Introducción
Pese a ser ya un elemento esencial de nuestra vida cotidiana, el uso de las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) se convierte frecuentemente en objeto de preocupación social, máxime en lo que concierne a los adolescentes. Esto se debe a que se trata de un colectivo muy sensible al momento y al entorno social en el que vive y también porque estas tecnologías están especialmente presentes en su vida (Castellana, SánchezCarbonell, Graner y Beranuy, 2007).
El uso excesivo de internet ha generado una gran preocupación y se han utilizado diferentes términos para referirse a el, tales como “Problematic Internet Use (PIU) o (Internet Addiction Disorder (IAD). El uso problemático de Internet (Problematic Internet Use: PIU en adelante) ha sido conceptualizado como un patrón que incluye la urgencia por conectarse a Internet, la necesidad de estar conectado a menudo, los intentos fallidos de desconectarse, el hecho de reemplazar relaciones sociales y familiares por pasar tiempo conectado, el usar Internet para evadirse de problemas, y la aparición de consecuencias negativas en la vida diaria debido al uso de Internet (Caplan, 2010; Weinstein, Feder, Rosenberg y Dannon, 2014).
En España, los estudios realizados durante el último lustro informan de prevalencias de entre un 11 % y un 19.9 % de PIU (Golpe, Gómez-Salgado, Braña, Varela y Rial, 2017; Golpe, Isorna, Gómez y Rial, 2017; Gómez, Rial, Braña, Golpe y Varela, 2017; Gómez, Rial, Braña, Varela y Barreiro, 2014; Rial, Golpe, Gómez y Barreiro, 2015). Estos datos van en consonancia con los hallazgos de Durkee et al. (2012), que en un estudio emprendido con 11956 jóvenes de 11 países europeos reportaron una prevalencia del 13.5 %.
Variables a menudo estudiadas junto con el PIU son el sexo, la frecuencia de uso y su intensidad, la edad y, mucho menos, el nivel socioeconómico.
Respecto al sexo, no existe consenso (Anderson, Steen y Stavropoulos, 2016). Se puede encontrar trabajos en los que hay una mayor prevalencia de PIU en hombres (Anderson et al., 2016; Chen et al., 2015; Choo et al., 2015; Durkee et al., 2016; Gentile et al., 2011; Haagsma et al., 2013; Hong et al., 2014; Kormas, Critselis, Janikian, Kafetzis y Tsitsika, 2011; Wang et al., 2011; Willoughby, 2008; Yu y Shek, 2013), en mujeres (Durkee et al., 2012; Golpe, Gómez-Salgado et al., 2017; Gómez-Salgado et al., 2017; Mihara et al., 2016; Muñoz-Miralles, 2016), o incluso aquellos en que no se sostienen diferencias atribuibles al sexo (Casas, Ruiz-Olivares y Ortega-Ruiz, 2013; Gámez-Guadix, 2014; Gámez-Guadix et al., 2015; Golpe, Isorna et al., 2017; Jackson et al., 2003; Rial et al., 2015). Respecto a estas diferencias, los estudios indican que puede haber diferencias atribuibles al sexo, pero que es necesario matizar. Así, si bien las TICs representan una herramienta de socialización en ambos sexos, parece cierto que los chicos consumen durante más tiempo Internet (Estévez, Bayón, de la Cruz y Fernández-Liria, 2009; Muñoz-Rivas et al., 2003), aunque, según Sabater y Bingen (2015), las chicas gestionan más sus roles públicos y privados a través de las nuevas tecnologías. Incluso, algunos autores, señalan que el hecho de ser mujer puede suponer un factor de riesgo para el PIU (Rial et al., 2015). En trabajos anteriores del equipo que esto suscribe no se hallaron diferencias importantes entre sexos (GarcíaOliva, Piqueras y Marzo, 2017). Sí existen, en cambio, algunas diferencias en cuanto a intereses, que se reflejan en los contenidos más populares para los chicos y las chicas, si bien en ambos grupos están muy presentes el uso de los motores de búsqueda (tipo Google) y de las redes sociales (Facebook, twitter, Instagram…), siendo éste último especialmente relevante en el sexo femenino, como suele hallarse en otros trabajos (García, López-de-Ayala y Catalina, 2013).
