Objetivo:

Conocer los resultados de las últimas publicaciones sobre sarcopenia en el anciano y el uso de complementos proteicos para su tratamiento y/o prevención.

Metodología:

Revisión sistemática sobre el uso de complementos proteicos en el tratamiento y prevención de la sarcopenia. La búsqueda se realizó en MEDLINE, Science Direct, SciELO, TRIP database y Dialnet. Se acotó al periodo 2011-2016. Se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados y para valorar su calidad metodológica se usó la escala PEDro, seleccionando aquellos que tenían una puntuación igual o superior a 6.

Resultados:

El modo de aportar las proteínas en los 13 artículos revisados es muy variable. Estas se pueden dar diariamente, en 2-3 tomas, tras el ejercicio físico, generalmente de resistencia, con una frecuencia de 3-5 sesiones/semana. Las proteínas se suelen dar en forma de carne roja, queso, suero de leche o en estado puro, en cantidades que oscilan entre 20 y 45 g/día. Los aminoácidos esenciales rondan los 9 g/día y la leucina oscila entre 4 y 9 g/día. La suplementación con β-hidroxi-β-metilbutirato se encuentra entre 1,5-3,0 g/día. Estos aportes produjeron en general un aumento de la masa y la fuerza muscular, así como un incremento de la síntesis de proteínas musculoesqueléticas y del tamaño de la fibra muscular en el anciano.

Conclusiones:

En el enfoque terapéutico del síndrome de sarcopenia es fundamental la incorporación de proteínas de alto valor biológico a la dieta, que, junto al ejercicio de resistencia, van a tener un efecto sinérgico sobre el tejido muscular.

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