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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

versão On-line ISSN 2340-2733versão impressa ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.43 no.144 Madrid Jul./Dez. 2023  Epub 15-Jan-2024

https://dx.doi.org/10.4321/s0211-57352023000200020 

Crítica de Libros

En contra de las guerras

Against wars

Florencio Moneo Martín1 

1Escritor. Psiquiatra. Psicoterapeuta de grupo.

Markez, Iñaki. 2023. Freud y Einstein no van a la guerra. Bilbao: Ediciones Beta, ISBN: 978-84-19227-30-0, 254 páginasp.

En enero de 2023 salió publicado el libro Freud y Einstein no van a la guerra, de Iñaki Markez. En el espacio acotado de 254 páginas, desde una perspectiva psicosocial, el autor entra a analizar en profundidad su tema con una estructura de obra (precedida por el prólogo de Jorge L. Tizón) consistente en seis apartados: “Presentación”, “Las guerras alejan la cultura y la paz”, “Nos rodean violencias con muchas caras”, “Sigmund Freud y Albert Einstein no fueron a la guerra”, “Guerras recientes de hoy”, coda final y una amplia bibliografía de 212 obras referenciadas al final del volumen.

La tesis que defiende el autor bajo el paraguas de los nombres propios de los dos creadores más generosos del siglo xx es la idea de que las guerras alejan la construcción permanente de la cultura y la paz en el gran grupo social de la humanidad.

Markez escribe que “algo no va bien” cuando expone las razones que lo han empujado a escribir el libro. Añade: “La preocupación por las guerras… me ha llevado a este texto que se pretende sea de divulgación y espero aporte un poco de conocimiento con información olvidada o desconocida, y permita la reflexión sobre cuestiones que, a pesar de formar parte de relatos muy mediáticos, están causando enorme dolor y destrucción”. Menciona una frase escrita por Albert Camus: “Fue en la guerra civil española donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”. Señala la falta de consenso a la hora de determinar a qué llamamos violencia (colectiva, social, institucional, de género, juvenil, hacia las personas mayores, económica, etc., etc., etc.). Documenta extensamente tal afirmación partiendo del libro de todos los libros en la cultura judeocristiana: la Biblia.

Hoy, el concepto de violencia es de tipo salud pública. Cita a la Organización Mundial de la Salud, que fijó su significado en su informe sobre salud y violencia de 2002: “El uso deliberado de la fuerza física o de poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”. Atraviesan su relato la violencia colectiva y política, las guerras, el terrorismo, el fenómeno de la globalización de la guerra, para detenerse en los factores explicativos más allá de la violencia individual: genocidios en Armenia, Ruanda, la Solución Final nazi, el terrorismo político, la desorganización del yo en las personas combatientes (en el filme Salvar al soldado Ryan, los soldados llaman a sus madres), las víctimas de la población civil, las víctimas indefensas, niñas, mujeres, ancianas, las violaciones constantes de la Convención de Ginebra sobre los derechos de los prisioneros, el uso de la propaganda gubernamental de exaltación, la privación relativa, la deslegitimación, las movilizaciones masivas de la población, el autoritarismo, la inequidad económica, la agresividad, el odio, el racismo nazi hacia los judíos, gitanos, eslavos, discapacitados, homosexuales, opositores políticos, población urbana (Jemeres Rojos), la imitación de las conductas agresivas propulsadas por algunos medios de comunicación, los videojuegos, la salud pública que defienden muchos gobiernos, que en su conceptualización no la incluyen como un problema fundamental de Salud Pública… Todos ellos producen trastornos emocionales, traumas psíquicos profundos de no fácil curación en las personas y las relaciones entre los colectivos sociales. Al final del segundo capítulo aboga por el necesario desarrollo de una mayor empatía en las relaciones interpersonales –verdadera asignatura pendiente de la humanidad–.