En cuanto a la frecuencia e intensidad de uso, se ha referido una correlación positiva entre el tiempo y frecuencia de conexión con el uso problemático (Fu, Chan, Wong y Yip, 2010; Kuss, Griffiths y Binder, 2013; Lin, Ko y Wu, 2011). Más concretamente, se ha constatado que el uso intensivo de Internet puede ser un indicador de riesgo de uso problemático (Muñoz-Miralles et al., 2016). Según Rial et al. (2015), los adolescentes con un perfil de riesgo hacen un uso diario de la Red, por lo general más de dos horas y en gran medida en horario nocturno, resultados muy similares a los encontrados por estudios recientes, como el de Kuss, Griffiths et al. (2013), Muñoz-Rivas et al. (2010) o Xu et al. (2012).
Respecto a la edad, si bien los autores coinciden en señalar la adolescencia como un período de gran vulnerabilidad de cara al desarrollo de un PIU (Kaltiala-Heino, Lintonen y Rimpelä, 2004; Kandell, 1998; Kuss, van Rooij, Shorter, Griffiths y van de Mheen, 2013), hay discrepancias en cuanto a si el uso se normaliza con la edad (Labrador y Villadangos, 2010) o si el uso problemático aumenta durante la adolescencia (Mihara et al., 2016).
Respecto al papel que puede jugar el nivel socioeconómico en el PIU, los resultados hallados han sido controvertidos y muy escasos. Así, algunos estudios internacionales con adolescentes han hallado una asociación positiva entre los ingresos familiares y el PIU (Ak, Koruklu y Yılmaz, 2013; Cao, Sun, Wan, Hao y Tao, 2011), mientras otros indican justo lo contrario, una asociación negativa (Leung y Lee, 2012). En un intento por profundizar en esta polémica, un estudio reciente ha señalado que esta variable puede afectar de dos formas al uso de Internet. La primera es que un nivel de ingresos familiares altos y un nivel educativo alto de los padres son factores de riesgo para el PIU, mientras que un alto nivel educativo de la madre es un protector. Además, el nivel socioeconómico y el nivel educativo de los padres moderan la asociación entre el uso de internet y la severidad del PIU (Lai y Kwan, 2017).
Ante esta panorámica, el objetivo general del presente estudio es examinar la frecuencia del PIU de los adolescentes en una muestra de la provincia de Alicante. Así, los objetivos específicos del presente estudio son tres: 1. examinar la frecuencia del PIU y los conflictos asociados intra e interpersonales y su relación con el sexo, la edad y el nivel socioeconómico; 2. Examinar la frecuencia de uso de Internet en número de horas y su relación con sexo, edad y nivel socioeconómico y 3. Analizar las relaciones entre el PIU y la frecuencia de uso de Internet.
Método
Participantes
La muestra estuvo compuesta por 712 alumnos de tres centros de la provincia de Alicante, mediante muestreo de conveniencia, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, los cuales en el año académico 2012/2013 y 2013/2014 estaban inscritos en alguno de los cursos comprendidos desde 1º de E.S.O. hasta 2º de Bachiller. La distribución por sexos es de 359 chicos (50.4 %) y 353 chicas (49.6 %). La prueba Chi cuadrado para comprobar la homogeneidad de la distribución de frecuencias indica que no hubo interdependencia entre el sexo y la edad (χ2 = 9.45, p = .15), luego la distribución fue homogénea.
Instrumentos de evaluación
Variables sociodemográficas
Se preguntó por el sexo, edad, curso y centro de estudio a cada participante. Además, se aplicó la siguiente escala para el nivel socioeconómico.
