Introducción
El comportamiento sexual es la forma en que los seres humanos experimentan y expresan su sexualidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que la sexualidad se representa a través de las demostraciones de tipo afectivo y físico entre personas, reconociendo que las expresiones sexuales son posibles de aprenderse, perfeccionarse y mantenerse a lo largo de la vida en forma sana y reproductiva.1
La conducta o comportamiento sexual se define como cualquier contacto físico entre personas con la finalidad de generar excitación sexual con o sin orgasmo. Incluye demostraciones como abrazos, caricias, besos, masturbación, sexo oral, vaginal, anal, sexo por teléfono, sexo virtual, entre otras.2,3 Una conducta sexual de riesgo se define como toda situación en donde una o más personas tienen la posibilidad de ocasionar daño a su salud o a la de quienes le rodean. Estas conductas son parte de los principales riesgos de contagio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en adolescentes y jóvenes, representando un problema de salud pública mundial.4-6
Durante la adolescencia existe una alta vulnerabilidad en términos de salud sexual y reproductiva, destacando los riesgos de las relaciones sexuales no protegidas, la educación sexual con escasa visión integral y la falta de cultura de prevención en derechos de salud sexual.7,8 Este grupo etario va desde los 10 a 19 años clasificándose como adolescencia temprana (10 a 14 años), adolescencia media (15 a 16 años) y adolescencia tardía (17 a 19 años). 2,9 Siendo este último grupo el menos estudiado en la literatura y el que coincide con la edad de ingreso a la educación universitaria, que es considerada una etapa de transición a la adultez confluyendo procesos de maduración física, psicológica y social que reiteradamente conllevan a patrones de conducta desadaptativos que pueden llevar al desarrollo de conductas sexuales de riesgo como: aumento de parejas sexuales, no uso de preservativos, relaciones sexuales bajo el efecto de alcohol o sustancias psicoactivas, y deficiencias en el conocimiento de su sexualidad.10,11
En Chile, los profesionales de enfermería cumplen un rol fundamental en la promoción de la salud y prevención de las enfermedades sexuales en población adolescente, liderando programas en derechos sexuales y reproductivos.12 Pero, con el paso de los años, se han centrado principalmente en adolescentes de 10 a 17 años,13 dejando de lado al adolescente tardío universitario por considerarse mayor de edad, siendo poca la información existente de este grupo etario en cuanto a sus conductas sexuales. Por lo tanto, aún existe escasa evidencia sobre las conductas sexuales en adolescentes universitarios, a pesar de ser considerados de alto riesgo de vulnerabilidad. Es por este motivo que el objetivo de esta investigación fue analizar las conductas sexuales según sexo y nivel socioeconómico en universitarios de una universidad pública de Chile.
Metodología
Se realizó un estudio cuantitativo, observacional analítico de corte transversal. La población fue de 236 estudiantes de primer año matriculados en las carreras de Ciencias de la Salud en el año 2019 en una universidad pública de Chile. Se utilizó muestreo no probabilístico por voluntariado, obteniendo una muestra de 94 sujetos que cumplieron con los criterios de inclusión: estudiantes entre los 18 y 19 años con inicio de actividad sexual de manera voluntaria.
Para la recolección de datos se aplicó cuestionario descriptivo de antecedentes sociodemográficos y conductas sexuales elaborado por los autores. Este fue validado de forma inicial por juicio de expertos de 12 profesionales con más de 10 años de experiencia, quienes obtuvieron un coeficiente de competencia >0,8. Posteriormente, se verificó la aplicabilidad a través de prueba piloto con 30 sujetos con las mismas características pertenecientes a otra universidad, durante este proceso no se observaron dificultades en la respuesta del cuestionario.
Para verificar la consistencia interna del cuestionario de conductas sexuales se utilizó la prueba estadística Kuderd Richardson 20 (KR-20=0,8), la cual mostró una consistencia elevada del instrumento.
