Ramón y Cajal, del Río Hortega, Negrín, etc. De ahí surgió la necesidad de agrupar a nivel nacional a los profesionales que desde distintos prismas trabajaban en el ámbito de las neurociencias. Es importante señalar que aquellos profesionales tenían una formación amplia en neurología y psiquiatría, y la mayoría habían pasado por los centros de investigación de neurobiología, razón por la que se agrupó con el término de neuropsiquiatría, aunque con el tiempo cada uno de ellos encarrilara su profesión en una disciplina concreta —la psiquiatría, la neurología, la psicología clínica o la investigación básica—.

En este contexto, durante el II Congreso Nacional de Medicina de Sevilla en octubre de 1924, B. Rodríguez Arias, E. Mira, T. Busquet y J. Escalas Real impulsan una nueva asociación que se funda en 1924, convalidando sus estatutos el 21 de marzo de 1925 en el Gobierno Civil de Barcelona. Una asociación cuya ambiciosa intención era recoger en su seno a psiquiatras, neurólogos, neurocirujanos, neuroendocrinólogos, neuropediatras, psicoterapeutas, psicopedagogos. Su órgano de expresión inicialmente fue la revista Archivos de Neurobiología, que ya recogía en sus páginas esa amplitud de miradas sobre las neurociencias tanto de los aspectos clínicos como de la investigación básica.

En este primer periodo, la asociación promovía consolidar las dos especialidades (neurología y psiquiatría) en el ámbito académico con la creación de cátedras, en la enseñanza de la medicina, otorgando a ambas disciplinas la categoría de asignaturas independientes y solicitando que se crearan plazas de ambas áreas de conocimiento. Sin embargo, los dos éxitos más sobresalientes de la asociación fueron: uno, en el campo legislativo, al conseguir que durante la II República se aprobara el Decreto sobre los alienados de 3 de julio de 1931 que iba a sustituir al de 1885 y, el otro, la creación de la Liga de Higiene Mental (1927), que dio impulso a las medidas preventivas en salud mental.

Esos años de gran actividad (1924-1936) fueron cortados de cuajo con la llegada de la guerra civil, que llevó al exilio a algunos de los profesionales más significados (E. Mira, G. Rodríguez-Lafora, M. Prados Such, D. Nieto…) y al exilio interior que conllevaba el ostracismo profesional a muchos de los que se quedaron (J. M. Sacristán, J. Salas Martínez, L. Valenciano Gayá…).

La guerra civil va a representar el comienzo de un tiempo de silencio para la AEN que durará hasta 1949. Sin embargo, hay que hacer referencia al intento de López Ibor por pasar página al promover en 1940 una nueva Sociedad de Neurología y Psiquiatría. Su proyecto fracasó tras su primer y único congreso, en 1942, en Barcelona, que incluía no recuperar la Liga de Higiene Mental y crear la revista Actas Españolas de Neurología y Psiquiatría. De ese proyecto solo quedó la nueva revistac.

La refundación llegará en 1949 en una reunión en Madrid en la Dirección General de Sanidad del Ministerio de Gobernación, cuando el Director General de Sanidad nombra a dos psiquiatras en los puestos clave de la junta directiva: Vallejo Nájerad, como presidente, y su discípulo Escudero Valverdee, como secretario, ambos vinculados a la Clínica Psiquiátrica Militar de Ciempozuelos, donde quedó ubicada la sede de la asociaciónf. Es un periodo (1949-1967) donde la dictadura mantiene un control férreo de la sociedad evitando que se produzcan situaciones que amenacen el orden establecido. Los ciudadanos éramos considerados incapacitados para el ejercicio de las libertades y se ejercía una tutela sobre los movimientos asociativos, cuya finalidad era no dejar aflorar conductas que cuestionaran al régimen. La asociación mantuvo las reivindicaciones profesionales para fortalecer la formación y el estatuto de los especialistas, pero no mostró un espíritu crítico con el modelo de atención en salud mental, pues esta seguía fragmentada entre el nivel hospitalario y el ambulatorio. Los hospitales psiquiátricos se fueron consolidando en manos de las diputaciones provinciales. La etapa de desarrollismo propiciaría la construcción de nuevos hospitales psiquiátricos que reforzaban el modelo institucionalg, mientras el estado central ampliaba el modelo de consultas de neuropsiquiatría de dos horas en los servicios de la Seguridad Social, por tanto masificadas y con una prestación de baja calidad. Entre ambos niveles no había ningún de grado de coordinación.