The Family Affluence Scale (FAS). La FAS (Boyce, Torsheim, Currie y Zambon, 2006; Currie et al., 1997) evalúa el estatus socioeconómico mediante cuatro preguntas referidas a ciertas posesiones de las familias, tales como coche, ordenador, habitación propia y viajes de vacaciones familiares. Las puntuaciones pueden clasificarse en tres categorías de riqueza familiar: nivel bajo, medio y alto. Ha mostrado validez de criterio y de constructo adecuada en estudios previos con adolescentes (Boyce et al., 2006).
Cantidad de horas de uso diario y semanal de Internet. Para medir estas variables se utilizaron sendos ítems incluidos en un cuestionario de usos generales de Internet, de elaboración propia, con el que se explora la frecuencia de uso de Internet que hacen los adolescentes. Así, se realizaron las siguientes cuestiones: ¿Con qué frecuencia te conectas a Internet (Opciones de respuesta: 1=A diario, 2=No a diario); ¿Cuántas horas al día pasas en Internet? (Opciones de respuesta: 1 = Menos de 1 hora, 2 = Entre 1 y 2 horas, 3 = Entre 2 y 4 horas, y 4 = Más de 4 horas); ¿En total, cuánto tiempo pasas conectado a lo largo de toda la semana? (Opciones de respuesta: 1 = menos de 1 hora, 2 = Entre 1 y 5 horas, 3 = Entre 5 y 10 horas, 4 = Más de 10 horas).
Uso adictivo de Internet
Se utilizó el Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet (CERI; Beranuy, Chamarro, Graner y Sánchez-Carbonell, 2009) para medir el PIU desde una dimensión intrapersonal y otra interpersonal. La escala es autoadministrada y contiene 10 ítems con respuestas tipo Likert de 1 a 4 puntos. Permite evaluar un factor intrapersonal y un factor interpersonal, así como obtener una puntuación total. La dimensión intrapersonal refleja conflictos, como el sentirse nervioso o preocupado cuando no está conectado o ponerse irritable cuando alguien le distrae mientras permanece conectado. La dimensión interpersonal se refiere a dificultades como la preferencia por relacionarse a través de Internet frente a cara a cara, la frecuencia con que se hacen amigos online, etc. La escala ha sido recientemente validada con población adolescente española, indicando valores de consistencia interna de .79, .72, y .64 para la puntuación total, intrapersonal e interpersonal, respectivamente (Casas et al., 2013), datos éstos ligeramente inferiores a los hallados con muestra adulta (Beranuy et al., 2009), que fueron .77, .74 y .75. En el presente estudio se realizó un análisis factorial confirmatorio, dado que existen estudios previos que han empleado diferentes factorizaciones (Beranuy et al., 2019; Casas et al., 2013), el cual mostró ajuste adecuado a la estructura factorial informada por el estudio de Casas et al. (2013), de modo que seguimos dicha factorización. En la presente muestra la puntuación total, intra e interpersonal indicaron valores de consistencia interna de .80, .71 y .66, respectivamente).
Procedimiento
Se pidió permiso a los responsables de los centros educativos para realizar el estudio. En una primera fase de preparación se realizó un estudio piloto ‘in situ’ del cuestionario con una clase de 1º de la E.S.O., durante el cual se solicitó feedback a los alumnos en todo lo relativo a dudas sobre el contenido del cuestionario y su cumplimentación. Tras esta experiencia, se realizaron algunos ajustes al cuestionario con el fin de mejorar su comprensibilidad, y se procedió al pase definitivo, que se llevó a cabo a través de los tutores de los grupos que participaron, quienes previamente habían sido informados sobre el método de aplicación.