El procesamiento de datos se realizó utilizando el paquete estadístico para las ciencias sociales SPSS (IBM SPSS Statistics, versión 25). El análisis de estadística descriptiva se realizó a través de medidas de tendencia central, tablas de frecuencia y porcentajes. Para determinar diferencias entre variables, debido a que se obtuvo una distribución no paramétrica, en variables cualitativas se aplicó Chi cuadrado y en variables cuantitativas exacto de Fisher (p< 0,05).
Esta investigación se basó en los principios de la Declaración de Helsinki14 y contó con la aprobación del Comité de Bioética y Bioseguridad de la Universidad del Bío-Bío, Oficio N°116/2019.
Resultados
El grupo de estudio estuvo conformado por el sexo femenino en un 85% (n=80), de las cuales el 62,5% tenía 18 años. Respecto al NSE el 92,6% de los adolescentes pertenecía a la Clasificación media/baja/vulnerable/pobre, el 84% vive con un familiar durante sus estudios universitarios, el 75,5% se considera de religión cristina y el mayor porcentaje pertenecía a la Carrera de Enfermería (37,2%) (Tabla 1).
Sexo | |||||
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Masculino | Femenino | Total (n=94) | |||
Edad | 18 años | 6 (42,9%) | 50 (62,5%) | 56 (59,6%) | |
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19 años | 8 (57,1%) | 30 (37,5%) | 38 (40,4%) | ||
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NSEa | Alta/acomodada/emergenteb | 0 (0%) | 7 (8,8%) | 7 (7,4%) | |
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Media/baja/vulnerable/pobrec | 14 (100,0%) | 73 (91,3%) | 87 (92,6%) | ||
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Vive con | Familiar | 11 (78,6%) | 68 (85,0%) | 79 (84,0%) | |
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Solo (a) | 3 (21,4%) | 12 (15,0%) | 15 (16,0%) | ||
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Religión o creencia | Cristiana | 9 (64,3%) | 62 (77,5%) | 71 (75,5%) | |
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Otras o ninguna | 5 (35,7%) | 18 (22,5%) | 23 (24,5%) | ||
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Carrera de estudio | Ingeniería en Alimentos | 2 (14,3%) | 7 (8,7%) | 9 (9,6%) | |
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Enfermería | 4 (28,6%) | 31 (38,8%) | 35 (37,2%) | ||
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Nutrición y dietética | 6 (42,8%) | 23 (28,8%) | 29 (30,9%) | ||
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Fonoaudiología | 2 (14,3%) | 19 (23,7%) | 21 (22,3%) |
aClasificación del nivel socioeconómico según ingreso mensual promedio del hogar.
bClasificación socioeconómica que comprende un ingreso mensual al hogar entre $4.386.000 a $1.374.000 pesos chilenos.
cClasificación socioeconómica que comprende un ingreso mensual al hogar entre $1.374.000 a $158.000 pesos chilenos.
Un 69,1% de los adolescentes iniciaron actividades sexuales cuando tenían 16 o más años. A su vez, el 81,9% utilizó preservativo en su primera relación sexual y el 67% ha utilizado preservativo en los últimos 12 meses. No se encontraron diferencias significativas entre sexos en estas variables (Tabla 2).