Llegados a este punto, es importante hacer una reflexión sobre el término “neuropsiquiatría”, que ha tenido un matiz polisémico y ha presentado un rasgo de ambigüedad en la historia de la AEN. Cuando se crea la asociación en 1924, el término “neuropsiquiatras” se utiliza para resaltar “una casa común” donde convergen las distintas formas de trabajar en el ámbito de las neurociencias. De hecho, existe el antecedente de la revista Archivos de Neurobiología, cuyo espíritu es mancomunar el conocimiento. En 1949, en la refundación, el nombre de la asociación sufre un cambio y de neuropsiquiatras se pasa a denominar “de neuropsiquiatría”, pero posiblemente elegir esta palabra compuesta que nombraba a neurólogos y psiquiatras tuvo su razón de ser, porque estas dos especialidades eran las preponderantes en ese colectivo. Sin embargo, fue algo efímero, pues ese mismo año se crea la Sociedad Española de Neurologíah, independiente de la AEN. En ese momento era palpable que la realidad había cambiado y cada especialidad había elegido su propio camino. No obstante, la AEN persistió en el deseo de aunar y mantuvo en la organización de los congresos sus tres ponencias: una de psiquiatría, otra de neurología y una tercera para la medicina legal y la asistencia. El último congreso nacional de la AEN con ponencia de neurología fue en Oviedo en 1983. Tras el giro de 180 grados dado en 1977, veremos que la AEN quiere ser la nueva casa común de los profesionales de salud mental, un nuevo deseo parcialmente conseguido.

Las ilusiones también pueden generar efectos indeseados, y, tanto hablar de neuropsiquiatría, algunos pensaron que en nuestro país existía esa especialidad. A partir de la década de 1960, se desarrollaron las consultas de neuropsiquiatría en los ambulatorios de la Seguridad Social con una duración de dos horas, mantenidos hasta bien entrado el siglo xxi. Estas plazas ocupadas por psiquiatras y neurólogos, algunos con ambas especialidades, han sido el reverso de lo que se entiende por una red de salud mental comunitaria.

En la segunda etapa de este periodo asociativo, a partir de 1967 y hasta 1977i, la AEN cambia su modelo de funcionamiento, con menos influencia del sector académico y más de los centros asistenciales periféricos. Desde el congreso de Murcia de 1967, con la excepción del de Barcelona de 1969, en la práctica, quien organizaba el congreso pasaba a ser el candidato a presidente y, a la vez, llevaba la sede de la asociación a su hospital. En el Congreso de Sevilla de 1977, de forma inesperada, gana las elecciones la candidatura presentada por los jóvenes psiquiatras de la Coordinadora Psiquiátrica encabezados por Valentín Corcés. Tras este cambio el primer paso va a tener un gran valor simbólico: el nuevo presidente Valentín Corcés y el secretario, quien suscribe, Víctor Aparicio Basauri, se trasladan al Hospital Psiquiátrico de Mérida a recoger las cajas, hasta ese momento itinerantes, que contenían la documentación de la asociación para trasladarlas de forma definitiva a Madrid y depositarlas en la nueva sede en la planta de asociaciones del edificio de Previsión Sanitaria Nacionalj.

En esta etapa se van a producir los primeros debates críticos sobre la situación de la atención de salud mental del país y sobre la respuesta autoritaria que la administración daba a los movimientos de cambio. Los congresos de Málaga (1971) y de Valladolid (1973) fueron escenarios de estas polémicas, llegando en Valladolid al desarrollo de un congreso paralelo, crítico con el papel de la asociación, a la que se acusaba de mirar hacia otro lado y no buscar alternativas a la deficiente atención de la salud mental.

La efervescencia que se vive en las asambleas de la AEN en la década de los setenta tiene una relación directa con los conflictos de la asistencia psiquiátrica que van apareciendo en distintos lugares de la geografía española (Hospital Psiquiátrico de Oviedo, Sanatorio Psiquiátrico de Conxo, Clínicas de Ibiza de Madrid, Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona, Hospital Psiquiátrico de Salt de Girona, etc.). La Coordinadora Psiquiátrica apoyará y coordinará las acciones para solucionarlos, ya que conviene recordar que una parte importante de los jóvenes psiquiatras de esta coordinadora procedían de los movimientos universitarios derivados de Mayo del 68.

A partir de 1977, la AEN comienza una transformación profundak, modificando sus estatutos para convertirse en una asociación de profesionales de la salud mental (1980)l y establece un nuevo órgano de expresión, la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatríam. Un documento que refleja ese esfuerzo es la ponencia de 1980 dedicada a “La transformación de la asistencia psiquiátrica”, que, coordinada por Manuel González de Chávez, presenta las ideas centrales para iniciar dichos cambios5. En 1985, cuando el Estado asume la necesidad de sentar las bases de la reforma psiquiátrica, formará una comisión donde están, entre otros, destacados miembros de la AEN (Valentín Corcés, José García, Federico Menéndez o Antonio Espino).

En 1989, los estatutos recogen la referencia a la nueva organización territorialn con las nuevas asociaciones autonómicaso. En 1992, bajo la presidencia de Francisco Torres, fue precisa otra reforma exprés para poder permanecer en la Comisión Nacional de la Especialidad de Psiquiatríap. Posteriormente, se añade al nombre de la asociación “profesionales de salud mental”, siendo presidente Mariano Hernández Monsalve, y se convierte en la AEN-PSM, cuyo objetivo y eje central pasa a ser la promoción de cambios necesarios en la atención de salud mental del país, con nuevos retos. En todo este periodo, hasta nuestros días, la asociación ha mostrado su claro compromiso con la atención de la salud mental pública de calidad y respetuosa con los Derechos Humanos. Los trabajos de las comisiones y secciones siguen en esa dirección, generando documentos e informes en esa línea de refuerzo, lo que no ha sido óbice para mantener debates críticos sobre nuestra realidad asistencial y asociativa.