Análisis estadístico
El estudio realizado es de tipo descriptivo y de diseño transversal. Para desarrollarlo se utilizó el programa estadístico IBM SPSS Statistics 20 para Windows realizando: 1) Análisis factorial confirmatorio de la estructura del CERI para posteriormente realizar análisis de distribución de las puntuaciones en el CERI para informar de frecuencia/prevalencia y comparaciones t de Student o ANOVA para analizar posibles diferencias en función del sexo, edad y nivel socioeconómico; 2) Tablas de contingencia y cálculo de Chi-cuadrado para analizar la asociación entre usos de Internet y su relación con sexo, edad y nivel socioeconómico; 3) Análisis de correlación bivariadas y análisis de regresión lineal jerárquico para estudiar las relaciones entre las puntuaciones en el CERI de usos problemáticos de Internet y la frecuencia de uso (bloque 2), controlando el efecto de las variables sociodemográficas (bloque 1). Se interpretaron las magnitudes de las asociaciones siguiendo los criterios de Cohen (1988) según los cuales se considera un tamaño de relación pequeño cuando éste es menor o igual a .10, medio cuando está en torno a .30 y grande cuando es igual o mayor a .50 (Cohen, 1988; Lipsey y Wilson, 2001). Además, se incluyó el coeficiente sr2 de cada variable predictora, o coeficiente de correlación semiparcial, calculado a partir de las correlaciones semiparciales. Este coeficiente informa de la correlación entre la variable criterio y las variables predictoras eliminando el efecto del resto de predictoras sobre el criterio, de modo que se interpreta como el porcentaje de varianza explicada de cada variable una vez controlado el efecto del resto de variables.
Resultados
Estructura factorial del CERI
Siguiendo las recomendaciones de Finney y DiStefano (2013), se realizó un Análisis Factorial Confirmatorio con el Método LS Robusto. Los resultados indicaron un ajuste adecuado de los datos al modelo de Casas et al. (2013).
Los valores de ajuste fueron: c2: 164.44 (32) p < .01, SB c2: 73.54 (32) p <.01, NNFI: .92, CFI: .95, SRMR: .041, RMSEA: .076 (.065 - .088). En la Tabla 1 se muestran las cargas factoriales de los ítems. La correlación entre los factores fue .99, por lo que se contrastó igualmente un modelo unidimensional, si bien entonces el ajuste es pobre.
ITEM | CERI Intrapersonal | CERI Intrapersonal |
---|---|---|
CERI 1 | .46 | |
CERI 2 | .66 | |
CERI 3 | .52 | |
CERI 4 | .72 | |
CERI 5 | .68 | |
CERI 6 | .66 | |
CERI 7 | .55 | |
CERI 8 | .72 | |
CERI 9 | .54 | |
CERI 10 | .55 |
Nota:CERI = Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet.
Frecuencia de Uso problemático de Internet y relación con sexo, edad y nivel socioeconómico
Como puede observarse en la Tabla 2, la media en el CERI total fue de 19.34 (rango 10-40), ligeramente por debajo de la media teórica que sería 25, mientras que para las subescalas fue 8.7 para Intrapersonal y 10.64 para interpersonal, ambas por debajo de la medía teórica (12.5). Las comparaciones de las puntuaciones en el CERI total y en las subescalas de Experiencia Interpersonal e Intrapersonal en función del sexo, edad y nivel socioeconómico no ofrecieron diferencias estadísticamente significativas (p < .05).