En el capítulo 3, se desarrollan las ideas del autor sobre la biografía de los dos pensadores y actuadores, Freud y Einstein, sobre el desarrollo de los acontecimientos en la realidad. Se detiene en la correspondencia entre ambos y en sus relaciones con las circunstancias de la época que les tocó vivir para ilustrar, a modo de modelos a seguir, el tipo de vida que ejercieron ante los obstáculos casi insalvables que se encontraron. El origen de la correspondencia fue circunstancial. En el año 1931 (fecha de la proclamación de la Segunda República Española), la Comisión Permanente para la Literatura y las Artes de la Liga de las Naciones (precedente de la actual ONU) encargó al Instituto Internacional de Cooperación Intelectual la organización de un intercambio epistolar entre intelectuales representativos sobre temas escogidos para servir a los comunes intereses de la Liga de las Naciones y de la vida intelectual. Einstein fue una de las primeras personas a las que se dirigió el citado Instituto. Este sugirió como interlocutor a Freud. Así fue como en el mes de junio de 1932 el secretario del Instituto invitó a la participación a Freud. La carta de Einstein llegó a sus manos en agosto. Un mes más tarde, Freud ya tenía escrita la respuesta. Freud y Einstein solo se encontraron en una ocasión, a comienzos de 1927 en la casa del hijo pequeño de Freud, y nunca más volverían a verse.

En marzo de 1933 el Instituto publicó, en alemán, francés e inglés, la correspondencia en París. Su publicación fue prohibida en Alemania (cabe recordar que el Partido Nazi ganó las elecciones el 5 de marzo de 1933). Freud ya había publicado un trabajo sobre el tema en 1915, titulado De guerra y muerte. Temas de actualidad (1). Más en concreto, lo aborda en su primer capítulo, “La desilusión provocada por la guerra”. Fue escrito poco después de dar comienzo la Primera Guerra Mundial. No obstante, en ¿Por qué la guerra? (2), Freud toca cuestiones contenidas en sus recientes libros: El porvenir de una ilusión, de 1927 (3), y El malestar en la cultura, de 1930 (4), donde fija los nuevos conceptos de la cultura como proceso y la pulsión de destrucción. Einstein habla sin rodeos: evitar a la humanidad los estragos de la guerra es un asunto de vida o muerte para la civilización, es preciso penetrar en las oscuridades de la voluntad y el sentimiento humanos, aumentar el conocimiento sobre la vida pulsional del hombre, sugerir métodos educativos ajenos a la política, ser inmune a las inclinaciones nacionalistas, crear un cuerpo legislativo y judicial para dirimir los conflictos, y que las naciones respeten sus decisiones y renuncien a su soberanía en aras de la seguridad internacional, tener en cuenta la existencia de factores proguerra, el afán irrefrenable de poder, los intereses mercenarios, económicos, la fabricación y venta de armas, la coerción del miedo, el control de las escuelas y la prensa, el apetito ubicado dentro del hombre por el odio y la destrucción (dice que piensa en las guerras civiles, una premonición de lo que ocurriría en la España de la Segunda República el día 18 de julio tres años después). Freud responde: las dos pulsiones de vida y de muerte, Eros y Tánatos, se encuentran en una relación de aleación, mezcla que deviene en la modificación de sus metas o en condición indispensable para alcanzarla. Considera una ilusión el objetivo de hacer desaparecer la agresión de la humanidad. Los vínculos y las identificaciones son señalados como importantes factores influyentes. Concluye: “Todo lo que promueva el desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra”.

En el capítulo 4, el autor analiza la guerra de los Balcanes, las de Oriente Medio y la de Ucrania, tan actual. Se centra sobre todo en una de las superpotencias –Estados Unidos–, acompañando sus razonamientos con abundancia de documentación e interpretación política, sin dejar de lado las otras: Rusia, China, Reino Unido, Francia y los países emergentes –por ejemplo, India o Brasil–.

Deja para el final la coda. Cita a Milan Kundera, que dejó escrita esta idea: “Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen sus libros, su cultura, su historia”.

Muy recomendable la lectura de este ensayo de Iñaki Markez en el momento proceloso actual histórico que vivimos en vivo y en directo.

Bibliografía

1 Freud S. De guerra y muerte. Temas de actualidad y otros textos. Buenos Aires: Amorrortu, 2017. [ Links ]

2 Freud S. ¿Por qué la guerra? Obras Completas. Tomo XXII. Buenos Aires: Amorrortu editores, 1986; pp. 179-198. [ Links ]

3 Freud S. El porvenir de una ilusión. Buenos Aires: Amorrortu, 2016. [ Links ]

4 Freud S. El malestar en la cultura. Madrid: Alianza Editorial, 2010. [ Links ]

Correspondencia: florenmoneo3@gmail.com

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