La pandemia de COVID-19 pone en peligro la salud integral de una persona afectada directa o indirectamente por ella. Por eso, destaca, en los momentos actuales, la importancia de los primeros auxilios psicológicos, como la ayuda breve e inmediata a la persona con el fin de reestablecer su estabilidad emocional, social, física y conductual. Estas intervenciones iniciales suelen ser cortas y puntuales, por lo que su manejo debe ser prioridad del profesional que tiene el primer contacto con el paciente o la víctima, independientemente del tipo de formación que posea [1]. Ahí radica la importancia de que todos los profesionales de la salud, sean personal médico, de enfermería, odontología, psicología, etc., sean capaces de brindar primeros auxilios psicológicos de una manera efectiva.
Tradicionalmente, se han delegado estas funciones al profesional de psicología o salud mental, el mismo que puede, en la mayoría de las ocasiones, no estar presente durante la detección inicial de la crisis. Basado en esta necesidad, es imprescindible educar, formar y capacitar en las universidades sobre estos temas; incluso muchos autores sostienen que la población, en general, debe tener conocimiento sobre herramientas de ayuda [1]. La inclusión de primeros auxilios psicológicos en el plan de estudios de pregrado y posgrado de las carreras de salud debe ser algo que hay que tener en cuenta de hoy en adelante en los nuevos modelos educativos. La formación universitaria debe contener una perspectiva humana y social donde sea prioridad la atención centrada en el paciente, con un enfoque integral y personalizado no sólo de su salud física, sino también de la mental y emocional [3].
Sólo mediante una visión docente que englobe el total de los problemas y desencadenantes del deterioro psicológico y emocional se puede adquirir una conciencia de cambio y ayuda que no se dedique sólo a curar la enfermedad, sino también a promover una salud integral [4]. Esto solo se puede lograr con bases sólidas adquiridas durante los años de formación profesional, la autoeducación y la actualización constante en temas de emergencias psicológicas por parte de las instituciones de educación superior.
La enseñanza de la medicina está en constante evolución y se adapta a las necesidades surgidas en cada época [5]. Habiendo dejado en evidencia el requerimiento de vigilar la salud mental de los pacientes en tiempos de pandemia, algunas estrategias que podrían usar los profesionales en formación o los graduados que requieran fortalecer sus conocimientos son:
- Programas de actualización en primeros auxilios psicológicos.
- Seminarios sobre temática de actuación en emergencias psicológicas.
- Cursos y talleres impartidos por personal cualificado: psicólogos, psiquiatras, emergenciólogos, paramédicos, etc.
- Observación y análisis de casos clínicos reales.
- Revisión de las guías clínicas establecidas.
En resumen, los primeros auxilios psicológicos son una herramienta importante de emergencias que permite abarcar, de una manera integral, la salud mental del paciente y deben brindarse por el primer profesional sanitario que tenga contacto con la persona afectada. En este contexto, es significativa la formación del tema desde el pregrado en todas carreras relacionadas con la salud, a la vez que esos conocimientos se refuercen en los programas de especialidad y posgrado por medio de la educación continua. Se deben crear y establecer contenidos universitarios que contemplen lineamientos claros sobre intervención en factores psicosociales surgidos en el contexto de una pandemia. La enseñanza de primeros auxilios psicológicos es algo que debe implementarse y continuarse de aquí a futuro, debido a que, una vez terminada la pandemia de COVID-19, seguirán existiendo situaciones de emergencia, desastres y crisis que deberán ser abordadas de la misma manera.