Instrumentos |
|
CERI Intrapersonal | CERI Interpersonal | CERI Total |
---|---|---|---|---|
M (DT) | M (DT) | M (DT) | ||
Edad | 12-13 años | 8.30 (3.17) | 10.51 (3.43) | 18.81 86.09) |
14-15 años | 8.80 (2.94) | 10.79 (3.19) | 19.59 (5.51) | |
16-18 años | 9.03 (3.10) | 10.49 (2.97) | 19.52 (5.49) | |
Sexo | Chicos | 8.61 (3.02) | 10.54 (3.11) | 19.15 (5.58) |
Chicas | 8.79 (3.09) | 10.74 (3.32) | 19.54 (5.80) | |
Nivel socio -económico | Bajo | 8.12 (2.85) | 10.36 (2.76) | 18.48 (5.08) |
Medio | 8.73 (3.00) | 10.72 (3.37) | 19.45 (5.70) | |
Alto | 8.78 (3.13) | 10.64 (3.22) | 19.41 (5.78) | |
Total | 8.70 (3.06) | 10.64 (3.22) | 19.34 (5.69) |
Nota:M -Media; DT-Desviación Típica; CERI-Cuestionario Uso Problemático de Internet. CERI Total = rango entre 10-40; CERI Intrapersonal e Interpersonal = rango entre 5-20.
En la Tabla 3 se presentan la distribución en torno a la media en el CERI total de alumnos que han participado. Como puede observarse. el 14.8 % de la muestra se alejó más de 1 desviación típica de la media atendiendo a la puntuación total del CERI, mientras que el 19.8 % lo hizo en la escala intrapersonal y 19.4 en interpersonal.
CERI interpersonal | CERI intrapersonal | CERI Total | |
---|---|---|---|
< 1 DT | 127 (17.8) | 94 (13.2) | 107 (15.0) |
Normal-bajo | 253 (35.5) | 319 (44.8) | 298 (41.9) |
Normal-alto | 194 (27.2) | 158 (22.2) | 202 (28.4) |
> 1 DT | 120 (16.9) | 104 (14.6) | 78 (11.0) |
> 2 DT | 18 (2.5) | 31 (4.4) | 24 (3.4) |
> 3 DT | - | 6 (0.8) | 3 (.4) |
*CERI: Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet.
Frecuencias de uso de internet en función de la edad, sexo y nivel socioeconómico
En este apartado se describen los resultados más relevantes en lo relativo a los usos generales de Internet, que los estudiantes participantes en el estudio refieren.
Respecto a la Tabla 4, cabe destacar que el 45.4 % de los adolescentes utilizan a diario Internet. Por otra parte, puede observarse el porcentaje de personas que usan a diario Internet aumenta significativamente, hasta un 65 %, entre los adolescentes mayores de 16 a 18 años (χ2 = 32.33, p < .001). En nivel socioeconómico también se observa que el grupo con estatus más alto tiene un porcentaje mayor de uso a diario de internet (χ2 = 27.91, p < .001). No se aprecian diferencias significativas entre sexos (χ2 = 1.78, p = .18).
A diario | No | Total | ||
---|---|---|---|---|
Edad | 12-13 años | 88 (40.9) | 127 (59.1) | 215 (30.2) |
14-15 años | 131 (38.9) | 206 (61.1) | 337 (47.3) | |
16-18 años | 104 (65.0) | 56 (35.0) | 160 (22.5) | |
Sexo | Chicos | 205 (57.1) | 154 (42.9) | 359 (50.4) |
Chicas | 184 (52.1) | 169 (47.99 | 353 (49.6) | |
Nivel socioeconómico | Bajo | 28 (41.8) | 39 (58.2) | 67 (9.4) |
Medio | 89 (33.5) | 177 (66.5) | 266 (37.4) | |
Alto | 206 (54.4) | 173 (45.6) | 379 (53.2) | |
Total | 323 (45.4) | 389 (54.6) | 712 (100) |
En la Tabla 5 se exponen los porcentajes de estudiantes que se reparten en cuatro franjas de tiempo de conexión en cada sesión, es decir, el tiempo que de forma continuada consume Internet en el día. En general, el 61.9 % utilizan Internet más de dos horas y un 20.9 % más de cuatro horas al día. Además, se observa que el sexo no resultó una variable asociada a este uso diario de Internet (χ2 = 1.36, p = .72). Sin embargo, la edad y el nivel socioeconómico sí se asociaron al uso de Internet a diario. Así, los adolescentes mayores (16-18 años) son los que mayor número de horas utilizan Internet (χ2 = 44.72, p < .001). Respecto al nivel socioeconómico, aunque la asociación resulta significativa (χ2 = 32.33, p < .001), las diferencias son muy pequeñas, y tan solo se observa un mayor porcentaje de uso de internet a diario del nivel social medio frente al grupo de nivel alto.