Como epílogo de este editorial, quiero dejar unas reflexiones personales basadas en lo que he vivido en los 50 años que llevo en la asociación. Siento que, en ocasiones, nos hemos sentido omnipotentes al creer que podíamos abarcar muchos frentes, desde los profesionales hasta los más centrados en los movimientos de la ciudadanía, para mejorar la salud mental en el sentido más amplio del término. Este sentimiento ha tenido reflejo en los debates y propuestas sobre si debemos ser una asociación multiprofesional o una asociación de salud mental abierta a la participación de los ciudadanos, un tema a resolver si queremos plantear nuestros objetivos futuros con claridad para nuestros asociados y ante nuestro país.

Hasta la fecha somos una asociación multiprofesional y territorializada, en un contexto donde han aparecido más asociaciones independientes de cada una de las profesiones que trabajan en salud mental, alejándonos de la ilusión de ser la casa común de la salud mental. Tenemos unos estatutos que contienen la organización de nuestras asociaciones de psiquiatras, psicólogos clínicos y de enfermería de salud mental, si bien con escaso desarrollo. A mi entender, tenemos la oportunidad de darles sentido y así favorecer un escenario no fragmentado donde la salud mental vaya más allá de los intereses gremialistas. También me gustaría revitalizar un tema que ha sido objeto de debate: se trata de que la AEN-PSM debe transformar su congreso trianual en un Congreso Nacional de Salud Mental. Su recorrido histórico la avala para poder liderar este proceso, contando para ello con las asociaciones que comparten objetivos similares.

No quiero dejar pasar un último tema: de las catorce asociaciones autonómicas de la AEN-PSM, doce han sustituido la denominación de “neuropsiquiatría” por salud mental. ¿Qué falta para que la AEN-PSM haga lo mismo y a la vez se convierta en una federación de asociaciones autonómicas?

Tenemos para algunos una historia controvertida, con periodos de más visibilidad y esfuerzo junto a periodos más sombríos por la coyuntura política y social. Hemos estado en primera línea con los avances en la atención de la salud mental y nos hemos adaptado a los cambios necesarios que se han ido produciendo en nuestra vida colectiva. Tenemos una producción científica valorada, crítica e independiente. Solo nos queda redescubrir nuestra identidad y el futuro volverá a ser ilusionante.

aAgradecer a Olga Villasante, Directora de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, por la invitación a realizar este editorial.

bJosé Lázaro ha publicado una documentación exhaustiva sobre los primeros 75 años de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999) en esta misma revista14.

cCuyo nombre ha sido modificado en varias ocasiones. Actualmente se llama Actas Españolas de Psiquiatría.

dVallejo-Nájera llegó al rango de Coronel Médico.

eFue secretario de la AEN desde 1949 hasta 1967 y de Archivos de Neurobiología en el mismo periodo. En 1965 ascendió a General.

fPaseo de los Mártires Antimarxistas n° 2. Clínica Psiquiátrica Militar. Ciempozuelos (Madrid).

gEl desarrollismo se inicia con el primer plan de desarrollo (1964-1967) y va a generar un crecimiento económico importante en el país.

hUno de los impulsores de esta sociedad fue B. Rodríguez Arias, que también había sido uno de los promotores de la AEN.

iVallejo-Nájera había fallecido en 1960 y Escudero Valverde deja sus cargos asociativos en 1967.

jCalle Villanueva, 11. Madrid

kLas primeras mujeres en una junta directiva (1980) fueron: Carmen Fernández Rojero (Secretaria General) y Mᵃ Isabel Rodríguez Gorostiza (Vicesecretaria). Habrá que esperar al siglo xxi para tener las primeras presidentas de la AEN: María Fe Bravo y Eudoxia Gay.

lLa primera presidenta de la Asociación de Psicólogos fue Begoña Olabarría.

mSu primer director fue Manuel Desviat.

nBajo la presidencia de Víctor Aparicio Basauri.

oLa primera asociación autonómica fue la andaluza, creada en 1982, siendo su primer presidente Onésimo González.

pLa AEN tuvo su primer representante (Víctor Aparicio Basauri) en la Comisión Nacional de Psiquiatría en 1985.

Bibliografía

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2. Lázaro J. Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999). Primera etapa. La formación. Rev Asoc Esp Neuropsiq. 2000; 20(75): 397-442. [ Links ]

3. Lázaro J. Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999). Segunda etapa (1940-1977). El desarrollo. Rev Asoc Esp Neuropsiq. 2000; 20(75): 443-472. [ Links ]

4. Lázaro J. Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (1924-1999). Tercera etapa (1977-1999). La diversificación. Rev Asoc Esp Neuropsiq. 2000; 20(75): 473-515. [ Links ]

5. González de Chávez M (coord.). La transformación de la asistencia psiquiátrica. Madrid: Editorial Mayoría (AEN), 1980. [ Links ]

Correspondencia: vabasauri@hotmail.com

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