Sexo | |||||
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Masculino | Femenino | Total (n=94) | p-valor | ||
Edad de Inicio Sexual | ≤ 15 años | 5 (35,7%) | 24 (30,0%) | 29 (30,9%) | 0,669a |
| |||||
≥ 16años | 9 (64,3%) | 56 (70,0%) | 65 (69,1%) | ||
| |||||
Uso de preservativo en la primera actividad sexual | Sí | 11 (78,6%) | 66 (82,5%) | 77 (81,9%) | 0,725a |
| |||||
No | 3 (21,4%) | 14 (17,5%) | 17 (18,1%) | ||
| |||||
Uso de preservativo en los últimos 12 meses | Sí | 12 (85,7%) | 51 (63,8%) | 63 (67,0%) | 0,107a |
| |||||
No | 2 (14,3%) | 29 (36,3%) | 31 (33,0%) | ||
| |||||
Número de parejas sexuales en los últimos 12 meses | 1 pareja sexual | 8 (57,1%) | 70 (87,5%) | 78 (83,0%) | 0,005a |
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2 o más parejas sexuales | 6 (42,9%) | 10 (12,5%) | 16 (17,0%) | ||
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Número de parejas sexuales en un solo día, en los últimos 12 meses | 1 pareja sexual | 11 (78,6%) | 79 (98,8%) | 90 (95,7%) | 0,001b |
| |||||
2 o más parejas sexuales | 3 (21,4%) | 1 (1,3%) | 4 (4,3%) | ||
| |||||
Uso de Internet o redes sociales para encuentros sexuales ocasionales. | Sí | 4 (28,6%) | 3 (3,8%) | 7 (7,4%) | 0,001b |
| |||||
No | 10 (71,4%) | 77 (96,3%) | 87 (92,6%) | ||
| |||||
Consumo de alcohol previo a las actividades sexuales | Sí | - | 2 (2,5%) | 2 (2,1%) | 0,550b |
| |||||
No | 14 (100,0%) | 78 (97,5%) | 92 (97,9%) | ||
| |||||
Actividades sexuales bajo los efectos del alcohol | Sí | 9 (64,3%) | 20 (25,0%) | 29 (30,9%) | 0,003a |
| |||||
No | 5 (35,7%) | 60 (75,0%) | 65 (69,1%) | ||
| |||||
Consumo de drogas previo a las actividades sexuales | Sí | 1 (7,1%) | 2 (2,5%) | 3 (3,2%) | 0,362b |
| |||||
No | 13 (92,9%) | 78 (97,5%) | 91 (96,8%) | ||
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Actividades sexuales bajo los efectos de alguna droga | Sí | 6 (42,9%) | 16 (20,0%) | 22 (23,4%) | 0,062a |
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No | 8 (57,1%) | 64 (80,0%) | 72 (76,6%) |
aChi Cuadrado.
bExacto de Fisher.
Para la variable número de parejas sexuales en los últimos 12 meses, se observó que el sexo masculino refirió haber tenido dos o más parejas sexuales (42,9%). Al hacer un análisis comparativo según el sexo, se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre sexo masculino y femenino (p=0,005). Respecto al número de parejas sexuales en un solo día en los últimos 12 meses, cabe destacar que el 21,4% del sexo masculino refirió haber tenido 2 o más parejas, encontrando diferencias estadísticamente significativas entre ambos sexos (p=0,001) (Tabla 2).
Al analizar el uso de internet o redes sociales para encuentros sexuales ocasionales, se observó que el 28,6% del sexo masculino refirió haber utilizado alguna de estas alternativas, encontrando diferencias estadísticamente significativas entre ambos sexos (p=0,001) (Tabla 2).
Para la variable consumo de alcohol previo a las actividades sexuales el 97,9% de los adolescentes refieren no haber consumido; sin embargo, el 64,3% del sexo masculino refirió haber mantenido actividades sexuales bajo efectos del alcohol, encontrando diferencias estadísticamente significativas entre sexos (p=0,003). En relación con el consumo de drogas previo a las actividades sexuales, el 96,8% de los adolescentes refieren no consumirlas; no obstante, el 42,9% del sexo masculino y el 20% del sexo femenino refieren haber tenido actividades sexuales bajo los efectos de alguna droga (Tabla 2).
Respecto a las conductas sexuales según NSE, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (Tabla 3).