Menos de una hora | Entre 1 y 2 horas | Entre 2 y 4 horas | Más de 4 horas | ||
---|---|---|---|---|---|
Edad | 12-13 años | 40 (18.6) | 73 (34.0) | 76 (35.3) | 26 (12.1) |
14-15 años | 22 (6.5) | 94 (27.9) | 145 (43.0) | 76 (22.6) | |
16-18 años | 10 (6.3) | 32 (20) | 71 (44.4) | 47 (29.4) | |
Sexo | Chicos | 39 (10.9) | 103 (28.7) | 140 (39.0) | 77 (21.4) |
Chicas | 33 (9.3) | 96 (27.2) | 152 (43.1) | 72 (20.4) | |
Nivel socio-económico | Bajo | 8 (11.9) | 15 (22.4) | 30 (44.8) | 14 (20.9) |
Medio | 19 (7.1) | 62 (23.3) | 120 (45.1) | 65 (24.4) | |
Alto | 45 (11.9) | 122 (32.2) | 142 (37.5) | 70 (18.5) | |
Total | 72 (10.1) | 199 (27.9) | 292 (41.0) | 149 (20.9) |
En general, como indica la Tabla 6, el 78 % de los adolescentes utilizan Internet más de 5 horas a la semana y un 51 % más de 10. No aparecen diferencias en función del sexo con este uso de Internet semanal (χ2 = 1.14, p = .77). Sin embargo, los grupos de edad de 14-15 y 16-18 presentaron mayores porcentajes de usos extremos (más de 10 horas a la semana) que el grupo de los menores (12-13) (χ2 = 37.50, p < .001). Respecto al nivel socioeconómico, la asociación resulta significativa (χ2 = 30.28, p < .001), pero las diferencias son pequeñas, y tan solo se observa un mayor porcentaje de uso de más de 10 horas de Internet semanal en el grupo de nivel social medio frente al grupo de nivel bajo.
Menos de 1 hora | Entre 1 y 5 horas | Entre 5 y 10 horas | Más de 10 horas | ||
---|---|---|---|---|---|
Edad | 12-13 años | 7 (3.3.) | 68 (31.6) | 61 (28.4) | 79 (36.7) |
14-15 años | 4 (1.2) | 52 (15.4) | 93 (27.6) | 188 (55.8) | |
16-18 años | 4 (2.5) | 22 (13.8) | 38 (23.8) | 96 (60.0) | |
Sexo | Chicos | 8 (2.2.) | 66 (18.4) | 98 (27.3) | 187 (52.1) |
Chicas | 7 (2.0) | 76 (21.5) | 94 (26.6) | 176 (49.9) | |
Nivel socioeconómico | Bajo | 6 (9.0) | 18 (26.9) | 14 (20.9) | 29 (43.3) |
Medio | 7 (2.6) | 40 (15.0) | 68 (25.6) | 151 (56.8) | |
Alto | 2 (0.5) | 84 (22.2) | 110 (29.0) | 183 (48.3) | |
Total | 15 (2.1) | 142 (19.9) | 192 (27.0) | 363 (51.0). |
Relación entre posible uso problemático de Internet y tiempo de uso de Internet
Como puede observarse en la Tabla 7, las correlacione fueron significativas.
CERI total | CERI Intrapersonal | Ceri Interpersonal | |
---|---|---|---|
r | R | r | |
Tiempo uso Internet al día |
.33 | .29 | .31 |
Tiempo uso Internet semana |
.28 | .24 | .26 |
*CERI = Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet; r = coeficiente de correlación de Pearson; todas las correlaciones significativas al nivel de p < .01.
En la Tabla 8 se observa que la contribución del bloque de variables sociodemográficas resultó estadísticamente significativa solo en el modelo para el CERI intrapersonal (1 % de varianza total explicada; p < .05). Con la inclusión del tiempo de uso de Internet al día en el segundo bloque, se produjo un aumento de la varianza explicada hasta un 11 %, 9 % y 10 % en el CERI total, Intra e Interpersonal, respectivamente (p < .001). Los resultados revelan que, la puntuación total del CERI se asocia positiva y significativamente con el nivel socioeconómico (sr2 = 0.5 %) y el tiempo de uso (sr2 = 11 %), mientras que el CERI intrapersonal lo hace con nivel socioeconómico (sr2 = 1 %) y tiempo de uso al día (sr2 = 7.8 %) y CERI interpersonal con la edad negativamente (sr2 = 0.6 %) y la frecuencia de uso (sr2 = 10 %).
F (3,711) = 1.48; R2 aj =.002 F (4, 711) = 87.26**; R2aj =.11 |
F (3, 711) = 3.83*; R2 aj =.01 F (4, 711) = 18.68**; R2 aj = .09 |
F (3, 711) = 0.30; R2 aj = .003 F (4, 711) = .20.51**; R2 aj = .10 |
|||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
CERI Total | CERI Intrapersonal | CERI Interpersonal | |||||||
R2 | β | p | R2 | β | р | R2 | β | p | |
Bloque 1 | |||||||||
Sexo |
|
-.04 | .33 |
|
-0.3 | .35 |
|
-.03 | .39 |
Edad | .05 | .18 | .10 | .01 | -.01 | .96 | |||
Nivel socioeconómico | .05 | .17 | .08 | .03 | .02 | .68 | |||
Bloque 2 | |||||||||
Sexo | -.02 | .47 | -.02 | .48 | -.02 | .55 | |||
Edad | -.03 | .35 | .02 | .52 | -.08 | .02 | |||
Nivel socioeconómico | .07 | .04 | .10 | .01 | .04 | .29 | |||
Tiempo uso Internet al día | .34 | .001 | .29 | .001 | .33 | .001 | |||
Cambio F (1,707) = 88.65**, Cambio R2 = .11 |
Cambio F (1, 707) = 62.24**, Cambio R2 = .08 |
Cambio F (1, 707) = 81.00**; Cambio R2 = .10 |
Nota:CERI = Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet; r2- coeficiente de determinación; β - coeficiente beta; p-significación estadística.
*p < .05,
**p < .01.
Discusión
Este trabajo ha examinado la frecuencia de PIU en adolescentes y su relación con variables como el uso de Internet, el sexo, la edad y el nivel socioeconómico.
En primer lugar, los resultados indican que en torno al 15 % de los adolescentes de la muestra de este estudio presentan puntuaciones elevadas en el PIU, mientras que el porcentaje se acerca al 20 % cuando nos centramos en el uso problemático desde una dimensión intrapersonal e interpersonal exclusivamente (ver Tabla 3). Estos datos son consistentes con los estudios previos señalados en la introducción, pero especialmente coincidentes con aquellos que se centran en la prevalencia de uso desadaptativo de Internet, que está en torno al 13 % (Durkee et al., 2016; Golpe, Isorna et al., 2017) y en el riesgo de desarrollar conductas adictivas entre el 21.3 % y el 43.3 % (Estévez, Bayón, de la Cruz y Fernández-Liria, 2009; de la VillaMoral y Suarez, 2016; Rial et al., 2015).