NSEa | |||||
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Alta/acomodada /emergenteb | Media/baja/ vulnerable/pobrec | Total | p-valor | ||
Edad de Inicio Sexual | ≤ 15 años | 3 (42,9%) | 26 (29,9%) | 29 (30,9%) | 0,672d |
| |||||
≥ 16años | 4 (57,1%) | 61 (70,1%) | 65 (69,1%) | ||
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Uso de preservativo en la primera actividad sexual | Sí | 5 (71,4%) | 72 (82,8%) | 77 (81,9%) | 0,454e |
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No | 2 (28,6%) | 15 (17,2%) | 17 (18,1%) | ||
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Uso de preservativo en los últimos 12 meses | Sí | 4 (57,1%) | 59 (67,8%) | 63 (67,0%) | 0,681d |
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No | 3 (42,9%) | 28 (32,2%) | 31 (33,0%) | ||
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Número de parejas sexuales en los últimos 12 meses | 1 pareja sexual | 7 (100,0%) | 71 (81,6%) | 78 (83,0%) | 0,213e |
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2 o más parejas sexuales | - | 16 (18,4%) | 16 (17,0%) | ||
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Número de parejas sexuales en un solo día, en los últimos 12 meses | 1 pareja sexual | 7 (100,0%) | 83 (95,4%) | 90 (95,7%) | 1,000d |
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2 o más parejas sexuales | - | 4 (4,6%) | 4 (4,3%) | ||
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Uso de Internet o redes sociales para encuentros sexuales ocasionales. | Sí | 1 (14,3%) | 6 (6,9%) | 7 (7,4%) | 0,474e |
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No | 6 (85,7%) | 81 (93,1%) | 87 (92,6%) | ||
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Consumo de alcohol previo a las actividades sexuales | Sí | - | 2 (2,3%) | 2 (2,1%) | 1,000d |
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No | 7 (100,0%) | 85 (97,7%) | 92 (97,9%) | ||
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Actividades sexuales bajo los efectos del alcohol | Sí | 3 (42,9%) | 26 (29,9%) | 29 (30,9%) | 0,672d |
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No | 4 (57,1%) | 61 (70,1%) | 65 (69,1%) | ||
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Consumo de drogas previo a las actividades sexuales | Sí | 1 (14,3%) | 2 (2,3%) | 3 (3,2%) | 0,209d |
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No | 6 (85,7%) | 85 (97,7%) | 91 (96,8%) | ||
| |||||
Actividades sexuales bajo los efectos de alguna droga | Sí | 3 (42,9%) | 19 (21,8%) | 22 (23,4%) | 0,206e |
| |||||
No | 4 (57,1%) | 68 (78,2%) | 72 (76,6%) |
aClasificación del nivel socioeconómico según ingreso mensual promedio del hogar.
bClasificación socioeconómica que comprende un ingreso mensual al hogar entre $4.386.000 a $1.374.000 pesos chilenos.
cClasificación socioeconómica que comprende un ingreso mensual al hogar entre $1.374.000 a $158.000 pesos chilenos.
dExacto de Fisher.
eChi Cuadrado.
Discusión
El sexo predominante y el nivel socioeconómico de los participantes de la investigación coincidió con otros estudios basados en conductas sexuales de adolescentes.5,15-19 Por otro lado, gran parte de la muestra de la investigación vivía con algún familiar, lo cual desde la perspectiva del apoyo económico y emocional del adolescente puede ser considerado como un factor protector para prevenir las conductas sexuales de riesgo.20-22 Asimismo, la carencia de cuidado parental fomenta el comportamiento sexual inseguro y aumenta el consumo de alcohol y drogas, generando adolescentes vulnerables en materia de salud sexual y reproductiva.23
Cabe considerar que, en diversos estudios que evalúan la salud sexual y reproductiva de adolescentes en Latinoamérica, la población evaluada han sido estudiantes del área de la salud, lo que podría ser motivo de una investigación sesgada por la respuesta; no obstante, no se ha comprobado que esta particularidad pudiese influir en las conductas de riesgo de los adolescentes.24,25
Al considerar la edad promedio de inicio sexual, esta investigación coincide con las estadísticas chilenas de la encuesta INJUV 2018.13 De acuerdo a la literatura disponible se puede inferir que mientras más temprano es el inicio sexual, mayor será el número de parejas sexuales durante la adolescencia.26 Ahora bien, en relación con la situación sentimental de los adolescentes en los últimos 12 meses, la mayoría refirió permanecer con una pareja estable; similar situación se encontró en estudios realizados en Cataluña, Colombia y Chile.13,27