Respecto a la relación del PIU y la edad, sexo y nivel socioeconómico, los datos de este estudio no indicaron diferencias entre los grupos. Tampoco hallamos un mayor uso de Internet en función de un sexo u otro. Además, se comprueba que el hábito de acceder a Internet a diario va incrementándose durante la adolescencia y está plenamente instaurado en los adolescentes, sin existir diferencias importantes entre sexos, probablemente debido a que representa una herramienta de socialización en ambos sexos (Sabater y Bingen, 2015). Estos datos son consistentes con los estudios que indican que no hay diferencias respecto al sexo (Casas, Ruiz-Olivares y Ortega-Ruiz, 2013; Gámez-Guadix, 2014; Gámez-Guadix et al., 2015; Golpe, Isorna et al., 2017; Jackson et al., 2003; Rial, Gómez-Salgado et al., 2015), aunque ya hemos señalado anteriormente que no existe consenso en este sentido.
Respecto a los grupos de edad, hallamos un aumento de la frecuencia de uso de Internet con la edad, sin embargo el PIU se mantiene constante con la edad, por lo que los datos del presente estudio coincidirían con estudios previos que indican que la adolescencia es un período de gran vulnerabilidad de cara al desarrollo de un PIU (Kaltiala-Heino, Lintonen y Rimpelä, 2004; Kandell, 1998; Kuss, van Rooij et al., 2013), pero no está claro si hay un aumento o una estabilización del uso durante la adolescencia (Labrador y Villadangos, 2010; Mihara et al., 2016). En cualquier caso, en este estudio contamos con participantes entre los 12 y los 18 y la comparación abarca un rango limitado en cuanto a la edad.
Respecto al nivel socioeconómico, no hallamos relación con el PIU, pero sí hallamos cierta relación entre el grupo de nivel socioeconómico medio y el mayor uso de Internet. Estos resultados no son consistentes con estudios previos que hallan una asociación positiva (Ak et al. ,2013; Cao et al., 2011) frente a otros que la hallan negativa (Leung y Lee, 2012) entre el nivel de ingresos y el PIU. No obstante, cabe destacar que, si bien existen muy pocos estudios y con resultados controvertidos, un estudio reciente señala la importancia de del papel mediador de la educación de los padres en la relación entre el nivel de ingresos y el PIU (Lai y Kwan, 2017). Dado que en el presente estudio no se ha incluido la medida de la educación de los padres, es complicado establecer comparaciones.
Por último, también se ha constatado que existe una relación entre el uso problemático y la cantidad de horas de uso, ya sea en cantidad de horas totales o en consumo intensivo ininterrumpido, en la línea de otros trabajos (Muñoz-Miralles et al., 2016; Rial et al., 2015).
En cuanto a las limitaciones del estudio, cabe destacar las siguientes: por una parte, encontramos las limitaciones propias de un estudio de tipo transversal, entre las que se encuentra la imposibilidad de establecer relaciones causaefecto claras. Por otro lado, el tamaño muestral es proveniente de una única localidad de la provincia de Alicante, lo cual dificulta la generalización de resultados. También cabe destacar que no se ha podido tener en cuenta el tiempo que utilizan Internet en el centro escolar con fines pedagógicos o formativos a la hora analizar las frecuencias de uso en función de la edad, sexo y nivel socioeconómico. Este es un aspecto de interés que habría sido deseable tener en cuenta.
Resulta necesario continuar desarrollando estudios con mayor amplitud de muestra, de diseño longitudinal, que utilicen otras formas de medida más allá del autoinforme (de observación y métodos cualitativos) y que incluyan más variables descritas en la literatura como factores de riesgo del PIU.
De todo lo expuesto anteriormente se desprende la necesidad de abordar esta cuestión en el medio escolar, ya que tanto en los casos normativos (usos generales) como en los no normativos (usos problemáticos) existen riesgos psicosociales que es preciso reducir o evitar. El presente estudio aporta una aproximación actual al estado de la cuestión en la provincia de Alicante. Cabe incidir en la importancia de realizar intervenciones en este área, dada la relevancia que, como se comentaba al principio, tienen ya el uso de Internet en la vida del adolescente, así como en la de cualquier ciudadano.