Este estudio encontró que el sexo masculino presentaba mayor número de parejas sexuales. Este resultado concuerda con estudios que afirman que el sexo masculino presenta una mayor predisposición para mantener relaciones sexuales con desconocidos y serían más propensos a realizar prácticas riesgosas.13,28,29 Se puede inferir que la cantidad de parejas sexuales puede verse aumentada producto de la necesidad de los adolescentes de buscar y experimentar placer, aumentando así el número de parejas sexuales en el tiempo.30 En concordancia, en este estudio el sexo masculino manifestó haber tenido más de una pareja sexual en un solo día, asumiendo la conducta de riesgo ante posibles infecciones de transmisión sexual.31 No obstante, en una investigación mexicana se encontraron resultados diferentes, siendo el sexo femenino quienes mostraron tener un mayor número de parejas sexuales, justificando una interacción más erótico-sexual por el medio social que viven, y con ello, un aumento de la permisividad sexual, lo que incentiva el riesgo de aumentar el número de encuentros sexuales.32
En la actualidad, el uso de internet y redes sociales se ha tornado una herramienta de comunicación común, donde se facilita la exposición a diversos riesgos; ello gracias a la facilidad para mentir, engañar o superponer diversas personalidades.33 En Chile, un estudio encontró que el 40% del sexo masculino y el 23% del sexo femenino refieren el uso de las redes sociales y del internet como una de las principales herramientas para conocer y contactar parejas.15 Situación similar fue encontrada en esta investigación, siendo el sexo masculino quienes mostraron un mayor uso de estos medios para encuentros sexuales.
Ahora bien, países desarrollados como España han mostrado una mayor tasa de uso de las redes sociales con fines sexuales en ambos sexos, lo que se debe principalmente a que, a mayor desarrollo económico, cultural y social de un país, mayor es el acceso a las redes cibernéticas; por lo tanto, se observa un mayor número de conductas de riesgo.34-36 En otro estudio español, se indicó que las plataformas más utilizadas con estos fines fueron "Grindr", "Tinder" y "Scruff", y que la proporción de uso de estas fue mayor en el sexo masculino que en el femenino.37 En esta investigación un gran porcentaje de estudiantes señaló haber mantenido relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol. Esta situación es preocupante, porque el consumo de alcohol en los adolescentes conlleva a repercusiones en la calidad de vida y consecuencias físicas, psicológicas y sociales negativas a corto y largo plazo.38 Estudios similares en Veracruz y en Europa señalaron asociación entre las conductas sexuales de riesgo y el consumo de alcohol, lo que podría favorecer el encuentro casual o irresponsable del acto sexual multiplicando las probabilidades de tener relaciones sexuales sin preservativo y aumentar la incapacidad de practicar sexo seguro.39,40
En relación con las conductas sexuales según el NSE, este es uno de los primeros estudios que incorpora este análisis en Chile. Tanto en México, Guatemala y población latina en Estados Unidos se puede apreciar que a mayor NSE mayor es el conocimiento sobre conductas sexuales riesgosas; sin embargo, al igual que en nuestros resultados, no existe diferencia estadísticamente significativa en las variables de acuerdo con el NSE. Por lo anterior, podemos inferir que las conductas sexuales riesgosas se presentan en los adolescentes independiente del NSE al cual pertenecen. 41,42
Conclusión
Esta investigación concluye que las conductas sexuales de riesgo fomentadas por uso de redes sociales y con consumo de alcohol y drogas predominaron en el sexo masculino. A su vez, se descarta que el nivel socioeconómico pueda ser una variable condicionante de conductas sexuales de riesgo en los estudiantes universitarios.
Finalmente, es necesario comprender que las conductas sexuales riesgosas implican daños en la salud de los adolescentes, pudiendo impactar su vida a futuro o incluso tener consecuencias graves en la adultez; por lo cual, dentro de los desafíos que se vislumbran a partir de este estudio, se encuentra fortalecer las políticas públicas en sexualidad segura y responsable, potenciando los programas de educación sexual desde los primeros años de escolaridad y continuarlos durante los estudios universitarios.